ORIGEN Y EVOLUCIÓN
Esta estampa costumbrista en
su origen se remonta hacia los
tiempos prehispánicos, muchos investigadores afirman su procedencia preincaica.
Se sabe que la nación Wanka ya
practicaba estos ritos hacia los siglos XI y XII de nuestra era, posteriormente
al ser anexada al Tawantinsuyo, sus ritos se fueron fortaleciendo mucho más:
manifestándose principalmente mediante el trasquile y marcaje de las llamas
y alpacas, además se procedía a sacrificar una ó dos alpacas para
ofrendarlos a los Apus Wamanis (Cerros Tutelares con mucho poder), con
el fin de atraer la bondad divina (de los Apus) para que estos propicien la
fertilidad, la fecundidad, y el incremento del ganado. Este
rito ligado al pastorilismo se enmarca en el periodo de la cosecha, cerrando el
primer periodo festivo agropecuario andino (julio). La llegada de los españoles
al Tawantinsuyo en el siglo XVI y posterior colonización del Perú para la
corona española, trajo como consecuencia el mestizaje cultural y racial del Perú;
producto de la introducción de valores morales y religiosas europeas, así como
de la introducción de animales procedentes del viejo mundo (Bovinos, Ovinos,
Camélidos, etc.). En este sentido hay varios ensayos sobre la herranza (Señalakuy): La “Señalakuy” bajo la denominación
española de “rodeo”, herranza ó marcaje se asoció a las fiestas del Apóstol
Santiago, con el fin de librarse de la persecución de extirpadores de idolatrías (Cultos Prehispánicos),
emprendida por la Iglesia Católica del Perú de entonces.
Fue así, que esta costumbre logró subsistir bajo una careta de fiesta
religiosa cristiana, al igual que las demás; sufriendo
cambios en su práctica principalmente con la inclusión de nuevas especies
animales (Vacunos, Ovinos, etc.) en
su ritual (Hoy en día la herranza
se realiza en la región K'echua
principalmente en los vacunos y en las Punas y Salk'as
en auquénidos). El mestizaje trajo consigo que el rodeo ó
herranza occidental se adoptara como “Señalakuy” pero con ritos y
ceremonias autóctonos ancestrales andinos.
El
hecho de haberse ocultado bajo una fiesta religiosa (del Apóstol Santiago), le
valieron para que hoy en día se le conozca como la fiesta del Santiago, pero
no tiene nada que ver con un ritual
cristiano, muy por el contrario este es una fiesta que mantiene casi intacta su
ritual prehispánico de culto a la naturaleza; sin ningún signo cristiano (a
excepción del nombre). Además muchos investigadores
confluyen que estos ritos ancestrales recibieron por fortuna muy poca ó ninguna
influencia del ritual cristiano; aunque durante este periodo la Iglesia Católica
logró arrebatarlo y erradicarlo los sacrificios de alpacas que se ofrecían a
los Apus Wamanis.
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