Intento de usurpación en Bizancio.

Era común en el imperio bizantino el no recibir demasiado bien las derrotas de sus emperadores, ya que se consideraba que no tenían el favor de Dios o que eran incompetentes, en todo caso, y esta vez no fue la excepción.

Bardas Skleros volvió a aparecer por el imperio y se hizo proclamar emperador por las tropas que había reclutado.

Por su parte, Bardas Focas, resentido por el tratamiento poco decoroso que le había propinado el parakoimomenos Basilio en su momento, al ser llamado por Basilio II a enfrentar nuevamente esta insurrección como encargado del mando supremo en Asia, si bien en un principio pareció aceptar el encargo, luego se hace proclamar emperador el 15 de Agosto de 987, delante de la imagen de su gran tío: Nicéforo Focas.

Todos los generales del ejército y todas las familias más importantes de Asia Menor (excepto los Skleros, obviamente) apoyaban a Focas, con lo que esta sublevación tenía las características de un levantamiento generalizado contra el joven autocrático y pretencioso Basilio II, quien no tenía casi aliados en todo el imperio.

Para colmo de males del emperador, Focas y Skleros llegan a un arreglo por el cual se dividen el imperio: Focas en Europa con la capital y Skleros en Asia.

Esta alianza, sin embargo, dura muy poco tiempo, ya que Focas, conciente del impresionante apoyo del que dispone, hace prisionero a Skleros, y se convierte en único pretendiente.

Con toda Asia Menor de su lado, al comienzo de 988 se acerca peligrosamente a Constantinopla, tomando dos posiciones para atacar la ciudad: Abydos y Crisópolis, preparando el ataque por tierra y por mar.

Basilio II no pierde el tiempo precisamente: sabe que dentro del imperio muy pocos lo apoyan, entonces recurre al príncipe Vladimiro de Kiev, que le envía un contingente de seis mil hombres, la famosa druzhina varego-rusa, conformada por los normandos rusos.

El propio emperador, temerario y valiente, dirige a su ejército ruso-bizantino a su destino a fines de 988: Crisópolis.

La victoria de Basilio II es extraordinaria, y luego la refrendaría en Abydos, el 13 de Abril de 989, donde además de derrotar a Focas, éste muere, al parecer de un ataque al corazón.

Bardas Skleros, que no aprendía la lección, volvió a sublevarse, pero llegó a un acuerdo pacífico, terminando como un sumiso súbdito del emperador.

El pacto de Basilio II con el príncipe Vladimiro fue darle por esposa, a cambio de su ayuda, a su hermana Ana Porfirogéneta, algo que era un privilegio incomparable en esa época.

Tan importante era para los bizantinos el hecho de dar en matrimonio a una princesa de la dinastía real, que se pensó en no cumplir la promesa dada; Vladimiro, para hacer valer sus derechos, invadió Querson en 989; por supuesto, el matrimonio se realizó.

La condición por parte de los bizantinos para casar a su princesa con Vladimiro fue aún más importante: la cristianización del estado ruso.

Casi sin proponérselo, entonces, en época de Basilio II se obtiene la cristianización del más importante de los estados eslavos, colocándolo bajo la dirección de Constantinopla; Rusia comenzaba su camino hacia la ortodoxia, lo cual marcó la influencia bizantina en dicho estado durante siglos.

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