EL TRASTORNO DEL TIPO SOLITARIO:
EL TRASTORNO ESQUIZOIDE

Emocionalmente, y a menudo f�sicamente, los esquizoides est�n aislado de la gente. No se sienten particularmente felices ni tristes, y construyen su vida de modo tal que se protegen de toda relaci�n �ntima humana.


CRITERIOS PARA EL DIAGN�STICO
El DSM-III-R describe el trastorno esquizoide como:

Un patr�n general de indiferencia por las relaciones sociales y un campo restringido de experiencia y expresi�n emocional que comienza a manifestarse a principios de la edad adulta y se presenta en una variedad de contextos, tal como lo indicar�a la presencia de por lo menos CUATRO de los elementos siguientes:

La persona no desea ni disfruta ninguna relaci�n estrecha, ni siquiera de formar parte de una familia.

Casi siempre elige actividades solitarias.

Muy rara vez da la impresi�n de experimentar emociones intensas tales como la ira y la alegr�a.

Manifiesta muy pocos deseos, o ninguno, de tener experiencias sexuales con otra persona (teniendo en cuenta el factor de la edad).

Es indiferente a la aprobaci�n o a la cr�tica de los dem�s.

No tiene amistades �ntimas (o s�lo una) que no sean los miembros de su familia.

Demuestra tendencias reprimidas: por ejemplo, se mantiene distante, fr�o; rara vez retribuye gestos o expresiones faciales tales como una sonrisa o un gesto de asentimiento.

Todo ello no es debido a la esquizofrenia o al trastorno alucinatorio.

LA CIUDAD AMURALLADA
Para los dem�s, los que padecen este trastorno son impenetrables. Habitan una �ciudad amurallada� dentro de s� mismos, muy lejos de los dem�s mortales. No son ANTISOCIALES; son ASOCIALES, pues no quieren tener nada que ver con nadie. Aun quienes sufren la forma leve del trastorno, que aparentan ser medianamente sociables, cuando se hace el intento de conocerlos a fondo se descubre que son pasivos, huecos o simplemente indiferentes. Algunos pueden orientarse hacia los cultos religiosos, en los cuales las relaciones entre los fieles est�n sumamente estructuradas; all� desarrollan algo similar a las relaciones interpersonales al tiempo que se las ingenian para evitar el v�nculo estrecho. Los de rasgo esquizoides m�s agudos en ocasiones pueden llegar a vivir solos toda su existencia adulta, recluidos en una �nica habitaci�n, sin el menor contacto con amigos, ni siquiera con familiares. Todos los d�as van al trabajo (donde pueden llegar a ser muy productivos si se les permite el aislamiento) sin compartir un momento de afecto con nadie, salvo, en ciertos casos, con alg�n animalito dom�stico. A veces prefieren vivir en la calle.

Sin embargo, los esquizoides no carecen de vida interior. Dentro de esos muros donde no permiten la entrada de nadie, pueden tener una vida rica en fantas�as, pero ning�n sentimiento. Por dentro y por fuera, los esquizoides son emocionalmente inamovibles: nada los conmueve, nada los emociona, nada los enoja ni les da alegr�a.

LA INCIDENCIA, LA PREDISPOSICI�N Y LOS RIESGOS
Es posible que algunos esquizoides nazcan sin la �maquinaria emocional� que se necesita para relacionarse con el pr�jimo.

Un ni�o que nace con un temperamento t�mido, introvertido, tal vez por constituci�n est� predispuesto a contraer este trastorno, m�xime si en los primeros a�os de vida la atenci�n que se le brinda es fr�a, insensible u hostil. Algunos investigadores sostienen que las personas con este trastorno no sienten apego por nadie porque desde edad muy temprana abandonaron toda esperanza de recibir gratificaci�n por parte de los dem�s. Por su temperamento innato, frente a un medio que no los satisfac�a, reaccionaron volc�ndose hacia su interior, evitando todo v�nculo. Lo cierto es que estas personas no conf�an en los dem�s. M�s a�n, se a�slan de sus propios sentimientos y ansiedades, incluso llegan a no sentir el dolor. Lamentablemente, tampoco sienten el placer.

C�MO TRATAR A LOS ESQUIZOIDES
Cualquier persona (ya sea un sacerdote, un colega o un familiar) que pueda tender una mano al esquizoide, de una manera amistosa, tolerante y respetuosa, le ayudar� a mejorar su calidad de vida. No hay que dejarse impresionar por la aparente indiferencia de esos seres para con los sentimientos del otro, ni tampoco forzarlos a colaborar con quienes los ayuda. Es preciso demostrarle amistad e inter�s, y mantener una distancia adecuada. Tal vez sean de utilidad algunos de los consejos que se dieron para tratar a las personas solitarias.
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