Tamara de Lempicka

1898 / 1980

Tamara de Lempicka nació en Varsovia (Polonia), cuando esta ciudad brillaba casi como París. 
La nobleza de casi toda Europa se daba cita allí. Ser joven y hermosa le valió a Tamara el asiduo contacto con esos círculos. Allí conoció a Tadeusz de Limpicki y la belleza de ambos se sintieron atraídas. A partir de ese momento, la vida de Tamara se pareció mucho a la de una novela.
El arresto del noble y apuesto Tadeusz por los bolcheviques convirtieron a su joven esposa en una especie de heroína. Fue quizás en ese momento, cuando Tamara se propuso conseguir todo lo que deseaba. Y así lo hizo.
Después de rescatar a su esposo, viaja a París y es allí donde encontró lo que siempre le había atraído, el lujo, el brillo, las luces deslumbrantes, el ascenso social y artístico, etc. Llegó a convertirse en una musa de la pintura Art Decó y deslumbró a la aristocracia con la deliberada sensualidad de sus pinturas.
Su nuevo casamiento con el millonario Kuffner la convierte en baronesa y sus destellos en los grandes salones comienzan a mezclarse con un incipiente pero firme nazismo. Es entonces que, con la astucia y visión que siempre la caracterizó, convenció a su esposo a abandonar Europa, antes que ésta se convierta en un caos. 
Su llegada a los Estados Unidos, sobretodo a Beverly Hills, donde decidió vivir, fue tan espectacular, como lo había planeado. Vivió en una de las mas lujosas de las mansiones y dio fiestas que asombraron a un Hollywood difícil de asombrar. Entre sus nuevos amigos estaban: Greta Garbo, Orson Welles, Tyrone Power y Rita Hayworth, entre otros.
Su estadía en New York fue socialmente otro acierto de Tamara, pero ya comenzaba a aburrirse del juego que tanto había deseado.
Después de la muerte de su esposo, decidió abandonar los fuegos fatuos y se fue a vivir con su hija Kizzete a Cuernavaca (México), donde siguió pintando y frecuentando los altos círculos sociales hasta el fin de sus días.
Quiso ser cremada y que sus cenizas se esparcieran sobre el volcán Popocatepetl. Su intimo amigo, el joven escultor Víctor Contreras y su hija, fueron los encargados de cumplir sus deseos. 
Cuando Tamara de Lempicka murió, tenía puesto el importante anillo que le regalara Gabriele d'Annunzio, en el corto pero intenso encuentro que ambos tuvieron en Il Vittoriale.
Nota: la obra teatral "TAMARA" fue representada en Argentina (1990/1994), contando muchas noches con la presencia de la Sra. Victoria Foxhall, nieta de Tamara de Lempicka.

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