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CUBANOS
Remberto
Dámaso
El segundo encuentro (III)
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Yo
me llamo Juan Felipe Rodríguez Barreras, ese día vine
a trabajar aquí a cuidar tabaco, vine sobre las diez y pico,
me acuesto, sentí unos pasos, pero cuando siento los pasos,
digo: qué carajo pasa?
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"Me
iluminó tanto que
no pude ver nada..."
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Cuando
voy a mirar la puerta, veo una luz. Y cuando miro la luz aquella
me hace así, me iluminó tanto que no pude ver nada,
nada, encandilado por completo. Que miré por los costados,
que yo miro siempre por las rendijas, que pueden ver ahí,
ni las rendijas las veía.
Yo
me senté en la cama y miro sentado, normalmente, y cuando
vino la luz aquella, no vía nada, nada, oscuro, oscuro completo.
Pero oscuro que me encandiló. Yo tengo un problema en la
vista, tengo catarata. Pero la luz es una cosa que me encandila,
yo estuve hablando con el compañero, y pensando que a lo
mejor es una linterna, pero una linterna es distinto, una linterna
te hace así, tiene al movimiento y la vibración de
la gente, pero aquello fue una luz tan fija, que hizo así
aquello... Eso fue como el 24 de julio, junio, por ahí..
como las tres, mas o menos yo calculo que sea de las tres de la
madrugada...
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"Yo
cogí el machete
y lo amenazé..."
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Yo
lo comenté con el compañero Dámaso, y me dijo:
no vayas a decir nada, entonces le dije, mira, esto es así
y así, yo sentí esto y esto, y yo a más nadie
he comentado... Mira, esas son las rendijas que uno ve de noche,
cuando ya yo me adapto a la oscuridad, entonces aquí había
una rendija en la puerta... la puerta tenía una rendija,
y eso me hizo así... aquí estaba la cama, yo me siento
aquí y hago así, yo cogí el machete, cuando
yo amenazo, bueno, me dejó ciego. Ciego, encandilado ya...
la luz se movió, pero hizo así, como cuando una cosa
va de pique (como si rebotara en el piso, N. del E.)
Continuará...
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