III. - ¿Y LA CNT?
-Haces bien en hablar de la CNT. El obrero de
Barcelona es, en su aplastante mayoría, anarquista. No comprendemos
por qué no ha reaccionado, o por lo menos intentado reaccionar,
para salvar Barcelona. Sin embargo ha dado héroes que son el orgullo
del proletariado internacional como Durruti, Ascaso... ¿Qué
ha hecho la CNT en el momento trágico?
-La CNT es un capítulo aparte. Ciertamente,
Durruti, Ascaso y miles de héroes anónimos quedarán
grabados para siempre, como la Comuna de París, en el corazón
del proletariado; pero en cuanto a la política de estos "antipolíticos"
y "antiestatales", quiero decir, en cuanto a la política de la dirección
de la CNT, ha sido claramente reformista, pequeñoburguesa y objetivamente
criminal para el proletariado y la revolución. Puede ilustrar a
los obreros del mundo entero (en este momento de desconcierto ideológico
general, en el que las ideas anarquistas pueden tener una cierta audiencia
entre los desorientados) sobre el valor de la teoría, pero sobre
todo de la práctica, anarquista. Este trabajo crítico, que
sólo los marxistas consecuentes pueden hacer, se hará. Harán
falta folletos, tal vez libros.
En el pasado, quiero decir en 1936 y 1937, estos
antiestatales abolían e incluso a veces quemaban el dinero en los
pequeños pueblos de Aragón, donde se instauraba el comunismo
libertario y el reino del amor y de la fraternidad, pero nunca se les ocurrió
la idea de poner la mano encima de los grandes bancos. Sin embargo -añade
maliciosamente nuestro camarada Casanova- la filial del Banco de España
en Barcelona se encontraba frente al Comité Regional de la CNT,
sede del estado mayor anarquista, pero los jefes "antiestatales" andaban
de puntillas ante la alta finanza[1].
Consideraban como pecado mortal hablar de Estado Obrero, de la constitución
y extensión de los comités, pero trabajaban, por el contrario,
mientras seguían hablando de la anarquía, con orden y con
método en la reconstitución del Estado burgués[2].
En el mes de mayo de 1937, entregaron a los obreros de Barcelona a la contrarrevolución
stalinoburguesa. Algunas semanas después, la burguesía, no
teniendo ya necesidad de ellos y sintiéndose suficientemente fuerte,
los despidió.
Un año después, en el mes de abril
de 1938, en el momento del peligro (la ruptura del frente de Aragón)
se les ofreció en el segundo ministerio de Negrín la cartera,
decorativa y sin importancia, de Instrucción Pública, que
aceptaron con un ansia nada anárquica. La burguesía sabe
que tiene delante de ella animales domesticados y bien amaestrados. Consiguientemente,
la CNT, e incluso la FAI, han encubierto toda la política de regresión
social del gobierno de Negrín. Los 13 puntos de Negrín[3]
, los decretos reaccionarios de disolución de los organismos proletarios,
todo esto ha sido encubierto por la CNT y la FAI. Por lo demás,
la distinción siquiera formal entre el lenguaje francamente chauvinista
y reformista de los stalinistas y socialistas, y el lenguaje revolucionario
en las palabras de la CNT, distinción que existía durante
el primer año de la revolución, desapareció durante
el año 1938. La prensa fue "gleichgeschaltet" (puesta a raya). Así,
"Solidaridad Obrera", órgano central de la CNT, presentaba el conflicto
entre la Bolsa de Londres y la de Berlín como un conflicto ideológico
entre las democracias y las dictaduras, diariamente elogiaba al apóstol
de la paz, el representante del imperialismo yankee, Roosevelt; explicaba,
naturalmente, que la seguridad de los Imperios exigía la intervención
en España, y daba lecciones de patriotismo a Chamberlain y Daladier.
Durante muchos meses -continúa nuestro
camarada Casanova - el Comité Regional de la CNT estuvo desorientado
y no supo qué consigna dar. Por fin la encontró en el mes
de noviembre.
-¿Cuál? preguntamos a nuestro amigo,
que sabe despertar nuestra curiosidad.
-Hela aquí: hay que dar un puesto de consejero
en la Generalitat de Cataluña a la CNT. La honestidad, la justicia
y, sobre todo, el idealismo de los hombres limpios luchando siempre
"contra las sucias maniobras de los políticos", exigía la
reparación de la injusticia flagrante cometida tras mayo de 1937,
cuando a los representantes de la CNT se les dio en las narices con las
puertas de la Generalidad de Cataluña. Por lo demás, el Comité
Regional reclamaba un ministerio, leíamos en la "Soli", no por los
bajos motivos que caracterizan a los políticos, por ejemplo alcanzar
un objetivo político o tal vez gozar simplemente de una cartera,
sino por razones ideales...
En cuanto a mí, que soy un vulgar materialista
-añade Casanova - no ignoro, sobrre todo, el interés práctico
de un puesto de consejero de la Generalidad. Esto abría las perspectivas
de los filones, de los "enchufes", como se dice allá, para los camaradas,
pero como consigna en una situación más que seria, era más
bien pobre.
Todavía en el último momento, la
CNT y la FAI podían salvar la situación, sí, ellas
podían, y en cualquier caso podían y debían tratar
de salvarla, insiste con fuerza Casanova. Ni siquiera lo han intentado.
Para ello, evidentemente debían romper con la política que
conducía al abismo y que se llama Frente Popular.
Precisemos. Había en Barcelona, hace todavía
quince días, a pesar de la acción desmoralizadora de la política
de Negrín-Comorera[4], muchos miles
de obreros, sobre todo jóvenes, dispuestos todavía a ir a
las barricadas y a morir, si hacía falta, por la Revolución.
Estaban prestos a alistarse en los batallones de las Juventudes Libertarias,
pero no tenían ninguna confianza en el mando republicano que, en
la primera ocasión, se pasaba del lado del enemigo. Los llamamientos
de los organismos oficiales no encontraban ningún eco. En las fabricas,
por ejemplo, hacía falta usar múltiples medios de coerción
a fin de descubrir a los falsos "imprescindibles". Se llamaba así
a los obreros o especialistas que, a causa de su valor técnico,
estaban exentos del servicio militar[5].
Un ejemplo. El Comité Nacional de las
Juventudes Libertarias, que estaba en la línea del Comité
Nacional de la CNT, viendo que los jóvenes afiliados a las Juventudes
Libertarias sólo se alistaban en un número muy pequeño
en los batallones oficiales del Ejército Popular, tiene publicado
un comunicado bastante característico. En este comunicado, el Comité
Nacional asegura a los jóvenes miembros de las Juventudes Libertarias
que pueden alistarse sin temor en los batallones de voluntarios mixtos
del gobierno, pues el Comité Nacional tiene un representante en
el Comité de Organización. Esta "seguridad" no convencía
a los jóvenes, que esperaban en vano la voz que les inspirase confianza.
La dirección de la CNT, en suma, ha dejado
a sus miembros en el último momento sin consignas y sin plan de
acción. Así, el jueves por la noche, el 26 de enero, el mismo
día de la entrada de los fascistas en Barcelona, yo estaba en un
pequeño pueblo cerca de Gerona. Fui a ver al comité local,
"Junta" de la CNT. Los camaradas no tenían ninguna ligazón
con el centro, no sabían siquiera donde se encontraba, y me pedían
consejos.
[1] Abolir
el dinero en los pueblecitos de Aragón y conservar el Banco de España
es algo que nos recuerda mucho la fábula de Krylov "El curioso".
El curioso, tras visitar el parque zoológico, cuenta lo que ha podido
contemplar. Habla de insectos del tamaño de una aguja, pero no se
ha fijado en el elefante. (N.d.A.)
[2] La
lectura de los folletos de los ex ministros de la CNT en el gobierno Largo
Caballero, editadas Por el Comité Nacional de la CNT, en los que
los ministros cuentan sus hazañas, es, a este respecto, muy instructiva,
y la recomendamos. (N.d.A.)
[3] Los
13 puntos de Negrín son el programa de restablecimiento de una república
burguesa. (N.d.A.)
[4] Joan
Comorera fue secretario General del PSUC, y principal ejecutor de su política
contra los "excesos revolucionarios" de los obreros catalanes, que culminó
en los sucesos de Mayo de 1937. Tras la Guerra Civil volvió clandestinamente
a Cataluña e hizo romper al PSUC con el PCE -aunque no con Moscú-
y tomar un camino propio. Citado con un representante del PCE, fue detenido
por la policía de Franco. Murió en prisión.
[5] En
una de las fábricas de munición más importantes de
Barcelona, llamada Fábrica "A", era necesario, para el enrolamiento
de voluntarios, que el Comité de fábrica cerrara las puertas,
porque los obreros huían (N.d.A.)