"El  TOQUE DE QUEDA"             pag. 2
         A Mr. S�stenes Benz, nuestro gerente general, se le quebr� la voz en su discurso de despedida. Lo sentimos sincero. Dicen que fue unos de los mejores jefes, muy amante del deporte, sobre todo del box. En su gesti�n ingresaron a laborar Antonio Frontado y Roberto D�vila, pesos pesados, y Mauro Mina, un welter mediano. En esas inolvidables veladas box�sticas, en primera fila era infaltable su presencia. Les otorgaba todas las facilidades para que triunfen como profesionales. De manera que esta actividad termin� con algunas l�grimas de despedida. Formamos una doble hilera por donde los �gringos�abandonaron las instalaciones en medio de v�tores, aplausos y al ritmo de una marinera que pa�uelo en mano la blandeaban como las alas de blancas palomas.
          El d�a lunes vivir�amos otra realidad. Los escritorios de Mrs. Kane y Parker lo ocupaban un comandante de la marina apellidado Jim�nez y su asistente un mayor retirado de la fuerza a�rea, Juan Bertucci. Desde este momento todo ser�a intriga, chismes y sanciones, si cualquiera de nosotros comentaba algo en contra de alg�n superior no se por que medios se enteraban y nos sorprend�an con un memor�ndum de suspensi�n. Fueron a�os duros. Trabaj�bamos hasta las 6 de la tarde y saliendo de laborar hab�a que "volar" a nuestros domicilios por que  el toque de queda empezaba a las 8 p.m. El n�mero de empleados se quintuplic�. Tener un familiar que vista uniforme militar era sin�nimo de un ingreso seguro para lograr un buen puesto. El remedio fue peor que la enfermedad. Todo el presupuesto nacional se gast� en la adquisici�n de armamento. Las relaciones con los pa�ses comunistas se vieron fortalecidas. Velasco se reun�a con Fidel Castro, enviaba grupos de oficiales a perfeccionarse a Rusia en el manejo de los modernos aviones MIRAGE. Se fabricaba armamento en las instalaciones del SIMA. Los nombres de las calles fueron cambiados, por ejemplo la avenida Wilson se llamar�a en adelante �Garcilaso de la Vega�. La navidad ya no ser�a de Papa Noel si no del Ni�o Manuelito. Los grandes ingenios azucareros y haciendas como Laredo, Cartavio y Huando fueron expropiados y entregados a los trabajadores quienes se agrupaban en cooperativas. En las f�bricas los trabajadores deber�an tener un representante en el directorio formando las "Comunidades Industriales". Todo esto era parte del famoso "Plan Inca". Muy bueno en teor�a pero con desastrosos resultados practicos. Hab�a un exceso de nacionalismo. Bajo esta bandera se cometieron los peores atropellos. La reforma agraria  valorizaba las propiedades en cifras irrisorias. Recuerdo a un hacendado cajamarquino cuyo fundo fue confiscado, cuando le dieron la noticia que recibir�a 1 sol por cada oveja, 1 sol por cada �rbol de eucalipto y 1000 soles por el total del terreno casi enloqueci�. Por la noche, aprovechando la luz de la luna con un grupo de amigos empezaron a descargar los proyectiles de sus carabinas de caza en los cuerpos de las indefensas ovejas. Llenos de ira y decepci�n por tremenda injusticia  prefirieron matar el reba�o y repart�rselo como carne antes que caiga en manos extra�as. No era para menos. El hab�a heredado estos terrenos de su padre. Tres generaciones de su familia dedicaron a�os de trabajo y sacrificio en ver como su semilla crec�a y prosperaba y en esos momentos todo se extingu�a  por esta descabellada ley.
             Muchos a�os despu�s lo encontr� por las calles del centro de Lima, nos reun�amos con frecuencia. "Querido amigo", me dec�a, "en nuestro amado Per� hay tres grandes males: un negro con plata, un cholo con mando y un blanqui�osito 'misio' como yo�.
Hab�a ca�do en las garras del alcoholismo. Viv�a en un peque�o cuarto del Jr, Pachitea en cuyo interior muri� solo y abandonado.
             Y as� como este caso, hubo varios. Se habla que muchas personas afectadas prefirieron volarse los sesos antes que verse en la indigencia y la miseria. No estaban preparados para soportar los avatares de la vida. Todos sus a�os los dedicaron a administrar sus tierras y ganado, no se ve�an sentados en un escritorio como funcionarios p�blicos, vendedores �  empleados bancarios. Los campesinos, de la noche a la ma�ana despertaron como propietarios de las tierras donde trabajaron toda su existencia pero no sab�an administrarla, tampoco se les dio asistencia t�cnica. El Estado no se preocup� de capacitarlos en la mejora de sus cultivos y de su ganado. Se agruparon en cooperativas contratando a un ingeniero agr�nomo � zoot�cnico como gerente. Estos tipos se aprovecharon de la ignorancia de los socios y los explotaron a su regalado gusto. Un amigo, ingeniero agr�nomo, administraba la cooperativa �Los Ayllus�, ven�a a la capital de vez en cuando y me llamaba por tel�fono para pasar agradables momentos. Un d�a de Agosto le retribu� la visita, llegu� a Cajamarca y me hosped�  en su casa. Su madrecita me hab�a conocido desde ni�o y sus atenciones eran especiales.
�Ma�ana vamos a la cooperativa�, me dijo Alberto, �habr� un campeonato de fultbito. El equipo de mis cholos se enfrentar� con el de la PIP. Despu�s habr� una pachamanca y cualquier cantidad de trago.�
Acudimos temprano. Personalmente estaba regresando a las antiguas propiedades del ingeniero Zegarra, gran amigo de mi padre. Muchas veces invit� a toda mi familia a pasar el d�a en esos bellos parajes que tiempo atr�s eran un para�so. Ahora luc�a muy descuidados. El terreno se hab�a dividido en parcelas, muchos socios hab�an construido sus casas, ya no se dedicaban a la agricultura, hab�an montado peque�as tiendecitas de abarrotes y de venta de licor.
Sent� una decepci�n tremenda y dije para mi: ��Para esto se dio la reforma agraria? �Este es el gran cambio?..."
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