LA
LUZ DE YARA: MITO MAYOR CUBANO (II)
La Luz de Yara en la provincia Granma
Investigación y publicación de:
Carlos Alberto Heredero Gracia
Fotos del autor
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José
Pedro, quien fuera historiador
del museo municipal de Yara
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En
el municipio Yara de la provincia de Granma entrevisté a
muchos testigos. Incluso el que laboró varios años
como historiador del museo de la localidad, contaba no sólo
con familiares y amigos que habían observado la luz, sino
que él mismo en persona la había observado cuando
niño.
Dentro
de los entrevistados, se encuentra Eutimio Puebla Pérez,
de 86 años, quien había sido de profesión carretero.
Manifestó que ver la luz era algo diario, que se veía
casi siempre de noche o entrando esta. Era una luz pequeña,
de unos 10 centímetros de diámetro, que "flotaba"
a unos 40 o 50 centímetros de altura, caminando junto a ellos
en sus viajes a Manzanillo. A veces se le podía observar
a mayores alturas, y un poco más alejada, acompañándolos
durante parte del trayecto, sobre todo los sectores alejados de
las carreteras más transitadas.
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Eutimio
Puebla
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Otros
habitantes de la zona relataron hechos muy interesantes, como casos
en que la luz había estado rodeando un bohío, alumbrándolo
por dentro e infundiendo miedo en niños y personas que estaban
en su interior. Esto ocurrió aproximadamente a las 11 de
la noche, en la década de los años 1940. Esto no me
dejó de recordar ciertas películas, como "Encuentro
cercano de tercer tipo", de Steven Spielberg, en la célebre
escena en que los extraterrestres protagonizan un hecho idéntico.
Un
caso que causó gran impacto en Bayamo y zonas aledañas
fue entrevistado por la periodista Maricela Presa, en su programa
de Radio Bayamo (CMKX). El suceso ocurrió en el año
1992, y el protagonista del mismo lo era un chofer de ómnibus
de una de las bases de transporte del pueblo.
Los
hechos transcurrieron de la siguiente manera:
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Maricela
Presa, periodista de
Radio Bayamo
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En
horas de la madrugada (aproximadamente las 2:30 a.m.), Roberto Suárez
y un acompañante viajaban en un ómnibus Girón
(conocidos popularmente en Cuba como "aspirina") procedentes
de un velorio. Deberían cubrir una distancia de unos 30 kilómetros.
Al pasar una zona conocida como "Bueycito", observaron
una luz en el cielo, ante lo cual pensaron que sería un helicóptero.
Pero poco a poco la luz fue reduciendo su altura, y comenzaron a
inquietarse.
La
luz continuó su movimiento descendente, hasta colocarse "en
el capullo de las matas de plátano", o sea, a unos 5
metros de altura. Viajaba en la misma dirección del ómnibus,
y a la derecha del mismo, a unos 20 o 30 metros. Uno de los comentarios
más interesantes hechos por el testigo, es de la forma en
que la dicha luz seguía las curvas de la carretera, con algo
que pudiéramos llamar "majestuosidad" y exactitud
en su vuelo.
Un
rato después la luz comenzó a adelantar al ómnibus,
colocándose a unos 100 metros delante de él, y unos
20 metros de altura, un poco más alto que los postes del
tendido eléctrico. En ese momento ya se vivían momentos
de tensión a bordo, y el acompañante le sugirió
al chofer que apagara las luces para ver que hacía, a lo
que él contestó:
-"Tú
estas loco, y si eso baja y nos explota la guagua?"
Pero
ante la insistencia se realizó el experimento. No más
apagar las luces, a ambos les dio la impresión que aquello
comenzaba a acercarse y a bajar hacia el ómnibus. Asustado,
el chofer encendió las luces y "le metió el pie
al acelerador", según el testigo aquello venía
"como un cohete por la carretera". Ante tal hecho, la
luz retomó su altura y continuó su trayecto precediendo
al vehículo. Nuevamente los testigos pudieron observar como
seguía la carretera el susodicho fenómeno.
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Roberto
Suárez, chofer de ómnibus y protagonista del
más increíble suceso relacionado con esta luz
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Al
llegar a la entrada de Bayamo, la luz se escondió en algunas
partes del monte, lo que les daba un descanso a los asustados viajeros.
Pero metros más adelante, allí estaba esperándolos
de nuevo. Cuando entraron en la ciudad, ya eran las cinco de la
mañana, colocándose la luz a la izquierda del ómnibus,
y volando sobre las casas de la ciudad. Al llegar a la base de transporte,
comunicaron el hecho a los restantes choferes, y observando que
la luminosidad se había "posado" sobre un alero
de un edificio cercano, que fungía en esos momentos como
escuela.
En esa posición se mantuvo, mientras se llamaba a la policía,
los "boinas rojos" y a la Academia de Ciencias. Todos
fueron testigos de la luz que estaba en el alero de la escuela,
y no faltó quien sugirió dispararle, hecho que no
se llegó a consumar. Un dato curioso lo es que la luz quedó
en una posición adecuada para seguir observando la guagua
dentro de la base, a lo que los restantes choferes sugirieron que
probaran a seguir con el ómnibus hasta fuera de la ciudad
para ver si la seguía. A esto el chofer se negó, dado
el nerviosismo que tenía.
Al
amanecer, la luz abandonó el alero de la edificación,
comenzando a ascender y tomar altura, hasta que se perdió
en el brillo de la mañana. El chofer recuerda que una de
las últimas cosas que vio era algo así como reflejos
metálicos en el objeto, procedentes de la luz solar. El chofer
no se atrevió a abandonar la base hasta que amaneció.
Continuará...
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