Historia “X”


Evelia Reyes Díaz
Lic. en Historia, 2do. semestre


      Quieres pasar una tarde con los amigos y para no aburrirse con pláticas llenas de comentarios llamados “críticas constructivas”, deciden ir al cine, o rentan una película, pero no una cualquiera, sino una que haya recibido el reconocimiento de toda la crítica por ser el espejo de la sociedad actual. La película escogida: “Historia Americana “X””.
     Compran los refrescos, las palomitas y mandan a una chica de la reunión a hacerlas (¡gracias a Dios existe el microondas!). Preparado todo, se disponen a disfrutar la cinta; a alguien inteligente se le ocurre adelantar la parte de «¡Di no a la piratería!», pero se lleva de corbata los cortos.... Ya listos, se acomodan nuevamente; un simpático sale con su típico comentario inicial, y después de la clásica abucheada se concentran en la película, que para entonces lleva ya 15 minutos de empezada. A partir de ahí, tu atención se centra en las siguientes lecciones: nueva y original forma de matar  a un negro; los blancos sí saben saltar; no hagas cosas malas que a tu hermano le parezcan buenas; después de una violación, más vale solo que mal acompañado; y demás lecciones que quien ya vio la película, debe conocer; quien no la ha visto, si se las cuento, pierden la gracia.
     No falta el que para aliviar ciertos momentos de tensión diga su chistorete, y los demás sólo esbozamos una sonrisa o soltamos una ligera risita, pero nadie pierde la concentración. El tema no nos atañe tan directamente, pero por el neonazismo, en torno al cual gira la película, nos damos cuenta del transfondo que tiene y de que nos importa: crítica a la intolerancia, el odio entre los hombres y cómo un joven se involucra en todo esto.
     La historia en sí, nos cuenta la vida de un joven llamado Dexter, quien al morir su padre se integra a un grupo de Cabezas Rapadas, (que actualmente en todo el mundo está reviviendo la ideología nazi) pero esto no es casual: el ya había sido influenciado por su padre con la teoría de la raza superior. Después de matar a dos jóvenes negros va a dar a la cárcel durante tres años, en los cuales aprende no sólo lo que es la tolerancia, sino que el odio es precisamente el causante de todas sus desgracias, y para colmo, ese odio a algo o alguien que desconocía, y que atacaba sólo para aliviar su frustración; y además, se da cuenta que su hermano lleva ese mismo camino gracias a su ejemplo.
     ¿Cómo nace ese odio? Del miedo que produce el hecho de que otra persona que no tiene nada que ver con tu clase social o tu complexión física obtenga ciertos favores, o peor aún los llegue a obtener a costa tuya. Del miedo se llega al odio, que como tal, es un sentimiento pocas veces controlable, y el cual se vuelve una pequeña bomba de tiempo esperando un catalizador que detone  su reacción, y las reacciones son la intolerancia y las luchas raciales. Le tenemos tanto miedo a lo que no conocemos que preferimos acabar con él antes de que  acabe con nosotros.
     La confusión provocada por un golpe tan duro como es el perder a un familiar, sufrir una fuerte desilusión o ver derrumbadas tus creencias, dejan a los jóvenes dos opciones: o te levantas y vences el obstáculo tú solo, o te dejas llevar por la corriente. El miedo, otra vez, a estar solo y volver a fallar, deja que vayamos sin rumbo buscando la salida. Todos encuentran respuesta: el problema está en averiguar si en buena o mala, tanto para él como para los que lo rodean. Ahora, imagina que ese joven confundido posee una gran inteligencia y capacidad de mando, ¿qué mejor miembro para un grupo casi desaparecido que medio mundo rechaza?, dentro de su grupo nadie desprecia tales cualidades, y menos cuando ésta persona puede llegar a traer más miembros a él.
     Cuando por fin encuentran su grupo (sea el correcto o no), lo peor que puede  suceder es caer en el fanatismo, que viene siendo la consecuencia de todos los factores involucrados: tienes miedo, que te lleva a sentir el odio a lo que desconoces o que conoces a medias; estás confundido y en el único lugar en el que te encuentras agusto, porque te sientes seguro, te motivan a odiar, a mirar con desprecio, y a creer que eres superior a cualquiera que no sea como tu, y que por lo tanto, esa persona no tiene validez. Te sientes tan bien ahí, que haces lo que sea por defender los ideales de tu grupo, hasta matar si es necesario. Y sucede; que es lo peor del caso.
     La cinta nos habla del neonazismo; sin embargo, este tipo de acciones humanas va mucho más atrás “el neonazismo es un utilizado como un pretexto” dice alguien cuando comentamos la película: “El odio que lo genera es mucho más antiguo”. Ese es el nombre que recibe en este momento y en este lugar, pero antes pudo llamarse de mil y un formas; aún así, todas concluyen en lo mismo: odio, intolerancia, desconocimiento, miedo, miedo, miedo... Irónicamente, hasta tienes miedo de lo que crees, tus creencias te traicionan y dejas de ser su partidario. En ese momento, paradójicamente, tu miedo de quedarte solo se convierte en tu único refugio, y ahora le temes a tus antiguas creencias.
     Esto lo ves no sólo en Estados Unidos; lo vemos a diario, y va desde la eterna lucha del hombre contra la mujer, el joven contra el viejo, un país contra el otro, el hombre contra Dios; lo malo es que las culturas en vez de eliminarlo, promoviendo la tolerancia, educan a lo contrario, por  ejemplo: el odio entre yanqui e ilegal,  católicos contra protestantes, chivistas contra americanistas, etc. Y todo porque es lo más normal y común del mundo, el que existan estas rivalidades. Esto no es la “Historia Americana X”, es la “Historia X”, porque no tiene lugar, y se identifica en cualquier lado.
     Esta explosión del odio humano no tiene nombre. Se le diga como se le diga, tiene las mismas consecuencias: dolor. Y por si se me olvida comentarlo, ese miedo es lo que lo origina. Ahora queda la duda de cómo combatirlo. Soy de la opinión de que el que estudia y aprende, observando y leyendo, tiene menos miedo, que quien se dedica a criticar sus temores o a atacarlos.
     En fin, al terminar la película, nos quedamos callados como por 10 segundos (mucho para un grupo de jóvenes); quisimos comentar la película, pero no faltó el que dijera que estaba cansado y casi dormido, o que dijera que no entendía el porqué comentarla (dejando a la anfitriona con sus ambiciones de dialogo truncadas); no faltan las comparaciones entre nosotros, y las intenciones de seguir una plática que para algunos no tiene chiste. En resumen, las lecciones de este tipo de cine, son vivenciales no teóricas, y sobre todo, si entiendes el mensaje, son más que nada muy particulares... puedes no decir nada. 

El hombre ha sido formado para vivir en sociedad y ni es capaz de vivir solo ni tiene valor para hacerlo

William Blackstone

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