Decálogo ecológico de Fernando Obregón Goyarrola

Las montañas suelen ser zonas poco pobladas, y muchas veces son los reductos donde mejor se ha conservado la Naturaleza, pero el acelerado proceso de degradación medioambiental de nuestro tiempo también llega hasta ellas. Las personas que acudimos a las montañas en nuestros ratos de ocio también somos un agente que contribuye a su deterioro medioambiental, la mayoría de las veces involuntariamente. Para intentar minimizar el impacto ecológico de nuestras salidas al monte, hay que seguir un comportamiento absolutamente respetuoso hacia la Naturaleza, algo que realmente no se aprende en libros o manuales, sino que se va adquiriendo con el tiempo. De todos modos no viene mal un recordatorio, así que a continuación ofrecemos un decálogo que, completado con un poco de sentido común e interés, debería lograr que nuestro paso por la montaña no deje rastro.

  • 1.Por supuesto, no dejes basura en el monte: recógela en una bolsa para depositarla en el primer contenedor o papelera que encuentres, aunque tengas que cargar con ella varias horas. Los restos de comida son biodegradables, pero hace feo verlos tirados en una cima o al borde del camino. Es un problema que no acaba de resolverse: pese a que se ha repetido muchas veces, la gente sigue dejando basura en las montañas. Como ejemplo extremo, en medios montañeros es bastante conocido que cerca de la cumbre del Everest, a más de 8.000 metros de altitud, hay un gran vertedero de material diverso abandonado por distintas expediciones.
  • Naturaleza
    Naturaleza
    —© Carlos Mediavilla—

  • 2.Deja el coche o la moto bien aparcados en el pueblo o la carretera: en el monte sobran, pues contaminan, son ruidosos y contribuyen a que te hagas un vago y engordes. Andar es una de las actividades más sanas y recomendables que se conocen, y unos kilómetros a pie están prácticamente al alcance de todo el mundo, desde niños hasta ancianos; no hace falta ser un atleta. Quien no se atreva con ellos, debería preocuparse seriamente con su salud y saber, por ejemplo, que son muchas las personas de más de 60 años que hacen a pie el Camino de Santiago completo.
  • 3.No des voces (salvo que sea imprescindible) ni pongas música a todo volumen. Disfruta del silencio (en nuestros días no es fácil encontrarlo) o de la música que la Naturaleza te ofrece: el canto de los pájaros, el sonido del viento, las campanas de las vacas ... y deja que los demás podamos oírla. Si pese a todo quieres llevarte otra música, utiliza unos cascos.

  • 4.Procura no molestar a los animales que encuentres, tanto salvajes como domésticos. Si llevas perro, tenlo bien enseñado o amárralo para que no los asuste. En la medida de lo posible, evita salirte de los caminos y meterte en los lugares más sensibles desde el punto de vista de la fauna, bosque sobre todo, pues puedes molestar a muchos animales. Si escalas, procura no hacerlo en sitios donde anidan rapaces u otras aves.

  • 5.La afición tan extendida a las hogueras es un peligro, pues los incendios arrasan todos los años muchas hectáreas de arbolado. No enciendas fuego, salvo en sitios controlados, y empleando siempre leña ya caída: no cortes las quimas de los árboles. Tampoco se debe emplear la leña que suele haber en refugios y cabañas para casos de emergencia; recoge la tuya e incluso deja más de la que encontraste.

  • 6.El respeto a la Naturaleza incluye también a las actividades humanas que tradicionalmente allí se desarrollan: no pises los prados salvo que hayan sido segados recientemente, atraviesa las cercas y las alambradas con cuidado, no dejes portillas abiertas (se puede escapar el ganado), cuida las cabañas que utilices, no acampes en terrenos particulares sin permiso.

  • Naturaleza
    Naturaleza
    —© Carlos Mediavilla—

  • 7.En todo momento debe intentarse pasar desapercibido, hay que procurar no alterar la Naturaleza: no hagas pintadas en las rocas ni en los refugios, ni arranques estalactitas, ni te bañes con jabón o champú en ríos de poco caudal o lagos ...

  • 8.La montaña alberga un patrimonio cultural que muchos de sus visitantes ignoran o desprecian, y que incluye aspectos como la toponimia tradicional (que los mapas alteran con frecuencia), o el habla y costumbres de sus habitantes (objeto muchas veces de burlas). Respeta y valora este patrimonio etnográfico, poco divulgado, y en la actualidad en acelerado proceso de desaparición.

  • 9.Además de observar todas estas reglas, conviértete en educador medioambiental: con cortesía y procurando no resultar un pedante o un listillo, llama la atención e informa a quienes no sigan un comportamiento respetuoso con la Naturaleza y su entorno humano tradicional, ya sea involuntariamente, por descuido o desidia, o por puro gamberrismo.

  • 10.Por último, infórmate sobre los distintos problemas medioambientales de las zonas que visitas y las amenazas que recaen sobre ellas. Deberías interesarte por las denuncias que hacen al respecto los grupos ecologistas. Escucha también a los habitantes de esas zonas, que suelen tener una visión distinta de estos problemas, conoce sus recursos y su forma de vida, y saca conclusiones. Los montañeros conocedores y en cierta manera usuarios habituales de la montaña, debemos defenderla y también tenemos derecho a opinar.


OHARRA:
Decálogo escrito por el montañero cántabro Fernando Obregón Goyarrola, publicado en el libro "50 Nuevas rutas por las montañas de Cantabria".

El decálogo que ofrecemos es esta página no es la traducción fiel del original, puesto que el escrito por Fernando Obregón Goyarrola hace referencia al pueblo cántabro. En este caso, nuestra versión no hace referencia a Cantabria sino que es aplicable a cualquier pueblo.

Buho

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