EL TRASTORNO HISTRI�NICO
Los hombres y mujeres que padecen este trastorno viven en un mundo emocional exagerado en el cual hacen cualquier cosa con tal de atraer la atenci�n porque, si no lo consiguen, tienen la sensaci�n de no ser nada.
CRITERIOS PARA EL DIAGN�STICO
El DSM-III-R describe el trastorno histri�nico de la personalidad como:
Un patr�n de conducta repetitivo y persistente de emocionalidad y b�squeda de atenci�n que comienza a manifestarse a principios de la edad adulta y se presenta en una variedad de contextos, tal como lo indicar�a la presencia de por lo menos CUATRO de los siguientes s�ntomas:
El individuo constantemente busca o exige que se le brinde apoyo, aprobaci�n o elogios.
Es inadecuadamente vanidoso en el plano sexual, ya sea en apariencia o en su conducta.
Le preocupa en demas�a la apariencia f�sica.
Expresa emociones con una exageraci�n que resulta inapropiada; por ejemplo, abraza a simples conocidos con excesivo ardor, llora desconsoladamente en ocasiones sentimentales poco importantes, tiene explosiones de ira irracional e injustificada.
Se siente inc�modo en aquellas situaciones en las que no es el centro de atenci�n.
Es propenso a una expresi�n exagerada y cambiante de emociones.
Es egoc�ntrico. Sus actos tienen por fin obtener una satisfacci�n inmediata. No tolera la frustraci�n ni la gratificaci�n que no sea inmediata.
Tiene un estilo de lenguaje extremadamente impresionista y carente de detalles. Por ejemplo, si se le pide que describa a la madre, no puede ser concreto y decir otra cosa que: �Era una bella persona�.
LAS EMOCIONES SIN CONTROL
Quienes padecen este trastorno a menudo est�n desinformados o no se percatan del mundo que les rodea. Esto se debe a que se dejan atrapar por sus propios dramas emocionales. Para ellos, todo se parece a una producci�n teatral. As�, un inconveniente menor se convierte en un gran desastre, y un peque�o placer se transforma en la mayor alegr�a de su vida.
Sin embargo, pese a su �tormenta e �mpetu�, los histri�nicos parecen poco convincentes.
Sus emociones a menudo parecen infantiles. Se asemejan a los ni�os pues reaccionan en el acto, sus sentimientos cambian con frecuencia, no toleran la frustraci�n y no pueden esperar ni un instante la realizaci�n de sus deseos. Son egoc�ntricos, y cuando no consiguen lo que quieren, se molestan sobre manera. Al igual que algunos j�venes, son propensos a tener pataletas.
Su sexualidad puede ser igualmente infantil. Los hombres y mujeres que sufren este trastorno con frecuencia se visten con un estilo provocativo, pero para muchos s�lo se trata de una pose, pues cuando alguien pretende seguirles la corriente, huyen o se muestran ofendidos. Aunque algunos histri�nicos son promiscuos, muchos de ellos son inocentones en lo sexual y, a menudo, inhibidos.
�EXIJO TU AMOR Y TU ATENCI�N!
Toda la espectacularidad emocional que despliegan �incluyendo los berrinches y la provocaci�n sexual- les sirve para llamar la atenci�n. El centro de atenci�n de los histri�nicos son las dem�s personas, de las cuales dependen por completo para satisfacer sus necesidades. Buscan en los otros su propia identidad, pues interiormente son muy inseguros. Cuando no convergen sobre ellos todos los ojos, se sienten indefensos e indignos. Por ello, se preocupan exageradamente por su aspecto.
Los histri�nicos idealizan a las personas de su vida, y los convierten en personajes de la fantas�a, como el pr�ncipe encantado y la bruja malvada. Conf�an mucho en los dem�s y se muestran sumisos, por lo que a veces resultan presa f�cil de seres sin escr�pulo.
C�MO TRATAR A LOS HISTRI�NICOS
Una regla fundamental es no manifestar reacciones desmedidas frente a las de ellos. Esto no es f�cil puesto que son maquinadores y saben influir sobre los dem�s. No les lleve la contraria, no se enfurru�e. Despu�s, cuando el ambiente est� m�s sereno, exprese de manera cordial pero firme lo que pretende de la relaci�n. Al mismo tiempo, conf�rmele el cari�o que le tiene, a menos que ya se lo haya perdido. En tal caso, deber� usted preguntarse si est� preparado para terminar la relaci�n.
