"El  TURCO"                      pag. 2
         �He pensado una cosa mejor�, me coment�, �te lo dir� solo a ti. Nadie m�s lo sabe pero esto permanecer� en secreto. Si me sale lo planeado no solo lo veremos en la plaza de Acho sino que lograremos algo que siempre anhel�: estrecharle la mano�.
Me qued� intrigado y permanec� en silencio esperando que me comente su entusiasta plan.
�Mira�, me dijo, �observa esta foto�. Era el retrato en cuerpo entero del maestro luciendo su traje de luces. �Pintar� un cuadro de 1.30  x 2.00 mts. Algo que lo impresione, reci�n estamos en Mayo. Hasta que venga lo habr� terminado. Me llevar� tiempo por los adornos  pero lo terminar�, se hospedar� en el hotel �Riviera� ya averig��, t� me acompa�ar�s a entreg�rselo en sus propias manos�.
��Est�s seguro de lo que dices? �T� crees que no trabajar�s en vano?�, le respond�, �piensa que estar� con un s�quito de guarda espaldas, no nos dejar�n acercarnos ni a un metro de distancia, a lo mejor haces el cuadro por gusto�.
�Como que me llamo Humberto y me apellido Mu�oz�, me dijo, �te prometo que estaremos espectando la corrida en preferencial. Es una promesa.�
             As� fue que dej� de verlo muchos d�as. El era as�. Cuando trabajaba se concentraba de tal manera que se olvidaba hasta de comer, le preguntaba a su hermano por �l y me respond�a: �Seguro que est� en la casa pintando�alg�n cliente le habr� pedido alg�n trabajo�, entonces iba donde �Z�zimo� compraba un par de s�ndwiches y en mi thermo le llevaba leche caliente, tocaba la puerta de su casa,  sal�a por la ventana de su balc�n que daba a la calle y me arrojaba las llaves para subir. Poco a poco fui testigo del resultado de su obra maestra, de la paciencia para pintar el colorido traje de luces, sus complicados adornos. Era un privilegiado. Siempre tuve esa opini�n de �l.
              Por el mes de Septiembre el trabajo estaba culminado. Cuatro meses de encierro. La barba la ten�a crecida al igual que el cabello. Cuando un viernes acud� a su casa, ya sab�a que era para apreciar el trabajo terminado en su totalidad, la noche anterior la hab�a estado fijando y barnizando, signo evidente que su enorme esfuerzo hab�a concluido. Antes de ir, entr� a la bodega del chino Julio y compr� una botella de ron y una coca cola  familiar. Preparar�amos unos �Cubas libres". Celebrar�amos con un trago este feliz acontecimiento, me sent�a parte del plan, c�mplice de su secreto y esto merec�a que brindemos hasta embriagarnos de alegr�a. As� fue. Despu�s de mandarlo enmarcar solo esper�bamos la llegada de el �Cordob�s�.
              
Pasaron los d�as y lleg� el esperado. Le� en los titulares que hab�a arribado al aeropuerto �Jorge Ch�vez� y estaba alojado en el hotel mencionado. Ese domingo empezaba la temporada y era �l la atracci�n.
Es por eso que ese mismo d�a, Humberto me fue a buscar muy temprano. Ten�a el cuadro envuelto, yo hab�a estado viendo por televisi�n que el maestro estaba desayunando en el hotel, una gran cantidad de fot�grafos esperaba que salga con direcci�n a la plaza de Acho y tomando un taxi fuimos al hotel. Al llegar a nuestro destino cancelamos y bajamos frente a la puerta de entrada del �Riviera�. Hab�a mucha gente. Periodistas, aficionados, empresarios trataban de ingresar y conseguir una entrevista.
Pens� que ser�a una empresa muy dif�cil lograr que recibiera a mi amigo. Pero no hab�a nada imposible para �l. Se dirigi� al portero y le habl� en secreto, luego volteando me hizo se�as que era probable su objetivo.
               Efectivamente el uniformado empleado regres� con un se�or muy bien vestido y se�al� a Humberto. Se trataba del empresario del torero, lo conoc�an como �Rovira� quien se acerc� a nosotros y pregunt� cuales eran nuestras intenciones. Humberto le contest� que le hab�a tra�do un regalo al maestro, que se trataba de un cuadro al �leo pintado por �l y que quer�a entreg�rselo en sus propias manos.
�Est� bien�, le respondi�, �pero pasar�s tu solo, cinco minutos es todo lo que te puedo dar�. Se perdieron en la puerta de entrada y me  qued� afuera  intrigado del resultado de este tan buscado anhelo. A los 20 minutos sali� con la risa a flor de labios, feliz, me cogi� del brazo para alejarme del gent�o y exclam�: �Te lo dije, te lo dije ..., conversamos un rato y me dio un abrazo�se qued� maravillado con mi cuadro. Dice que lo pondr� en un lugar privilegiado de su casa. Me pregunt� si ten�a familia, le contest� que s�, le orden� a su apoderado que me pague por mi trabajo y que me extienda cinco invitaciones personales�.
�No le quise cobrar a pesar que �l insist�a. Al final entendi� que se trataba de un obsequio. Vamos de frente a la plaza. Sobran tres entradas que las podemos vender�
                Esa tarde, confundidos con pol�ticos, empresarios y artistas vibramos como nunca.  �El Cordob�s� se luci� en sus dos toros, cort� tres orejas y fue sacado en hombros.
                Esta an�cdota la contaba Humberto siempre en reuni�n de amigos tom�ndonos unos tragos. Se ufanaba que ten�a su obra en Espa�a, luego se pon�a de pi� y hac�a como que lidiara, lanzaba capotazos y se quebraba como si con la muleta citara a un toro inexistente. As� era �l, loco, arrebatado, pero muy noble y leal.
                Ten�amos por vecina a una guapa chiquilla, que siempre miraba desde su ventana, nunca sal�a, ignor�bamos el motivo. Humberto desde la puerta de la academia hab�a reparado en sus facciones y la retrat� con una similitud incre�ble. Un d�a me pidi� que toque el timbre de su casa y le haga llegar este retrato que estaba autografiado por �l. Muy bien aconsejado cumpl� con el encargo. Aprovechando la salida de sus padres me anim� a tocar su casa, sali� la empleada y le manifest� que por favor me comunique con ella, al principio se neg� a recibirme,  pero al ver mi insistencia accedi�. �Solo quiero entregarle este sobre�, le dije,� nada m�s que eso�.
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