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Bill Cosby: para él no habrá racismo que perseguir

El legendario comediante que ha participado en series que defienden la unión familiar se encuentra sobre una fogata de acusaciones que, curiosamente, brotaron una vez que Bill Cosby hizo declaraciones políticamente incorrectas, otra muestra de su censura discrecional que castiga a quien diga inconveniencias

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NOVIEMBRE, 2014. Quien haya seguido la nota respecto a las acusaciones de presunta violación contra el comediante Bill Cosby seguramente ya se dio cuenta que nadie, ni por asomo, menciona aquí la palabra "racismo" en los medios. Se da por un hecho que seis mujeres se digan víctimas de Cosby pero ningún reportero se atreve a considerar que se trate de una acción concertada que busque denigrar al también actor y escritor. ¿Por qué hasta hoy se dan a conocer esas demandas sobre hechos que aparentemente han ocurrido desde 1996? Tampoco hemos visto a Jesse Jackson, al "reverendo" Al Sharpton ni al cineasta Spike Lee acusar el "racismo" del caso. (Por el contrario: Lee dijo en una entrevista "Cosby no me representa, siempre me ha parecido ridículo". Imaginemos la reacción que habría si alguien dijera eso de Spike Lee).

Como se ha informado, durante las últimas semanas se han acumulado un total de siete demandas por presunta violación en contra de Bill Cosby, incluida de una reportera, quien inexplicablemente y contrario a su profesión, por varios años se guardó un secreto el cual reveló hasta que lo consideró conveniente. Dos programas televisivos cancelaron intempestivamente las entrevistas que habían pactado con Cosby lo mismo que su aparición en una película. Al principio el comediante quiso defenderse, pero seguramente asesorado, prefirió quedarse callado en espera que sus abogados hagan el trabajo. Es mejor: en este momento una aparición en televisión lo llevaría a un campo minado donde cualquier declaración suya, aun la más inocente, podría ser tergiversada por el entrevistador.

No es intención nuestra defender aquí a Bill Cosby. Si cometió el o los ilícitos, que se le juzgue de acuerdo a la ley y que pague por ello. Pero igualmente, si llega a pisar prisión, difícilmente veremos las protestas de "racismo" que ocurrieron, por ejemplo, cuando algo similar ocurrió con Mike Tyson, con el basquetbolista Kobe Bryant, con OJ Simpson y con Suge Knight, un "empresario" hip hop quien ya tenía antecedentes penales aun antes de ser famoso, así como un asesinato comprobado (fue él quien viajaba junto al rappero Tupac Shakur en Las Vegas). Y si Cosby resulta inocente tampoco se hablará de "racismo", aunque su reputación habrá quedado inevitablemente dañada.

En el caso de Cosby, como veremos a continuación, no importa tanto el color de piel como sus convicciones morales personales y políticas.

Por principio, mucho antes que Morgan Freeman, Will Smith y, sí, OJ Simpson, Bill Cosby ya era ampliamente conocido y respetado por la comunidad blanca. De hecho, el pasado fin de semana, en Florida y frente a un auditorio mayoritariamente caucásico, Cosby se presentó con total éxito pese al "boicot" de un DJ local que dijo daría 200 dólares a quien interrumpiera la presentación.

Célebre desde los sesenta, Cosby produjo a principios de la década siguiente la serie animada Fat Albert donde arengaba a los niños y adolescentes negros para que estudiaran y se prepararan. Eran unas caricaturas llenas de anécdotas sanas que daban cuenta de que era posible la convivencia racial.

Cosby es un gran admirador de Martin Luther King: "Fue un mártir, pero murió no solo por en la lucha por los derechos de los negros sino de todos aquellos, de cualquier raza y cualquier creencia, a quienes no se han abierto las puertas del sueño americano", dijo en una entrevista en 1975. Difícilmente Cosby se identificaría como republicano --lo que, por cierto sí era Sammy Davis Jr.-- pero varias veces ha dejado en claro que el odio hacia el blanco se le termina por revertir a los mismos afroamericanos. "Cuando era pequeño mi abuela contaba que sus padres eran niños cuando se abolió la esclavitud. Recuerdo que decía 'Willy, ellos (los blancos) abusaron y explotaron a los nuestros porque ninguna ley nos protegía. Pero nunca quieras venganza, busca el perdón, ten en cuenta que nosotros habríamos hecho lo mismo si hubiéramos tenido las leyes de nuestro lado. La esclavitud no es asunto de negros o blancos, es un asunto de leyes que no son iguales para todos".

Con ello empieza a entreverse el porqué la izquierda norteamericana detesta tanto a Bill Cosby. Pero eso no es todo.

Hace dos años Cosby expresó algo que cayó como patada en el estómago a todos los Jesse Jacksons que pululan por Estados Unidos: "Ya basta de acusar a los blancos por nuestras desgracias y nuestra pobreza, yo mismo soy ejemplo de que podemos avanzar en este país; ya no son los años cuando había sitios donde los negros no podíamos entrar. Hoy tenemos leyes que nos defienden y somos iguales ante la Constitución. Pero este es un país que nos exige trabajar para conseguir las cosas. Ya basta de hacernos las víctimas y de utilizar como excusa nuestro color de piel..."

Se ve más claramente, pues, porqué en las acusaciones contra Bill Cosby no hay "racismo": No se trata de una celebridad progre. Y tampoco es asunto nuevo. En 1978 un tal Richard Farliss escribía en TIME respecto a la serie Fat Albert, la cual pedía fuera retirada del aire: "Busca que los niños de origen africano olviden el sufrimiento de sus mayores y anhelen integrarse a una sociedad donde las leyes las escribieron los blancos". Paradójicamente, ese fue el argumento que el gobierno sudafricano en ese tiempo dio para no transmitir Fat Albert en la TV de ese país: ¡invitaba a que los negros quisieran sentirse iguales a los blancos! Farliss estaba argumentando lo mismo que los promotores del apartheid sudafricano. Críticas similares, como la del periodista Lev Wasserman, se dieron en contra de The Cosby Show que se transmitía en los 80 y principios de los 90, un sitcom que tenía como centro a una familia afroamericana de clase media alta unida y defensora de los principios morales.

Y como lo han hecho otros afroamericanos, no solo Cosby, entre ellos la ex secretaria de Estado Condoleeza Rice, el columnista Lloyd Marcus, entre otros-- a los negros, y a los latinos, y de cualquier otra etnia, deben integrarse a la sociedad norteamericana si desean progresar, y de hecho así ocurrió por muchos años. Mantenerse al margen, esperar que el gobierno les resuelva la vida y quejarse de que los explotan en vez de prepararse, solo los lleva al estancamiento de sus vidas, a la marginación social, a una mediocridad más que conveniente para líderes negros como Jackson y Al Sharpton para quienes una afroamericano pobre será siempre carne de cañón para allegarse votos.

Cosby no piensa como un "blanco" ni es un "Tío Tom" según han sostenido quienes lo atacan. Simplemente ha pedido que los afroamericanos dejen de echarle la culpa a los demás, que vean cómo beisbolistas, basquebolistas, cantantes, escritores y atletas olímpicos afroamericanos de enorme talento han podido sobresalir en una sociedad que, de ser tan racista como se le atribuye, habría hecho lo imposible para que fracasaran en su intento. El contraste es que, a diferencia de la mayoría de ellos, Cosby no se quedó callado y habló abiertamente de lo que debiera ser una obviedad.

Por eso en las acusaciones en su contra los medios no detectan "racismo": las declaraciones de Bill Cosby fueron "políticamente incorrectas".Por eso la andanada en su contra, por eso aparecen en momentos que Barack Obama ya únicamente es popular entre los inmigrantes ilegales y un margen de afroamericanos cada vez menor. (Según Marcus, otro que piensa igual a Cosby es el legendario ex basquetbolista Michael Jordan, y recuerda cómo en el 2008 Jordan dijo a un medio que dudaba que Obama "fuera una garantía como gran presidente" y rápido brotó una amenaza de acusación por "paternidad irresponsable" por lo que, intimidada, la estrella optó por quedarse callada).

De ahí que la andanada contra Bill Cosby parezca más la de la Rusia soviética y no la de un país democrático. Cuando las declaraciones son progres, importa el color de piel antes que nada. Y cuando no lo son, el color de piel no importa nada.

 

 

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