Teotihuacán I


La fase siguiente, que llamamos tradicionalmente Teotihuacán I, aunque ya se menciono lo incorrecto de esa numeración ocupa aproximadamente los dos siglos anteriores a la era cristiana. Durante ella, la ciudad - ya podemos empezar a llamarla así - aumento enormemente tanto en extensión como en población. Tal vez llego a los 50000 habitantes, ubicados en su mayor parte de la región norte y oeste, pero con densidades muy variables. Durante ese tiempo otros pueblos el valle parece que disminuyen de población, por que se mudan a Teotihuacán, que ya ofrece mayores atractivos.

 

Todo esto es motivo de una gran actividad constructiva, gracias a la cual la calzada de los Muertos queda trazada en su parte norte. Posiblemente se inician también las avenidas Este y Oeste. Es decir, que ya la ciudad esta adquiriendo su forma definitiva en cuanto a sus grandes ejes, con un plan cruciforme y la división en cuadrantes. Queda establecida también la orientación definitiva norte - sur, con una desviación de 15 grados con 30 segundos al este de norte. Aun con 23 grados de diferencia, esta orientación norte - sur no deja de reconocer la de la ciudad planificado más antigua de Mesoamérica, La Venta (8 grados al noroeste), y de sugerir, no una imitación directa Teotihuacána, pero si esa idea general de orientación formaba ya parte de la cultura indígena.

 

Lo más sorprendente es que durante esa época los Teotihuacános - ya podemos llamarlos así - construyeron en gran parte los dos edificios más colosales de su ciudad: la pirámide del Sol, que fue ampliada dos veces y llegó entonces a su altura actual, y el edificio interior de la pirámide de la Luna. Los nombres son más bien tradicionales y no sabemos a ciencia cierta qué divinidad estuvieron dedicadas. Sin embargo, es posible que sea verdadera cuando menos la atribución al Sol de la pirámide mayor, pues está orientada hacia el poniente y señala con bastante aproximación la dirección del ocaso del día del paso del Sol por el cenit.

 

En el mundo mesoamericano numerosos edificios religiosos están orientados hacia el este o el oeste, direcciones claramente relacionadas con el curso del Sol. Era forma no sólo de venerarlo, sino también de alentarlo en su carrera, impidiendo que durante la noche lo devoraran los tigres de las tinieblas.

 

 

La inmensa pirámide, de base casi cuadrada (222 por 225 m), está formada por cuatro cuerpos inclinados con una altura total un poco superior a 63 m. Esto es como la vemos hoy, cuando ha perdido el templo que la coronaba y después de sufrir dos mil años de embates del hombre y de la naturaleza. Resulta importante notar que ésta formada exclusivamente por enormes taludes superpuestos que no tenían en un tablero, ida arquitectónica que nació en época posterior. Los taludes están separados por un pasillo generalmente estrecho. Hay otra construcción más antigua, casi del mismo tamaño, encerrada en su interior. Ambas pertenecen a está época I. Parece increíble que en aquella época los dirigentes de la ciudad pudieran movilizar la enorme fuerza de trabajo que estas construcciones representan, pero no cabe duda que pertenecen a esa época.

 

La pirámide está constituida casi por completo de barro; el exterior revestido de piedra simplemente cortada pero no pulida. Es, por lo tanto bien diferente del espléndido trabajo lítitico de los edificios posteriores. El edificio interior de la pirámide de la Luna, hoy no visible, es de un tipo similar, aunque en escala menor.

 

Como dijimos, ha desaparecido el templo superior de la pirámide del Sol. Sólo sabemos que todavía en el siglo XVI mostraba en lo alto un enorme ídolo de piedra "de tres brazas de largo" que fue hecho pedazos por orden del obispo Zumárraga. No se han encontrado los fragmentos. Sí aparecen las alfardas - bien anchas - que limitan las escaleras del lado poniente, lo que evidencia que está era la parte delantera del monumento. A diferencia de lo que ocurre en general, y probablemente por la gran altura, estas escaleras no forman un solo tramo, sino que se interrumpen a ciertos niveles en el pequeño pasillo que divide a los cuerpos escalonados.

 

La parte delantera de la pirámide no da directamente a la calzada de los Muertos, sino a una gran plaza rodeada de otros edificios que, como pueden verse a épocas posteriores. Con todo es evidente que la planificación general corresponde a esta primera época.

 

Por una vieja costumbre inadecuada llamamos pirámides a este tipo de edificios. En realidad, y a diferencia de las pirámides egipcias, no son verdaderas piramidales, sino conos truncados, ya que no terminan en punta. Hay en lo alto una área plana donde se estaba colocando el templo del dios correspondiente. Así su objetivo principal es el de elevar el santuario, colocándolo por encima del hormiguero humano. La idea de que sirvan para recubrir alguna tumba importante suele ocurrir en ocasiones, pero no es la principal.

 

Conocemos también unos 23 complejos de templos que corresponden a esta época. Cada uno de estos complejos esta formado por tres templos que cierran otros tantos lados de un patio. Una plataforma baja limita a veces el cuarto lado. Tal distribución y asociación parecen originarse ya desde antes de esa época, pero ahora es frecuente. Será característica de Mesoamérica y la encontraremos en muchas áreas y durante muchos siglos. Por supuesto que estos complejos de Teotihuacán son de tamaño muy inferior al de las pirámides principales, pero como mucho de ellos están ubicados a lo largo de la calzada de los Muertos demuestran que esta ya ha sido planeada y en parte construida - cuando menos en su parte norte - en aquellas épocas.

 

Tal hecho va unido a ciertos avances en la economía y a cambios considerables en la organización social, que expondremos al tratar la siguiente época. La producción antigua debe haber resultado raquítica para el número creciente de habitantes, crecimiento que, a su vez, no se hubiera logrado sin poseer mayores recursos. Es posible que desde Teotihuacán I se iniciaran ciertos proyectos de irrigación y se cultivaran nuevas tierras. Pero el aspecto que parece desarrollarse más aprisa es el de la producción de manufacturas y el comercio como consecuencia de ello. Aparentemente no bastaban las minas de obsidiana locales, o tal vez se deseaba variar de material; así, Teotihuacán empezó a importar la obsidiana verde - en contrastare con la gris local -, que se encuentra en la región del cerro de las Navajas, en Hidalgo. Ello no solo habría de permitir a Teotihuacán el monopolio casi absoluto de este producto, sino que más tarde tendría importantes consecuencias políticas. Ciertas evidencias, aunque tenues, de importaciones de otros productos implican un comercio local, centro y foco, junto con el templo de, de las ciudades de Mesoamérica.

 

 

Todo indica una atracción que, a partir de ese tiempo, ofrece Teotihuacán tanto a los pueblos cercanos como los más lejanos, basada tanto en el comercio como en la religión. La grandiosidad de sus principales pirámides y los numerosos templos evidencian un gran aumento del prestigio religioso de la ciudad, que se está convirtiendo en ciudad santa y centro predilecto de peregrinaciones. Creemos que la gran actividad y la expansión, cada vez mayores en varios campos del desarrollo humano, no pueden compaginarse tan fácilmente con una organización tribal en la que todos los hombres son más o menos iguales. Opinamos que cuando menos ya está presente el inicio de un estado - que habrá de dominar a la tribu -, con clases sociales diferenciadas y actividades profesionales, de tal manera que todos los hombres se ocupen en todos sus menesteres.


Última modificación: 22/Abril/1997

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