Mi  amigo  Avelino
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            Descansaron un rato y a un silbato del auxiliar Torres, todos se pusieron de pi� para continuar su marcha, tendr�an que bajar para volver a escalar pasando por la quebrada donde un riachuelo de aguas cristalinas hab�a formado su cauce, cruzar�an al otro extremo saltando de piedra en piedra.
As� fue, m�s � menos a la hora prevista llegaron a una meseta que estaba en la parte mas alta, un bosque de farallones de piedra los esperaba, parec�an estatuas de monjes petrificados, el viento silbaba y mov�a el ichu que cubr�a todo, desde all� se apreciaban los canales de irrigaci�n labrados en la piedra, formando figuras geom�tricas para disminuir el caudal de sus aguas.
El Profesor hab�a empezado su clase, les explicaba que los Incas ten�an un amplio conocimiento de Ingenier�aHidr�ulica, con este sistema regaban toda la tierra, llevando el agua hasta donde ellos quisieran, les se�alaba una especie de grader�as y les comentaba que aquello eran los Andenes, eran plataformas construidas con piedra, a las que la cubr�an capa tras capa con tierra f�rtil.
De verdad todo era impresionante, conforme iban caminando les explicaba que nuestros antepasados hab�an dejado estas fabulosas obras como prueba contundente de sus grandes conocimientos que nadie pod�a refutar, causaba admiraci�n en los profesionales actuales como aquellos hombres sin contar con herramientas adecuadas trabajaron la piedra de esa manera, llegaron a la mitad del terreno y se�al� una losa de piedra a la que se llegaba subiendo tres escalones.
Esto es la piedra del sacrificio, ac� se mataban auqu�nidos, a veces seres humanos en ofrenda al Dios Sol � Inti como lo llamaban, el sacerdote les abr�a el pecho, arrancaba su coraz�n y se lo ofrec�a en se�al de agradecimiento por una buena cosecha.
As� por espacio de 1 hora y media los mantuvo suspendidos en el tiempo y el espacio, era impresionante la historia Peruana, la raza Inca era muy superior a otras de su �poca, muy sabia se podr�a decir, no ten�a que envidiarle absolutamente  nada a las culturas Maya, Azteca � Egipcia.

Ramiro y Avelino se recostaron al igual que sus dem�s compa�eros, hab�an formado un c�rculo rodeando al Profesor que sentado en el centro explicaba y terminaba su interesante clase.
Culminada esta les pregunt� si ten�an alguna duda � algo que merezca aclararse, que no tengan temor de preguntar, ten�an el resto del d�a para tratar el tema y el esfuerzo en llegar hasta el lugar merec�a que no quede nada en el vac�o, todos asintieron con la cabeza, estaban conformes, hab�an asimilado la charla y le propusieron  que les de tiempo para ingerir sus fiambres � refrigerios.
"Pueden almorzar tranquilos, sin ninguna prisa les contest�, tienen 1 hora para hacerlo, lo �nico que les pido es que no se alejen mucho, hay huecos, la mayor�a son profundos, dicen los historiadores que debajo corre un r�o subterr�neo de manera que por favor tengan cuidado".
Se juntaron por grupos, sacaron sus variados platos. Ramiro hab�a llevado una peque�a sart�n y un poco de manteca, le pidi� a Avelino que busque unas piedras grandes y las coloque en el suelo formando un tri�ngulo, �stas servir�an de base y el ichu de combustible, as� lo hicieron, poniendo un poco de grasa en ella calentaron sus cuyes, su madre le hab�a explicado como lo ten�a que hacer.
Riendo y bromeando terminaron la comida, fue entonces que Avelino le manifest� que un poco mas abajo hab�a visto un ojo de agua, que ir�a a traer un poco en la botella de pl�stico y de paso lavar los trastos sucios.
"Espera que yo te acompa�o le contest� Ramiro, � mejor ve tu solo que yo aprovecho para ir detr�s de esa piedra a defecar, creo que se me afloj� el est�mago termin� dici�ndole"
Se separaron por un momento, cada uno se dispuso a hacer lo suyo. Avelino baj� un poco hacia donde cre�a haber visto el pozo de agua y efectivamente lo divis� a unos 50 metros de distancia.
Baj� corriendo, casi tropezando con las piedras y las "champas" de pasto seco,  la pendiente era muy pronunciada,  jabonosa por la lluvia del d�a anterior y resbal� por dos veces. Fue en esas circunstancias que al tratar de levantarse de la segunda ca�da, el piso cedi� a su peso abri�ndose un tremendo hoyo que se lo trag� completamente, no le dio tiempo de nada, ni de gritar, desesperado quiso cogerse de las ramas secas pero estas se quebraron como si fueran de papel.
Nadie se percat� de este accidente, el viento soplaba con m�s intensidad y solo se escuchaban las risas y gritos de los muchachos que jugaban.
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