SANTA FRANCISCA ROMANA VISITA LOS CIELOS



Santa Francisca Romana, modelo de madre, esposa y religiosa, convivió toda su vida con ángeles que se hacían permanentemente visibles para auxiliarla en su santificación

En cierta ocasión, llevada de la mano misma de Dios, penetró en el paraíso. Esta visión celeste es más rica de detalles: primero está el cielo estrellado, cuyos mundos, mayores que la tierra, flotan a enormes distancias; después, el cristalino, más brillante todavía, y finalmente el empíreo, que es el más sublime. Su visión más alta fue la del Ser antes de la creación de los ángeles. Era un círculo espléndido e inmenso, que sólo en sí mismo descansaba. Bajo el círculo infinito, el desierto de la nada, y dentro de él una como columna deslumbrante en que se reflejaba la divinidad. Allí, unos caracteres; principio sin principio y fin sin fin. Luego aparecieron los ángeles a semejanza de copos de nieve que cubren las montañas. Y Cristo dijo a la vidente: "Yo soy la profundidad del poder divino. Yo he creado el cielo, la tierra, los ríos y los mares. Yo soy la sabiduría divina. Soy la altura y la profundidad; soy la esfera inmensa, la altura del amor, la caridad inestimable. Por mi obediencia, fundada en la humanidad, he redimido al género humano".






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