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15-Julio-2005
 
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Remberto Dámaso

El segundo encuentro (I)


 
 
Todo ocurrió al salir del baño
Al yo salir de aquí, del baño, voy a dirigirme para la casa, y siento una mano que me toca, que me toca en el hombro, hago un gesto aquí, para quitarme esa gente de arriba, la mano esa que me ponen arriba, siento que otra mano me toca de nuevo por aquí, y me hace un gesto pausado, los dos me llevan hacia aquí, uno por un lado y otro por el otro, me llevan hacia aquí, y cuando ya me tienen aquí, me hacen un gesto para que los acompañe.
¿Qué hago? Sigo con ellos, uno por un lado y el otro por el otro, caminando aquí. Ellos caminaban como si estuvieran seguros, caminaban seguros como si conocieran el lugar, era seguro que ellos conocían el lugar porque me traían, cuando ya yo llego aquí, yo ya no quiero continuar caminando, porque no sé quien es que me lleva ni quien me trae, porque yo estoy con todo el conocimiento normal, y quiero saber qué está pasando, y cuando yo hago el gesto de no continuar más caminando, se enciende el tongón de luces en colores en esta dirección, en el hueco. Y ya yo entonces sé ya que es la nave espacial misma que ya yo había visto la otra vez. El objeto ese, la nave espacial, como te puedo decir...

Ya yo la veo ahí, está iluminada totalmente, ellos me hacen gestos para que yo siga caminando, y voy caminando hacia ella, y ellos van conmigo. Yo vengo caminando con ellos, y yo sigo caminando con ellos por aquí, la hierba era mucho más bajita, ya aquí había una claridad total, porque ella estaba situada aquí, sobre dos metros más o menos de altura, mucho más alta que la otra vez, que cuando ella se detuvo a casi un metro del suelo, aquí estaba a dos metros sobre el nivel del suelo.

 
Allí estaba la misma nave...
 

Aquí mismo noto yo cuando sale de debajo de la nave una cosa en dirección al suelo, media inclinada. Y empiezan a caer, después que acaba de salir todo aquel pitongo para afuera, empezaron a caer pasos, y pasos, y pasos...
Uno de ellos se dirige, y cuando llega debajo de la nave, se abre en forma circular una compuerta. Él sube, y el otro me hace gestos para que yo suba. Subo cómodo por el lugar, a pesar de mi grueso y de mi peso, subo fácil, ayudado por él, y ayudado por el que tenía dentro. Fui introducido dentro de la nave.

 
 
Dibujo esquemático de la "pizarra" que le mostraron al subir a la nave...

Me enseñaron en forma de triángulo, un objeto que era carmelita, tenía como si fuera letras del 0, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1.
Ellos tuvieron mucho conmigo movimientos de labios, palpitando los labios, con saliva, para que yo lo pronunciara en alto, era lo que yo notaba que ellos querían que yo dijera las letras aquellas. Sobre las otras letras, eran triángulos, rayas, círculos, cuadrantes, ángulos, rectángulos, abajo y arriba de las numeraciones. Eran unos números extraños, unas letras extrañas, unas formas y figuras extrañas.

Cuando yo estoy introducido dentro de la nave trato de buscar cosas que me fueran conocidas, cosas como relojes, pizarras, compuertas, era aquello un cuadro, del tamaño del baño mío, más o menos, me tenían sentado en una silla cómoda, no era una silla de barbería de esas, no era un sillón de dentista, era un asiento cómodo, un poco reclinable, con espaldar.

 
"me pusieron una malla
en la cabeza..."
 

Puedo decirte que traté de buscar dentro del equipo, algo que me fuera conocido o una puerta que saliera para afuera. En una oportunidad de esas, me pusieron, de arriba de una de las mesas, metieron la mano, y apareció, como en forma de cadena, me pusieron una malla, una malla en la cabeza. Cuando me pusieron la malla en la cabeza, palpitaron, hacían gestos, y yo se los emití a ellos igual, y ellos se rieron, como quien dice: estás haciendo lo que nosotros queremos.
Uno de ellos vino y me quitó, lo volvió a poner allí aquello, me hicieron otros tipos de gestos, que yo se los contesté con los mismos gestos, abrieron la compuerta de nuevo, descendió uno de ellos, me mandaron a bajar, y me cogió uno por una mano, otro por la otra, y me volvieron a llevar hacia la casa.
Cuando me llevaron hacia la casa, allí, con esta misma operación que vamos a repetir por aquí para allá, ellos me traen, cuidándome, porque yo ando en chancletas, y aquí puede haber espinas y ellos me cuidaban de todo eso. Ellos caminaban con mucha flexibilidad.
En forma de cariño, me llevaron al asiento, y me hicieron sentarme como si yo fuera un ente que me cansara, ese asiento que está ahí, en ese mismo lugar, en esa misma forma. Cogieron y se pararon los dos aquí al frente, y los titulé ahí...

Continuará...

 
 
 
 
 

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