"Graves, muy graves, son las señales que están aflorando en este gobierno. La esperanza que teníamos millones de venezolanos de que la causa principal de la desgracia de este país, el terrible flagelo de la corrupción y malversación de fondos, sería finalmente dominado y drásticamente reducido por este gobierno, se está volviendo añicos a medida que llegan noticias y denuncias de nuevos actos de corrupción perpetrados por funcionarios recién nombrados, del más alto rango, que impunemente clavan sus garras en el agotado tesoro nacional, mostrando un desprecio olímpico ante la miseria y el sufrimiento de la población".

"El Ejecutivo declaró el domingo pasado (8 de octubre de 2000) la guerra a muerte contra ese flagelo; sin embargo, el Seniat jamás ha cambiado tantas veces de directivas en un lapso tan corto, el Setra y la Onidex han sido intervenidos reiteradamente y la consecuencia es el incremento de la corrupción aduanal, del robo de vehículos y de la utilización de documentos de identificación forjados para legalizar indocumentados y cometer delitos, mientras se fortalece la tesis de considerar secreta cualquier información administrativa referida a la actividad gubernamental".

"Ya se nota que el ardor anticorrupción va decayendo en su entorno y en el país y él va quedando solo en la cruzada. No es extraño, pues forma parte integral del sistema y creo que ella no podría derrotarse o al menos controlar si no se cambia radicalmente su concepción y su análisis. Hasta ahora hemos estado empeñados en considerarla y analizarla sólo desde el punto de vista de la ética, de la moral, olvidando que por ese camino, en la práctica, al partir de un concepto abstracto, se desdibuja el concepto tan concreto de delito, delito grave que es. Se acepta entonces como suficiente la destitución, la sanción moral, dar el ejemplo. Es un camino equivocado. Mientras la corrupción no se considere simplemente delito y que, como tal merece castigo y escarmiento, igual o más que el que merece y se aplica a un ladrón, a un estafador, no se avanzará ni un paso para su control".

"Yo creo que Chávez en lo personal...yo no dudo de su integridad personal. El debe estar muy mortificado con lo que sabe está pasando. No sé, debe sentir que es una batalla perdida, pero ciertamente las informaciones que se tienen del mantenimiento y expansión de ése cáncer venezolano que es la corrupción, son abrumadoras, son abrumadoras. Además, han puesto a un Contralor que ni oye, ni ve, ni siente, ni padece, un individuo que está puesto allí como si no hubiera nadie...Cosa que lamento muchísimo porque es tan viejo amigo de uno...Yo cuando a mis amigos los veo en ese plan, me da pena...".

"La corrupción se mantiene en iguales o peores condiciones durante esta V República, con la diferencia de que se ha hecho mayor especulación sobre el tema". Hasta los momentos ha habido voluntad lingüística. Yo pienso que Chávez pudiera tener esa voluntad integral, pero dudo seriamente que muchos de los acompañantes la tengan, sobre todo a sabiendas de que en el movimiento gubernamental actual hay muchos paracaidistas, oportunistas, incluso del pasado que creen que incorporándose en este nuevo escenario se les perdonan su pecados anteriores".

"Es ya un lugar común afirmar que no ha habido etapa más corrupta en la vida del país, que ésta que estamos viviendo. Los informes sobre la manera en que un grupo minoritario de militares han manejado los fondos del Plan Bolívar 2000 es una de las causas de la ira en la Fuerza Armada, porque se ha utilizado su nombre para proteger un bochornoso proceso de corrupción".

"Chávez y su gente pensaron, me imagino, que cuando llegaran al poder y arrasaran con todo lo anterior, la corrupción se acabaría. Los honestos, como se llaman petulantemente a sí mismos, sustituirían a la horda de corruptos y, sanseacabó, el reino de la pureza reinaría. Pero, hete aquí que después de dos trabajosos años de revolucioncita, la corrupción se descubre, majestuosa y protoplasmática, en el corazón exacto de la llamada V República. Si se examina la prensa de los últimos meses, se puede advertir que todos los días, a grandes titulares o pequeños espacios, se evidencian pillajes de distinta naturaleza".

"Este gobierno de la llamada V República puede ser calificado –con propiedad- como el más corrupto que ha tenido el país; así lo ha demostrado en apenas dos años de desempeño. Si llega a durar seis años –cosa negada, porque la insania mental del Presidente hará crisis mucho antes- no tendremos ni para un remedio, porque la depredación de las arcas públicas se habrá completado enteramente".