Costa Frente al inmenso Océano Pacífico, con sus tibias aguas azules y su costa accidentada, salpicada de pequeñas playas y bahías, se encuentran 50 municipios, divididos en tres distritos: Pochutla, Jamiltepec y Juquila. La Región de la costa es un paraíso, no solo por la naturaleza y el mar, sino por su gente. Existe un temperamento que comparte con la Costa Chica guerrerense.

Es una mezcla armoniosa entre las culturas mixteca, amuzga, afroamericana y mestiza. La “gente de Costa Chica” es noble y festiva. Poseen un desarrollado sentido “dionisiaco” por la vida y las cosas de la vida. Es difícil entender de súbito esta delicada amalgama de aportaciones culturales que crean esta forma de entender el mundo y vivir la vida. En una primera aproximación superficial, se podría decir equivocadamente de esta gente, que no le gusta el trabajo, “progresar”, que son violentos y se la pasan en los “fandangos”. Sin embargo, el atento observador entenderá que esa es una apariencia muy superficial.

La virtud de estos pueblos es que tienen un alto sentido por “la gozación” existencial. La cultura que se ha creado en este sincretismo, tiene mucho que ver con los afroamericanos que desde el siglo XVI se vinieron a poblar estas desoladas, insalubres e inhóspitas regiones. Venían huyendo de la esclavitud y en ello arriesgaron, no solo la vida, sino fundamentalmente que si los capturaban, sufrirían una muerte espantosa a manos de sus perseguidores y delante de su gente.. De esta génesis se puede entender el desprecio al trabajo, el amor a la libertad. Culturalmente para sobrevivir y mantener la libertad, no apegarse a los bienes materiales. Saber vivir intensamente cada día de su vida y gozar los deleites del cuerpo. Los esclavos no pudieron traer la cultura de África, pues llegaron solo los jóvenes y por ser de diferentes lugares, perdieron sus lenguas propias y tuvieron que tomar la de sus opresores, para comunicarse entre ellos mismos. Sin embargo, pese a todas estas agresiones, la cultura de los pueblos originarios de África, es más que evidente.

La Región de la Costa Chica oaxaqueña históricamente ha estado más ligada al estado de Guerrero y en especial a Acapulco, que a la Ciudad de Oaxaca. La carretera llegó a esta región a finales de la década de los años sesentas por Acapulco. Esto explica el por qué la región durante los 5 siglos de colonización siempre ha tenido la influencia de la cultura guerrerense. En esa época todavía era común ver pueblos solo de “gente morena”, viviendo en casas llamadas “redondos”, construidas de “bajareque” en forma redonda y con techo cónico de paja, exactamente igual que en África. En Tututepec los mixtecos en el período Postclásico desarrollaron un poderoso Señorío, que los españoles encontraron y por supuesto arrasaron. Durante los primeros 3 siglos de la Colonia, estas tierras se utilizaron para sembrar algodón. Actualmente se siembra maíz, fríjol, ajonjolí, jamaica, café. Se obtiene limón y copra, pero su principal recurso es el turismo. Las playas de Puerto Escondido, Puerto Ángel, Zipolite y las Bahías de Huatulco son el futuro de la industria turística en el Pacífico Sur. Los pueblos más importantes son: Pinotepa Nacional, Pochutla, Puerto Escondido, Puerto Angel, Juquila, Santa María Huatulco, Jamiltepec, Tututepec, Pinotepa de Don Luis, Cacahuatepec, San Pedro Jicayán, Santos Reyes Nopala, San Gabriel Mixtepec, los pueblos Loxicha, Pluma Hidalgo. Personajes de la región: Álvaro Carillo, Cacahuatepec 1920. Ing. Norberto Aguirre Palancares, Pinotepa Nacional 1905.

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