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Sinfonías de Contrastes

"Hijo, desde tu mocedad abraza la buena doctrina y adquirirás una sabiduría que durará hasta el fin de tu vida".

(Ecles. VI, 18)

La adolescencia es sin duda un periodo de contrastes.

Es la edad de los cambios profundos, estructurales y funcionales, también de relación con el ambiente familiar y social; esto altera al adolescente, que torna su conducta variable y de un aparente desequilibro.

Va perdiendo poco a poco la despreocupación de los primeros años, y avanza en su evolución hacia la juventud.

Comprende de los 10 ó 12, a los 18 ó 20, más o menos. No se puede precisar la edad con exactitud porque la adolescencia puede ser precoz, tardía, ya que intervienen: factores de herencia, nivel de inteligencia, el estado de la salud, la alimentación, el clima, el estado glandular del individuo.

De los 10 a los 14 años es la preadolescencia o pubertad.

Cuatro son los aspectos que influyen más en la situación de cambio del adolescente.

Las transformaciones en la estructura y función de su organismo, la necesidad de una afirmación de su personalidad, la necesidad de encontrar significado a la existencia y necesidad de autonomía.

Los cambios anatómicos son distintos en los dos sexos

En el varón, la primera manifestación de estos cambios es un crecimiento acelerado, "el estirón" que lo hace ir perdiendo su apariencia infantil; se alargan sus piernas y sus brazos, sus huesos se hacen más sólidos y los músculos tienen mayor vigor.

La presión arterial se hace acelerada, su respiración aumenta de volumen, se ensanchan los hombros, hay crecimiento del aparato digestivo, cambios glandulares, maduración de los órganos y funciones de la reproducción, cambio de voz y desarrollo máximo de la capacidad intelectual.

Todo esto produce una crisis vital, de duración variable; algunos cambios se hacen mas aparentes y son de mayor influencia alrededor del tiempo en que tienen lugar las transformaciones de sus glándulas sexuales.

El adolescente comienza a ser consciente de la sexualidad de su cuerpo. EJ pudor, natural en esta época, debe de respetarse.

El adolescente necesita información adecuada sobre los cambios que se operan en su propio cuerpo, despertando en su corazón admiración y respeto por esas manifestaciones de su desarrollo corporal, que son hechos llenos del sentido de su naturaleza creada por Dios.

  • En la mujer, también hay un crecimiento acelerado y una redondez general en las formas de su cuerpo. Piernas y brazos tornan formas definidas, comienza el desarrollo del busto, hay un predominio abdominal sobre la región torácica, cambio de tono de voz de agudo a uno más melodioso.
  • Aparición de la primera 'menstruación.

    Entre madre e hija ha de existir tal grado de confianza que toda muchacha pueda acudir siempre a ella apenas tenga preguntas que hacer o preocupaciones que aclarar.

    En ambos sexos la apreciación de su cuerpo se hace distinta de la que tenían cuando niños: el niño considera todo su cuerpo en conjunto y el adolescente por detalles.

    Al verse en el espejo se fijan: en pequeñas manchas o granitos de acné que causan preocupación de las muchachas por la belleza; los muchachos en su musculatura, signo de fuerza y en su incipiente bigote. Pero a ambos les interesan los cambios en su aspecto.

    La muchacha teme ser fea y el muchacho, enclenque y debilucho. Esto les ocasiona a ambos dudas e inquietudes sobre su figura y apariencia; tienen miedo a malformaciones que los puedan hacer ridículos o repulsivos.

    También es problema la ropa, o ya no les viene y les queda apretada o no les queda como ellos creen que debe quedarles, y esto a los dos por igual.

    Al empezar a trabajar nuevas hormonas, influyen en la actividad y el dinamismo del adolescente y esto le ocasiona alteración de los sentimientos vitales y cambios que lo harán inestable, unas veces con entusiasmo y otras desganado, tan pronto hace proyectos como los deshace, puede tener alegría o desasosiego, puede incluso pensar que está enfermo o que tiene alguna anomalía.

    No se pueden dar reglas fijas con relación a los cambios espirituales (psíquicos) pues en ellos influyen el ambiente y el medio social, factores económicos y culturales, que tienen un valor en la determinación de los cambios de la conducta en esta edad, es decir, el influjo de la sociedad en el adolescente.

    Quiere encontrar su lugar en el mundo, no por los caminos que le han sido trazados por los adultos, sirio por los que él mismo se propone encontrar.

    Esto mismo hace difícil la situación del adolescente; tiene que encontrar "su" camino en la vida y para ello se le abren distintas posibilidades pero a la vez duda de sus capacidades. Sueña despierto e imagina su porvenir, levanta ídolos que elimina por otros. La muchacha se vuelve sentimental, novelesca y en ocasiones caprichosa.

    Le ayudarán grandemente los intereses que en él se vayan despertando y que absorban su tiempo libre; la actividad creadora, tanto en los chicos como en las chicas. Su vida debe encontrar satisfacción y motivación orientada hacia su futuro. Debe propiciarse su afición a la música, la lectura, el deporte.

    El adolescente siente necesidad de autonomía. Esto lo expresa con actos de rebelión contra la autoridad así los conflictos con sus padres y con las personas que representan autoridad son inevitables, sobre todo cuando es incomprendido por sus padres que tratar de mantenerlo en una dependencia infantil y un control exagerado.

    Al descubrir que el mundo no se reduce al hogar nuevos sentimientos nacen y le evitan refugiarse en la soledad: la amistad y el amor.

    A medida que vaya resolviendo sus problemas íntimos, le será más fácil adaptarse al medio familiar y social.

    La larga crisis de la adolescencia que termina en la autoformación que hará al hombre y a la mujer capaces de dirigir su vida y vivirla en plenitud, debe ser guiada por la razón y por la fe.

    La religión proporciona una fuerza. Cristo es un modelo luminoso para los jóvenes, la gracia de Cristo da fuerza y siempre permite comenzar de nuevo. La pureza personal es un ideal cristiano, cuando este ideal se ha convertido en verdadera vida. La fe para el joven, será la vivencia de la amistad con Dios.

    El adolescente se va a encontrar con muchos peligros, tanto en el ambiente como en sí mismo, pero también puede descubrir y ponerse en contacto con la verdad, la belleza y la bondad. Es el momento en que puede encontrar su escala de valores, al llegar a esta reflexión, el adolescente de uno y otro sexo está en condiciones de liberarse y comprometerse:

    Comprometerse: con la realidad y aceptar la propia estructura física y el papel masculino o femenino que le corresponda.

    1. Al desarrollo de aptitudes y conceptos intelectuales, necesarios para la participación cívica.
    2. Con el deseo de lograr una conducta socialmente responsable.
    3. Mediante la elección de una ocupación o carrera, al trabajo que lo lleve hacia su independencia económica.

    Así, de este modo, podrá el adolescente vivir en adelante "su" vida, en toda su plenitud, fecundidad y belleza.

  • SER MUJER, obliga a la adolescente a conocer su verdadera naturaleza y el papel que tiene reservado en el Mundo
  • SER MUJER en la adolescencia, es comprender que de todas las etapas de su evolución hacia la madurez, ésta es la más importante y decisiva.
  • SER MUJER, es ayudar a la adolescencia a seguir su camino con fe, pureza, verdad y amor.
  • Reflexionemos:

    ¿ Cuál es la actitud de las personas adultas hacia los adolescentes?

    ¿ Positivas?

    ¿ Negativas?

    ¿ No actuamos nosotros los adultos muchas veces como adolescentes?

    ¿ Tú, con tu actitud estás contribuyendo a la formación del adolescente?

    ¿Cómo es el Dios y la Iglesia que nosotros presentamos a la adolescencia?
     

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