El puñal
En un cajón
hay un puñal.
Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián
Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo
Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.
Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que
hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura
que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en
la vaina.
Otra cosa quiere el puñal.
Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo
pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo
eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los
puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca
sangre.
En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas,
interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre,
y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el
metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo
crearon los hombres.
A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o
inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.
Fundación
mítica de Buenos Aires
¿Y fue
por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando
bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es
que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.
Prendieron
unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana
entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga.
Un almacén
rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.
El primer
organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba YRIGOYEN,
algún piano mandaba tangos de Saborido.
Una cigarrería
sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
A mí se me
hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y como el aire.
De
que nada se sabe
La
luna ignora que es tranquila y clara
Y
ni siquiera sabe que es luna;
La
arena, que es la arena. No habrá una
Cosa
que sepa que su forma es rara.
Las
piezas de marfil son tan ajenas
Al
abstracto ajedrez como la mano
Que
las rige. Quizá el destino humano
De
breves dichas y de largas penas
Es
instrumento de Otro. Lo ignoramos;
Darle
nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos
también son el temor, la duda
Y
la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué
arco habrá arrojado esta saeta
que
soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?
Y
que mis venas no terminan en mí
Sino
en la sangre unánime
De
los que luchan por la vida,
El
amor,
Las
cosas,
El
paisaje y el pan,
La
poesía de todos.
A
UN VIEJO POETA
Caminas
por el campo de Castilla
y casi no lo ves. Un intrincado
versículo de Juan es tu cuidado
y apenas reparaste en la amarilla
puesta
del sol. La vaga luz delira
y en el confín del Este se dilata
esa luna de escarnio y de escarlata
que es acaso el espejo de la Ira.
Alzas
los ojos y la miras. Una
memoria de algo que fue tuyo empieza
y se apaga. La pálida cabeza
bajas
y sigues caminando triste,
sin recordar el verso que escribiste:
Y su epitafio la sangrienta luna.
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Alguien
Un hombre
trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no
debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la
muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.
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El Patio
Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.
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ALHAMBRA
Grata la voz
del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el
alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
Jorge
Luis Borges, Granada, 1976
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EL SUEÑO
Si el sueño
fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es
tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños,
que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día
deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
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Breve
Reseña: El
24 de agosto de 1899
nace Jorge Luis Borges. Es bilingüe desde su infancia y aprendió
a leer en inglés antes que en castellano por influencia de su
abuela materna de origen inglés, tenía apenas seis años cuando
dijo a su padre que quería ser escritor. A los siete años escribe
en inglés un resumen de la mitología griega; a los
ocho, La
visera fatal, inspirado en un episodio del Quijote; a
los nueve traduce del inglés "El príncipe feliz" de
Oscar Wilde. Su primera publicación registrada es una reseña de
tres libros españoles escrita en francés para ser publicada
en un
periódico ginebrino. Pronto empezará a publicar poemas y
manifiestos en la prensa literaria de España país
donde reside
desde 1924 a 1918. Regresa a Buenos Aires con su familia
donde redescubre su ciudad natal, sobre
todo los suburbios
del Sur, poblados de compadritos. Comienza a escribir poemas sobre
este descubrimiento,
publicando su primer libro de poemas,
Fervor de Buenos Aires (1923), en su ciudad natal a partir de
1924, publicará algunas revistas literarias y con dos libros más,
Luna de enfrente e Inquisiciones, establecerá ya en
1925 su
reputación de jefe de la más joven vanguardia. En los
treinta años siguientes, se transforma en Borges siendo a
partir
de ese momento en uno de los más brillantes y más polémicos
escritores de nuestra América. Escribe cuentos y poemas
sobre el suburbio porteño, sobre el tango, sobre fatales peleas de
cuchillo "Hombre de la esquina rosada", "El Puñal".Pronto
empezará a especular por escrito sobre la narrativa fantástica o
mágica, hasta punto de producir durante dos décadas, 1930-1950,
algunas de las más extraordinarias ficciones de este siglo Historia
universal de la infamia,1935; Ficciones, 1935-1944; El
Aleph, 1949; entre otros. En 1961 juntamente con Samuel
Beckett comparte el Premio Formentor otorgado por el Congreso
Internacional de Editores, y que será el comienzo de su reputación
en todo el mundo occidental. Recibirá luego el título de
Commendatore por el gobierno italiano, el de Comandante de la
Orden
de las Letras y Artes por el gobierno francés, la Insignia de
Caballero de la Orden del Imperio Británico y el
Premio Cervantes,
entre otros numerosísimos premios y títulos.
Jorge
Luis Borges murió en Ginebra el 14 de junio de 1986.
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