Las montañas suelen ser zonas poco pobladas, y muchas veces son los reductos donde mejor se ha conservado la Naturaleza,
pero el acelerado proceso de degradación medioambiental de nuestro tiempo también llega hasta ellas. Las personas
que acudimos a las montañas en nuestros ratos de ocio también somos un agente que contribuye a su deterioro
medioambiental, la mayoría de las veces involuntariamente. Para intentar minimizar el impacto ecológico de nuestras
salidas al monte, hay que seguir un comportamiento absolutamente respetuoso hacia la Naturaleza, algo que realmente no se aprende
en libros o manuales, sino que se va adquiriendo con el tiempo. De todos modos no viene mal un recordatorio, así que a
continuación ofrecemos un decálogo que, completado con un poco de sentido común e interés,
debería lograr que nuestro paso por la montaña no deje rastro.
- 1.Por supuesto, no dejes basura en el monte: recógela en una bolsa para depositarla en el primer contenedor o
papelera que encuentres, aunque tengas que cargar con ella varias horas. Los restos de comida son biodegradables, pero hace feo
verlos tirados en una cima o al borde del camino. Es un problema que no acaba de resolverse: pese a que se ha repetido muchas
veces, la gente sigue dejando basura en las montañas. Como ejemplo extremo, en medios montañeros es bastante
conocido que cerca de la cumbre del Everest, a más de 8.000 metros de altitud, hay un gran vertedero de material diverso
abandonado por distintas expediciones.
Naturaleza © Carlos Mediavilla
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- 2.Deja el coche o la moto bien aparcados en el pueblo o la carretera: en el monte sobran, pues contaminan, son
ruidosos y contribuyen a que te hagas un vago y engordes. Andar es una de las actividades más sanas y recomendables que se
conocen, y unos kilómetros a pie están prácticamente al alcance de todo el mundo, desde niños hasta
ancianos; no hace falta ser un atleta. Quien no se atreva con ellos, debería preocuparse seriamente con su salud y saber,
por ejemplo, que son muchas las personas de más de 60 años que hacen a pie el Camino de Santiago completo.
- 3.No des voces (salvo que sea imprescindible) ni pongas música a todo volumen. Disfruta del silencio (en
nuestros días no es fácil encontrarlo) o de la música que la Naturaleza te ofrece: el canto de los
pájaros, el sonido del viento, las campanas de las vacas ... y deja que los demás podamos oírla. Si pese a
todo quieres llevarte otra música, utiliza unos cascos.
- 4.Procura no molestar a los animales que encuentres, tanto salvajes como domésticos. Si llevas perro, tenlo
bien enseñado o amárralo para que no los asuste. En la medida de lo posible, evita salirte de los caminos y meterte
en los lugares más sensibles desde el punto de vista de la fauna, bosque sobre todo, pues puedes molestar a muchos
animales. Si escalas, procura no hacerlo en sitios donde anidan rapaces u otras aves.
- 5.La afición tan extendida a las hogueras es un peligro, pues los incendios arrasan todos los años
muchas hectáreas de arbolado. No enciendas fuego, salvo en sitios controlados, y empleando siempre leña ya
caída: no cortes las quimas de los árboles. Tampoco se debe emplear la leña que suele haber en refugios y
cabañas para casos de emergencia; recoge la tuya e incluso deja más de la que encontraste.
- 6.El respeto a la Naturaleza incluye también a las actividades humanas que tradicionalmente allí se
desarrollan: no pises los prados salvo que hayan sido segados recientemente, atraviesa las cercas y las alambradas con cuidado,
no dejes portillas abiertas (se puede escapar el ganado), cuida las cabañas que utilices, no acampes en terrenos
particulares sin permiso.
Naturaleza © Carlos Mediavilla
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- 7.En todo momento debe intentarse pasar desapercibido, hay que procurar no alterar la Naturaleza: no hagas pintadas en
las rocas ni en los refugios, ni arranques estalactitas, ni te bañes con jabón o champú en ríos de
poco caudal o lagos ...
- 8.La montaña alberga un patrimonio cultural que muchos de sus visitantes ignoran o desprecian, y que incluye
aspectos como la toponimia tradicional (que los mapas alteran con frecuencia), o el habla y costumbres de sus habitantes (objeto
muchas veces de burlas). Respeta y valora este patrimonio etnográfico, poco divulgado, y en la actualidad en acelerado
proceso de desaparición.
- 9.Además de observar todas estas reglas, conviértete en educador medioambiental: con cortesía y
procurando no resultar un pedante o un listillo, llama la atención e informa a quienes no sigan un comportamiento
respetuoso con la Naturaleza y su entorno humano tradicional, ya sea involuntariamente, por descuido o desidia, o por puro gamberrismo.
- 10.Por último, infórmate sobre los distintos problemas medioambientales de las zonas que visitas y las
amenazas que recaen sobre ellas. Deberías interesarte por las denuncias que hacen al respecto los grupos ecologistas.
Escucha también a los habitantes de esas zonas, que suelen tener una visión distinta de estos problemas, conoce sus
recursos y su forma de vida, y saca conclusiones. Los montañeros conocedores y en cierta manera usuarios habituales de la
montaña, debemos defenderla y también tenemos derecho a opinar.