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El caballo blanco de Santiago

 Cruz de Santiago
 La localidad de Clavijo situada, a 17 km. de Logroño, en un alto rocoso sobre el que se encuentran los restos del castillo, forma parte de las leyendas en torno al Camino de Santiago.
Castillo de Clavijo

 

La leyenda cuenta que durante la batalla del rey Ramiro I contra los musulmanes para abolir el tributo de las Cien Doncellas, al monarca se le apareció Santiago en su caballo blanco y le ayudó a vencer en la lucha.

 

El Halcón y la Paloma

 Cuenta la tradición que el rey don García, preocupado porque los árabes habían conquistado Calahorra, salió de caza con su halcón, el cual persiguiendo a una perdiz, se adentró en una cueva y el rey fue en su busca. En el interior encontró una imagen de la Virgen con el Niño, una lámpara encendida, una jarra con azucenas, una campana y las dos aves posadas pacíficamente. El rey creyó que el hecho era un presagio de su victoria y cuando reconquistó Calahorra mandó levantar un monasterio en honor a Santa María. 

 

 Imagen de Sta. María
  A su vez instituyó la Orden Militar de los Caballeros de la Terraza o de la Jarretera, una de las más antiguas de España. El jarrón con las azucenas es desde entonces símbolo de la advocación mariana.
Monasterio de Sta. María La Real

 

 

Milagro del Gallo y la Gallina

Una de las leyendas más conocidas de la tradición jacobea es el llamado "Milagro del gallo y la gallina". Cuenta la tradición, que a la localidad de Santo Domingo de la Calzada, llegó un matrimonio alemán, con su hijo de dieciocho años, llamado Hugonell. La chica del mesón donde se hospedaron, se enamoró del joven, pero ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Colocó una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos siguieron su camino, la joven denunció el robo al corregidor. Las leyes de entonces (Fuero de Alfonso X el Sabio) castigaban con pena de muerte el robo y una vez prendido, el inocente peregrino fue ahorcado.

  Cuando los padres regresaron de Santiago encontraron a su hijo en la horca pero vivo, gracias a la intervención de Santo Domingo. Fueron a casa del Corregidor y le contaron el prodigio. Incrédulo les contestó que "su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina que él se disponía a a comer". En ese momento, el gallo y la gallina se cubrieron de plumas y saltando del plato se pusieron a cantar.

  En recuerdo de este suceso, se mantienen un gallo y una gallina vivos y siempre de color blanco, en un gallinero en el interior de la catedral, se cambian cada mes y es frecuente oír cantar al gallo.

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