Tengo el Deber de Realizar aquí el Reino de Dios.

SOY MUJER: Tengo derecho a proyectarme como persona dotada de memoria, inteligencia, voluntad y sentimiento en el APOSTOLADO.

Las mujeres y los varones de hoy, vivimos en un mundo complicado por la diversidad de actividades a las que debemos dar cumplimiento y que son de todo orden: Sociales; económicas, políticas, culturales,... y por ello nos afanamos; sin embargo tenemos una actividad más que cumplir, que está íntimamente ligada a nuestra gran dignidad de hijos de Dios, a nuestro compromiso bautismal: nos referimos a la misión apostólica, que es la misma del apóstol, que quiere decir enviado, el que lleva la Buena Nueva, el anuncio, el mensaje del advenimiento del Reino de Dios sobre la tierra.

• ¿Qué tengo que ver yo con ese mensaje? Mi vida es demasiado complicada para que me quede tiempo para predicar. ¿Acaso quieren que haga yo lo que les toca al señor obispo, al párroco y a los sacerdotes? Definitivamente, yo no tengo vela en ese entierro.

Cuántos de nosotros pensamos así y cuántos lo demostramos con nuestra vida.

Todo cristiano debe saber y considerar como verdad fundamental que Dios llama a todos los hombres a la participación de su propia vida.

¿Cómo? A través de Cristo, en del que Persona el designio divino se realizó plenamente.

¿ Dónde? En la Santa Iglesia. "Pero Dios estableció

convocar a cuantos creen en Cristo, en la Santa Iglesia

"Todos los hombres están llamados a esta unión con Cristo, Luz del mundo, de Quien procedemos, por Quien vivimos y hacia Quien caminamos" (L. G.).

"Fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente sin conexión alguna da uno con otro, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente": es la IGLESIA, PUEBLO DE DIOS.

¿Quiénes somos los que formamos esa iglesia, ese pueblo de Dios?

Todos los que creyendo en Cristo hemos sido bautizados. "Cristo Señor, Pontífice, tomando de entre los hombres (ef. Hebr. 5, 1-5), de su nuevo pueblo hizo... un reino y sacerdotes para Dios Su Padre" (Apoc. 1-6 ef. 5, 9-10). El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente, ambos participan a su manera del sacerdocio de Cristo.

Los fieles incorporados a la Iglesia por el bautismo, elevados a la categoría de hijos de Dios, quedan obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia.

Por el sacramento de la Confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo, y con ella quedan obligados más estrechamente a difundir y a defender la fe, como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras. ¿Cómo podemos, los integrantes de este pueblo de Dios, perseverar en nuestra fe y cumplir nuestro apostolado?

El Hijo de Dios "a sus hermanos congregados de entre los pueblos, los constituyó místicamente Su Cuerpo, comunicándoles Su Espiritu’7. Este Cuerpo vive por la vida de Cristo, que se comunica por los SACRAMENTOS.

Y del mismo modo que todos los miembros del cuerpo, aun siendo muchos, forman, no obstante, un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo.

La cabeza de ese cuerpo es Cristo. El es la imagen del Dios invisible y en El fueron creadas todas las cosas. "Es necesario que todos los miembros se hagan conforme a El, hasta el extremo de que Cristo quede formado en ellos" (Gal. 4-19) para que digamos con San Pablo: "Yo ya no vivo, sino es Cristo quien vive en mi". Esto supone una continua conversión personal y una generosa y constante ayuda para la salvación, de modo que lleguemos todos a la estatura del hombre perfecto y realicemos el ininterrumpido crecimiento de la Iglesia.

¿Cuáles son las características de esa Iglesia, pueblo de Dios, que formamos, y que junto con la jerarqu5a es responsable de la difusión del mensaje de Cristo?

Tiene como rector a Cristo, que "fue entregado por nuestros pecados y resucitado por nuestra salvación".

Como ley, la suprema de la caridad.

Como ‘misión, la misión general apostólica de la Iglesia, que es EVANGELIZAR. SANTIFICAR y formar cristianamente la conciencia a fin de imbuir del espíritu del EVANGELIO las diversas comunidades y ambientes; extender el reino de Dios que fue constituido por Cristo:

"Comunión de vida, caridad y verdad" e instrumento de redención universal, enviado a todo el universo para ser luz del mundo y sal de la tierra.

Los obispos mexicanos afirman que en vista de las condiciones actuales del mundo en que vivimos, hoy, más que nunca, se reclama el apostolado de los laicos, que somos todos los cristianos que permaneciendo inmersos en el mundo e incorporados a Cristo por el bautismo, formamos el pueblo de Dios y participamos de la misión sacerdotal, profética y real de su fundador, que es Cristo.

Para que los laicos podamos ser corresponsables con la jerarquía en esta hora decisiva del mundo, es necesaria una sólida evangelización que fundamente una fe consciente y adulta, la formación de militantes que gocen de una verdadera preparación para la acción y tengan una actitud continua y eficaz de superación personal, que coadyuve a la formación de un laicado adulto.

Todos los cristianos debemos vivir ese mensaje, todos los días, en todo momento, en todo lugar, en la calle, en la oficina, en el taller, en la fábrica, en el bogar, en las diversiones; aun cuando no participemos de un apostolado organizado, eso no impedirá que seamos cristianos, todo lo contrario: nuestra vida no puede divorciarse de Aquel que nos conforta y nos hace participes reales de la Vida divina de Cristo, con Quien debemos de estar comprometidos, para que todos los hombres participen de su Redención.

El apostolado no supone actos extraordinarios, sino que nos pide ser luz del mundo y sal de la tierra, en esta sociedad injusta y egoísta que ha olvidado a Dios.

Reflexiones:

1.-¿Estás consciente de tu participación como miembro de Iglesia, pueblo de Dios?

2.~¿ Cuál es hoy tu papel dentro de la misión apostólica del pueblo de Dios? ¿ Cómo lo consideras?

3.-¿ Cómo organizas tus ocupaciones para poder participar en tu organización apostólica?

4.-¿ Consideras que tu acción apostólica debe llegar a toda tu vida? ¿Por qué?

5.-¿ Quién es el alma de todo apostolado?

6.-¿Qué medidas practicas vas a tomar HOY para llegar a ser una cristiana adulta en su fe y comprometida con Cristo?