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Número 3 Abril de 1998
Córdoba/ Buenos Aires
República Argentina
The Budoka
E-zine
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Revista
El Budoka
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LA VELOCIDAD QUIETA 
Por
Sensei
Hideo Tsuchiya
y
Dalmiro Sáenz (1)

ÍNDICE ESQUEMÁTICO
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Karate Do
SHIN SHU KAN
Argentina
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EL BUDOKA
Magazine Electrónico
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 En el mes de Julio del año 1966, Hideo Tsuchiya y el escritor Dalmiro Sáenz iniciaron y publicaron una serie de artículos en el número 1 de la desaparecida revista ADAN. Allí, en unas pocas notas se vertirían conceptos, que luego  de más de tres décadas, aún siguen siendo vigentes; señal inequívoca de su valor, sus contenidos, la profundidad y  seriedad de sus reflexiones. Ahora hemos decidido rescatarlas y colocarlas de nuevo a la luz, para que todos Uds.,  lectores del Budoka, puedan acceder a esta rara perla perdida y encontrada de nuevo. Se ha tratado de respetar la  presentación e ilustración original, así como también la totalidad del cuerpo del texto en sí.   Luego de dos notas anteriores, presentamos la tercera y última parte.  Que lo disfruten.
 
 
Lección 3
CURSO DE KARATE DO
por el Profesor Hideo Tsuchiya y Dalmiro Saenz
LA VELOCIDAD QUIETA
 

En kimé todo nace.  
En kimé todo muere.  
Kimé es la vida del karate. 

  El maestro no deja de repetir siempre a sus discípulos : "¡Más kimé! ¡Más kimé!". Los discípulos ejecutan entonces sus movimientos con más vigor y el maestro queda satisfecho. 

  -¿Kimé quiere decir fuerza? 
  -No. Kimé es esto. 

(El brazo del maestro sale proyectado rápidamente en un movimiento de ataque.  De pronto, se clava en un punto en el espacio, donde está el imaginario blanco.  Su fijación es perfecta, precisa, impecable. Kimé) 

  -Literalmente, kimé es la terminación que resuelve un movimiento.  Piensen en un auto de carrera que se desplaza a 250 kilómetros por hora y que en un décimo de segundo se detiene: toda su velocidad se transforma en un golpe inmóvil. 

  -¿Kimé es el fin? 
  -Kimé es el principio.  El movimiento de karate nace en kimé, surge por obra y gracia del kimé.  Para el que practica el karate, kimé es el nacimiento y la vida.  Kimé también es la muerte.  No se olviden que en karate , teóricamente todo golpe debe ser mortal.  La energía se concentra en un solo punto y todo desaparece: el mundo es mío, el mundo es suyo.  Kimé es el Gran Vacío. 

  Cuando los japoneses tuvieron que enfrentar a los feroces ejércitos mongoles, iban a la batalla cantando: 

  "En el mundo no hay ni un centímetro de tierra donde posar un palo de punta. 
Me regocijo en la nada de todas las cosas, 
de mí mismo y del Universo entero. 
¡Honor al sable de un metro y medio de largo que blanden los enormes soldados mongoles, 
porque es como un relámpago 
cortando la brisa de la primavera!" 

  -Maestro, si cada golpe es mortal, ¿se entiende que el karate es agresivo? 
  -¡No!  Los golpes de karate nunca deben ser malgastados en un capricho.  Hasta que salga su mano o su pie, usted tiene que aguantar, en el límite de su paciencia.  Una antigua poesía okinawense podría traducirse mas o menos así:  "Lo que tolera uno, lo pueden tolerar todos.  Pero el practicante debe tolerar aún lo que los demás no pueden tolerar".  La agresividad se dirige contra el propio egoísmo: cuando repito las técnicas en el aire, voy sublimando mi violencia y me limpio por dentro. 
  -¿Y si se comete una injusticia, tampoco puedo castigar al culpable? 
  -Tradicionalmente, sí.  Pero usted tendría que estar seguro de que es una injusticia y de que es usted quien debe resolverla.  Como en realidad usted no sabe por qué el culpable se comporta de esa manera, en la práctica debe abstenerse siempre: no tiene derecho a ser un juez de nadie.  Sólo quien posee el alma débil reacciona con violencia ante un insulto.  Karate lo hace a usted fuerte, en consecuencia tiene el deber de soportar.  El Tao del Karate, el Karate-Do, permite una ética de suprema compasión y amor hacia todos los seres. 
 

LAS TÉCNICAS DEL PIE 

   Los occidentales han comparado muchas veces al karate con el boxeo inglés.  Cometen un error muy grande porque se olvidan del papel importante que juegan los pies.  Es verdad que las escuelas de lucha autóctona japonesas usan principalmente las manos, pero en el resto de Asia -donde tiene su cuna el karate- los pugilistas suelen recurrir a puntapiés, que se alternan con los puñetazos en distintas proporciones, a la moda del llamado "box francés".  Mi teoría es que esa semejanza no se debe a la casualidad.  Probablemente las técnicas francesas del pugilato con las piernas, que se denomina savate, fueron llevadas a Marsella desde Indochina, donde se practican desde hace siglos. 

  Vamos a ver dos tipos muy frecuentes de keri (patadas) empleados hoy en karate: la yokogeri o patada lateral y la mawashigeri o patada circular. 

tsuchiya with yokogeri against two opponents W/B photo
VARIANTE DE YOKOGERI 
PATADA HACIA ATRÁS EN DIAGONAL 
fotos 1-2-3 y 4 

  Mientras se mira de soslayo el objeto atacado, se sube el pie hasta la altura de la otra rodilla.  Después se extiende con fuerza la pierna hacia el costado, girando la cadera.  Este movimiento tiene el mismo espíritu del tsuki, enseñado en la clase anterior: el pie tiende a atravesar, no a golpear.  Es una verdadera estocada.  En las fotos, el maestro Tsuchiya ataca con esta técnica a su discípulo Dalmiro Sáenz; simultáneamente, retuerce el brazo del otro adversario (Juan Carlos Damonte), para inutilizar el puño.  Aquí se usa el canto del pie, pero también es posible apelar al metatarso (levantando los dedos del pie), al talón o al empeine.  ¡Kimé! 
 

VARIANTE DE MAWASHIGERI 
(ROUNDHOUSE KICK) 
fotos 5-6-7 
 

  

El practicante se encuentra acorralado en un lugar estrecho: no puede retroceder ni extenderse a los costados.  Es el momento de acudir a una patada de rotación.  Se apoyan las manos y una pierna en el suelo; con el otro pie se efectúa una figura arecida al yokogeri, aunque el desplazamiento no es recto sino en forma de medio arco.  Técnicamente hay dos etapas: primero se levanta la pierna y se la mantiene plegada en un plano horizontal.  El segundo movimiento describe un semicírculo, mientras los brazos del tórax giran en sentido contrario a la pierna que golpea, para dar mas fuerza al impacto.



 
 
Dalmiro Sáenz es un escritor argentino contemporáneo nacido en Buenos Aires, en 1926.  Algunas de sus obras son:
"Setenta veces siete"
"Treinta treinta"
"El pecado necesario"
(que dio lugar a la película
"Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes")
"Hip, hip ufa"
"Yo también fui un espermatozoide"
"Malón blanco"
(hay reportaje y cuento de D. Sáenz en Playboy ed.argentina, Agosto de 1995)
 
 
 

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