LA GUERRA DE ESPAÑA Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL[1]
(18 de marzo de 1939)
-¿Cuál es su opinión sobre la guerra civil española?
-He dado en varias ocasiones a
la prensa mi opinión sobre este tema. Si la revolución española hubiese salido
f victoriosa, habría dado al movimiento revolucionario en Francia y en los
otros países un fuerte impulso. En este caso, hubiéramos podido esperar con
toda confianza que el movimiento socialista victorioso consiguiese prevenir la
guerra imperialista ya que entonces no tendría objeto, seria inútil. Pero el
proletariado socialista español ha sido aplastado por la coalición de los
Stalin-Azaña-Caballero-Negrín-Garcia Oliver, antes de ser definitivamente
vencido por los partidarios de Franco. La derrota de la revolución española ha
alejado la perspectiva revolucionaria en provecho de la guerra imperialista.
¡Sólo los ciegos no verían esto!
La revolución española era, en
esencia, socialista: los trabajadores han intentado en varias ocasiones
derribar a la burguesía y tomar las fábricas[2];
los campesinos querían apoderarse de las tierras. El «Frente Popular» dirigido
por los estalinistas ha aplastado la revolución socialista en nombre de una
democracia burguesa ya sobrepasada. De ahí, la desilusión, la desesperación de
las masas obreras y campesinas, la desmoralización del ejército republicano y
por tanto el hundimiento militar.
No sirve para nada hablar de la
pérfida política de Francia e Inglaterra. Por supuesto, los imperialistas
«democráticos» estaban de todo corazón
del lado de la contrarrevolución española y han ayudado lo mejor que han
podido a Franco. Ha sido y será` siempre así. Los ingleses estaban por supuesto
del lado de la burguesía española que se había pasado, por entero, al bando de
Franco. Sólo, al principio, Chamberlain[3]
no creía en la victoria de Franco y temía comprometerse revelando
prematuramente sus simpatías. En cuanto a Francia ha ejecutado siempre la
voluntad de la burguesía francesa.[4]
El gobierno soviético se ha convertido en el sepulturero de los obreros
revolucionarios españoles, con el fin de demostrar a Londres y París que es
fiel y digno de su confianza.
La causa fundamental de la
derrota de una revolución poderosa y heroica reside en la política de traición
contrarrevolucionaria llevada a cabo por el llamado Frente Popular. Si los
campesinos hubiesen tomado la tierra y los obreros las fábricas, Franco no
hubiese sido capaz nunca de arrebatarles la victoria.
-¿Puede mantenerse el régimen de Franco?
-Por supuesto, no durante mil
años, como exclaman las promesas del nacionalsocialismo alemán, pero Franco se
mantendrá cierto tiempo beneficiándose de las mismas condiciones que Hitler.
Después de sus inmensos esfuerzos y enormes sacrificios, después de las
terribles derrotas sufridas a pesar de estos sacrificios, la clase obrera
española ha perdido hasta en lo más profundo de su corazón la más mínima
ilusión por los partidos dirigentes, socialistas, anarquistas, «comunistas» que
con sus esfuerzos comunes bajo la bandera del «Frente Popular» han aplastado la
revolución socialista. Los obreros españoles van a tener que atravesar inevitablemente un período de
desaliento antes de empezar lenta pero obstinadamente a buscar un nuevo camino.
El período de postración de las masas coincidirá precisamente con la duración
de la dominación de Franco.
[1] T. 4555, extraído de una entrevista concedida por Trotsky a Sybil Vincent para el diario británico Daily Herald y publicado en el Socialist Appeal el 4 de abril de 1939, B.O. nº 75-76, en marzo- abril de 1939, PP. 5-9. El tema tratado era la perspectiva de la segunda guerra mundial.
[2] Trotsky se expresa en inglés y es posible que no mida todas sus palabras. Podemos hacer notar, no obstante, que define aquí como «socialista» el movimiento natural de la clase obrera.
[3] Pequeña confusión, ya que «al principio» Neville Chamberlain no era primer ministro. Sólo en mayo de 1937 sustituye en este puesto a Stanley Baldwin. Pero, en general, los conservadores ingleses -no sólo Chamberlain, sino también Winston Churchill- no disimulaban sus inquietudes ante la revolución española, ni sus simpatías hacia los «defensores del orden» en este país. La presión de Londres fue decisiva en la determinación del gobierno Blum para proponer la política de «no-intervención».
[4] Con la palabra «Francia» se refiere aquí al gobierno de Frente Popular presidido, en julio de 1937, por el dirigente del partido socialista S.F.IO. León Blum.