(Febrero
de 1938)
La denominada Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), representante de las agrupaciones anarcosindicalistas de los diferentes países, se ha reunido en París del 8 al 17 de diciembre. Es sabido que la única sección importante de esta internacional es la C.N.T. española. Todas las organizaciones restantes (sueca, portuguesa, francesa, latinoamericanas ... tienen dimensiones insignificantes.[2]
Evidentemente, incluso una organización
pequeña, puede tener un gran significado si tiene una posición revolucionaria
independiente, que se anticipe al desarrollo de la lucha de clases. Pero como
se puede apreciar a través del breve informe publicado en el Boletín de información de la A.I.T., el
congreso extraordinario de París ha terminado con la completa victoria de la
política de García Oliver es decir, de la política de capitulación ante la
burguesía.
Durante el año pasado, algunas
publicaciones anarquistas, sobre todo las francesas, han criticado
moderadamente los métodos de acción de la C.N.T. española.[3]
Las bases de esta crítica -son suficientes: en lugar de construir el socialismo
sin estado, los dirigentes de la C.N.T. se han convertido en ¡ministros del
estado burgués! Sin embargo, esta circunstancia no ha impedido al congreso de
París de la A.I.T. «aprobar la linea de la C.N.T.». Por su parte, los lideres
del anarcosindicalismo español, han explicado al congreso que si ellos han
traicionado a la revolución, esto se debía a la «insuficiente solidaridad del
proletariado internacional».
El congreso no ha inventado nada
nuevo. Todos los traidores
reformistas siempre han hecho caer la responsabilidad de su propia traición
sobre el proletariado. Cuando los social-patriotas apoyan a su militarismo
«nacional», evidentemente, esto no se debe a que son los lacayos del
capitalismo, sino a que las « masas aún no están maduras para
un verdadero internacionalismo». Si los dirigentes sindicalistas se comportan
como esquiroles, es porque las «masas aún no están lo suficientemente maduras
para luchar».
El
informe no dice ni una sola palabra de crítica revolucionaria a este congreso
de París. En esto, al igual que en muchas otras cosas, los anarquistas imitan
totalmente a los liberales burgueses. ¿Para qué quiere estar al corriente la
chusma de las divergencias que existen en la cumbre? Esto no podría más que
dañar la autoridad de los
ministros anarco-burgueses.. Es verosímil que, en réplica a la critica de
«izquierda» de los anarquistas franceses, estos últimos se. habrían visto
obligados a recordarles su propia conducta durante la última guerra
imperialista.
Hemos oído decir a ciertos
teóricos anarquistas que, durante circunstancias «excepcionales», como la
guerra y la revolución, es necesario renunciar al propio programa. Estos
revolucionarios se parecen a los impermeables que no chupan agua más que cuando
llueve, es decir, en circunstancias excepcionales, pero permanecen
absolutamente impermeables en tiempo seco, dando entonces plena satisfacción.
Las decisiones del Congreso de
París se sitúan exactamente al mismo nivel que la política de García Oliver y
de los tipos de su calaña. Los líderes de la A.I.T. han decidido llamar a la
IIª, IIIª y a la Internacional de Amsterdam y proponerles la constitución de un
«frente internacional antifascista».[4]
Ni una sola palabra de la lucha contra
el capitalismo. Ya se anuncian los métodos de esta batalla: «Boicot a los
productos fascistas» y... «presión sobre los gobiernos democráticos».[5]¡Los
métodos más seguros para liberar al proletariado! [6]
Es evidente que con el objetivo
de ejercer presión, el dirigente de la IIª Internacional León Blum, se ha
convertido en el presidente del Consejo de la Francia «democrática» y ha hecho
todo lo posible para aplastar el movimiento revolucionario del proletariado
francés. Con Stalin, y ayudado por García Oliver, Blum ha ayudado a
Negrin-Prieto a estrangular la revolución socialista del proletariado español.
Jouhaux ha tomado parte importante en estas actividades.
El frente Único de las tres
internacionales para luchar contra el proletariado revolucionario, a base de
acciones de este tipo, ha sido realizado ya hace mucho tiempo. En este frente,
los lideres de la C.N.T., no han ocupado un lugar especialmente destacado,
¡aunque si lo suficientemente vergonzoso!
El Congreso de París significa
que la traición de los anarquistas españoles ha sido impuesta a los anarquistas
del mundo entero. Esto encuentra su expresión particular en que, a partir de
ahora, el secretario general de la A.I.T., será designado por la C.N.T.
española. En otras palabras, a partir de ahora, el secretario general será un
funcionario del gobierno burgués español.
¿Qué podéis replicar? Señores
teóricos y semiteóricos anarquistas y semianarquistas. ¿Estáis dispuestos a
jugar el papel de quinta rueda del carro de la democracia burguesa, al igual
que los anarcosindicalistas españoles?
Evidentemente muchos anarquistas
no se encuentran a gusto. Pero para salir de esta situación incómoda, cambian
de conversación. Realmente, ¿para qué ocuparse de España y del Congreso de
Paris de la A.I.T., cuando se puede hablar de Kronstadt[7]
y de Makhno? Son temas más actuales...
En medio de su descomposición y
su decadencia, la Internacional anarquista no desea, evidentemente, marchar a
remolque de la IIª y la IIIª Internacional. Los obreros anarquistas honestos
encontrarán tanto más rápido la IVª.
León
Trotsky
[1] T. 4274. Publicado en Socialist Appeal el 12 de febrero de 1938 y en IVª Internacional, de México, nº 19, agosto de 1938
[2]
Las organizaciones representadas eran, aparte de la
C.N.T. española, la S.A.C. de Suecia, la C.G.T. portuguesa, la C.G.T.S.R.
francesa, la N.S.V. holandesa, la U.S.I. italiana, la C.G.T. chilena, la
F.A.A.U.D. alemana, los grupos anarcosindicalistas de Bélgica, la federación
anarquista y los grupos anarcosindicalistas de Polonia, y la F.O.R.A.
argentina. La C.N.T. era, efectivamente la única de estas organizaciones que
tenía una audiencia real entre las masas. La A.I.T. había sido fundada en 1922
en Berlín, después de la ruptura de la mayoría de los anarcosindicalistas con
la Internacional Sindical Roja.
[3]
Los «puristas» eran particularmente activos en el
seno de la C.G.T.S.R. y por la federación anarquista en Francia: condenaban la
colaboración y el oportunismo de sus camaradas españoles. Respecto a esto ver L’Espagne nouvelle que editaba André
Proudhommeaux. La Unión Anarquista había celebrado su congreso algunas semanas
antes: el informe publicado en Le
Libertaire del 11 de noviembre de 1937 muestra que los responsables son, en
su mayoría, solidarios con los dirigentes de la C.N.T., aunque una fuerte corriente
crítica se desarrolla en las filas de las juventudes anarco-comunistas, uno de
cuyos animadores escribirá en Révision, nº
1: «El anarquismo, o mejor dicho, los que han actuado en su nombre, en lugar de
intentar aplastar lo que generalmente se llama las fuerzas autoritarias, ha
intentado, desde el 20 de julio, hacerse admitir en la gran familia liberal,
republicana y federalista, renegando de sus consignas de ayer, enriqueciéndose
de espíritu «realista» sobre el antiguo personal aturdido al ver esta explosión
de fuerzas nuevas endosarse con satisfacción el traje completo de ministro o
consejo.
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[4] Ésta es la fórmula exacta del Boletin citado por Trotsky. Las resoluciones y las actas de este congreso, citadas por José Pei-rats en La C.N.T. en la revolución española, t. III, pp. 80-81, hablan de la «alianza obrera antifascista» y de la proposición en este sentido de la Federación sindical internacional.
[5] La resolución de este congreso habla del «boicot mundial de los barcos, mercancías y productos», por una parte, y de «actuar vigorosamente para obtener el fin de la no-intervención movilizar a las masas obreras para conseguir que los llamados gobiernos democráticos pongan fin a la no-intervención» (íbidem).
[6] José Peirats (op cit., p. 81) precisa que el 1º de abril tuvo lugar una entrevista entre las delegaciones de la A.I.T. y de la F.S.I., y que la primera sometía a sus interlocutores a un «plan técnico de boicot y de embargo». Peirats precisa que estos «excelentes» proyectos no se realizaron jamás.
[7] Trotsky había acabado el 15 de enero un artículo titulado: «Mucho ruido con Kronstadt» en respuesta a una campaña en la que los anarquistas jugaban el papel fundamental.