EL TIPO SACRIFICADO
�EL ALTRUISTA�
Vivir es servir; amar es dar. Estos son axiomas para quienes tienen personalidad sacrificada. Para ellos, sus necesidades siempre pueden esperar, porque primero hay que satisfacer las de los dem�s. Sabiendo que han dado todo de s� mismos, se sienten en paz, seguros de su sitio en el designio de las cosas. Se trata de un tipo de personalidad noble, desprendido y magn�nimo, rasgos todos que suelen adornar a los santos y los buenos ciudadanos.


LAS SIETE CARACTER�STICAS
Los siete rasgos y conductas siguientes denotan la existencia del tipo sacrificado de personalidad. El individuo con una marcada tendencia sacrificada exhibir� m�s conductas de las que se mencionan a continuaci�n, y m�s intensamente, que alguien que posea menos rasgos de este estilo en su perfil de la personalidad.

GENEROSIDAD. Son personas que, si ven que alguien necesita algo, se quitan la camisa y se la regalan. No esperan que el otro se lo pida.

SERVICIO. Su m�vil principal es servir al pr�jimo. Por deferencia hacia los dem�s, no son competitivos ni ambiciosos y se conforman con ser siempre segundos, o incluso los �ltimos.

CONSIDERACI�N. Son muy considerados en el trato con los otros. Tambi�n son �ticos, honrados y dignos de confianza.

ACEPTACI�N. No juzgan a los dem�s, y toleran los puntos d�biles del otro. Jam�s critican con crueldad. Est�n con el otro en las buenas y en las malas.

HUMILDAD. No son jactanciosos ni pedantes, y se coh�ben cuando son motivo de atenci�n. Se sienten inc�modos bajo los focos reflectores.

AGUANTE. Son sufridos y prefieren acarrear sobre sus espaldas sus propias cargas. Tienen mucha paciencia y una gran tolerancia a la incomodidad.

CANDIDEZ. Se trata de individuos algo ingenuos e inocentes. No captan el impacto que a menudo producen en la vida de los dem�s, y nunca sospechan que haya segundas intenciones ni maldad en las personas a quienes tanto entregan de s�.

 


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LOS SEIS DOMINIOS DE LA PERSONALIDAD SACRIFICADA
LAS RELACIONES: PARA TI, CUALQUIER COSA
Para los sacrificados, el sentido de la vida est� en darse a los dem�s. No buscan que se los gratifique por su bondad. Son capaces de renunciar a lo personal con tal de hacer un servicio, pero no crean que sus actos son producto de la mera abnegaci�n. Hacerle un bien a otra persona les hace sentir satisfechos consigo mismos, y eso es lo que cuenta. En una palabra, son altruistas.

La mayor aspiraci�n de los que tienen caracter�sticas predominantes de este estilo es contribuir para que la vida de los dem�s sea mejor. As�, algunos se convierten en grandes fil�ntropos; otros, en misioneros. Son las personas que adoptan ni�os enfermos, que trabajan en organismos de ayuda para las v�ctimas del SIDA, que colaboran con innumerables instituciones de beneficencia, que sacrifican sus propias necesidades a las de su familia. Se sienten atra�dos por los que sufren y hacen todo lo posible por aliviarlos.

Trabajan duro mucho tiempo, felices de olvidarse de s� mismos para colaborar con una persona o con una causa.

�POR DIOS, NO ME DEN LAS GRACIAS�
Los sacrificados son personas activas, llenas de energ�a, siempre diligentes, pero si su personalidad no se complementa con rasgos de otro tipo que los lleven a preocuparse m�s por ellos (como el seguro de s� mismo), sus esfuerzos siempre estar�n dirigidos a los dem�s. Por costumbre evitan ser centro de atenci�n.

En realidad, como insisten tanto en que no se les atribuyan m�ritos, los seres queridos a veces terminan por no advertir sus grandes esfuerzos y no valorarlos, o incluso se aprovechan de su bondad. Despu�s de que el sacrificado dice tantas veces que no quiere agradecimientos, la gente empieza a tomarles la palabra y deja de prestar atenci�n a todo cuanto hacen. ESO S� les duele.

Cierto es que no buscan los halagos, pero al igual que la mayor�a de la gente, necesitan sentirse queridos y apreciados. Dan mucho de s� y no quieren que se los tome por fanfarrones, pero que los traten como si no existieran puede producirles un profundo dolor.

PLACERES QUE PRODUCEN CULPA
Todos los sacrificados en mayor o menor medida se sienten inc�modos cuando se les brinda una atenci�n deferente. No les gusta hallarse en un pedestal, y se sienten cohibidos (aunque halagados) cuando alguien les dice: �Bueno, ahora, para variar, vamos a tratar de hacerte feliz A TI�. Los sacrificados est�n en su elemento proporcionando placer o asistencia a los dem�s, pero se sienten inc�modos cuando es la situaci�n inversa.

Ese malestar puede parecerse a la culpa, como si en lo m�s �ntimo no se sintieran merecedores de tanta atenci�n.
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