Las primeras fundaciones de
Monclova (Nuevo Almadén) están poco documentadas. Estas fueron hechas en la
segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII, y una de las más
interesantes y dramáticas fue la que efectuó el Capitán Don Pedro de Velada
que nos presenta Don Regino F. Ramón en su libro "Historia General del
Estado de Coahuila".
Esta fundación esta relatada
por otros autores con fechas distintas, pero aquí transcribimos al pie de la
letra lo descrito por el autor mencionado.
"Con objeto de engrandecer el reino como lo prevenía la
cédula real de su Majestad y juzgándolo de su jurisdicción como también lo
juzgo el general Carvajal, dispuso el Capitán Montemayor saliera una expedición
a cargo del Capitán Pedro de Velada para que fuera a repoblar el Nuevo Almadén.
Con indios y familias de los avecindados en la misión de Santa Lucia, el Padre
Fray Diego de Arcaya, veintidós soldados bien armados, trigo y maíz en grano y
algún ganado mayor y menor, salió Velada de la Ciudad de Monterrey el 16 de
marzo de 1609, guiado por un indio zahual; entro por Boca de Leones como
Zalduendo y llego a las ruinas del Nuevo Almadén el 24 del mes y año
indicados.
Por unos indios que allí se asentaban de paz procedentes de
la región del norte supo Velada que el Padre Zalduendo se encontraba a la sazón
entre los indios Asinais, donde misionaba con gran provecho. El Capitán Don
Pedro de Velada, que ejercía funciones de justicia con vara alta de mando, se
daba grande importancia y trataba a los pobres indios con dureza y despotismo.
Reedifico muchas viviendas del abandonado Almadén, y abrió cárcamos y
acequias para mover las mangas de los galemes, donde fundía los metales traídos
de Potrerillos y Real Viejo y abrió una hacienda particular para aprovechar el
agua del ojo que fue de Castaños y sembró trigo y maíz.
Velada pudo sostenerse en ese puesto hasta el año de 1618 en
que a consecuencia de haberse perdido las cosechas, escasearon los
mantenimientos por una parte y por otra los Tobosos le hicieron ese año, una
guerra sin cuartel poniéndolo en gran aprieto y causándole casi por completo
la ruina del nuevo repueble, se vio obligado a retirarse con las pocas familias
que quedaban, abandonándolo todo y teniendo que salir sigilosamente y engañando
a los indios con luminarias que dejo encendidas para que no le pudieran
entorpecer su marcha, cobrándoles ventaja. Cuando los indios se dieron cuenta
del engaño salieron violentamente tras la caravana logrando darle alcance en un
lugar muy incomodo que actualmente se conoce con el nombre de "Puerto de
los Pedernales" y a pesar de que los Españoles se defendieron
heroicamente, tan solo Velada y cuatro soldados que traían tan buenos caballos
como el que él montaba, fueron los únicos que escaparon llevando a la Ciudad
de Monterrey la funesta noticia de esa terrible carnicería, donde perecieron
sin compasión ancianos, mujeres y niños".