MATERIALES CATEQUETICOS Y

José María Artigas (hijo del General Artigas) contó a su sobrino lo siguiente: “Aquellos vecinos de Ibiray, aquellos pobres que tanto quieren y veneran a mi padre, se reúnen con él a rezar el rosario, cuando el toque de oraciones de las campanas distantes llegan hasta ellos desde Asunción; los vi todos los días en el mismo sitio. Mi padre hacía coro; los demás, arrodillados en torno suyo, contestaban las oraciones, muchos de ellos, la mayor parte, en guaraní. Después de terminar todos se retiraban a sus casas, después de saludar, uno a uno, con veneración, al viejo; éste entraba a paso lento en su rancho, y se acostaba muy temprano con el alba” (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002, p. 188)

Artigas iba todos los domingos a misa

“Artigas iba los domingos a misa, a la Iglesia de la Recoleta, acompañado de los huéspedes de la Asunción, con quienes hablaba al paso de su caballo” (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002, p. 189)

Artigas leía la Biblia asiduamente

Dice el testimonio de Hammerly Dupuy:

“Durante los últimos años de su vida en Ybiray, Artigas fue apreciado por su gran piedad. Era su deleite el explicar a los niños el significado del cristianismo en relación con la historia de la humanidad. Disponía para ese fin de una edición ilustrada de la Santa Biblia, a cuya lectura se dedicaba frecuentemente”

Y agrega:

“esta información fue proporcionada al autor, por Juan León Benítez, nieto del presidente (paraguayo) Carlos López, al cual pertenecía la Santa Biblia que, a causa de sus cantos dorados, era llamada por (el General) Artigas el “libro de oro”. Siendo niño, Juan León llevaba sucesivamente uno u otro de los cinco volúmenes de esa obra (la Biblia) desde la casona de su abuelo, hasta la casa que se había construido para Artigas. (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002, p. 191)

Artigas fue catequista de niños en sus últimos años.

Dice el testimonio de Don José Leon Benítez:

_”¡El General José Gervasio, ¡qué bueno era, cómo me quería! Era un buen cristiano. Siempre decía: “Dios es muy grande, pero mantiene (permite vivir) a muchos pícaros. De tarde reunía a todos los chicos del barrio y nos enseñaba la doctrina cristiana (catequesis). Recuerdo que nos repetía: “Hay que hacer la caridad sin mirar a quien se hace” (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002 p. 198)

Artigas era un viejo contento y preocupado de los hermanos pobres.

“Era lindo señor, con ojos color cielo. Artigas era muy alegre: sonreía. Parecía el abuelito de todos los niños. El cabello era blanco. Era calvo y llevaba un gran sombrero de los que se hacen con hojas de palma. A veces se dejaba la barba larga y entonces nos decía: ‘Los hombres de antes no querían parecerse a las mujeres, y se dejaban la barba como Noe y como Moisés’…..Visitaba a diversas personas: con algunos hablaba mucho, con otros hablaba poco. ‘Es una gran cosa tener amigos –decía (el General) Artigas- pero hay que saber elegirlos, porque no hay peor enemigo que un mal amigo” (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002 p. 196)

Artigas un creyente que se indignaba al ver la injusticia contra los débiles

Dice Juan León Benítez: “dos veces lo noté indignado: ‘Ibamos a caballo hacia (la Iglesia de la) Recoleta cuando un patrón golpeó a un moreno (negro). Artigas se apeó (bajó del caballo) y con mucha calma se acercó al señor que parecía enfurecido y lo amonestó. Recuerdo que le dijo: ‘Todos los hombres son hijos de Dios. Debajo de la piel, el blanco, el negro y el indio son iguales. Siendo hijos de Adán y Eva, debemos tratarnos como hermanos’ Tampoco podré olvidar cómo cuando ya nos habíamos alejado en silencio, me dijo: ‘Hay hombres blancos que tienen el alma negra y negros que tienen el alma blanca…’. La otra vez que lo vi algo seria a Artigas fue cuando trepé sobre el curupicaì que estaba cerca de su casa y le arrebatè un pichón a los loros que habían hecho su nido bien arriba del árbol. Cuando me bajé me encontré con Artigas que me estaba mirando. Por su mirada me di cuenta qué era lo que él sentía al decirme mientras me ponía una mano sobre el hombro: ‘Mira mi hijo: los pájaros también tienen el derecho de ser felices cuando no molestan a nadie: tienen padres e hijos como nosotros y se aman entre ellos’. Volví a subirme al árbol y puse al pichón en su nido. (el General) Artigas se puso muy contento”

Artigas discípulo de Cristo y sus enseñanzas

Dice el testimonio de Juan León Benítez: “Cierta vez cuando golpeé a un compañerito y le expliqué que lo había hecho porque tenía razón (el General) Artigas me dio este consejo: ‘Cuando uno tiene razón, no necesita golpear a nadie. Las ideas no se meten ni se sacan a puñetazos. Cristo enseñó mucho sin necesidad de haber golpeado a nadie. La fuerza de las ideas es más grande de la de todos los ejércitos del mundo. Los ejércitos desaparecen, pero las ideas quedan, como semillas que se multiplican miles de veces” (Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002 p. 198)

Además de catequista, amigo de los niños, al ejemplo de Jesús

Estos son los versos de José Pedro Varela, el reformador de la escuela de nuestro país a propósito de la muerte del General Artigas:

“Treinta años de exilio a su fin llegaron.

Padre de los pobres en Curuguatí

Amigo de los niños en Asunción

Tan admirado por aquella nación,

Falleció en la quinta de Ybiray

(Cita de la fuente original en P.Gaudiano, Artigas Católico, 2002 p. 199)

(Recopilación hecha por el P.Omar França, con extractos del libro de Pedro Gaudiano, Artigas Católico. Montevideo: UCU, 2002 p. 191)