Estación
Quilmes del ex FC. Buenos Aires & Ensenada.
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col. Fundación Museo Ferroviario
Estación
Berazategui en época del Ensenada.
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col. Horacio Arzeno
Tren
de cargas del Sud saliendo de Kilo.7.
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col. Fundación Museo Ferroviario
Tren
local del Sud, en los años 40, cuando los Guardas parecían Guardas.foto
col. Héctor Guerreiro
Estación
Bahía Blanca del FC Bahía Blanca al Noroeste.
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Marcelo Arcas
Tren
Ganz del Estado en Patagones.
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página web
Primer
tren del ferrocarril nacionalizado, en una estación de la vía a
Mar del Plata o a Tres Arroyos.
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col. Museo Ferroviario tandil
Una
típica estación del FC Rosario a Puerto Belgrano por donde hace
ya muchos años no circulan trenes.
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Daniel Cazenave
Estación
Coronel Suarez del FC RPB.
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Daniel Cazenave
Tren
eléctrico suburbano con los colores de Metropolitano. foto
Jorge Faye
Metropolitano
en la vía Quilmes.
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Roberto Yommi
Tren
de Ferrobaires en Bahía Blanca.
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Héctor Guerreiro
Ferrobaires
(UEPFP) en Patagones.
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Héctor Guerreiro
SEFEPA
pasando por Empalme Cañuelas en un tren Charter a la Patagonia.foto
Daniel Cazenave
Ferrosur
Roca maniobrando en LLavallol.
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Jorge Faye
Ferrosur
con un tren en Cañuelas.
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Daniel Cazenave
Ferroexpreso
Pampeano pasando por Spurr rumbo a Ingeniero White.foto
Roberto Yommi
Stegmann en la vía Pringles,
una de las tantas estaciones del ex Roca abandonada y totalmente depredada.foto
Pedro Gutovnik. |
El
Roca:
Para quienes
vivíamos al sur del Gran Buenos Aires el Roca tenía aún a fines
de los años 50 toda la impronta del tan inglés y majestuoso
Ferrocarril del Sud. Aunque ya circulaban por sus rieles vagones
americanos, coches metálicos de origen holandés, locomotoras
diesel eléctricas americanas, francesas y belgas y hasta un
lujoso tren con coches made in USA de acero inoxidable y
locomotora de fabricación nacional, lo cierto es que la esencia y
el resto del material rodante
seguían siendo el Sud.
En
Bahía Blanca por ejemplo, el tema era distinto, había un Roca
opulento, herencia del Sud que incluía su estación principal y
toda la infraestructura de Ingeniero White, otro modesto que en
sus orígenes fuera el Ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste y un
tercero, también modesto pero muy francés, el ex Ferrocarril de
Rosario a Puerto Belgrano.
Al
sur de Patagones el Roca era un puñado de ramales inconexos de
trochas ancha o de setenta y cinco centímetros construidos por el
estado, con una pobre infraestructura y escaso tráfico, cruzando
con sus rieles zonas inhóspitas, para llegar, en la mayoría de
los casos, a ninguna parte. La excepción es la vía de Viedma a
Bariloche que es lo único que aún existe y existirá mientras no
se termine de asfaltar en la provincia de Río Negro el camino de
la línea sur, ya que el ramal no tiene carga suficiente para
solventar el mantenimiento de su infraestructura.
Entre
Lobos y Saladillo, la mayoría de las estaciones delatan con su
arquitectura, su origen provincial por haber pertenecido el ramal
al Ferrocarril Oeste, al igual que la mayoría de las estaciones
entre Monte Grande y Cañuelas o Mármol y Tolosa.
La
vía Quilmes es un pedazo de la línea del ex Ferrocarril Buenos
Aires al Puerto de Ensenada, de ella la porción dentro de la
capital fue mutilada por el Sud y quedó solo unos pocos kilómetros
entre Barraca Peña y Casa Amarilla que son los rieles mas
antiguos que heredó el Roca.
Al
sur de La Plata la cosa se complica aún mas, hay vías y
estaciones construidas por el Oeste que pasaron a formar el
Ferrocarril Buenos Aires, Ensenada y Costa Sud, hay otras
construidos por este último, como prolongación de su adquisición
a la provincia y finalmente el Sud, cuando se hizo cargo de todo,
prolongó un ramal hasta Pipinas y construyó otro de Elizalde a
Lezama.
Este
era el Roca que yo conocí.
antes:
Básicamente
el Roca fue el Ferrocarril del Sud que primero, durante su
dilatada existencia, fue sumando ramales o líneas completas de
otros ferrocarriles: En
1890 esta empresa adquiere del Ferrocarril Oeste, los ramales de
Temperley a Cañuelas y Merlo a Saladillo y al año siguiente le
arrienda la vía desde Temperley hasta La Plata.
En
1898 se hace cargo de la administración, por adquisición de sus
activos, de todos los bienes del Ferrocarril Buenos Aires y
Ensenada, arrendando los ramales de Rufino de Elizalde a Magdalena
(Empalme Magdalena) y de Ringuelet a Ferrari (Coronel Brandsen)
que habían pertenecido al FC Buenos Aires, Ensenada y Costa Sud,
empresa de la cual el 90 % de sus acciones pertenecía al Ensenada
y que se había creado con la compra de dichos ramales al FC
Oeste, entre 1888 y 1891.
Años
después, el Sud adquirió en 1921, la sección de Bahía Blanca a
Carmen de Patagones, ramal que la empresa del FC Buenos Aires al Pacífico había construido sin mucho
interés, a partir de 1910 y que solamente había habilitado 177
kilómetros entre Bordeu y Stroeder. El Sud lo empalmó con su red
en Empalme Aguará y prolongó hasta Patagones. (ver
El ferrocarril de Bahía Blanca a Patagones – Rumbo al sud Nº 6)
En
1924 se hizo cargo de la administración del FC Bahía Blanca al
Noroeste, empresa cuya primera sección se habilitó en 1891 y que
fuera administrada por el FCBAP desde 1904, compañía ésta que prolongó
sus rieles hasta empalmarlos en Huinca Renancó con su propia red.
Así
llegó el FC Sud hasta 1948, año en que fue nacionalizado como
todos los ferrocarriles de capital foráneo en La Argentina y a
partir del 1º de enero de 1949 pasó a denominarse Ferrocarril
Nacional General Roca.
De los 8.149
kilómetros de vía que administraba el ex Ferrocarril del Sud
hasta Febrero de 1948, su sección Bahía Blanca al Noroeste de
1.228 kilómetros de longitud fue dividida en dos, asignándole la
línea al sur de Darregueira y hasta Toay al Roca y al norte,
hasta Huinca Renancó, al Ferrocarril Nacional Domingo Faustino
Sarmiento, a quien se le transfirió además el ramal de Merlo a
Empalme Lobos, que perteneciera al ex Ferrocarril del Sud desde
1891.
El ex Ferrocarril de Rosario a
Puerto Belgrano de capital francés, habilitado en 1910 y
nacionalizado en 1946, también fue dividido en dos, la sección
norte de Rosario a Capitán Castro, se le asignó al Ferrocarril
Nacional General Bartolomé Mitre y desde esta última hasta Bahía
Blanca, sección de 422,4 kilómetros, al Roca.
En la Patagonia existían un puñado
de ferrocarriles construidos y administrados por el estado que no
estaban conectados entre si: El de de San Antonio a Nahuel Huapí,
con un ramal de San Antonio a Viedma, el de
Puerto Deseado a Colonia Las Heras, y el de Comodoro
Rivadavia a Colonia Sarmiento, habilitados entre 1911 y 1914,
todos ellos de trocha ancha y además los ferrocarriles de de 0,75
metros de trocha, de Ingeniero Jacobacci a Esquel de 401,5 kilómetros,
el de General Lorenzo Vintter a Conesa de 108,4 kilómetros y el
de Puerto Madryn a Alto Las Plumas y Trelew a Rawson de 266,9 kilómetros
de longitud. (ver Trelew: Había una vez un tren
– Rumbo al sud Nº 8)
Estos ferrocarriles estaban,
desde octubre de 1948 bajo la administración del entonces formado
Ferrocarril Nacional Patagónico pero la línea de Viedma a San
Antonio y Bariloche y los ramales de trocha angosta de Vintter a
Conesa y Jacobacci a Esquel pasaron antes del 1º de Mayo de 1949
a integrar el Ferrocarril Nacional General Roca y el resto de esta
red en el año 1956, desapareciendo desde entonces la administración
de los Ferrocarriles Patagónicos. La Longitud total de la
nueva Empresa estatal era para Mayo de 1949 de 9.131,2 kilómetros
de vía, de los cuales 8.623,1 eran de trocha ancha y 508,1 de
0,75 metros.
Y el Roca tuvo así una
existencia de 42 años con épocas de buen y mal servicio,
dependiendo esto de la importancia que el servicio ferroviario tenía
para los gobiernos de turno, de los subsidios disponibles siempre
necesarios para mantener una red en franca decadencia y tarifas
políticas, cuyas limitaciones fueron mellando la eficiencia de
esta empresa. Con los años se fueron clausurando ramales
improductivos, así desaparecieron los trenes patagónicos,
excepto en la línea de Viedma a Bariloche y en la trochita de
Ingeniero Jacobacci a Esquel. Se clausuraron también ramales en
la Provincia de Buenos Aires, entre ellos toda la línea del ex FC
Rosario a Puerto Belgrano, se clausuró y levanto la vía de Nueva
Roma a Villa Iris, de Chas a Ayacucho, de Azul a Empalme Cerro
Chato en Tandil y de Arroyo de los Huesos a Chillar, de Alfredo
Fortabat (desvío Cacique) a Defferrari
y de ésta a Dorrego pasando por Copetonas. De Empalme La
Barrancosa a San Enrique, de Empalme Lobos a Navarro y al sur de
La Plata, la vía Vergara, de Rufino de Elizalde a Lezama y de
Empalme Magdalena a Atalaya.
Otros ramales que sufrieron su
clausura aunque no su levantamiento fueron los de Empalme Piedra
Echada a Toay, Chillar a Indio Rico, Barrow a Juan E. Barra,
Rufino de Elizalde a Las Pipinas y Empalme Pinamar a Vivoratá.
después
En 1990 un gobierno de corte
popular pero poco afecto a brindar asistencia de carácter social,
decide la privatización de los servicios ferroviarios, para lo
cual comienza por dividir las redes de los ferrocarriles en
explotación en una red urbana bajo la administración de una
empresa estatal denominada Ferrocarriles Metropolitanos S. A.
(FEMESA) que se hace cargo de los servicios de pasajeros urbanos a
partir de 1991 y una red de carga que posteriormente será
segmentada para ser entregada en varias concesiones. Los servicios
de pasajeros interurbanos o de larga distancia se eliminaron de un
plumazo, se clausuraron la mayoría de las estaciones mas allá de
la sección urbana, se cerraron talleres, depósitos de
locomotoras, galpones de cargas y se despidió a miles de
ferroviarios, sin que los sindicatos ferroviarios opongan
resistencia. Ya dijimos que era un gobierno de corte popular,
curiosamente reivindicando y representando a aquel que en el 48
había nacionalizado los ferrocarriles.
Dos años después, en 1993, la
empresa Transportes Metropolitanos General Roca, que luego cambiaría
su nombre por Metropolitano S.A., se hace cargo de los servicios
de pasajeros en la sección local del Roca y ese mismo año la
Administración de la Provincia de Buenos Aires asume la
corrida de trenes generales de pasajeros con una cantidad de
servicios que unía por riel la Capital Federal con las ciudades
mas importantes de la provincia, tomando incluso a su cargo la
explotación integral de la vía de Alejandro Korn a Mar del Plata
y de General Guido a General Madariaga, construyendo además un
ramal desde General Madariaga a Pinamar que fue habilitado en 1997.
Al mismo tiempo el tramo de Empalme Lobos a Lobos,
originalmente parte del ramal de Merlo a Saladillo, construido por
el FC Oeste, fue entregado en concesión a Trenes de Buenos Aires
(TBA), adjudicatario del servicio urbano y suburbano en vías del
Sarmiento.
Con los años, la Unidad
Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial, tal es el nombre de
esta administración ferroviaria, se hizo cargo de los ramales de
Empalme Lobos a Bolivar y de Bahía Blanca a Patagones, donde con
gran dosis de precariedad, corre trenes que no siempre llegan a
destino, habida cuenta que esta empresa pone casi todo su esfuerzo
en servir la vía a Mar del Plata. El mal estado de las vías
concesionadas a los servicios de carga y un mantenimiento
inadecuado del material rodante, sumado a una administración
ineficiente van dejando a este emprendimiento provincial sin
trenes para prestar servicios dignos y su futuro es hoy incierto.
Siguiendo el ejemplo de la
Provincia de Buenos Aires, la de Río Negro tomó a su cargo la
explotación ferroviaria de Viedma a Bariloche y de Ingeniero
Jacobacci a El Maitén aunque en esta línea de trocha angosta no
volvió a prestar servicios y la Provincia de Chubut se hizo cargo
del sector El Maitén a Esquel pero solo para la corrida de trenes
turísticos, finalmente Río Negro cedió la explotación de su
parte de la trochita a Chubut y hoy se puede volver a viajar en
tren por toda la línea. Entre Bariloche y Pilcaniyeu corre un
tren turístico con locomotora a vapor del ex Ferrocarril San Martín
y coches de madera que pertenecieron a la trocha media y que había
preservado Ferroclub Argentino. Un empresario del lugar alquiló
estos vehículos y los restauró para hacer el servicio.
Separada la sección urbana, la
vía a Mar del Plata, la de Viedma a Bariloche y ramales en que
posteriormente se hiciera cargo la UEPFP, el resto de la red que
perteneciera al Roca y sobrevivió a clausuras y levantamientos,
se repartió entre dos empresas de cargas, Ferroexpreso Pampeano,
con sede en Bahía Blanca, que se hizo cargo de la explotación en
noviembre de 1991 y Ferrosur Roca, empresa del grupo Fortabat de
Olavarría que tomó posesión de su red en marzo de 1993.
Las empresas de cargas han ido
aumentando lentamente el tonelaje transportado, sin embargo dan la
impresión de haber llegado o estar cerca de llegar a su techo, el
incremento parece mas una consecuencia del aumento de la producción
del país, después de años de estancamiento, que un genuino
mejoramiento del servicio ferroviario. Un alto porcentaje de las
redes explotadas por estas empresas están hoy inactivas por falta
de inversión en vías y el camión fuertemente subsidiado en
combustible, peajes e incumplimiento de leyes laborales
y otras que hacen a la seguridad de quienes circulan por
rutas argentinas, lentamente va ocupando espacios allí donde el
ferrocarril deja de operar.
Si bien el gobierno nacional ha
realizado anuncios en el sentido que se invertirán unos cuantos
millones de pesos en la adquisición de material rodante de
segunda mano, si, de segunda mano !!!, para reactivar los
servicios de trenes interurbanos, parece muy poco probable que a
mediano plazo volvamos a tener trenes dignos en la línea general.
La situación actual es un
servicio urbano en franca decadencia, un servicio de trenes
generales, casi siempre nocturnos, que parecen formaciones del
tren fantasma y un servicio de trenes de carga que ha abandonado
mas de la mitad de la red.
Un párrafo aparte merecen las
estaciones, en otros tiempos símbolos de la presencia del
ferrocarril poblador y generador de riquezas en lugares recónditos
del país y que hoy en la mayoría de los casos solo están allí
para dividir los pueblos con una ancha franja de abandono. Sucede
que aquellas que no fueron tomadas por los concesionarios dentro
de su infraestructura, quedaron bajo la administración del ONABE,
Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado, ente
que entregó algunas de ellas a los municipios, otras las alquiló,
quedando la mayoría de ellas abandonadas y víctimas de la
depredación.
Este
es el Roca que existe hoy.
Marcelo
Arcas
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