EL PRIMO "GUALATO"
Autor: Nelson D�vila Barrantes
             Su nombre era Alberto y su apodo era �Gualato�. He tratado de averiguar el significado del apodo, pero sin �xito. En realidad nadie conoce el origen de esta palabra. Los amigos y familiares nos acostumbramos a llamarlo de esta manera y lo seguiremos haciendo mientras vivamos.
               Nunca termin� la secundaria, me parece que lleg� hasta el Tercer A�o, pero era un autodidacta, un  hombre polifac�tico, un hombre orquesta. Sus padres - modestas personas originarias de Ichoc�n -  por m�s esfuerzos que hicieron no pudieron brindar educaci�n a ninguno de sus 6 hijos. Todos supieron lo que es ganarse el "pan de cada d�a" trabajando en lo que sea, en esto destacaba �Gualato� por su  ��ngel� y  por su  simpat�a.. Es por eso que se volvi� un trotamundos. Bien pod�a estar en Pacasmayo de pe�n trabajando en la carretera, como de empleado en alguna Casa Comercial de cualquier pueblo.
                Por los a�os 64, cuando ya contaba con 25 a�os de edad, viv�a en Celend�n, en la casa de mi t�a Petronila. La hab�a convencido para poner una lavander�a. Mi t�a accedi� a prestarle un ambiente para que acondicione la tienda. M�s que dejarse convencer era por brindarle ayuda, darle un apoyo desinteresado. Ella conoc�a su situaci�n y la de  toda su familia. Poco a poco los clientes comenzaron a llevar su ropa para que le den servicio de limpieza. Nunca antes alguien se atrevi� a poner un negocio similar. Esto se acostumbraba en las ciudades grandes. Por eso era extra�o ver a los pobladores con el terno en el brazo acudiendo a la lavander�a �D�vila Dry Cleaners� a dejar sus prendas y recomendar que queden bien planchadas.
               Mi t�a ten�a varios hijos, Zoila y Carlos eran los menores. Ellos a cambio de una propina -que nunca lleg�-  iban y ven�an de la "pila" que quedaba a mitad de la calle trayendo los c�ntaros de agua para que �Gualato� cumpla con su trabajo. A veces se rebelaban a continuar con su faena, pero eran convencidos de que las propinas llegar�an  juntas � de un coscorr�n en la cabeza.
          Todo marchaba sobre ruedas. Los pantalones, sacos, camisas, casacas, abrigos, etc, colgaban de los percheros esperando ser recogidos previa cancelaci�n del servicio. Hab�an transcurrido dos a�os. Como el pueblo era chico se hab�a ganado el cari�o y respeto de los moradores. Todos lo saludaban y le pasaban la voz. Las chicas suspiraban por el, ten�a pinta de gitano, pobladas patillas y espesas cejas que hac�an resaltar sus ojos azules.    
"Gualato" (Foto de los a�os 60)
                                               Su  popularidad era evidente. Por eso nadie se pudo explicar los motivos de su actitud. De un d�a para otro se fue del pueblo llev�ndose la ropa de sus clientes sin dar una explicaci�n. No exist�an problemas financieros. Creo que la monoton�a, la misma rutina de todos los d�as que aprisionaba su esp�ritu aventurero fue la causante de que se marche de la ciudad en la forma que lo hizo. Mi t�a pag� los platos rotos. Tuvo que lidiar con sus paisanos, explicarles  uno a uno que ella no ten�a nada que ver en el asunto, que mas bien era la m�s perjudicada, que nunca le pag� nada por el alquiler y encima le correspondi� de esa manera tan ingrata. El "Gualato" se march� entre "gallos y medianoche". Los ganchos, las bateas vac�as, los frascos de lej�a y de bencina quedaron abandonados.

                 Mi t�a falleci� muchos a�os despu�s. Mis primos a�n recuerdan y en reuniones familiares comentan esta an�cdota. Ya en broma aceptan que el temperamento de "Gualato" era as�, pues como veremos mas adelante, sus aventuras son de locos, -tiradas de los cabellos- y que de no ser por que fuimos testigos de muchas de ellas, nadie las creer�a. Pasaron los a�os. Nadie sab�a donde �l se encontraba, ni sus padres y hermanos. Cuando yo acud�a a visitarlos, lo primero que hac�an era indagar por �l. Recuerdo que en una ocasi�n al ingresar a su casa hab�a mucho movimiento y alboroto. El motivo era la enfermedad de mi t�a Juana, - hermana de Adriana, la mam� de "Gualato" -. El estado de salud de la tia era delicado, todos fuimos de la opini�n que le avisen a su esposo, mi t�o Secundino.  El se encontraba trabajando de capataz en la carretera. Espec�ficamente en el tramo �Tembladera-Cajamarca�. Mandar�an a Roque - otro primo - en el cami�n de la "Nestl�" - que recog�a los porongos de leche en toda la comarca-. Partir�a en la madrugada del d�a siguiente.
                As� fue. A las 10 de la ma�ana mi t�o ya estaba enterado y decidi� ir donde el Ingeniero Residente de la obra a explicarle el motivo por el que ten�a que ausentarse al menos un par de d�as. Al llegar a las oficinas pidi� al portero que lo comunique con el profesional. Si es posible le rogar�a. Estaba muy nervioso e inseguro. El trabajo recargado de repente ser�a impedimento y cruzando los dedos ingres� a la entrevista.
                Al entrar al ambiente sus desorbitados ojos no cre�an lo que estaba viendo: su sobrino "Gualato�!...El mismisimo Alberto se encontraba tras el escritorio. Con una sonrisa le extendi� los brazos para estrecharlo en un fuerte abrazo. Mi pobre t�o no sal�a de su asombro. Tartamudeando le explic� la situaci�n de su esposa, de la necesidad de ausentarse y marchar a la ciudad para ver lo concerniente a su internamiento en el hospital del lugar.
Por lo menos requer�a de unos tres d�as de permiso y esto le perjudicar�a en su salario. "Gualato" lo escuchaba en silencio hasta que interrumpi� la conversaci�n para manifestarle lo siguiente. �Querido t�o, me imagino tu sorpresa, ya se lo que estar�s pensando�efectivamente, estoy a cargo de la obra, soy el Ingeniero responsable de la misma, nadie lo sabe y lamento que te hayas enterado de estas circunstancias. Te pido discreci�n, nadie puede saberlo... ni mi familia,�esto terminar� en unos meses y entonces me marchar� de ac� para siempre. Te ruego me apoyes en este sentido�."
        "...T�mate los d�as que quieras, ve donde mi t�a inmediatamente..."  y cogiendo unos billetes de una de las gavetas de su escritorio le alcanz� el dinero indic�ndole que era una gratificaci�n � un adelanto de su sueldo, �...como el quisiera�� �La camioneta te llevar� a la hora que creas conveniente� est� a tu disposici�n, ahora puedes marcharte y te deseo lo mejor, ojal� no sea nada grave. Pido a Dios que no sea delicado el mal de tu esposa. Anda�ve tranquilo�te deseo mucha suerte...."
              Nuevamente se estrecharon en un fuerte abrazo y se despidieron. Afuera estaba el chofer esper�ndolo. Subi� al veh�culo y partieron de inmediato..
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