1. Introducción.

El presente trabajo pretende un análisis del discurso político-ideológico de Antonio Díaz Soto Gama como delegado del Ejército Libertador del Sur que participó en la Soberana Convención Revolucionaria, a través de los debates que pronunció del 31 de enero al 19 de febrero de 1915. Se intenta reconstruir la personalidad, el lenguaje, los ideales políticos y las aportaciones del delegado zapatista dentro de la vida de la Convención.

A Soto y Gama se le recuerda principalmente por su discurso pronunciado el 27 de Octubre de 1914 –día en que se incorporó la delegación zapatista a la vida de la Convención- conocido como “El incidente de la bandera”, por el carácter polémico de sus argumentos y que en parte ha servido para que algunos autores lo consideren un intelectual anarquista, como Gloria Villegas Moreno, que defiende la hipótesis del intelectual de clase media y radical anarquista, tomando como referencia las ideas de Kropotkin y Bakunin -los principales representantes del movimiento anarquista en el ámbito mundial-.

Consideré en un primer momento seleccionar los discursos que pronunció Soto y Gama a partir del 27 de octubre de 1914 hasta el establecimiento del parlamentarismo, pero la falta de fuentes primarias en estas fechas me limitó a considerar sólo el periodo del 31 de enero al 19 de febrero de 1915. La fuente principal es el libro de las Crónicas y debates de las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, que nos brinda la oportunidad de dar seguimiento a los debates vividos durante la convención, sin embargo en algunos partes del libro se encuentran crónicas de periódicos de la época, por lo que nos limita para el objetivo de esta ponencia, que está sustentado en el análisis de los discursos, palabras e ideas que Díaz Soto y Gama pronunció literalmente, por lo que la selección de una fecha específica se basó en encontrar en las Crónicas y debates los discursos que representaran los ideales de Soto y Gama.

Los criterios para la selección de los discursos dependieron de la riqueza en contenido ideológico, considerando que las palabras fueran entrelazadas y llevaran un razonamiento previo con el fin de persuadir a los asistentes en las sesiones, y ante todo que reflejaran el pensamiento político-ideológico de Díaz Soto y Gama.

2. Díaz Soto y Gama: activista político y orador.

La conformación de grupos radicales opositores a la dictadura de Porfirio Díaz a principios del siglo XX representó la gestación de los ideales de la revolución mexicana. El liberalismo como elemento fundamental de estos ideales se enriqueció de corrientes como el anarquismo y el socialismo.

El anarquismo entró a México por influencia del anarquismo español que llegó a través de libros y folletos publicados en Barcelona y que Camilo Arriaga distribuyo entre sus compañeros del Club Liberal Ponciano Arriaga de San Luis Potosí, de entre los que se encontraba Díaz Soto y Gama.

Díaz Soto y Gama nació en San Luis Potosí en 1880, estudio Licenciatura en Derecho y desde 1899 comenzó su carrera como activista político; es importante reconocerlo como un liberal revolucionario de clase media que se vio imbuido en una gran movilización política y social desde finales del siglo XIX y que determinaron su particular personalidad como un joven que enfrentaba su realidad y que junto con muchos más se oponía a las políticas y obras de lo que representaba la figura de Porfirio Díaz: la concentración de la propiedad, la milicia y el poder del extranjero en México. La búsqueda de una democracia para todos, la lucha contra el exceso de poder de la Iglesia y el Estado para poder dar cabida a la libertad individual y finalmente el rechazo a la concentración de la tierra, fueron los ideales que marcaron a Soto y Gama a lo largo de su carrera como ideólogo y que lo impulsaron a ser un orador muy activo desde los 19 años.

Como integrante del Club Liberal Ponciano Arriaga –a partir de 1901- lo representó en diversas actividades y congresos, los discursos que pronunció generalmente iban enfocados a atacar el gobierno de Díaz y alentar a los liberales a tener una actitud más rígida.

El periódico Regeneración –órgano de difusión presidido por Ricardo Flores Magón- fue el medio de difusión de las ideas que encubaron el anarquismo en México, ya que en él se encontraba “la corriente política e ideológica radical democrática, fuertemente influida por el anarquismo”2 y en él, Soto y Gama tuvo una importante participación, atacó al Presidente de la República y a los políticos de San Luis Potosí. También participó en El Hijo del Ahuizote –órgano de difusión de los postulados del Club Liberal- junto con Juan Sarabia, Alfonso Gravioto y Ricardo Flores Magón. Estas referencias nos acercan al desempeño, capacidad y experiencia que Soto y Gama fue adquiriendo a lo largo de su carrera como liberal y que sin duda fueron parte principal de su radicalización política.

Es en este momento de su carrera cuando se encuentra con las ideas anarquistas que se identifican con el movimiento obrero y agrario, principios fundamentales de su adhesión e identificación posterior al zapatismo. Nos dice Gloria Villegas que durante estos años la ideología liberal estaba más presente en él y es hasta tiempo después que retoma los principios anarquistas de una manera más formal.

Después de una estancia de cuatro meses en El Paso Texas, debido a una persecución en su contra y de Camilo Arriaga, en donde trabajó con grupos de liberales exiliados, dejó por pocos años la política. En 1906 se incorporó al Partido Liberal Mexicano y se publicó una nueva plataforma política que Soto y Gama acepto de su autoría, dicha plataforma estaba orientada a la transformación revolucionaria del estado mexicano, esta revolución debería ser “El contenido social de una revolución radical democrática, y se propugnaba (...) una acción violenta y decisiva de las masas populares”.3 Hacia 1908 se plantearon aspectos anticapitalistas y antiimperialistas por parte del Partido Liberal Mexicano que coincidió con el surgimiento de los sindicatos.

En cuanto al movimiento maderista, Díaz Soto y Gama en un principio fue partidario de esta revolución, más sin embargo, la falta de coincidencia en ideales lo hizo oponerse a Madero, principalmente en lo que se refiere a atacar el problema agrario; aunado a esto, las ideas de Soto y Gama de la forma en que debía hacerse una revolución eran más radicales que las de Madero. Incluso opinó sobre el gobierno de éste, que era sólo un “cambio de guardia”, así como considerarlo traidor de su propia lucha revolucionaria.

En esta etapa de su desarrollo intelectual se ve afianzado el anarquismo en su postura política, y se podría decir incluso socialista. Por ejemplo, en 1911 lanza un manifiesto en contra de la aristocracia culpándola de la corrupción del Estado; además en este mismo manifiesto da a conocer su interés por hacer una coalición entre las diferentes clases sociales con el fin de lograr beneficios para el campesino y el obrero.

Durante 1912 se incorpora al movimiento sindical a través de la Casa del Obrero Mundial –fundada en ese mismo año- y coopera con Juan Sarabia en la elaboración de un proyecto de ley agraria que se presentó ante la Cámara de Diputados. Sus intereses sindicalistas van de la mano de los agraristas principalmente con tendencias anárquicas, gracias a la influencia que tuvo años atrás con los hermanos Flores Magón. Es pertinente recalcar que era un activista político real, creía en sus ideales y luchaba por ellos, por lo que la pasión y capacidad de persuasión que fue desarrollando lo caracterizo como un buen orador, cuestión que en parte le abrió las puertas para incorporarse al movimiento zapatista.

Finalmente en 1914 y gracias a su trayectoria y a la afinidad de ideales, se incorporó formalmente al Ejército Libertador del Sur en un puesto de secretaría. Se podría decir que lo que lo motivó fue la preocupación por la solución del problema agrario y las propuestas de reformas a las leyes agrarias que manejaba el zapatismo. Su participación pública dentro de este movimiento inició cuando a raíz del derrocamiento de Huerta, él y algunos líderes zapastistas firmaron el acta de confirmación del Plan de Ayala –en el que se asumió el compromiso de luchar para derrocar el gobierno de Huerta y llevar a cabo los principios de dicho plan-. Redactó el Manifiesto de Milpa Alta en el que se declara la causa zapatista contra los ideales del constitucionalismo.

Por las pugnas entre las diferentes facciones revolucionarias se convocó a la Convención Revolucionaria, que en un primer momento fue en la Ciudad de México. El 10 de octubre de 1914 se reiniciaron los trabajos en Aguascalientes. Unos días después Soto y Gama fue designado por Zapata como vicepresidente de la delegación del Ejercito Libertador del Sur junto con Paulino Martínez –presidente de la delegación- y otros más.

El día 27 de octubre se incorporó la delegación suriana a la Convención, su participación comenzó con el discurso de Paulino Martínez, que iba como presidente de la delegación. Al terminar su participación, se solicitó a Díaz Soto y Gama dirigiera unas palabras. El discurso pronunciado por Soto y Gama provocó gran indignación y controversia. 

La participación de Soto y Gama en general durante la Convención, se caracteriza por el acento polémico de su contenido. En sus discursos «encontramos -dice Magaña- dos aspectos: el histórico y el político”4 , esto debido a la utilización de los hechos históricos de México, como la Independencia y la Constitución de 1857, que han dejado a México rasgos de liberalismo para fortalecer sus argumentos. Es además político, por su innegable aporte al desarrollo político de la Convención; pero de igual manera su discurso es ideológico, y esta parte se puede considerar el motor de su política.

Ante su desarrollo ideológico-intelectual el «proceso de radicalización que se había operado en el pensamiento de Soto y Gama, la experiencia misma de su incorporación al zapatismo provocó que se confirmaran en él algunos principios anarquistas”.5 En este momento nos detenemos para analizar al Díaz Soto y Gama como delegado suriano, que aportó y de alguna manera tomo el hilo conductor de la Convención. Reconoceremos al Soto y Gama anarquista, socialista, liberal o positivista, o en su caso radical o iconoclasta, sin dejar de lado el desarrollo y la vida de la Convención, y la interesante dinámica política y de conflicto que se llevó a cabo, y tomando en cuenta la importancia de la misma en el aspecto ideológico y de proyecto social.

3. Liberalismo, anarquismo y socialismo.

De la trayectoria política e ideológica de Díaz Soto y Gama ya se ha hablado, no vamos a recordar más allá del propósito de este trabajo que es analizar los discursos pronunciados en la fecha ya mencionada con el objeto de reconocer la corriente ideológica que más presente estuvo en la elaboración de sus discursos.

El origen del liberalismo en México está ligado al periodo de Independencia y se desarrolla durante todo el siglo XIX sin dejar de estar latente incluso hasta el siglo XX. En un inicio los ideólogos de la Revolución Mexicana estuvieron fuertemente influenciados por el liberalismo y sus principales actividades estuvieron ligadas a un liberalismo renovado por el enriquecimiento de nuevas corrientes ideológicas. El liberalismo de finales del siglo XIX se convirtió en “la paradójica concepción de la ‘dictadura liberal’, según la cual las élites poseedoras de los bienes y del saber debían tutelar los intereses de la nación con considerable autonomía respecto de las masas, cuya participación quedaba relegada a una etapa posterior nunca bien definida, y que sería resuelta en los hechos ya sea por una vía transformista o revolucionaria”.6 Esta vía transformista, como la llama Norberto Bobio, se fundamentó en los principios liberales decimonónicos teniendo como principal representante a Benito Juárez. La unión del liberalismo con el positivismo desde finales del siglo XIX, dio un giro en la concepción del porvenir, el progreso es una de las más importantes tendencias ideológicas, aunada a las ideas anticlericales, y al interés por la cuestión social. Esta nueva oposición “formó una amplia mancha temática dentro de la cual se conectaba transversalmente motivos de pertenencias tan diversas como el modernismo literario, corrientes radicales de capas medias que demandaban un espacio político de participación, movimientos socialistas y grupos anarquistas”7 

Los grupos anarquistas mexicanos recibieron la influencia de las corrientes europeas, en especial de la española, sin embargo el anarquismo mexicano tuvo sus características particulares por el mismo proceso de desarrollo que vivió. Mucho tuvo que ver el papel de Ricardo Flores Magón junto con otros más, para que se fundara en México la tradición de las ideas anarcosindicalistas y anarcoagraristas. El anarquismo mexicano se basaba en propugnar por la modificación del agrarismo mexicano -autonomías locales, recuperación y redistribución de las tierras por los municipios libres y la eliminación de la corrupción política en el nivel local y nacional-, y por el movimiento obrero urbano que derivó en la doctrina anarcosindicalista.

Otra de las corrientes ideológicas que influyeron en los liberales mexicanos de principios del siglo XX fue el socialismo, de una manera menos radical pero que dejó huella en los ideales a defender en la Revolución Mexicana. Parte de los principios socialistas son: intento de abolir las diferencias y conflictos entre las clases sociales, conseguir armonía social mediante la transferencia de la propiedad de los medios de producción a la comunidad, la abolición del trabajo asalariado, la sustitución de la libertad de acción económica de los propietarios por una gestión socializada o planificada, al objeto de adecuar la producción económica a las necesidades de la población en lugar de regirse por criterios de lucro, todo esto a través de una radical transformación del sistema político.

Todas estas corrientes ideológicas tienen un origen en común, este es el intento de eliminar las diferencias y conflictos entre las clases sociales, el socialismo derivó en corrientes como el anarquismo y el comunismo, por lo que es importante hacer hincapié en la no división total de corrientes ideológicas, esto con el fin de reconocer en los discursos de Díaz Soto y Gama la influencia de todas las teorías, en mayor o menor medida, que formaron parte de su propio ideal.

4. Los discursos.

El 31 de enero de 1915 se reanudaron en la ciudad de Cuernavaca los trabajos de la Soberana Convención Revolucionaria y a manera de bienvenida, Díaz Soto y Gama inició su participación.

Notamos en la fraseología un claro rechazo hacia el clero, la milicia, el gobierno y, muy importante para el resto de los discursos, hacia los hacendados:

«...siguió la esclavitud apoyada en los hacendados, siguió la esclavitud apoyada en los gobernantes, en el clero, en los militares...»8

Parte de la lucha de un anarquista es propugnar la disolución de los medios represores del pueblo -la religión, el Estado, la propiedad privada, la ley-. En este mismo sentido, a través de la supresión de estas trabas sociales, según los anarquistas, se logra la realización del individuo:

La revolución “[...] levanta al hombre hasta el deber y hasta el Ideal, al sol, a la lucha, a la vida, al culto a la humanidad...”, “de los hombres humildes que vienen sin ambiciones, que van sin esperanza al combate, y que ellos son los que con su sangre, con sus heridas, con su muerte o con su ejemplo o con su brazo luchará por las libertades, y la libertad de este país, la libertad económica, no la libertad política, la libertad fundada en el derecho al pan y a la tierra”9

Pese a la influencia anarquista, la concepción de Díaz Soto y Gama por una humanidad, más relacionada a la comunidad, es que reconocemos la influencia socialista, que propugna por un bienestar común, y un bienestar que llegará a través de la libertad económica, valor fundamental en el discurso pronunciado. Palabras como «libertad», «justicia», «ideales», confirman este postulado de influencia anarquista y socialista.

A diferencia de lo que se pudiera pensar de un anarquista radical como se le ha catalogado a Díaz Soto y Gama, encontramos en sus discursos una aceptación por las leyes, incluso invita a hacer una reformulación de las mismas:

“...precisamente a eso vamos, a hacer lo que no se ha hecho, a orientar la Revolución, a precisar las leyes...”, “...por medio de cuerpos legislativos que deliberen, que discutan, para que estas deliberaciones se conviertan después en leyes”10

Como parte del programa zapatista, la formulación de las leyes va enfocado a la ley agraria, por la cual se discute:

“...ya mejoraremos a nuestros jornaleros, todo tiene que venir como producto de la Revolución; necesitamos hacer la ley agraria, y para crearla necesitamos, previamente, impedir que los hacendados conspiren...”11

Entre las discusiones otros delegados definen a Soto y Gama como socialista y él acepta esta postura y se autodefiende como tal, “...la nacionalización de las tierras [...] se llevará a cabo, y eso es lo que nos consuela a los socialistas”12, y de la misma manera rechaza el anarquismo: ...si votamos en pro de la discusión, matamos el principio revolucionario, nos convertiremos en simples facciones personalistas, quitamos toda bandera a la Revolución y viene el caos y la anarquía en el país...”13

A partir del dos de febrero se comenzaron a discutir en las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria un problema de especial importancia para la delegación del Sur, las haciendas y fincas que fueron intervenidas por la revolución. Es aquí donde las polémicas más álgidas toman forma y a la defensa del Plan de Ayala la postura de Soto y Gama se radicaliza.

“Eso es lo que se ha hecho en muchas partes del país, y en Morelos no se ha aplicado el artículo séptimo del Plan de Ayala, sino la voluntad popular, deben quitarse a los hacendados todas las tierras...”14; “...los hacendados ante el peligro de una confiscación, todos han abandonado sus fincas, ellos son los que han establecido el hambre para el pueblo...”; “...nosotros queremos que se quiten las haciendas a los hacendados, puesto que en sus manos no han producido la riqueza de las tierras, sino que han producido la destrucción del progreso nacional y que aquí, como en Italia y en todo el mundo producirían la miseria al convertir los campos fértiles en verdaderos desiertos”15

 

La causa de los males en la producción de la tierra, del pueblo, del hambre, la enfoca Díaz Soto y Gama a los hacendados, a los latifundistas.

Como influencia positivista encontramos la idea del progreso, siempre relacionado con el bienestar de los pobres, los «humildes», de «el indio», y con un fuerte nacionalismo vinculado con el bienestar que traerá la Revolución:

“[...] los miembros de esta gran Revolución hoy más que nunca tenemos fe en la victoria y sabemos que por primera vez la historia de México es la historia de la evolución de pueblo, de la redención de la esclavitud, de la gleba del campo y de la plebe de las ciudades [...]”16

La influencia liberal es muy clara en el uso que hace de la historia, al recordar a Hidalgo, las leyes de Reforma, la Constitución de 1857 para hacer valer los argumentos de sus discursos. También el anticlericalismo está presente en algunos de los discursos: “[...] los frailes, esos eternos hipócritas, esos hombres depravados y prostituidos, pueden sostener, atemorizar a los débiles con el infierno, con la eterna condenación [...]”.17

El uso de calificativos tan fuertes son directos ataques a los «enemigos» de la nación: el clero, Porfirio Díaz, Huerta, los latifundistas y los hacendados. Emplea términos como: cinismo’’, asquerosidades’’, podrida’’, tirano’’, maldito’’, imbécilesc, bandidos’’18. Esto es muestra de la dureza de personalidad, de su radicalismo.

Muy importante en los discursos es el uso de la historia, recordamos lo que nos dice Magaña sobre el discurso de Díaz Soto y Gama: «Encontramos dos aspectos: el histórico y el político», en este caso el uso que hace de la historia de México es con el fin de persuadir a los asistentes a una unificación, a sentirse parte de un mismo juego, con proyectos sociales y agrarios para así, juntos, luchar y trabajar por el pueblo, por su mejoramiento social, además de jugar con las palabras para comprometer al trabajo en pos de los ideales que él considera de mayor importancia; de la misma manera utiliza la historia para dar a conocer, o en su defecto, recordar a los «Norteños» la importancia del movimiento zapatista y de la región del sur:

“[...] esa historia va a tener su desenlace, y lo tendrá aquí, en la tierra santificada por el sitio de Cuautla, en la tierra glorificada por (Vicente) Guerrero; [...] esos hombres del Norte vienen a sincerarse ante la Historia, ante el mundo, al venir aquí a pedir asilo, ellos los fuertes a los humildes [...] esos hombres vienen seguramente aquí a levantar al indio hermano a decirle que por fin se funda el México libre, el México independiente y que ya no será una mentira la justicia ni la libertad [...] por el deber de ser mexicano y de probar de una vez por todas, que los mexicanos no nos traicionamos los unos a los otros, sino que los mexicanos de raza blanca, ayudan y redimen y ayudan a redimirse al mexicano de la raza cobriza, de la gran raza de Cuauhtémoc, que siempre han sufrido y que hoy quiere reír y gozar con nosotros, y que goza ya con el gran abrazo entre el Norte y el Sur, que es el abrazo de la Patria Mexicana19

Su idea del proyecto revolucionario se basaba en el ámbito agrario, en la libertad del pueblo: “[...] a eso vamos, a hacer lo que no se ha hecho, a orientar la revolución, a precisar las leyes, a decir como se van a quitar las haciendas a Terrazas y Creel y todos los demás, y a establecer, por fin, que no haya impunidad para todos los asesinos del pueblo; a establecer la paz de la República por medio de los tribunales militares, a ver cómo se garantiza el papel moneda [...]”.20 

Un momento importante para la Convención fue la implementación del parlamentarismo, el cual Díaz Soto y Gama defendió, lo consideraba «la panacea de todos los males» y sustentaba las razones por las cuales debía de implementarse: “...la primera, porque se quiere mermar al Presidente facultades, para que no sea demasiado poderoso y pese bastante sobre las conciencias; y la segunda, porque se le cree incapaz de atender a ramos tan diferentes [...]”.

En sí, esta ponencia es sólo una breve panorámica del pensamiento ideológico-político de Soto y Gama que es muy amplio en tanto que su participación fue muy activa durante varios años después de la Convención. Pese a esto y las limitantes en periodo de análisis, se podría determinar que Soto y Gama respondió efectivamente a una radicalización política con tendencia evidentemente socialista y anarquista que planteó a lo largo de los discursos analizados -veintidós en promedio-, que en sí no nos da una visión general pero aporta un tanto al conocimiento de este intelectual revolucionario mexicano.

Notas:

1 Bobbio, Norberto (et al ), Diccionario de Política, México, Ed. Siglo XXI, 1981, Tomo I, p. 58

2 Idem

3 Magaña, Gildardo, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, Comisión para la conmemoración del Centenario del natalicio del General Emiliano Zapata, 1979, Tomo IV, p. 235

4 Villegas Moreno, Gloria, “La militancia de la “Clase Media Intelectual” en La Revolución Mexicana. Reflexiones a propósito de la trayectoria teórico-política de Antonio Díaz Soto y Gama, p. 214

5 Bobbio, Op Cit, Tomo II

6 Idem

7 Barrera Fuentes, Florencio (Introd), Crónicas y debates de las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, México, Volumen 2, p. 105

8 Idem, p.106

9 Idem, pp. 132-133

10 Idem, p. 185.

11 Idem, p. 235

12 Idem, p. 524

13 Idem, p. 165

14 Idem, pp. 184-186

15 Idem, p. 105

16 Idem, p. 611

17 Idem, pp. 105-612

18 Idem, pp. 106-107

19 Idem, p. 132

20 Idem, p. 298

 

 

 

 

 

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