EL  ANSIA  DE  LA  ROSA   Y
DOCE  POEMAS  EXTRAÑOS

R  O  D  I  O      R  A  Í  C  E  S

CIUDAD  DE  BUENOS AIRES
A.D. 1998

Versión corregida de un libro de igual   nombre,   editado  por  el
autor durante  julio de 1998,  en soporte magnético disquete.
I.S.B.N.      N°   950 - 43 - 9720 - 4


                            TEMARIO
 
El ansia de la rosa
Mi vaso
Secreto
Adolescencia
Dados
La copla ambigua
Romance de noche
Romance de espera
Romance de carnaval
Mapa
Médico rural
Enfermera
Enferma
Corazón
Sensible
Sensitiva
Sensual
Huída
Soneto para una nórdica
Soneto para una sudeña
Cautivo
Vara
Soneto pueblerino
Soneto de patio
Soneto de artesano
Soneto de intento
Soneto de ventana
Soneto conflictivo
Soneto desolado
Soneto de barcas
Soneto de magnolia
Soneto de damas
Soneto inútil.
Soneto de opuestos
Pulvis
Hombre feliz
Window 97
Retorno
Olvido
La mi gitana
Picaresca
Envío
Fantasía de soledad
Poema del inquisidor
Poema del profeta
Poema del guerrero
Poema del santo
Poema del descubridor
Poema del monje
Poema del cruzado
Poema del ermitaño
Poema del conquistador
Poema del peregrino
Poema del colonizador
Poema del patriarca 

 
 

EL ANSIA DE LA ROSA

PRIMERA  PARTE:





EL  ANSIA  DE  LA  ROSA
 

Oyó un jardinero
que hablaba una rosa
y así se expresaba
con voz temblorosa.

Tuve, jardinero,
sólo tres amores:
un poeta, una fuente,
y unos ruiseñores.

El poeta -gallardo-
cantaba, cantaba
cual los ruiseñores,
y me deleitaba.

La fuente cercana
murmuraba quedo:
por toda la noche
me quitaba el miedo.

Pero ahora que sufro
nadie me visita,
ni me dice alguno
su dicha o su cuita.

La fuente ha callado,
cual las avecillas,
y el poeta no me habla
ya más de rodillas.

He de morir pronto
y a ti, jardinero
que estás a mi vera,
tan sólo ahora quiero.

¿Sabes? no quisiera
morir olvidada,
volver a la tierra,
volver a ser nada.

Sólo aspiraría
a que me pusieras
dentro de algún libro,
si un libro tuvieras...

Dentro de algún libro
mis pétalos tersos
serán el recuerdo
de amores de versos

que el poeta a mi oído
suave recitaba...
Pronto, jardinero,
mi vida se acaba.

El viejo en sus manos
separó a la rosa,
joven todavía,
todavía olorosa,

sintió su perfume
por última vez,
y dentro de un libro
la puso después.
 
 

***



 
 

MI VASO
 

Hay poetas que labran con el cincel su vaso
y lo incrustan de esmaltes y de piedras preciosas;
yo lo quiero de barro, pues me gustan las cosas
que se quiebran, y vuelven a nacer del fracaso.
 
 

***



 
 

SECRETO
 

Pino: sé triste.
Rosa: sé suave.
Brisa: no digas
mi cuita grave,
nadie lo sabe...
nadie lo sabe...

Mano: sé quieta.
Agua: sé tibia.
Hoja: no lleves,
no digas eso
ni a tus amigas.

Nube: sé cauta.
Tiempo: sé breve.
No hables, aldaba;
poco lo pienses,
no lo reveles...
no digas nada...
 
 
 

***



 
 

ADOLESCENCIA
 

Sentí como una luz entre la fronda
y abrí los ojos: fue mi despertar;
al ofrecerme entonces tu mirada
yo te pedí: más...

Una tarde, en el huerto, abandonaste
tu blanca mano con olor de azahar,
la que llevé azorado hasta mi pecho,
y te pedí: más...

Otra vez fue tu boca, como un gajo
que se abrió a la pasión de mi desear,
pero al sentir que poco me saciaba
yo te pedí: más...

Te abarqué al otro día entre mis brazos,
y lo hiciste a la vez con impiedad,
porque entre rosa y rojo murmuraste:
ya no me pidas más.
 
 

***



 

DADOS
 

Los dados pongo a bailar
sin saber los resultados.
La vida es juego de azar-
con principio y terminar-
la vida es juego de dados.
 
 

***


LA  COPLA  AMBIGUA
 

¡Ay! coplero, hazme una copla;
hazme una copla, coplero;
que la quiero y no la quiero
(el viento la trae y la sopla).

Hazme una copla encendida
mas que la pueda apagar,
cosa que pueda olvidar
y recordarla enseguida.

De permanencia y de huída,
que sepa de eternidad
pero que sea en verdad
copla de la despedida.

Copla de luz y guarida,
de falto y presente amor,
copla de dicha y dolor,
que de ambos se hace la vida.

Copla del ansia venida
mas que también diga adiós,
que "siempre" y  "nunca" -los dos-
son de palabra mentida.

Porque no quiero y sí quiero,
porque la amé y la maldije,
haz de una vez lo que dije:
hazme una copla, coplero.
 
 

***



 
 

ROMANCE  DE  NOCHE
 

Gitana, dime la suerte
que no la tengo, gitana;
y apura, que mi caballo
se adelantó a la alborada.

Toma las manos, si quieres,
o mírame la mirada;
por lo que mientas daré
treinta monedas de plata.

Si es mal de malos amores
no importa, porque se pasan;
saldré por otros quereres
que tengan menos desgracia.

Por más que mi vida asuste
dilo, por la santa gracia;
que añadiré lo que dije,
de piezas bien acuñadas.

Pero eso sí, no preguntes
¡por Dios! no preguntes nada,
que vine a que me adivines
las manos harto arrugadas.

Si tu quiromancia es poca
prueba de tirar las cartas:
puede a veces el azar
saber lo que al saber falta.

Pero que todo sea pronto
porque me muero de ganas,
y marcharé de a caballo,
antes que me alcance el alba.
 
 

***



 
 

ROMANCE  DE  ESPERA
 

-Madre, yo quiero casarme
con el príncipe doncel.
-Mi niña, no sueñes tanto,
porque él no te quiere bien.

-Cuando se alejó el mancebo
mi amor comenzó a crecer.
-No regresará, hija mía.
-Madre, yo le tengo fe.

He de enjugarle su rostro,
y he de calmarle la sed
cuando le ofrezca mis labios
quietos, sin amanecer.

Sones de cascos escucho-
prometió que iba a volver-
pronto subiré a la grupa
de su brioso corcel.

La vieja fuerza la vista,
pero en verdad no lo ve.
La tarde se va poniendo
negra, detrás del ciprés.
 
 

***



 
 

ROMANCE  DE  CARNAVAL
 

Noche de noche cerrada
llegué al baile de disfraz;
la Muerte qué sola estaba,
y yo la saqué a bailar.

Oculta de sus ojeras,
porque llevaba antifaz,
hubo de hablar muchos temas
que no prometí guardar.

Que el amor de un solo día
le parecía infernal...
Que si mi pasión calmara
después no la amara más...

Que ella profesaba el culto
de fidelidad total...
(mientras sus ojos chispeantes
buscaban a otro galán).

Y vueltas seguimos dando-
las vueltas que daba el vals-
hasta que llegó el momento
de presentarse tal cual.

Me dijo que no lo haría
y ni lo fuera a intentar...
que continuara el misterio...
que para qué la verdad...

Y tantos "que" repitiera
que me creció la ansiedad.

Blanca la blanca mejilla,
blanca de blanco mortal,
se me ofreció a medianoche,
temblando, en la oscuridad.

Y de la máscara negra
vestida, en alto desván,
la amé sin besar sus labios
vivos y ardientes, de cal.

Con lágrimas y sollozos-
que no permitían dudar-
doliosa se fue la dama
dejada por los demás

(mientras la luna aún partía
su luz, en el almenar).
 
 

***



 
 

MAPA
 

Noche. Una vela. Silencio en torno.
Con afiebrados ojos la carta miro.
Otro mundo... otros seres... luego el retorno...
Y la lumbre se apaga como un suspiro...
 
 

***



 
 

MÉDICO  RURAL
 

Camino del hospital,
sin descanso y sin desmayo,
va el médico de a caballo,
sin cura para su mal.
Camino del hospital.

Sin ansias y sin amor,
desesperado de tedio,
no encuentra el doctor remedio
para calmar su dolor.
Sin ansias y sin amor.

Qué triste que se lo ve,
ya no saluda a cualquiera,
y hasta a su fiel enfermera
le dice ahora de usted.
Qué triste que se lo ve.

Cuando se va a mediodía,
tras engorrosa labor,
ya no parece el doctor
el mismo que parecía.
Cuando se va a mediodía.

Por la llanura desierta,
sobre su cabalgadura,
va con la pena y la hartura
 a visitar a una muerta.
Por la llanura desierta.
 
 

***



 
 

ENFERMERA
 

Ven, amiga mía,
cúrame la herida
que mi pecho mancha;
seca bien la sangre
y el lecho desbrida
¡no la hagas más ancha!

¡Ay! enfermerita,
sé de tu congoja
pero hay que ser fuerte;
la pena es muy honda,
la sangre me moja,
me aguarda la muerte.

Vuelca ese brebaje,
temblando, en la taza:
calmará el dolor;
con tu mano trémula
embebe la gasa
de llanto y de amor.

Luego, despacito,
llévala a mi pecho
y enjuga mi herida.
¿Ves?  todo es muy fácil,
lo mejor está hecho
¡te debo la vida!
 
 

***



 
 

ENFERMA
 

Ana está triste, Ana está enferma,
y no conoce qué es el amor;
como una llama su vida merma,
que está muy grave dice el doctor.

Sus largas manos y sus mejillas
son de ámbar pálido -color mortal-,
se le flexionan las dos rodillas,
y nadie sabe cuál es su mal.

Come muy poco, duerme muy poco,
y es su mirada como el candil;
no se da cuenta cuando le toco
su frente angosta, tersa, febril.

Mustios y tristes pasan los días...
Ana está enferma -no amó jamás-,
tiene las manos frías, muy frías,
y el alma entera la tiene aún más.

En una cama perdió la vida,
como una estela se disipó...
Todo ha pasado... todo se olvida...
nadie recuerda ya que murió.

Ana era triste y estaba enferma,
era muy triste -jamás amó-,
vivía muy poco, mucho soñaba,
y un sueño largo se la llevó.
 
 

***



 
 

CORAZÓN
 

Manos para trabajar
y mente para pensar...
El corazón... para amar,
para forjar la ilusión...
¡Ah, si pudiera vivir
sólo con el corazón!
 
 

***



 

SENSIBLE
 

Sin la firmeza audaz del roble fuerte,
sin la quietud hierática del pino,
la enredadera tuerce el tallo fino
librando su avatar a cualquier suerte,

encontrando al azar la pared fuerte
o el tronco que se cruza en el camino.
Su sino es no tener otro destino
que el ansia de llegar hasta la muerte.
 
 

***



 
 

SENSITIVA
 

Tiene la mirada, negra;
tiene los labios, de rosa;
y con muy poco se alegra,
sonríe de cualquier cosa.

Vista y cuerpo de felino,
con gracia se contonea;
ser deseada es su destino,
aunque ella también desea.

Como se sabe admirada
la vanidad la conmueve,
y al sentirse ilusionada
no piensa en la vida breve,

en la vida que se pasa...
Su existencia sensitiva
se extingue como la brasa,
feliz de encontrarse viva.
 
 

***



 
 

SENSUAL
 

Me gustas porque rimas con la noche,
por tu sonrisa lánguida y sensual,
por tu mirada fija, de reproche,
y porque negro o blanco te da igual.

Porque no piensas nunca en el mañana
sino que quieres con pasión vivir,
porque la vida triste te es ufana,
porque te basta sólo con sentir.

Porque te olvidas del querer, más luego
este amor que te ofrezco, olvidarás;
y porque amas el fuego, sólo el fuego,
el fuego y nada más.
 
 

***



 
 

HUÍDA
 

Entre la brisa hallé tu mano suave
y me abrazaste fuerte, y algo esquiva;
como bien presentiste que me iba
emprendiste, veloz, tu vuelo de ave.
 
 

***



 

SONETO  PARA  UNA  NÓRDICA
 

Tiene los rizos de oro, cual los de una muñeca;
luce su cuello enhiesto, como un cisne real;
lleva los labios, finos; muestra la boca, seca,
y es rígida y flemática por su raza boreal.

Son los ojos, azules; la nariz, respingada;
unas pecas salpican en la pálida tez;
su figura es esbelta, grácil y delicada,
blanca como la nieve y alta como el ciprés.

Es la imagen etérea de la aurora naciente,
muchos dudan que pueda su corazón amar;
la mirada es estática, recatada, prudente,

e incapaz de sentir y capaz de soñar,
la pasión no conoce, ni la risa bullente,
ni el rugir clamoroso de las olas del mar.
 
 

***



 
 

SONETO  PARA  UNA  SUDEÑA
 

Luce el cabello lacio, que desploma en cascada;
tiene su cuello altivo, como el de una vestal;
muestra los labios gruesos de la mujer deseada,
y el elegante porte de su linaje austral.

Son los ojos, rasgados; la nariz, aguileña;
los pómulos salientes destacan en su tez;
su figura felina silenciosa se enseña
y diría que pisa casi sin tener pies.

Es imagen de ocaso, claridad misteriosa
que a la noche se oculta tras el terreno altar;
su mirada es obscura, desafiante, engañosa;

y capaz de sentir, e incapaz de soñar,
suele amar el instante de encontrarse dichosa,
como río que pasa para no retornar.
 
 

***



 
 

CAUTIVO
 

Te llamo, te apareces, te imagino;
cuando nada sucede, te desdeño;
mi deseo es que seas más que un sueño,
y este sueño signara mi destino.

Cuando cruzaste -rápido- el camino,
crujió en mi pecho el encendido leño;
perdí la placidez de mi beleño,
y la postura estática de pino.

Tu figura es actual, pese a mi empeño
de encontrar otro alarde femenino;
soy ave, en tu mirada de felino;
del ansia y del amor ya no soy dueño.
 
 

***



 
 

VARA
 

Necesito una rama florecida
que se yerga triunfal junto a mi roca;
si eres tú, por favor, besa mi boca;
si eres tú, por piedad, dame la vida.
 
 

***



 
 

SONETO  PUEBLERINO
 

Ensimismado miro este paraje,
los blanquecinos muros de las casas,
los tejados que alternan con terrazas,
y las sierras que enmarcan el paisaje.

Acá se ve la iglesia, allá la plaza,
luego el hotel, los montes más distantes;
por la calle van frailes mendicantes,
van pensando que todo pasa... pasa...

Dichoso soy, ambiente pueblerino
que encontré en mi desear ¡oh soy dichoso!
Quién pudiera no ser más peregrino,

echar raíz al suelo polvoroso
y quedar como el árbol del camino,
o rezar como el aire silencioso...
 
 

***



 
 

SONETO  DE  PATIO
 

Por ser un trozo de mi vasta vida;
por estar suelo, abajo; arriba, el cielo;
por tener la medida de un pañuelo;
por llevar de mis ansias la medida.

Por lucir tus macetas -blanco y rojas-
el sencillo malvón, la altiva albahaca;
el rosal, sostenido por la estaca;
y el clavel, emergiendo de sus hojas.

Por formar tus mosaicos, un damero
blanco y negro, por grietas separados;
por mostrar en el muro medianero

a la sombra y al sol enamorados...
yo te canto por triste y bullanguero
(con velorios y fiestas, alternados).
 
 
 

***



 
 

SONETO  DE  ARTESANO
 

Hoy se me antoja ser un artesano
y tallar el cristal en filigrana;
mañana decorar la porcelana
con un paisaje nítido y lejano.

Después amanecer como alfarero
y fabricar paciente la tinaja;
tesonero trenzar luego la paja
y producir la cesta y el sombrero.

Dichoso es quien trabaja soberano,
y pone en su labor terca y serena
vena de artista en la pujante mano;

lento el gozar, también lenta la pena,
mientras el agua corre por el llano...
y el tiempo pasa... en el reloj de arena.
 
 

***



 
 

SONETO  DE  INTENTO
 

La verdad desconozco, pero anima
la ilusión, y la busco sin descanso;
la encontraré tal vez como a la rima,
a medida que avanzo...

Sé que la flor es hoja transformada,
que su color es absorción, rechazo
de la lumbre imposible y codiciada,
que la victoria -al fin- sólo es fracaso;

que la pena se espeja en la alegría
con que la intrascendencia se procura.
Así transcurre la existencia mía,

concibiendo al opuesto forma pura,
y por la escala de luz que tiende el día
subo a la eternidad vacía y oscura.
 
 

***



 
 

SONETO  DE  VENTANA
 

Abrumado por la monotonía
de los libros, que entonces estudiaba,
descubrí tu existencia, que lucía
dentro del marco gris que te cercaba.

Tú cosías, cosías todo el día,
y la luz de la pieza iluminaba
tu enervante y deseada anatomía,
hasta que al fin -muy tarde- se apagaba.

Jamás entré un instante en tu universo
ni exalté lo exterior de tu hermosura:
tú estabas de trabajo hasta la hartura

y yo en el mundo del saber, inmerso;
mas hoy, que sé del ansia que perdura,
te beso, al evocarte en este verso.
 
 

***



 
 

SONETO  CONFLICTIVO
 

Junto al instinto ciego, fatal, fuerte,
cabe en el alma mía el misticismo;
el cielo está a los ojos, y el abismo
donde resuena el eco de la muerte.

Junto a la rosa roja y encarnada,
yergue el lirio triunfal su eterna albura;
bajo la faz feroz, desencajada,
yace una trama inmensa de ternura.

Convivencia ancestral, lucha agobiante
de la llama que cade y se exaspera,
que es quieta y anhelante...

¡Ay! de quien sabe la ilusión, la espera,
pero que siente el pecho palpitante
como un flamear deseoso de bandera.
 
 

***



 
 

SONETO  DESOLADO
 

Por un momento estoy tras el vallado
lugar de la distante lejanía;
una urdimbre de paja es mi techado,
y la trama es el sol de mediodía.

Sé de la linfa que anda por el vado
y susurra una suave melodía;
me alimento del fruto sazonado
y de miel, con sabores de ambrosía.

Dichoso soy, me digo inútilmente,
porque  oigo tu lejana carcajada
burlarse del amor que por ti siente

el alma para siempre enamorada;
por lo que te maldigo con la mente,
y escribo esta poesía desesperada.
 
 
 

***



 
 

SONETO  DE  BARCAS
 

Cuántas miradas ardidas
que no fueron encontradas,
cuántas no fueron miradas
sino visiones perdidas.

Cuántas manos ofrecidas
que no fueron apretadas,
cuántas quedaron cerradas
y nunca fueron tendidas.

cuántas cuitas escondidas
que no fueron reveladas
o que no fueron urdidas.

Y cuántas barcas varadas
y cuántas barcas hundidas,
sin sol y sin marejadas.
 
 
 

***



 
 

SONETO  DE  MAGNOLIA
 

Recuerdo que entre el follaje,
mi mano un tanto atrevida
llegó, cual verde ramaje,
a la flor apetecida

que blanca y desguarnecida,
temblando bajo el encaje,
se abrió enseguida al coraje
de mi pasión atrevida.

Magnolia de aquel momento
de mi eclosión tempranera:
¡florezca la primavera!

¡con ella la vida, el viento!
(también de nuevo el intento
de mi ansia deslizadera).
 
 

***



 
 

SONETO  DE  DAMAS
 

Dama de negro, dama oscurecida
que me aguardas después de la jornada;
feliz te he de abrazar, oh bien amada,
en el pedroso umbral de tu guarida.

Dama de blanco, dama emblanquecida
que me esperas, oh tierna enamorada,
con tus abiertos brazos de alborada
y la boca de azahar no florecida.

Con las inciertas ansias de la espera
ambas jugáis en vano la partida:
porque si bien la blanca es la  primera

la vencerá después la renegrida,
por gracia de la suerte o por artera,
sobre el tablero inútil de la vida.
 
 

***



 
 

SONETO  INÚTIL
 

Tu presencia me place y me acongoja,
en olvidarte pongo el alma entera,
y sin embargo brotas en la hoja
que renace -triunfal- en primavera.

Quiero borrar tu ser, indiferente,
mas sigilosa llegas del pasado
y me acaricias suave y sutilmente,
hasta que vuelvo a estar enamorado.

Así pasa la vida que se pasa,
en esta lucha inusitada, incierta,
de pensar la ceniza y ver la brasa,

de encerrar la ilusión y hallar abierta
          de par en par la puerta
                  de mi casa.
 
 

***



 
 

SONETO  DE  OPUESTOS
 

Quizá sin luz no se tuviera noche,
y sin pena la dicha no existiera;
sin holganza el empeño nunca fuera,
ni el pecado se diera sin reproche.

Sin olvido la imagen no volviera,
sin bravura la paz no se ganara,
sin el tedio tal vez no se gozara
del amor que se espera y desespera.

¿Sin el débil a quién venciera el fuerte?
¿Sin la trivialidad sería el deseo
esta necesidad feroz de verte?

Lo excelso y lo infame, lo bello y lo feo,
lo cierto y lo falso, la vida y la muerte...
y tú que no crees y yo que sí creo.
 
 

***



 
 

PULVIS
 

Vive la vida ansiosa, los placeres,
pero recuerda que otro es tu destino.
De polvo eres, hermano, de polvo eres...
de polvo del camino.
 
 

***



 
 

HOMBRE  FELIZ
 

                      Don't worried, be happy.

Renaceré otra vez de mi raíz
para sentir la dicha que no llevo;
copiaré del bufón alma y cariz,
y caso omiso haré de mi repruebo.

Festejaré lo tonto que se diz
y gustaré licores que no bebo;
encontraré del ansia otro matiz,
y haré todo lo que ahora no me atrevo.

Extirparé tatuaje y cicatriz
y abjuraré de todo lo que debo;
hombre de fe distante, sé feliz
¡ahora que tienes ramas de árbol nuevo!
 
 

***



 
 

WINDOW  97
 

Toca, repica, se oye la campana;
presurosa la gente apura el paso,
tocando el pelo o ajustando el lazo,
para llegar a la hora más temprana.

En el charco croar se oye a la rana;
en el friso, ulular a la paloma;
saludando a la luz, que a poco asoma
para que todo sea esta mañana.

Siento la voz distante de mi hermana:
- ¿No vas a misa a celebrar el día?
Lumbre de la distante lejanía
fíltrase, temblorosa, en la persiana.

Para mirar la vida que se afana,
abro de par en par la celosía.
¿Y qué veo? La calle está vacía.
Solo estoy yo, asomado a la ventana.
 
 

***



 
 

RETORNO
 

La duna corre a la luna;
la luna no corre, salta,
hasta que sube tan alta
que nadie la inoportuna.

Mas de tan quieta que existe
vuelve una noche después
para contarle al ciprés
que se halla muy sola, y triste.
 
 

***



 
 

OLVIDO
 

Quiero olvidar... No recuerdo
lo que pretendo olvidar.
Si me acordara, no habría
por qué desearlo buscar.
Si lo perdiera del todo
no lo podría encontrar.
 
 

***



 

LA MI GITANA
 

Tómame, gitana mía,
por tu legítimo esposo;
entrégame tu alegría,
tu placidez, tu sollozo,
dame tu gitanería.

Llévame con tu carreta
que moriré de contento,
no importa cuál sea la meta,
adonde nos lleve el viento,
el viento de la veleta.

Que de estar a tu costado
habré de dar mi fortuna
por la otra de haberte amado.
No tengo pasión alguna
más que de estar a tu lado

y de soñar a tu vera,
gitana de mis amores;
a igual que la primavera
dame tus frutos, tus flores,
gitana la gitanera.

Y cuando llegue la noche
la lengua de la fogata
revele que a trocheimoche
me quieres, pero que te ata
la pena de este reproche:

la de querer a un picaño,
como tu gente me dice
creyendo que te hago daño,
cuando mi amor te bendice,
te bendice todo el año.

Dame tu boca gitana,
dame tus trenzas, tu pelo,
tu carita de manzana;
tus ojos, que son mi cielo,
mi enfermedad, mi tizana.

Y dame la sementera
que mi corazón ansía
para que así más te quiera,
gitana de la falsía,
la vida, mi vida entera.
 
 

***



 
 

PICARESCA
 

-Ven, muéstrame tus dos lunas
(dije, y se bajó el vestido).
- Basta, no seas atrevido,
¿no ves que me inoportunas?

- La reprobación no cabe,
porque es tu deseo (y el mío).
- Hace muchísimo frío...
cierra la puerta... con llave...
 
 

***



 
 

ENVÍO
 

Doblé una hoja de esquela
que se volvió ilusión,
y la eché al viento,
y transformóse en vela
que se batía casi sin aliento:
¡cansado corazón!
 
 

***



 

FANTASÍA  DE  SOLEDAD
 

El erial infecundo,
el más pobre desierto,
el más solo del mundo-
y el más triste por cierto-
clama por una gota fácil y refrescante
que fertilice el suelo árido, espeluznante.

Hay un silencio impuro
y una esperanza vana,
y sobre el suelo duro
la víbora y la iguana
son los únicos seres que en el páramo habitan,
porque se han escapado ya las fieras que gritan.

Agrietada, la roca
va tornándose arena;
la base se disloca;
la noche está serena...
mas lo inconmensurable abre sus fauces, fuerte,
y hay en toda la zona desolación y muerte.

Una osamenta antigua
y una inquietud distante,
bajo la luz exigua
de la luna mutante,
son el recuerdo triste
de que la vida existe.

El cielo está nublado;
se desvanece el día...
El anhelo, privado
de ansia y de fantasía,
se prosterna en el yermo, que toca con la frente,
como en el horizonte se hinca y reza el poniente.

La noche se ha plasmado
y la luna no alumbra.
El corazón helado
de la tierra en penumbra
desespera en deseo, la paciencia termina
y otra vez se encaraman la maldad y la inquina;

la tortura reniega,
el vituperio brota,
la pasión vuelve ciega
y, entre la tierra rota
surge de lo profundo, desde la misma entraña,
la ponzoña execrable del ofidio y la araña.

Pero después del hito
el desierto sediento,
despreciado y maldito,
siente del trueno el grito; el viento
como furia desatada y herida, se exaspera;
el relámpago en dos parte la espera,
y el agua cae en cántaro y cascada,
tanto demás cuanto que es tan deseada.

Serpenteando, se forma un ancho río
que rueda y que se encrespa en la pendiente
y, llegado al hastío
de su pasión creciente,
se desborda en el valle desolado
ávido de humedad y de pecado.

A poco se verán pradera y huerto,
de donde brotarán la flor y el fruto,
y el desierto -nunca jamás desierto
en gana ni atributo-
mostrará de las pomas los olores y lucirá
                               / un derroche colores,
símbolo de la vida lujuriante que ahora
            / es como el amor de sus amores.
 
 
 

***


                   Continua 
 
 
 
 
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