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15-Julio-2005
 
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LA LUZ DE YARA: MITO MAYOR CUBANO (II)
La Luz de Yara en la provincia Granma
Investigación y publicación de:
Carlos Alberto Heredero Gracia
Fotos del autor

 
 
José Pedro, quien fuera historiador
del museo municipal de Yara

En el municipio Yara de la provincia de Granma entrevisté a muchos testigos. Incluso el que laboró varios años como historiador del museo de la localidad, contaba no sólo con familiares y amigos que habían observado la luz, sino que él mismo en persona la había observado cuando niño.

Dentro de los entrevistados, se encuentra Eutimio Puebla Pérez, de 86 años, quien había sido de profesión carretero. Manifestó que ver la luz era algo diario, que se veía casi siempre de noche o entrando esta. Era una luz pequeña, de unos 10 centímetros de diámetro, que "flotaba" a unos 40 o 50 centímetros de altura, caminando junto a ellos en sus viajes a Manzanillo. A veces se le podía observar a mayores alturas, y un poco más alejada, acompañándolos durante parte del trayecto, sobre todo los sectores alejados de las carreteras más transitadas.

 
Eutimio Puebla
 

Otros habitantes de la zona relataron hechos muy interesantes, como casos en que la luz había estado rodeando un bohío, alumbrándolo por dentro e infundiendo miedo en niños y personas que estaban en su interior. Esto ocurrió aproximadamente a las 11 de la noche, en la década de los años 1940. Esto no me dejó de recordar ciertas películas, como "Encuentro cercano de tercer tipo", de Steven Spielberg, en la célebre escena en que los extraterrestres protagonizan un hecho idéntico.

Un caso que causó gran impacto en Bayamo y zonas aledañas fue entrevistado por la periodista Maricela Presa, en su programa de Radio Bayamo (CMKX). El suceso ocurrió en el año 1992, y el protagonista del mismo lo era un chofer de ómnibus de una de las bases de transporte del pueblo.

Los hechos transcurrieron de la siguiente manera:

 
 
Maricela Presa, periodista de
Radio Bayamo

En horas de la madrugada (aproximadamente las 2:30 a.m.), Roberto Suárez y un acompañante viajaban en un ómnibus Girón (conocidos popularmente en Cuba como "aspirina") procedentes de un velorio. Deberían cubrir una distancia de unos 30 kilómetros. Al pasar una zona conocida como "Bueycito", observaron una luz en el cielo, ante lo cual pensaron que sería un helicóptero. Pero poco a poco la luz fue reduciendo su altura, y comenzaron a inquietarse.

La luz continuó su movimiento descendente, hasta colocarse "en el capullo de las matas de plátano", o sea, a unos 5 metros de altura. Viajaba en la misma dirección del ómnibus, y a la derecha del mismo, a unos 20 o 30 metros. Uno de los comentarios más interesantes hechos por el testigo, es de la forma en que la dicha luz seguía las curvas de la carretera, con algo que pudiéramos llamar "majestuosidad" y exactitud en su vuelo.

Un rato después la luz comenzó a adelantar al ómnibus, colocándose a unos 100 metros delante de él, y unos 20 metros de altura, un poco más alto que los postes del tendido eléctrico. En ese momento ya se vivían momentos de tensión a bordo, y el acompañante le sugirió al chofer que apagara las luces para ver que hacía, a lo que él contestó:

-"Tú estas loco, y si eso baja y nos explota la guagua?"

Pero ante la insistencia se realizó el experimento. No más apagar las luces, a ambos les dio la impresión que aquello comenzaba a acercarse y a bajar hacia el ómnibus. Asustado, el chofer encendió las luces y "le metió el pie al acelerador", según el testigo aquello venía "como un cohete por la carretera". Ante tal hecho, la luz retomó su altura y continuó su trayecto precediendo al vehículo. Nuevamente los testigos pudieron observar como seguía la carretera el susodicho fenómeno.

 
Roberto Suárez, chofer de ómnibus y protagonista del más increíble suceso relacionado con esta luz

Al llegar a la entrada de Bayamo, la luz se escondió en algunas partes del monte, lo que les daba un descanso a los asustados viajeros. Pero metros más adelante, allí estaba esperándolos de nuevo. Cuando entraron en la ciudad, ya eran las cinco de la mañana, colocándose la luz a la izquierda del ómnibus, y volando sobre las casas de la ciudad. Al llegar a la base de transporte, comunicaron el hecho a los restantes choferes, y observando que la luminosidad se había "posado" sobre un alero de un edificio cercano, que fungía en esos momentos como escuela.
En esa posición se mantuvo, mientras se llamaba a la policía, los "boinas rojos" y a la Academia de Ciencias. Todos fueron testigos de la luz que estaba en el alero de la escuela, y no faltó quien sugirió dispararle, hecho que no se llegó a consumar. Un dato curioso lo es que la luz quedó en una posición adecuada para seguir observando la guagua dentro de la base, a lo que los restantes choferes sugirieron que probaran a seguir con el ómnibus hasta fuera de la ciudad para ver si la seguía. A esto el chofer se negó, dado el nerviosismo que tenía.

Al amanecer, la luz abandonó el alero de la edificación, comenzando a ascender y tomar altura, hasta que se perdió en el brillo de la mañana. El chofer recuerda que una de las últimas cosas que vio era algo así como reflejos metálicos en el objeto, procedentes de la luz solar. El chofer no se atrevió a abandonar la base hasta que amaneció.

Continuará...

 
 
 
 
 

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