VOLVER

 

PARADIGMAS EDUCATIVOS EN LA BIBLIA

 

Alicia Winters

Corporación Universitaria Reformada

Barranquilla (Colombia)

 

La tarea que me han pedido es buscar modelos o paradigmas de educadores populares en la Biblia.

1.     MOISÉS (Núm. 10,29-32)

Vamos a comenzar con Moisés, y por supuesto Moisés es famoso como el líder del éxodo, lo que nos podría llevar a un estudio mucho más extenso. Por ahora simplemente vamos a analizar el proceso del éxodo como un proyecto de educación popular. Piensen en todas las cosas que están involucradas en la organización de la comunidad, convencer a la gente de tomar las riendas de su destino en sus propias manos, una gran cantidad de cosas... pero de lo mucho que podríamos decir sobre Moisés quiero escoger un pasaje que se encuentra en el libro de Números, capitulo 10.

Vamos a mirar un poco de trasfondo. El pueblo de Israel estaba esclavo en Egipto. Realmente cuando hablamos del pueblo de Israel estamos hablando de las clases bajas de Egipto, así nos dice Éxodo 12: 35: el pueblo de Israel salió con otra mucha gente. Ya sabemos que el pueblo de Israel como tal no se organizó sino después de salir de Egipto cuando recibió la alianza de Dios con los diez mandamientos al pie del monte Sinaí, pero ya estaban en el desierto. Cuando salió era simplemente una gran muchedumbre de gente que había estado esclavizada bajo las políticas del faraón. Cuando estas personas llegaron al desierto una parte de ellas se organizó como Israel, el resto se fue por su camino. No todos querían el estilo de vida solidaria y comunitaria según estaba planteada en la alianza con Dios, "Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo" significaba una nueva estructura de la sociedad donde no iba a haber reyes ni gobernadores, sino que el mismo pueblo se gobernaría a sí mismo. Esto es el verdadero significado del tribalismo de Israel.

Por lo general no se comprende este sistema tribal como una verdadera alternativa al sistema piramidal que tenían todos los países alrededor, no solamente en Egipto sino en Canaán. Israel construye una tremenda experiencia de organización comunitaria en torno a un proyecto de vida: la salida de Egipto y la búsqueda de una nueva tierra. Pero no eran los únicos que huían de la situación. Había en el desierto muchos diferentes grupos de gente marginada del sistema, de hecho cuando Moisés huyó la primera vez de Egipto se integró a uno de esos grupos. Él desde muy joven había tenido una conciencia sobre la opresión de su pueblo. Cuando era joven y de sangre caliente reaccionó viendo a un egipcio que abusaba de un trabajador hebreo: se levantó y mató al egipcio. Su motivación era buena, pero necesitaba reflexionar sobre estrategias de liberación y educación popular. Entonces se vio obligado a salir de Egipto.

En el desierto se encontró con una de estas comunidades de gente que se había marginado de la estructura piramidal que regia tanto en Canaán como en Egipto y estaban sobreviviendo allá en el desierto, pero sobreviviendo cada vez mejor. Gente que se había adaptado, que sabía donde encontrar los oasis para agua y alimentos. Moisés se quedó con ellos mucho tiempo. Allí encontró su esposa y se integró plenamente dentro de esa comunidad. Allí también fue donde tuvo la experiencia de ver la zarza que ardía, sintió su vocación; él vivía bien allá en el desierto pero su gente, su pueblo, todavía sufría en Egipto.

Moisés regresó a Egipto, esa vez con una estrategia madura. Llevó al pueblo hasta el desierto fuera de Egipto y allí se reunió con la gente con la que él vivía anteriormente. Esto lo podemos ver en Éxodo 18. Acaban de cruzar el Mar Rojo, al fin están libres de los egipcios, y de alguna manera se ha logrado comunicar con su familia; entonces llegó el suegro, con la esposa de Moisés, sus dos hijos y otros. La verdad es que Moisés sentía que se aproximaba un nuevo momento en el proceso de liberación de la comunidad y no quería de ninguna manera que el grupo de Madián se aislara o se quedara. Dios le había mostrado la tierra prometida, pero aún estaba lejana. La liberación que había encontrado para si requería un lugar donde realizar sus sueños de libertad e igualdad. El tiempo del desierto era un "mientras tanto" en pos de la realización de ese sueño. Esta es la situación en Números 10,29-32.

Estamos en el proceso de itinerario. Veamos en el v. 29 cómo inicia Moisés este encuentro, invitando a los de Madián que acompañen al grupo de Egipto hasta la tierra prometida. En términos de hoy, se trata de una visión utópica, una visión comunitaria, y Moisés empieza compartiendo esa visión, convencido que responde a las necesidades de la gente oprimida de Egipto como también a las del grupo marginado de Madián. Esta visión había tenido una gran acogida en Egipto; se levantaron en contra del faraón y salieron. Por eso, Moisés tendría que haberse sentido un poco desconcertado con la respuesta que recibió del vocero del grupo de Madián: "No, yo prefiero volver a mi tierra donde están mis parientes"

Quería estar en su tierra con su parentela; o sea, no quiere perder su identidad. No es que rechazara la visión utópica. Parece que estaría de acuerdo en que las propuestas serian muy bonitas... pero no si tenía que perder su identidad, su relación con sus parientes, sus tradiciones, su trasfondo.

Aquí es donde encontramos la respuesta genial de Moisés "No te vayas…. Tu conoces bien los lugares donde se puede acampar en el desierto y puedes servirnos de guía. Si vienes con nosotros, compartiremos contigo todo lo bueno que el Señor nos conceda"

Ahora si pensamos en Moisés como educador popular hay una cantidad de elementos en esta respuesta que merecen ser analizados. El valora la tradición del pueblo de Madián y la quiere rescatar dentro de esa nueva propuesta. Valora su saber y sus habilidades. No piensa ni por un momento que él, que acaba de sacar al pueblo de Egipto, tenga ya todas las respuestas. Es capaz de decir "estamos entrando en algo nuevo para mí y nuevo para ustedes; donde vamos a caminar nadie ha caminado y ustedes tienen dones que nosotros necesitamos, a pesar de todo lo que nosotros hemos podido lograr hasta aquí. Ahora estamos enfrentando algo nuevo y necesitamos aprender de ustedes"

Es una oportunidad para que el pueblo crezca como sujeto, no es que yo te vaya a guiar hacia esta tierra prometida; más bien tú me vas a guiar a mi hacia esa tierra prometida, tu me puedes guiar a mi mientras juntos buscamos esa tierra prometida. Una de las cosas más importantes que se ha descubierto en todo el proceso de educación popular es que el educador es a la vez un educando y que los que participan en el proceso educativo tienen que ser sujetos y no objetos en todo ese proceso.

Otro elemento muy significativo que vemos en esta respuesta es la solidaridad. Esto no va a ser una comunidad donde los madianitas sean invitados o huéspedes. A la vez que se les reconoce y valora la tradición y la identidad, se les incluye en el nuevo proyecto plenamente, no como invitados, sino como protagonistas. Es una nueva sociedad donde todas y todos son sujetos, donde todas y todos caben y participan.

Moisés había tenido unas experiencias profundas con Dios en el episodio de la zarza que ardía, y luego en constante comunicación con Dios a través del éxodo. Durante el proceso de la salida de Egipto la comunidad madianita estaba al margen, su concepto de Dios era otro. Por lo tanto, se trata también de un proceso ecuménico. La experiencia de Moisés y su comprensión de Dios no coincidía del todo con la experiencia de los madianitas en el desierto y su propia experiencia de Dios, pero iban a enriquecerse mutuamente. Sentían libertad para hablar de Dios a pesar de que el concepto de Dios entre los madianitas no era idéntico al concepto del pueblo que había escapado de Egipto. La experiencia ecuménica sería aún más notable a medida que viajaran juntos a través del desierto. Cada vez las diferencias religiosas serían menos importantes, porque llegarían a ser un solo pueblo caminando a través del desierto compartiendo nuevas experiencias de Dios.

El proceso de caminar en el desierto, de buscar la tierra prometida, es un proceso de acompañamiento mutuo. Moisés acompaña a los madianitas, los madianitas acompañan a Moisés.

Será interesante trabajar este pasaje en Números en nuestras comunidades y reflexionar sobre la diversidad. A veces tenemos una imagen de Israel como una masa sólida, todos descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. La verdad es que cuando analizamos las escrituras descubrimos cómo la identidad se construye a partir del encuentro de la diversidad.

El concepto de identidad era muy importante dentro de Israel. El sistema de tribus representaba un gobierno participativo, Cada tribu tenía sus propias costumbres, celebraban las fiestas a su manera. Unas estaban en la montaña, otras en el desierto, otras al otro lado del Jordán. Las diferencias culturales se multiplicaron.

De hecho, tenemos indicios en la Biblia que mucha gente que entró en Israel eran originalmente cananeos. Por ejemplo, una prostituta en la ciudad de Jericó recibió y ayudó a los espías de Israel y luego entró en el proyecto comunitario junto con todo su grupo, no porque hubiera sido descendiente biológica de Abraham, Isaac y Jacob ni tampoco porque hubiera cruzado el Mar Rojo y caminado en el desierto con el grupo de Egipto, sino porque ella y su grupo se unieron al proyecto comunitario de los israelitas y rechazaron el proyecto estratificado y jerárquico de los cananeos que chupaba la sangre de los pobres. (Ver el libro de Josué, capítulo 2.)

Pudiéramos multiplicar los ejemplos, pero lo clave es que el hecho que Israel era un sistema alternativo a la estructura del faraón y los reyes cananeos, pero dentro de ese sistema se buscaba preservar la identidad de cada grupo que ingresaba. Se les daba espacio para ser quienes eran a pesar de pertenecer a una gran confederación de tribus que compartía una ideología, un sistema de gobierno, una visión de cómo era y cómo podía ser la sociedad. Esa visión se extendía hasta los detalles de las costumbres. Lógicamente, se formaban nuevas costumbres comunes a toda la comunidad, pero cada grupo que ingresó a Israel pudo preservar su identidad, aún los elementos propios de su particular tradición religiosa.

Es natural cuando un grupo de personas viven juntas que compartan sus tradiciones, pero cuando las tradiciones religiosas representaban dioses patrocinadores del sistema piramidal, éstos no podían admitirse. Yavé era el único Dios que representaba el sistema igualitario de los israelitas. En Josué 24 hay otro ejemplo muy claro. Dice Josué a la asamblea, "Ustedes han venido siguiendo otros dioses, pero ya no podrán hacerlo. Para ingresar en Israel, tendrán que aceptar al Dios Yavé con todo lo que esto implica en términos de la estructura social de la comunidad."

Por otra parte, dentro del proceso de formación del pueblo había mucha variedad en las formas de aproximarse a Dios, por ejemplo, el lugar de las mujeres: en algunas tribus vemos mucha mas libertad para las mujeres que en otras. También los ritos y las ceremonias y el concepto de qué se tenía de qué hacer para agradar a Dios, estas cosas -- hay indicios de que los retuvieron. Cada tribu celebraba las tradiciones y ceremonias que eran preciosas para esa tribu.

Este hecho nos explica cómo llegaron a nuestra Biblia algunas tradiciones que no parecen pertenecer a la historia de Israel. Son tradiciones de algunos grupos que sintieron que Dios les ayudó en determinada batalla, etc., y fueron incorporándose al patrimonio cultural de alguna tribu. Así por ejemplo, Ruth pudo ser la heroína de una tribu que luego llegó a ser parte de la tradición más amplia de todo Israel. Algunas de estas tradiciones locales llegaron a ser importantes para todo el pueblo, de modo que se conservaron como parte de la tradición general de Israel.

La identidad propia nunca está concluida. Hoy día, cuando se dice que alguien es colombiano "de pura cepa" quiere decir que tiene sangre indígena, tiene sangre negra, tiene sangre española, a lo mejor tiene sangre de diferentes naciones indígenas. Entonces, ¿qué significa ser colombiano? A estas alturas lo que significa es que formamos, de los diferentes aportes hechos hasta por nuestros enemigos, una identidad con plena conciencia de ser colombiano, no menospreciando a los demás países, pero orgulloso de ser colombiano y de esta Colombia y los muchos factores que contribuyeron a su formación. De alguna manera todos los países de América Latina y el Caribe han vivido este mismo proceso. Aun los países en donde hoy no hay indígenas han de reconocer que los pueblos originarios aportaron mucho a la formación del pueblo de hoy.

Entonces la preservación de la identidad respeta las personas y sus aportes a una nueva comunidad, pero poco a poco los aportes de los diferentes grupos se van fusionando hasta formar una identidad nueva. Un proceso similar ocurre en un matrimonio: cuando la pareja se casa están las tradiciones de la familia de ella y también las de la familia de él: cómo y cuándo se abren los regalos de navidad, a dónde van a pasar la vacaciones, si van a dormir con la ventana abierta o cerrada, todas estas cosas hay que negociarlas para luego crear la nueva identidad de este matrimonio.

El concepto de Dios desarrollado por el grupo de Egipto en la esclavitud fue uno que les ayudaba a luchar contra el faraón. El concepto que tenían los madianitas fue un Dios que les ayudaba a encontrar agua en el desierto. Hasta allí la búsqueda de agua no había formado parte de la experiencia de los de Egipto, pero poco a poco se fusionaron en la medida en que ambos pueblos hacían alianza para afrontar la gran problemática de sobrevivir en el desierto y llegar a la tierra prometida.

  1. ANA (I Samuel 1–2)

Otro paradigma se encuentra en los primeros capítulos del primer libro de Samuel. El capitulo uno habla de una rivalidad entre Ana y su coesposa Penina. Elcana, el marido, tiene dos mujeres. Penina a lo mejor fue la primera, y le ha dado muchos hijos e hijas. En el transcurso de todo esto se engordaría un poco, se le arrugaría la cara, ya no se cuidaría el cabello como antes porque ha estado ocupada atendiendo a los hijos. Elcana, entonces, se consigue otra, Ana, y la historia nos presenta la angustia de ésta porque ella no ha podido tener hijos.

Notamos que el versículo 1,1 esta dividido en dos partes, la primero una descripción de la tierra y la segunda, la genealogía de Elcana. Se trata de los dos elementos claves de la alianza que Dios hizo con Abraham: "Te daré esta tierra y te daré una descendencia como las estrellas del cielo y como la arena a la orilla del mar". Cuando un judío o una judía escuchaba esa promesa, sentía el orgullo de saber que el Dios de Israel era un Dios que cumplía sus promesas, que efectivamente les dio la tierra e hizo de la descendencia de Abraham una gran nación." Este trasfondo es muy importante para entender el drama de Ana aquí.

Ella contaba con el amor de su marido, cosa que muchas mujeres no pueden decir, de hecho, Penina no lo podía decir. Dice el texto,

Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas a cada uno su parte, pero a Ana daba una parte escogida porque amaba a Ana auque Jehová no le había concedido tener hijos. (1,4-5)

Elcana repartía a Penina y a sus hijos e hijas – nadie podía decir que no hacía su deber. Pero siempre fue Ana la que recibía la parte más tierna, más suculenta, y Penina tenía que verlo. Penina era la que hacía el trabajo de atender a los hijos, pero Ana era la que recibía favores especiales de parte de Elcana. Esto le dolía y explica lo que viene a continuación: "Su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola" (1,6). Podemos imaginar a Penina cuando insulta a Ana: "Ah, mi querido hijo; el otro día dijo una palabra nueva. Elcana se siente tan orgulloso de sus hijos. Qué lástima que tú no puedas tener hijos." Ana no se quedaría atrás. Diría algo así como, "Mire este vestido que me dio Elcana. Que lástima que no te quiera como me quiere a mi."

Lo que es interesante es que los favores de Elcana no eran suficientes para Ana. El texto dice que cuando llegaban los insultos durante el sacrificio,

Ana lloraba y no comía. Y Elcana su marido le dijo, "¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿no te soy yo mejor que diez hijos?" O sea, si me tienes a mi, ¿qué más quieres? (1:7-8)

Pero él no entendía lo que sentía la mujer. Podemos comprenderla cuando consideramos la oración de Ana.

Señor todopoderoso, si te dignas mirar la aflicción de esta sierva tuya y te acuerdas de mí y me concedes un hijo, yo lo dedicare toda su vida a tu servicio, y en señal de esa dedicación no se le cortara el pelo. (1:11)

Hay que entender dos cosas, primero lo que ella no pide: "Ay, Señor, quíteme a Penina de esta familia y que se mueran todos los hijos de ella." No se le pasa por la cabeza o por lo menos el autor no lo plantea así. Segundo, lo que sí pide: quería tener un hijo, no tanto para competir con Penina, sino para criarlo como siervo de Dios y así también ella estaría sirviendo a Dios. (En aquella época, el cabello largo indicaba el compromiso de entrega al servicio de Dios.)

Hay que saber algo de la situación de las mujeres en el mundo antiguo. Aunque participaban mucho en la formación de Israel, la forma principal en que una mujer podía participar directamente en la alianza era a través de los hijos. Por ejemplo, no podían andar como yo enseñando en todas partes; las opciones estaban más limitadas en aquella época y, por lo tanto, tener un hijo era tener la posibilidad que anhelaba Ana de servir al Señor.

La formación de los niños pequeños en Israel estaba casi totalmente en manos de las mujeres. Las mujeres eran las educadoras exclusivas que se ocupaban de la formación del niño. Durante los primeros cinco - siete años el varón tenia poca ingerencia en la vida del bebé. Si era una niña, aun más tiempo pasaba esta niña sin intercambios normales con el padre.

Se destaca, entonces, el papel de la mujer en la formación del pueblo, en la construcción de la identidad. Los hombres podían salir a la batalla o trabajar en el campo, pero las mujeres eran las que infundieron en las niñas y los niños israelitas lo que significaba ser israelita. Recordamos lo que le pasó a Moisés cuando era infante: cuando lo lanzaron al agua, la hija del rey de Egipto lo encontró y la hermanita del niño estaba ahí pendiente cuando la princesa toma ese bebé. Claro que la princesa no lo iba a lanzar otra vez al agua, tampoco iba a criarlo ella misma. La niña buscó a la propia mamá, la cual quedó como empleada en el palacio para cuidar al niño. De otra manera, ¿cómo desarrolló su fuerte sensibilidad en favor de los hebreos si fue criado en el palacio? Lo debe a la influencia de la madre que le hizo sentir que por mucho que estuviera viviendo en el palacio, era un hebreo, le hizo "hervir" cuando vio una injusticia que cometían los egipcios contra los hebreos. Podemos estar seguros que muy pocos niños egipcios "hervían" cuando vieron eso; lo aceptaban como algo natural, pero la mamá de Moisés le enseñó y le preparó para su vocación.

En el caso de Samuel, es su mamá quien lo educa. Aquí hay algo interesante sobre las fiestas. Cuando estaban en el sacrificio ¿cómo repartía Elcana los alimentos? Daba a cada uno su porción y esto incluía a Penina y a cada uno de los hijos y de las hijas de ella (v. 4). El texto menciona específicamente a las hijas y notamos que las mujeres, los hijos y las hijas están participando en estos sacrificios como una parte importante en la formación de los pequeños.

A Ana no se le olvidó su voto que dedicaría su hijo al servicio del Señor. Tal vez un poco ingenua, pensó que la mejor manera de hacerlo seria confiarle a Elí, sacerdote del templo. Sin embargo, éste tenía unos hijos malvados que no conocían a Yavé (2:12). ¿Comprendería Ana realmente que entregaba al hijo a alguien que no había sido capaz de criar bien a sus propios hijos. Dice el refrán, "casa de herrero, cuchillo de palo". Elí no era el hombre indicado, pero en fe ella quería que su muchacho se criara en el

santuario. Por otra parte, ella no renunció a su influencia en la vida del niño pues iba todos los años a visitarle. (v. 22)

Elcana respalda su decisión, pero le insta que cumpla su voto porque, según la ley de esa época, él sería el responsable ante Dios si no lo hiciera.

Ahora bien, la importancia de la mujer en la formación de los niños, especialmente sus conceptos de identidad y de comunidad, sigue siendo clave en la educación popular hasta el día de hoy. Pero al leer este relato, ¿no debemos cuestionar la excesiva dependencia de la opinión y autoridad del varón?

Aquí nos ayuda el cántico de Ana en el capitulo 2, sobre todo al compararlo con la realidad de esa época. El final del libro de Jueces habla de la ruina del pueblo de Israel en lo político, en lo económico, en lo social. Se nos describe un pueblo que está casi, como dice el FMI, "inviable". Pero entonces está la visión que tiene Ana en el capitulo 2,1-10. (Alguien en otra época añadió las últimas palabras referentes al rey, de hecho el concepto de rey choca con la visión que tiene Ana en el resto de este cántico.)

Ella lo que anhela es que los que actualmente oprimen al pueblo reciban su recompensa. No se trata de venganza, sino más bien de lo que tanto vemos aquí en Colombia, la impunidad. Unos oprimen y aplastan a los pobres pero siguen tan campantes. Ana cree en un Dios que no permite que las cosas queden así. Ella visualiza una sociedad donde los que antes sufrían ya no tendrán que sufrir, una sociedad diferente donde los humildes, los indigentes, las capas mas bajas de la sociedad puedan sentarse junto a los más nobles, en efecto, serán nobles también. Al indigente se le verá tan noble como una persona de buena cuna; porque "los hambrientos dejarán de tener hambre", o sea, los que actualmente son indigentes ya no lo serán. Y para responder a la inquietud sobre la condición de la mujer: Ana sueña con una sociedad donde las mujeres ya no van a ser despreciadas si no tienen hijos o por cualquier otra circunstancia fuera de su control (2,5).

Este cántico de Ana, tan similar al canto de María, nos lleva a pensar en María, y mirándole a ella se nos liman algunas de las asperezas. María no vivió para complacer al hombre, ¿verdad? ¿Vivió para complacer a quién? ¡A Dios!

Ahora bien, Ana era una hija de su tiempo. Una sola mujer no podía reformar toda la estructura de la sociedad. De hecho, su dependencia del varón pudo no ser una opción personal de ella; su situación pudo haber sido como la de esas muchachas pobres en Colombia, vendidas por su familia a un terrateniente que desea tener una muchacha esperándolo cuando tiene que trabajar en un sector remoto de su finca. La tradición acerca de Ana surgió en medio de una sociedad patriarcal, y parte del genio de Ana es que a partir de su situación, surgió la visión de otra sociedad posible.

Un elemento notable en este pasaje es la importancia concedido el niño. Vale la pena resaltarlo porque la educación popular se ve muchas veces como cuestión de adultos. Pero también es necesario ver cómo se puede formar a niñas y niños de manera que sean solidarios y comprometidos con el pueblo desde la más pequeña edad. Así no tendríamos que desbloquear sus mentes y deshacer su formación cuando sean adultos.

Cuando Ana entregó su hijo al templo, no lo hizo porque buscara el oficio o la dignidad del sacerdocio para su hijo y para su familia. Todo lo contrario, en esta época todavía el templo no tenía las funciones que asumiría en el Israel posterior; representaba más bien un lugar de convergencia para personas comprometidas con el pueblo (por eso la decepción tan grande respecto a los hijos de Elí). El relato continúa con una fuerte crítica de Elí, no necesariamente de parte de Ana, pero podemos sospechar que con el tiempo Ana también se indignaba con las estructuras del templo y tomaba conciencia de la problemática allí. Sin embargo, trataba de darle oportunidades al niño para que tome opciones que quizá nunca hubiera tenido si hubiera crecido trabajando en el campo con el papá.

Sin duda la influencia de Ana en la formación de Samuel continuó año tras año. Esto se ve confirmado más adelante cuando el niño Samuel escucha el llamado de Dios. Ahí vemos a un niño con autonomía que asume el proyecto de Dios. Confirma lo hecho por Ana y la visión de Ana para su hijo y para su pueblo.

Ahora si podemos ver todo el paradigma. La historia de Ana no se limita simplemente el capítulo uno; el uno necesita el tres y los capítulos uno y dos necesitan del tres para que veamos todo el paradigma. En el uno vemos a Ana luchando con su situación, en el dos vemos el sueño de Ana que surge de esa situación y vemos en el tres el fruto del compromiso de Ana y el sacrificio de Ana en un niño que es capaz de transformar las estructuras de Israel porque escucha la palabra de Dios.

Es importante reconocer que en el trabajo educativo las mujeres siguen siendo, en los hogares de hoy, la principal influencia en el desarrollo de los niños, incluida la conciencia, las opciones, la identidad, y el sentido de comunidad. Hemos estado hablando de una madre, pero sabemos que muchas mujeres nunca van a ser madres como tampoco los hombres. Si ampliamos el relato un poco más como un modelo de educadores y educadoras populares ¿qué luz nos arroja?

Para responder, hay que preguntar por las fuentes de la visión de una sociedad nueva esbozada en el cántico de Ana. No la recibiría de Elí. En el antiguo Israel se formaron redes de solidaridad en el período de las tribus. La esperanza de Ana se basa en la memoria de aquella sociedad solidaria, preservada de alguna manera en la comunidad de Ramá. También hay cantos de otras mujeres en la Biblia Hebrea, como los de Débora, de la hermana de Moisés, y de la hija de Jefté. Parece que uno de los oficios de la mujer en el antiguo Israel era el canto y el liderazgo en la liturgia. Ramá debió ser un lugar especial porque siguió manteniendo vivas las tradiciones populares de la solidaridad tribal y los sueños de una vida justa para todos.

  1. ASAF (Salmo 78)

Para el siguiente paradigma bíblico de educación popular, vamos a mirar el Salmo 78, atribuido a Asaf. De hecho, hay toda una colección de salmos -- desde el 73 hasta el 83 -- cuyo responsable es Asaf. Curiosamente el salmo 50 también es de Asaf. Probablemente la colección original contenía los 12 salmos. Desde luego, el doce era un número muy especial para los israelitas. Cómo se separó el salmo 50 del grupo 73 al 83?? No lo sabemos. El libro de los salmos es una colección de colecciones, dividida en cinco "libros". Estos cinco libros serían himnarios que circularon en distintos sectores de Israel y luego fueron compilados para formar el actual libro de salmos. Tal vez la separación ocurrió en algún momento durante este proceso.

¿Quién fue Asaf?. Bueno, no lo sabemos. En 1 Crónicas 6:31-32,39 aparece Asaf como jefe de los músicos levitas que ministraban en el templo ante el arca de Jerusalén, nombrados por David. (Los biblistas a veces se preguntan si esto fue así o si se trata de un intento de parte del Cronista de legitimar las tradiciones de su propia época haciéndolas remontar hasta el tiempo de David.)

De todos modos, en los libros de Crónicas los asafitas, o sea, los hijos de Asaf, participaban en casi todas las principales celebraciones relacionadas con el templo. En Nehemías 7:44 aparecen en la lista de las personas que regresaron a Judá después del exilio, y Nehemías 11:22 dice que un hijo de Asaf estaba encargado de la obra de la casa de Dios. Ya que el siguiente versículo habla de apoyo persa, puede ser que los asafitas tuvieron responsabilidad sobre el templo en Jerusalén durante algún periodo del post-exilio. Probablemente se trata de un gremio de músicos dentro de la tradición litúrgica del templo. 1 Crónicas 25:1-2 habla de la función musical de los asafitas como profecía, y en 2 Crónicas 29:30 el mismo Asaf es llamado vidente, sugiriendo que había una tradición de profecía relacionada con la tradición de música y salmos asociados con los asafitas. Nuestra colección de "salmos de Asaf" proviene de este gremio.

Vemos en el salmo 78 la obra de un educador que trabajaba en el contexto litúrgico, pero no es tanto el contexto lo que merece análisis, sino la manera en que se maneja la tradición. El salmo comienza de la siguiente manera:

Atiende pueblo mío a mi enseñanza; toma estas palabras de mi boca. (1,1)

El salmo 78 es un salmo histórico, como los salmos 105, 106 y 136, muy similares a éste pero no atribuidos a Asaf. Estos salmos presentan la narrativa fundacional de Israel, la historia del pueblo desde Génesis hasta Samuel, desde Abraham hasta David. Si comparamos los cuatro salmos mencionados, cada versión tiene una manera distintiva de contar la historia de acuerdo con un propósito del autor. Hay que entender que estas historias no pretenden ser historiografía en el sentido científico moderno. No se trata de recoger tradiciones a fin de determinar qué fue lo que ocurrió en el pasado. Esta recopilación de tradiciones es el pasado relacionado con el presente y mira hacia el futuro. El pasado del salmo 78, entonces, no es el pasado histórico, es el pasado de las tradiciones, la memoria selectiva del pueblo y el énfasis distintivo y profético del autor.

El discurso del salmo 78 está dirigido al pueblo para su instrucción, pero no es nada seco. Este salmo es poesía, y fue compuesto para ser recitado o cantado en la liturgia, para dar gozo a las personas que lo recitaban y para facilitar la memoria. Hay que destacar el uso de la poesía como instrumento educativo y como una metodología para la educación popular.

Este salmo tiene una larga introducción que va desde el versículo 1 hasta el 11. La introducción reconfirma la identidad y carácter, el genio de este pueblo, lo que le hace diferente de los otros pueblos. Una frase famosa en el v. 3 ha sido usado mas de una vez como titulo para diferentes obras en el trabajo popular: "Lo que nuestros padres nos contaron no se lo callaremos a los hijos, a la futura generación lo contaremos". Israel es lo que es en parte porque los padres (y madres) cuentan las tradiciones a sus hijos e hijas.

A partir del v. 12 el salmo se divide en dos partes. La primera, entre los versículos 8 y 39, habla de los errores de la generación de los padres, o sea, de los antepasados (las madres cometerían algunos errores también). Son los errores de la generación que murió en el desierto sin entrar en la tierra prometida.

La segunda parte, entre los versículos 40 y 72, habla más específicamente de los errores de Efraín. Cuando el reino se dividió después del Rey Salomón, el norte formó un país y el sur formó otro. El país del norte tomó el nombre de "Israel", pero Judá en el sur nunca quiso llamar al norte "Israel", porque creía que "Israel" debía reservarse para todo el pueblo escogido de Dios, del cual ellos también formaban parte. Así que el norte se llamaba a sí mismo "Israel", pero el sur le llamaba "Efraín". Aún en el exilio y el posexilio, cuando ambos países habían desaparecido, el término perduró en las tradiciones relacionadas con Israel del norte.

Cada una de las dos partes, del 13 al 39 y del 40 al 72 sigue el mismo patrón: una larga discusión de las maravillas que el Señor había hecho, luego el error que causó el problema, luego la reacción de ira divina y finalmente la conclusión que, a pesar de todo, el Señor mantuvo su relación con el pueblo.

Detengámonos un poco más en la introducción. Ya leímos el primer versículo, pero también el segundo versículo es muy interesante:

Voy a hablar por medio de refranes, y de cosas que han estado en secreto desde tiempos antiguos.

Otras versiones traducen la palabra "refranes" como "proverbios" o "parábolas", como también traducen la frase "cosas que han estado en secreto" como "enigmas" o "misterios". Asaf reconoce que está repitiendo tradiciones que sus oyentes ya conocían. Lo que dice no es nuevo, pero su propósito, su modo de presentar las tradiciones, sí será nuevo. Lo que ha estado "en secreto" – hasta ahora desconocido -- tiene que ver con el propósito o menssaje del salmista. Un enigma o misterio es algo que se plantea para solucionarse. Asaf dice que las tradiciones se conocen muy bien, pero hay algo en ellas que todavía no se ha comprendido. Este es el misterio, la "cosa secreta".

En otras palabras, la historia en este salmo se compone de tradiciones que siempre se han escuchado, pero deben escucharse otra vez a fin de captar algo nuevo. Que no vayan a cerrar los oídos diciendo, ‘Bueno, está contando otra vez eso de Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David. No tenemos que escuchar porque ya lo sabemos todo.’ Han de estar pendientes para resolver los enigmas, los misterios que van a relacionar el pasado con el día de hoy.

Este es un testimonio elocuente de la importancia de la tradición en la religión, y la importancia de la relectura de la tradición. En el versículo 2 Asaf básicamente dice, "Estamos haciendo una relectura de algo bien conocido para ver qué es lo que dice para nosotros hoy" Y ahora veamos lo que viene a partir del versículo 12:

Dios hizo maravillas delante de sus padres en la región de

Zoán, que está en Egipto.

Partió el mar en dos y los hizo pasar por él, deteniendo el agua como un muro.

De día los guió con una nube; y de noche con la luz del fuego.

Pero aún volvieron a pecar contra él, rebelándose contra el Altísimo en el desierto.

Quisieron ponerle a prueba pidiendo comida a su antojo y hablaron contra Dios diciendo:

¿Acaso puede Dios poner una mesa en el desierto?

Es verdad que Dios partió la peña; que de ella brotó agua como un río"

Se nota que este pasaje es un recuento de muchos milagros que Dios hizo a favor del pueblo. El salmo toma como punto de partida las maravillas del Señor. No hay error en todo aquello; entonces ¿dónde está el error? ¿En qué fallaron? Dios les había sacado de Egipto hasta allí, un lugar seguro en el desierto. Pero en vez de celebrarlo, se quejaron. "Tenemos hambre. ¿Qué mesa nos va a poner aquí en el desierto?" Esta pregunta es una crítica dirigida a Dios. La suposición es que Dios no será capaz de cubrir sus necesidades. De hecho, la idea de "poner mesa" va más allá de una mera respuesta a sus necesidades. Querían seguir disfrutando de las comodidades que habían tenido en Egipto. En el contexto de liberación de la servidumbre en Egipto, esta exigencia es absurda y refleja no solamente una falta de fe sino una falta de compromiso con el proyecto de la liberación.

Asaf continúa su análisis en los versículos 21 y 22:

Cuando el Señor oyó esto se enojó; un fuego se encendió contra Jacob, y la cólera estalló contra Israel.

Porque no confiaron en Dios ni creyeron en su ayuda.

Asaf firma la tradición de las maravillas de Dios, todas las cosas grandes que el Señor había hecho para el pueblo. Pero su punto es que estas maravillas implican una responsabilidad. La tradición que alimenta la comunidad es más que un cuento para entretener a los niños. Lleva al compromiso. Y cuando el salmista habla de los errores y fallas de la generación anterior, suministra ejemplos a partir de la tradición para indicar exactamente lo que sus oyentes no deben hacer.

Aquí hay dos cosas que debemos notar para la educación popular. Primero, la instrucción de Asaf incluye no solamente lo que hizo Dios sino cómo el pueblo respondió. La tradición acerca de la obra de Dios incluye también lo que hicieron los padres y las madres del pueblo. Aquí se plantea una gran ironía. Los que entregaron la tradición, la generación de los padres, también fallaron. Cada generación tiene que reconocer no solamente lo bueno del pasado sino también los errores. La relectura de las tradiciones es un análisis crítico.

También notamos que el salmista hace al mismo pueblo el sujeto de la historia. La historia de Dios es la historia de la relación de Dios con su pueblo. Por lo tanto, lo que hizo el pueblo es tan importante como lo que hizo Dios. Así aprendemos, dice Asaf, de los errores del pasado y vemos que la conservación de la tradición asume dimensiones nuevas para esta gente.

Según Asaf, el pueblo nunca estaba contento con lo que Dios les había dado. En vez de decir "hemos alcanzado esto" siempre querían y exigían más. Había inconformidad. Ahora bien, sabemos que la inconformidad puede ser positivo. Una inconformidad bien canalizada procura dar el próximo paso para el bien de la comunidad. Si se hubiera tratado solamente de este tipo de inconformidad, Dios no se habría enojado con ellos. De hecho, fue la inconformidad con las condiciones de pobreza, opresión e injusticia que llevó al éxodo y la obra liberadora de Dios. Pero en el salmo Asaf ve un problema cuando el pueblo no quiere seguir los pasos. Los israelitas en el desierto lo querían todo ya. Querían acortar el proceso que Dios estaba haciendo con ellos. Querían que Dios les diera todo, libertad pero también comodidad.

Asaf habla también de un castigo e inclusive dice que Dios llegó a abandonarlos. Abandonar al pueblo era algo grave en el caso de Dios, porque era una negación de su propia soberanía. Un rey rara vez se disgusta tanto con su pueblo que llega a decir que no quiere seguir siendo su rey. Pero el salmo no termina en sentido negativo. Termina afirmando que el Señor escogió continuar con el pueblo y escogió a David. ¿Pero quién era David para este salmista? Veamos los versículos 70 y 71:

Escogió a su siervo David, el que era pastor de ovejas; lo quitó de andar tras de los rebaños.

El los pastoreaba con corazón perfecto y con mano diestra los guiaba"

¡Un campesino humilde había de ser el líder del pueblo! Este salmo no ve a David en términos de su poder ni la extraordinario riqueza de la que gozó. Recuerda a David como un pastor de ovejas. Asaf se sirve de una tradición campesina para hablar con campesinos. Dios por medio del humilde campesino David le dio al pueblo una nueva oportunidad. Asaf sin duda estaba suavizando algunas de las asperezas de David. Claro que no pintaba a David el personaje histórico. Resaltaba la memoria de David, la memoria del pueblo del pos-exilio que trataba de buscar su identidad en lo que era antes. Es el ejercicio constante de releer las tradiciones.

  1. ELIAS-ELISEO (I Reyes 21)

El siguiente paradigma bíblico de la educación popular gira en torno a los profetas Elías y Eliseo, especialmente Elías, tal como se le presenta en los capítulos 17-21 de 1 Reyes. Pero hay que comenzar con una parte del capítulo 16 para comprender el contexto.

El autor busca explicar que Ajab fue un rey malo porque permitió la infiltración del baalismo. Lo expresa en términos religiosos, pero hay que entender la relación entre el yavismo y el baalismo. Éste es una religión en las que yo como creyente busco manipular a la divinidad para que el dios haga mi voluntad. Para las religiones de este tipo, no importa el nombre del dios en absoluto. La idea esencial es que ese dios haga lo que yo quiero. Por ejemplo, en el baalismo se concebía la lluvia como parte de una relación sexual entre Baal y la tierra. Baal fertilizaba la tierra por medio de la lluvia. En el culto se hacían relaciones sexuales con prostitutas que pertenecían al personal permanente del templo para animarle a Baal a iniciar nuevamente su relación con la tierra. Así que en el baalismo se daba rienda suelta a las pasiones con el fin de que el dios hiciera la voluntad de sus adoradores. En el yavismo, en cambio, no se trata nunca de manipular a Dios para que haga la voluntad de uno. En el yavismo el creyente se compromete con la voluntad de Yavé Dios -- y la voluntad de Dios está en el amor y el servicio al prójimo.

Veamos como funciona este contraste en el caso de la viña de Nabot en 1 Reyes 21. El rey Ajab quería que el campesino Nabot le vendiera su viña. Cuando Nabot se negó, el rey regresó a casa triste, se acostó y no comía. Para Ajab, criado en las tradiciones de Israel, un campesino puede decirle no a un rey, y el rey tiene que aceptar su decisión. Pero su esposa, la reina Jezabel, era de un país baalista donde el deseo del rey era todo lo que valía. "¿No eres tu rey en Israel?" pregunta ella. Jezabel declara un ayuno y consigue personas que denuncian a Nabot. Éste morirá y su tierra pertenecerá a la corona. Hace todo esto en el nombre del Dios de Israel. Se proclama el ayuno a Yavé pero su propósito es netamente baalista. Jezabel no sólo manipula a la divinidad, sino que manipula las tradiciones y las creencias del pueblo para aprovecharse de ellas y confiscar la tierra de un campesino inocente.

El caso del capítulo 21 nos muestra la situación del país en manos baalistas. Así entendemos mejor la estrategia de Elías. Se presenta en el capitulo 17 una confrontación con el rey, y de una vez notamos la dimensión política del trabajo de Elías. Pero cuando fracasan las negociaciones con el rey, ¿qué hace Elías? En el 17:8 el Señor le dice, "Levántate y vete a la ciudad de Sarepta en Sidón y quédate a vivir allá. Yo le he ordenado a una viuda que allí vive que te dé de comer".

En un nivel Elías está trabajando en la estructura política de su país, en otro nivel se siente llamado a trabajar con la gente más humilde. A lo largo de todo el ministerio de Elías, y luego su continuidad en el ministerio de Eliseo, siempre vemos la interrelación de estos dos niveles. Por un lado, cuestionan las estructuras de poder y las políticas que éstas desarrollan, a veces en forma bastante confrontacional. Pero no se quedan allí. Los dos profetas también tienen una presencia en el campo, donde andan formando comunidades y desarrollar estructuras alternativas. Encontramos entre las tradiciones de Elías y Eliseo numerosos relatos y anécdotas acerca de las comunidades que estos dos profetas acompañaban, por ejemplo, en 2 Reyes 4. Es notable que las tradiciones acerca de estas comunidades campesinas incluyen pleno reconocimiento del liderazgo de mujeres.

Vale la pena observar la dinámica de estas comunidades. Vemos que se les devuelve la vida a los hijos del pueblo, los que fácilmente podrían perderse. También vemos la multiplicación de panes y de aceite, y vemos a la gente trabajando solidariamente. Elías y Elíseo no sólo forman comunidades alternativas donde se recuperan las tradiciones. También enseñan a la gente el proceso de solidaridad. Estas comunidades de profetas o escuelas de profetas llevan el nombre de "hijos de profetas". Son grupos de formación de líderes.

Encontramos, entonces, tres dimensiones en el trabajo de Elías y Eliseo. La dimensión política del trabajo va a la par con la construcción de sociedades alternativas, con todo lo que esto implica de liderazgo de mujeres, de atención a los niños, de solidaridad entre las comunidades. Y la tercera dimensión que es la formación de nuevos líderes. Una práctica de educación popular que no descuida la dimensión política ni las necesidades de las comunidades pequeñas que están tratando de reconstruir las redes de solidaridad originales en Israel y también, como parte de todo ello, se dedica a la formación de lideres que pueden llevar adelante su trabajo en la próxima generación

No creo Elías haya llevado a Elíseo a ninguna escuela institucional para aprender a ser profeta- Lo llevó con él a sus entrevistas con las diferentes comunidades. Cuando a Eliseo le tocó sanar a un niño enfermo, se echó encima de él, probablemente porque había visto primero a Elías echarse encima de niños enfermos. Se trataba de una escuela de liderazgo donde la formación se daba en la práctica, pero no cabe duda de que Elías estaba mirando quienes eran potenciales lideres y se preocupaba por la continuidad después de que él se fuera.

  1. JESUS

Tengo un último modelo que quería proponerles: Jesús como educador popular. Este tema, lógicamente, abarca mucho más de lo que podemos tratar aquí. Pero podemos mirar algunos ejemplos, todos ellos tomados de las parábolas. Son Mateo 20:1-16 y Lucas 20:9-16. Se trata en ambos casos de obreros que trabajan para dueños de viñas.

Cuando leemos las parábolas nuestra tendencia es aceptar el contexto donde aparecen en los evangelios, sin darnos cuenta de que ese contexto, junto con los comentarios al principio y al final de la parábola, son aportes de los respectivos autores de los evangelios, y no necesariamente se oyeron las parábolas en ese contexto originalmente. Los autores de los cuatro evangelios eran teólogos que organizaban su material, no en forma cronológica ni historiográfica, sino con el fin de responder a las necesidades de sus comunidades. Entonces mirar a las parábolas tal como Jesús las habría contado, aparte del contexto secundario de los evangelios, puede proporcionarnos nuevos líneas de interpretación.

Mateo 20:1-16

La antigua tierra de Palestina era una sociedad agraria, como en la Colombia de hoy. La riqueza se media básicamente en términos de tierra. Una pequeña eite privilegiada aumentaba su riqueza quitando la tierra a los campesinos. Así muchos campesinos, que anteriormente trabajaban sus propias parcelas, se convertían en jornaleros. Pero los jornaleros en la época de Jesús apenas sobrevivían porque no había trabajo para todos ellos. En la parábola, el dueño de la viña vuelve a medio día y encuentra personas todavía esperando para ser empleadas. Vuelve en la tarde también y todavía hay gente esperando empleo. ¿Qué nos señala esta parábola de Jesús sobre la situación económica que él y sus oyentes conocían? Evidentemente el desempleo era un problema grave.

En aquella sociedad el terrateniente era valorado por su riqueza, por la tierra que controlaba y por la ostentación de su estilo de vida. Hasta al campesino tenía su lugar en la sociedad por la tierra que tenía para trabajarla. El jornalero no tiene tierra, no tenía nada sino la fuerza de sus brazos. Lo que vendía era el sudor de su frente. Cuando el dueño de la viña pagaba lo mismo a una persona que ni siquiera sudó porque ya era tarde cuando vino, ¿qué está diciendo el patrón acerca del trabajo de los primeros? Los descalifica. Solemos interpretar la parábola para decir que el último vale tanto como el primero. Pero en realidad, si el dueño paga a los dos la misma suma que paga al último, a pesar de que aquél trabajó todo el día y éste no hizo casi nada, está en efecto despreciando todo el sacrificio y sudor de los primeros.

Es más, cuando el dueño negocia con cada uno de los posibles empleados ¿qué es la oferta que le hace en términos de sueldo? A los primeros les ofrece un denario. A los demás les promete "lo que sea justo". Pero ¿quién determinaba qué era justo? Si quedó con ellos en un denario ¿es probable que haya ofrecido originalmente medio denario y que los jornaleros hubiesen regateado para que él lo subiera a un denario? Más bien el denario era el mínimo que se podía pagar a sus jornaleros.

Ahora bien, la verdad es que no acostumbramos a mirar las parábolas en términos de las realidades socioeconómicas que pintan. En este caso ya estamos condicionados a ver al dueño de la viña como un símbolo de Dios, y así interpretamos el resto de la parábola alegóricamente. Pero quisiera sugerir que posiblemente Jesús no trataba aquí de impartir una enseñanza acerca de cómo es Dios, sino más bien reflexionar con sus oyentes acerca de cómo son los terratenientes, los patrones, las relaciones laborales. La parábola representaría una técnica similar a la metodología de conscientización de Paulo Freire, no idéntica, pero bastante similar. Freire toma situaciones conocidas de la vida del pueblo y a partir de ellas estimula reflexión sobre la realidad, para que el pueblo caiga en cuenta de algunas verdades que solían pasar por alto. Si separamos las palabras introductorias y finales suministradas por el evangelista, esto bien podría ser el propósito original de Jesús en la parábola.

En el versículo 15, cuando los primeros jornaleros se quejan porque se ha pagado a los últimos lo mismo que a ellos, el dueño de la viña responde, ¿No puedo hacer con lo mío lo que yo quiera?" Lo que viene a continuación en el texto bíblico es probablemente de Mateo, pero lo que se está cuestionando en sí es el concepto de propiedad. Esto lo vemos cuando leemos desde la realidad de un pueblo que sufre hoy.

Lucas 20:9-16

Volvemos a mirar esta parábola de la manera en que miramos la anterior --despojándola de la teología de Lucas. Cuando sacamos la parábola de Jesús del contexto donde Lucas la puso, vemos otras cosas que desde el punto de vista de la teología popular y la educación popular tan interesantes como los asuntos que Lucas quiso destacar.

Para plantar una viña en la antigua Palestina, se necesitaba dinero. Los campesinos pobres no podían permitirse el lujo de sembrar viñas, porque la viña demoraba un mínimo de cuatro años para producir el fruto. Únicamente un rico puede mantener una viña. También es obvio que las viñas se plantan en terrenos que antes habían sido parcelas de los campesinos. Esto significa que el hombre de esta parábola ha despojado a algunos campesinos de su tierra para poder sembrar su viña. Es probable que los labradores sean los antiguos dueños de estas tierras, personas que no pudieron pagar un préstamo o algo por el estilo. Ahora sus tierras han quedado en manos del viñador y ellos trabajan para él como jornaleros.

Después de un tiempo, el hombre manda su siervo a los labradores para que le den parte de los frutos de la viña. Este fruto no necesariamente será uva. En los primeros años los labradores habrán sembrado otra cosa mientras se preparan los viñedos. Si el dueño pide un porcentaje de esta cosecha, los labradores pudieron haber reaccionado porque lo que pedía no dejaba suficiente para cubrir todos los gastos de sembrar la viña.

Ahora bien, la gente de la clase alta normalmente no se relacionaba con la gente humilde. Para hacerlo, tenían a sus clientes, o sea, personas que no eran en si ricos pero que estaban al servicio de la clase rica. El viñador manda a estos clientes. Los campesinos se desahogan contra los clientes pero tienen poca oportunidad de tener una interacción directa con la clase que realmente está detrás de su miseria. Hay discusión sobre el significado de enviar al hijo. Algunos biblistas piensan que hacían reclamos legales, pero la interpretación más común entre biblistas que trabajan el texto desde esta perspectiva es lo que hoy comúnmente se llama una rebelión campesina. Los campesinos quieren volver a ser dueños de sus tierras. Se supone que si matan al hijo, como nunca tienen relaciones con los más grandes, ya nadie más vendrá. Pero, en efecto, viene el dueño, y es muy interesante la pregunta que hace Jesús al final: ¿Qué hará pues con ellos el dueño de la viña? El dueño responderá con brutalidad a la rebelión: "Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros".

¿Cuál es la problemática que plantea Jesús para sus oyentes? Podríamos llamarla "el espiral de la violencia". La violencia produce más violencia y por tanto es contraproductiva. Esta parábola, en la forma en que la tenemos, extraído de su contexto es un planteamiento sobre cómo los humildes campesinos deben responder a las injusticias y a la vez un cuestionamiento de la violencia como solución.

Cuando leamos estas parábolas a la luz de las realidades socio-económicas de la época, se nos abren muchas interpretaciones nuevas y vemos cómo Jesús trabajaba con sus oyentes, humildes campesinos y jornaleros como también los pobres del contexto urbano. Muchas veces pasamos totalmente por alto esta dimensión y nos quedamos con las interpretaciones alegóricas que a menudo pasan por alto el pleno sentido de las palabras. Desde luego, no se puede sacar un texto bíblico de su contexto y hacerle decir lo que uno quiere. Lo que hemos tratado de hacer es más bien tomar las palabras que están allí y darles sentido de acuerdo al contexto.

Esta metodología es apta para la educación popular. Como Jesús podemos contar historias que parten de la realidad del pueblo, que apuntan temas de la realidad que vive el pueblo. Los relatos no darán respuestas, más bien darán para pensar. La idea es estimular al pueblo a reflexionar sobre la situación que está viviendo. De alguna manera las parábolas de Jesús habrán estimulado discusiones entre los primeros oyentes. Todos oyeron la parábola, y seguro que hubo discusiones bien interesantes en torno a muchas de ellas. De la misma manera los educadores populares de hoy pueden generar discusiones a partir de relatos que destacan las realidades de la vida en Colombia hoy.

 

VOLVER AL INICIO

VOLVER A LA PAGINA ANTERIOR

Hosted by www.Geocities.ws

1