"El  TURCO"                        Pag. 3
            Entonces repar� que era incapacitada. De ni�a hab�a sufrido de polio, una pierna era mas delgada que la otra, rengueaba, pero la belleza de su rostro era admirable al igual que el color turquesa de sus ojos. Me pregunt� que quien se la enviaba, le contest� que mi amigo Humberto, el due�o de la academia, recibi� el sobre y este ser�a el comienzo de un romance cargado de emociones y tambi�n de  incomprensiones por parte de su familia. Yo era el correo. Me hab�a ganado la confianza de la empleada del hogar, iba y ven�a con la fluida correspondencia de los amantes. De esto pas� un a�o y meses, muy respetuoso nunca abr� ninguna carta, ignoraba lo que se escrib�an, de manera que una noche Humberto me sorprendi� con otro de sus famosos planes.
�Hemos decidido escaparnos y casarnos�, me dijo, �Rebeca y yo nos fugaremos. Ella trat� de hablar con sus padres pero no aceptaron. La han amenazado con enviarla a Iquitos  donde una t�a, esto ser� pronto, al enterarse que yo soy el enamorado peor todav�a. Piensan que me estoy aprovechando de la situaci�n. Su padre vino ayer a gritar a la academia. Me dijo de todo, como es polic�a dice que si no la dejo me matar�. Por m�s que trat� de decirle que amo a su hija no escucha razones. No me queda otra alternativa. Si viaja la perder� para siempre�.
               Por esos meses se jugaba la Copa Libertadores de Am�rica. El club de f�tbol Sporting Cristal estaba participando en ese certamen. Hab�an viajado a Argentina para devolver la visita al equipo Boca Juniors, jugaban en el estadio de la �Bombonera�. Este partido era de mucho inter�s para nosotros. Si gan�bamos, pasar�amos a la final. Hab�amos ganado de locales y solo requer�amos de un empate. Todo Lima estaba pendiente del partido, se jugar�a un viernes a las 8 de la noche y lo transmitir�an por televisi�n. De manera que mi amigo tomando en cuenta meticulosamente esta oportunidad, hab�a planeado el rapto, sab�a que el pap� de Rebeca era muy aficionado a este deporte. Seguramente que estar�a a la espera de la se�al del sat�lite y a las 6 de la tarde acudi� a verme.
�Nelson�, me dijo, �me tienes que ayudar. Necesito tu apoyo, he conversado con ella. Saldr� de casa al comenzar el segundo tiempo del partido. En el primero poco a poco ir� sacando su ropa, la tirar� en bolsas pl�sticas por la ventana, yo  mirar� desde la esquina que no haya gente y te har� una se�al para que desde la acera de enfrente de su casa le digas que las arroje. Le he pedido que saque solo lo necesario.Llevas las bolsas tu cuarto y las metes en tu maleta. Me la prestas por un tiempo, � cuento contigo � no?...�
�Ya sabes que si�, le contest�, �somos amigos. Como hermanos, estoy seguro que tu har�as lo mismo por mi�.
Todo sali� bien. A los 10 minutos del segundo per�odo se abri� la puerta. Dos personas hicieron su aparici�n. Rebeca y su empleada de servicio, nosotros est�bamos esper�ndolas en un taxi metros mas arriba. Subi� ella sola en la parte de atr�s junto a mi amigo. Conversamos un breve momento. �Ya sabes�, me dijo, �tu no has visto nada, seguro a la primera persona que buscar� ser� a ti, pero tu le dices que no tienes nada que ver en este asunto�. Ya no pude abrazarlo, solo le estrech� la mano igual que a ella. Baj� del autom�vil y con la empleada vimos como nos daban el adi�s.
                Repar� que la chica estaba llorando. Le dije que vaya a su casa inmediatamente y yo me dirig� a la m�a, prend� el televisor, el partido ya hab�a terminado con un triunfo de Boca. No se por que motivos se hab�a originado una pelea campal, uno de los jugadores rivales hab�a arrancado la varilla del corner y correteaba a Mell�n con odio. La polic�a argentina descargaba sus varas en los lomos de nuestros compatriotas. Fue un esc�ndalo. Pero esto a m� poco me importaba, pensaba en los amantes fugitivos, que les esperar�a, en que acabar�a este episodio de sus vidas.
                 El resto de la historia ya es de suponer. Soport� el asedio del pap� de Rebeca, sus insultos, sus amenazas. Nunca arranc� una frase de mi boca, yo sab�a que estaban escondidos en una casa de Ventanilla que por esos a�os era un arenal, pero no traicion� a mi amigo. Por eso que cuando habl�bamos de �l con los compa�eros de la academia � para evitar que las paredes tengan ojos y o�dos� convers�bamos en clave, nos refer�amos al �Turco� . ��Sabes algo del turco? �Que ser� de la vida del turco!�
                 Meses despu�s me mud� de barrio. Un d�a cualquiera de casualidad lo volv� a ver  por una de las calles de Jes�s Mar�a. Me dijo que estuvo por el norte, me llev� a su casa, un peque�o departamento. Casi me caigo de espaldas cuando al entrar me encontr� cara a cara con su suegro quien cargaba a un hermoso ni�o de un a�o y meses de nacido. Rebeca estaba otra vez en espera. Todos rieron. Ya hab�an limado asperezas. Yo sent�a una inmensa alegr�a que las cosas hubieran tenido este final feliz.

                  Es por eso que mientras caminaba por la avenida Larco recordaba estas an�cdotas. Y senti una sincera satisfacci�n de que Humberto haya triunfado en la vida. Estaba seguro que me llamar�a, que nos volver�amos a encontrar y despu�s de tomar unos tragos de ron, el comenzaria a lidiar a ese toro imaginario. Le preguntar�a por Rebeca, por sus hijos, por su pasi�n a los toros...

PARA TI AMIGO �TURCO� DONDE QUIERA QUE ESTES, LA GRATITUD A TU AMISTAD SERA ETERNA
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