¡Santísima Madre, Reina de los Cielos!, No soy muy bueno, pero alentado con la invitación del Corazón de Jesús, deseo consagrarme a Él; pero conociendo mi inconstancia no quisiera ofrecer nada sino por tus manos de Madre, y confiado a tus cuidados el hacerme cumplir bien todas mis promesas.
Corazón de Jesús, Dios de bondad y amor, gustoso y agradecido acepto con toda la decisión de mi alma este pacto de cuidar Tú de mí, y yo de Ti, aunque demasiado sabes que todo es ventaja para mí.
Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo pongo en tus manos bondadosas: mi alma, mi salvación, mi libertad, mi progreso interior y mis debilidades; mi cuerpo, mi vida y salud; te regalo todas las oraciones que por mí hagan, vivo o muerto, para que Tú dispongas de ellas; te encargo a mi familia, mis bienes, negocios, ocupaciones, etc., para que hagas de todo lo mío como Tú quieras; y acepto, aunque me cueste, todo lo que tu Corazón divino desee sobre mí.
Quiero pedirte, Sagrado Corazón, que
mi vida ya no sea inútil; quiero hacer algo, más bien quisiera
hacer mucho porque reines en el mundo; quiero hacer más oración
y decir muchas oraciones cortas; y haré de ti la propaganda que
yo pueda. Quiero que todo lleve tu sello divino, y que lo que haga sirva
de reparación hasta mi muerte. Quiero ser un apóstol fervoroso
a tu servicio. Amén.