Hacía mucho tiempo que no veía a mi amiga y fui a visitarla.

El diálogo se inicié normalmente sobre la época, el tránsito y la familia: su mamá, enferma desde hace algún tiempo, su esposo y sus hijas. Al mencionar a una de ellas, 'mi amiga enmudeció y sus ojos se arrasaron de lagrimas.

- Qué ¿ le pasa algo? - Pregunté.

Después de algún titubeo y con voz entrecortada contestó:

- ¿No sabes? Hace algunos meses dejó la casa y se fue a vivir sola.

- Sí, así como suena, sola.

- ¿Qué razón te dio?

- Que quería sentirse responsable de sus actos, auto suficiente, ya no quería vivir como hija de familia sujeta a las disposiciones de sus padres que organizaban su vida conforme a su criterio y sus costumbres tradicionales: "haz esto", "no hagas lo otro", lo cual ocasionaba tirantez en las relaciones familiares; que nosotros, sus padres, no queríamos comprender que ya era mayor de edad, profesional y por lo tanto necesitaba cierta libertad de acción.

- Por lo tanto, huyó del hogar.

- No, no fue huida, porque no lo hizo a escondidas. Con toda franqueza nos dio sus puntos de vista, alquiló un departamento y se mudo. Ha ido comprando sus muebles, y lo tiene arreglado con gusto, es decir, a su gusto. Te repito que no fue huida, más bien fue separación del hogar.

- ¿Y tú?

- He sufrido mucho. ¿ Por qué lo hizo? Siento que la he perdido y me duele.

- Y tu esposo, ¿ cómo reaccionó?

- Al principio se puso furioso, después sentimental; lo he visto llorar, ahora simula indiferencia.

Ella nos viene a ver, nos asegura que nos quiere.

Ayer nada menos me preguntó por teléfono:

- Mamá: ¿ Qué quieres que te regale? Su pregunta me disgustó. ¿ Regalo el día de la madre? No, no lo quiero. ¿ Verdad que tengo razón en rechazarlo? Ya que sabes lo que nos pasa quiero oír tu consejo. ¿Qué debo hacer?

- Dar un consejo es muy difícil. Nos exponemos a juzgar a las personas por lo que vemos o sabemos de ellas. Hay muchas causas que influyen para actuar en determinada forma. Más que consejo, me gustaría ayudarte a reflexionar:

- ¿Cómo sientes que es tu hogar? ¿Es el lugar donde vive una familia, comunidad de amor? ¿Dónde la lucha diaria por la vida, las dificultades que se presentan no perturban la paz y la armonía entre las personas, en donde el diálogo se puede entablar entre ustedes y sus hijos, con comprensión mutua?

Es natural que sientas que algo se ha roto, se llama desintegración familiar. Pero... yo aceptaría el regalo. De parte de tu hija significaría cariño, cariño para ti aunque no viva contigo. Yo no cortaría ese lazo que ella tiende entre las dos, porque en el fondo te necesita. Créeme, por auto suficiente que se quiera sentir, sigue necesitando de sus padres y los buscará cuando sienta esa necesidad y debe saber que siempre los encontrara.

Me despedí, no sabía que más decir. Pero me preocupó pensar si esto estaría sucediendo con alguna frecuencia.

Pregunté a mis compañeras en el Comité:

- ¿Sabían de alguna hija, joven o adulta, que se separara de su hogar para ir a vivir sola?

Llovieron los casos, muchos, y muchos más.

Analizamos las causas, internas de la propia persona y externas de su medio ambiente, que influyeron en ellas, y encontramos:

- Determinaciones comprensibles, por facilidad para el estudio o el trabajo, sin que existieran problemas familiares.

- En la mayoría, consideran la separación física, no moral.

- Anhelo de libertad.

- En algunos casos, por el temperamento nervioso y bilioso del papá o por a madre demasiado dominante.

- Otras, por razones sociales, deseo de invitar a sus amistades, con lo que ocasionarían molestias a sus padres.

Hay el caso de una muchacha que teniendo todas las comodidades en su hogar prefiere convivir con las personas del pueblo, pues piensa que la realidad del ambiente social de su familia no va de acuerdo con la fe que profesan.

- Otra más, no encuentran valores en su hogar, y quiere dar testimonio de pobreza, por amor a la justicia.

- Hay un caso de conveniencia: los padres están divorciados y los hijos abandonan a la madre por so- horno del padre.

- Otros padres divorciados; la bija no quiere vivir ni con uno ni con el otro, aunque quiere a los dos.

- Una más: los padres viven en doble adulterio.

- La hija se avergüenza de ellos y vive sola.

- Y otros casos, otras razones, otras causas. En resumen, el hecho se está repitiendo con más frecuencia de lo que se pudiera imaginan

A nosotras nos interesa porque atañe a la familia.

Debemos buscar orientaciones al respecto que puedan normar nuestro criterio, porque ¿dónde está la justicia en estas situaciones?

Si por su frecuencia se pueden considerar como signo de los tiempos, nos conviene reflexionar:
 
 

Tú, ¿Conoces algún caso en estas circunstancias? ¿Cuál crees que pudo haber sido la causa? ¿ Qué efectos produce en la vida familiar? Si los hijos solteros no viven en la casa paterna,

"Hijos obedezcan a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo... Padres no exasperéis a vuestros hijos..."

Esta obediencia en el Señor ¿ a qué y hasta qué punto obliga a los hijos?

¿ Cuándo los padres pueden exasperar a los hijos?

El Concilio Vaticano II, en su mensaje a los jóvenes les dice'.

"Sois vosotros los que vais a recibir la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia, Sois vosotros los que recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de vuestros padres y de vuestros maestros, vais a formar la sociedad del mañana, os salvaréis o pereceréis con ella".

¿ De qué antorcha se trata?

¿Qué puede ser lo mejor de ejemplo y enseñanzas de los padres?

El mismo Concilio dice a la mujer: "Vosotras las mujeres tenéis siempre como misión la guarda del hogar..."

¿Cómo cumplirla, cuando éste se dispersa?

A la madre del relato, ¿ qué le aconsejarías que respondiera a su hija que le pregunta: Mamá, ¿qué quieres que te regale?