CONTACTADOS
CUBANOS
Remberto
Dámaso
El segundo encuentro (II)
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Uno
era rubio con el pelo crespo, blanco, vestía un traje verde
azul, cuello de tortuga, con las manos cortas, las manos eran unas
manos limpias, cultas, de una gente muy culta, unas manos afeminadas,
porque eran unas manos muy limpias, y finas.
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"Me
llevaron con
mucho cuidado..."
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El
otro era trigueño, blanco, blanco, blanco, como una gente
que no ha cogido mucho sol en su vida, como una gente de esa que
trabaja en oficinas, que cogen poco sol, con el pelo blanco totalmente
(de canoso) con un promedio de 40 a 45 años de edad, los
dos.
Me
sentaron en el asiento, y se retiraron lentamente por ahí
para abajo. En el tiempo que les llevaría llegar a la nave,
yo estaba pensando ahí, que qué me pasaba, y en eso
la mujer me llama de adentro, y me dice: Eh..., estás dormido
en el baño?..
Yo
estaba sentado normalmente en el sillón, le contesté-
No...
Y
en ese momento la nave se empezó a levantar, a levantar,
y salió en dirección allí, al aeropuerto. Tomó
altura, apagando todas sus luces y ya era una sola luz grande que
se iba.
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"Estaba
a unos dos metros de
altura aquí mismo..."
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Cada
rato salgo al baño, pienso en ellos, cada rato aquí
yo solo en estas alturas donde tengo estos llanos, estas cosas,
los busco, ya me resulta familiar. Quisiera encontrarme de nuevo
siempre con ellos, me es agradable, porque no sé porqué,
hay algo que me atrae, y me siento agradable cuando se me habla
de eso, cuando veo eso, me parece que los gestos que ellos han tenido
conmigo son gestos muy humanitarios.
Se notaba que eran gente de barba, estaban bien afeitados, porque
se les veía la sombra de la barba, los ojos eran verdosos,
gente bien parecida, los gestos eran gestos de gente muy culta.
Después del
contacto
Después
que yo he visto esto, yo me noto que soy un poco más humanista,
me gusta más la naturaleza, duermo menos de noche, me desvelo
mucho, siempre pensando en tratar de localizarlos, verlos de nuevo
alguna vez, decir que mi vida cambió después de eso
bastante, yo era una gente que caminaba mucho, me gustaba salir
mucho, y después de eso salgo muy poco de mi casa, me gusta
estar más en mi casa que en otro lado. Y me siento mucho
más humanista, yo nunca simpaticé con aquí
en mi casa con la tenencia de animales, ni nada de eso, a mí
no me gustan los perros, no me gustan los gatos, y después
de esa cosa para acá, aquí mi casa se llena de perros,
de gatos, y yo los cuido y no me gusta que se maltraten, eso es
una cosa, para mí, que se maltrate un animal, es triste,
a partir de este tiempo para acá, porque antes me daba tres
pitos que se murieran, que yo no quería saber de animales.
Antes tenía animales que fueran útiles, como gallinas
y esas cosas, y aquí ahora es todo el mundo, lo mismo hay
pericos, que hay jutías, que hay perros, que hay gatos, por
cantidades, aquí tú los ves... y se les tiene tanto
cariño como a una persona.
Continuará...
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