EL MIEDO A LA «OPINIÓN PÚBLICA»[1]

(Carta a M. Pívert, el 22 de diciembre de 1938)

 

( ... )No tengo la posibilidad de seguir de cerca la actividad de vuestro partido,[2] no conozco su composición interna y por ello me abstengo de pronunciarme sobre cualquier apreciación.. Pero conozco bastante bien los demás partidos del Buró de Londres, que existen desde hace más de un año.' Me pregunto si vuestro partido puede ser capaz de abordar grandiosas tareas trabajando con gente como Fenner Brockway, Walcher, Sneevliet, Brandler[3], y otros venerables inválidos que no sólo no han demostrado en ningún momento su capacidad de orientarse en los acontecimientos revolucionarios, sino al contrario, en varias ocasiones han demostrado su más absoluta incapacidad en la acción revolucionaria, y en años posteriores su incapacidad no menos absoluta de aprender cualquier cosa de sus propios errores.'

El mejor de todos ellos era el P.O.U.M.[4] ¿Pero no queda claro ahora que el miedo del P.O.U.M. a la opinión pública pequeño-burguesa de la IIª y IIIª Internacional y -sobre todo a los anarquistas, fue una de las principales causas del hundimiento de la revolución española?

Tenéis una gran responsabilidad, camarada Pivert, idéntica a la que pesaba sobre Andrés Nin en los primeros años de la revolución española. Podéis dar a los acontecimientos un potente empuje hacia adelante. Pero podéis desempeñar el papel de freno. En los momentos de crisis política aguda, la iniciativa personal puede ejercer una gran influencia en el curso de los acontecimientos. Sólo es necesario decidir firmemente una cosa: llegar hasta el final.[5]

 

 

LA TRAGEDIA DE ESPAÑA

 

tomo segundo



[1] T. 4489. Trotsky había seguido con mucho interés a partir de 1934 la evolución política de Marceau Pivert, a cuyos ojos gozaba además de gran prestigio. Pivert lo había visitado en Doméne en marzo de 1935. Pero su negativa a seguir a los B.-L. tras su marcha de la S.F.I.O. y su deseo de permanecer en la «vieja casa» habían conducido a la ruptura: Trotsky consideraba que la creación por parte de Pivert de la tendencia de la «Izquierda revolucionaria» servía al aparato de la S.F.I.O. Para él, Pivert se había convertido después en símbolo del centrismo. Sin embargo, después de la escisión de la Izquierda revolucionaria de la S.F.I.O., durante el congreso de Royan de este partido, en junio de 1938 y la creación del Partido Socialista Obrero y Campesino, reanudaron sus relaciones epistolares. El texto reproducido ha sido extraído de una carta dirigida a Pivert, cuyo texto integral lo encontraremos en el Movimiento comunista en Francia, pp. 615-618. Trotsky se dirigía a Pivert tras un informe que le. había mandado, a petición suya, Alfred Rosmer.

[2] Se trata del Partido Socialista Obrero y Campesino, que contaba con seis meses de existencia, pero que Trotsky consideraba que era en adelante la última oportunidad de construir en Francia un partido revolucionario y con quien proponía la fusión de sus camaradas del P.O.I. Sin embargo, lo más importante era convencer a Pivert de que no imitase a sus camaradas del P.O.U.M.

[3] A excepción de Fenner Brockway, antiguo pilar del I.L.P. centrista, los otros tres militantes mencionados eran viejos conocidos de Trotsky de la época de la Internacional Comunista, del tiempo de Lenin. Sneevliet se había sumado al movimiento por la IVª Internacional con el R.S.P., luego R.S.P.A. en 1935, y había roto con el mismo 1938, algunos meses antes, después de largos años de difíciles relaciones. Walcher que había informado a Trotsky de la situación exacta en Alemania en 1923, había seguido después la oposición de derechas de Blandler. Su decisión, en 1931, de romper con este último para incorporarse al S.A.P. había suscitado en Trotsky ciertas esperanzas que parecieron confirmarse con la adhesión del S.A.P., bajo la firma de Walcher, a la «Declaración de los Cuatro», para una nueva Internacional, seguida después de una estancia y profundas discusiones en Royan. Pero desde 1934, el S.A.P. en general, y Walcher en particular, fueron acercándose al estalinismo. En cuanto a Brandler, Trotsky le consideraba parcialmente responsable de la derrota alemana en 1923, y le acusaba sobre todo de no haber sacado lecciones

[4] Trotsky no renunció nunca a este punto de vista: el P.O.U.M. era un partido centrista «serio» y «honrado», el «mejor» de los partidos centristas, y por eso era tan importante comprender su derrota.

[5] Marceau Pivert respondería, el 26 de enero de 1939: «Vuestro severo juicio sobre nuestros camaradas del P.O.U.M. levantará, con seguridad, protestas unánimes entre nuestros militantes, ya que, para nosotros que hemos vivido de cerca todos estos acontecimientos desde julio de 1936, no es el miedo del P.O.U.M. a la opinión pública pequeñoburguesa de la IIª y IIIª Internacional y sobre todo a los anarquistas, la causa del hundimiento de la vanguardia revolucionaria, sino la concentración de los esfuerzos del imperialismo germano-italiano, franco-británico y la de los estalinistas. Los resultados de una política de vanguardia no tienen por desgracia, la misma plenitud en un momento de reflujo y desmoralización del movimiento obrero, que un periodo de auge. Pero en lo que nos concierne, hemos extraído de nuestra trágica experiencia la siguiente lección: una estrategia obrera valiente y decidida puede, en circunstancias favorables, tener un incalculable alcance. Hay momentos en los que hay que saber llegar "hasta el final». Lo hemos vivido en junio-julio de 1936. No lo olvidaremos.» La curva de relaciones triangulares Trotsky-Nin-Pivert es de las más curiosas. En 1934, Nin desaprueba a Trotsky que aconseja a sus camaradas franceses meterse en la S.F.I.O., donde se encuentra Pivert. En 1935, Trotsky rompe con Pivert que se niega a abandonar la S.F.I.O., y Nin se niega por su parte a entrar en el P.S. español. En 1933, el P.O.U.M. -por tanto Nin- y Pivert son miembros del «Buró de Londres», blanco de los sarcasmos de Trotsky. Trotsky y La Batalla están de acuerdo en 1937 en condenar la negativa de Pivert a abandonar la S.F.I.O. después de la prohibición de su tendencia, y en acusarle de «capitulador». Los trotskystas y el P.o.U.M. están también de acuerdo en aprobar la creación del P.S.O.P. sin esperar en cambio los mismos resultados. Y sobre el P.O.U.M. y sobre la memoria de Nin se apoyará Pivert: para combatir a los trotskistas en el interior del P.S.O.P....

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