PÁGINAS SOBRE EL LENGUAJE




Sugerencias para el alfabeto basadas en el simbolismo gráfico de los grafemas

Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
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      Estudiando fonética acústica y fonología uno tiene la oportunidad de saber que es posible viendo uno sonograma identificar los fonemas de la lengua. Esto se logra basándose en las formas con que quedan recogidas características acústicas del lenguaje como son las diferentes calidades y clases de frecuencias, las duraciónes, la intensidad y los silencios. Asimismo sabemos que las señales sonoras del lenguaje se pueden representar de varias maneras.


      i. Se ha creado y utiliza para la representación de las diferentes clases de sonidos lingüísticos un alfabeto fonético, sobretodo el llamado Alfabeto Fonético Internacional o AFI (en inglés IPA de International Phonetic Alphabet). Para crear este alfabeto se ha usado el alfabeto cursivo derivado del latino más algunos otros signos.
      ii. Otra opción, hubiera sido intentar crear un alfabeto en que cada característica articulatoria y, o, acústica pertinente para el lenguaje fuese representada por una misma grafía. Esto, a decir verdad, en parte ocurre con los diacríticos del alfabeto fonético internacional, los cuales señalan características acústicas concretas.
      iii. Una opción más original, hubiera sido intentar crear un alfabeto en que las grafías recordaran los rasgos de las imágenes en un sonograma que proporciona cada fono; o una abstracción de esos rasgos en el caso de los fonemas. Con esto, se reduciría un tanto la arbitrariedad del signo y facilitaría tanto el aprendizaje, como el uso de los grafemas fonéticos y fonológicos.
      iv. Por último, lo mejor hubiera sido intentar crear un alfabeto en que las grafías reflejaran por sí mismas las características articulatorias y, o, acústicas pertinentes para el reconocimiento del fono o definición del fonema, según el caso, que simbolicen. Si bien lo mejor, esto supone un mayor esfuerzo de investigación para encontrar y decidir cuales son las mejores o más pertinentes asociaciones entre las características articulatorias y sonoras de fonos y fonemas con las características gráficas para los grafemas a diseñar .
Existe un alfabeto, el han-gul o alfabeto coreano, inventado de manera científica cuyos grafemas poseen esta clase de simbolismo, así, por ejemplo: el rasgo velar
k se representa con la figura de un ángulo recto que simboliza la lengua retraída contra la garganta; el rasgo bilabial m con el contorno de los labios de una boca; el sonido dental se representa con una figura en ángulo recto que simboliza la lengua levantándose contra los dientes; el rasgo alveolar s con la figura de una cúspide dental y el rasgo faringeo ng con un círculo que bien puede representar el interior del tubo faringeo.

Digamos que el han-gul es un alfabeto rigurosamente no ambiguo, cada grafema representa un fonema y cada fonema un grafema. Añadamos que su inventor, el rey Sejong, siglo XV, tenía como objetivo hacer accesible la cultura a todo el pueblo, para que así pudiera participar de las cosas del estado.

      El autor del presente ensayo, además de haber aprendido japonés e inglés, también, como muchos otros ha pensado en cómo pudiere ser una reforma del alfabeto español, y leído acerca de diferentes posibilidades: Correa, Andrés Bello, el alfabeto sefaradí y otros. Con ocasión de adquirir cierto conocimiento de fonética, fonología e interpretación de sonogramas, esto último ayudado de la posibilidad de obtener sonogramas mediante un programa informático, comenzó a pensar en la anteúltima posibilidad arriba explicada, la iii, para un alfabeto español.       
La idea era valerse de las formas características de los fonos en los sonogramas como base para los rasgos de los grafemas. Así, uno de los rasgos más evidentes a tener en cuenta era la barra del fin de la oclusión en los oclusivos o explosivos; en los fricativos el rasgo común sería el de las ondulaciones; en las vocales los rasgos tenían que ser sin duda la posición relativa de los dos primeros formantes... e intenté una representación de las vocales como sigue:

      Pero cuanto más trataba de abstraer la forma y de facilitar su dibujo tal y como se haría en la escritura, más me acercaba a las formas que conocemos del alfabeto. Al comprobar, que, además, en efecto, resulta que la mayoría de la letras que representan sonidos explosivos tienen un palo vertical en su grafía y que las letras que representan sonidos fricativos puede considerarse que comparten rasgos gráficos asemejables a formas de ondas, desestimé mis pretensiones de hacer un alfabeto nuevo y me concentré en comprender mejor la relación entre las características articulatorias y, o, acústicas con las características gráficas de los grafemas. Esto lo explico en Las letras se conforman según los fonémas.

      Como resumen de las conclusiones a las que sin mayor dificultad se puede llegar podemos hacer el siguiente cuadro para las consonantes:

trazo representa
largo y vertical oclusión/explosión
ondulado fricación
redondo bajo sonoridad

       En cuanto a las vocales, se caracterizarían por la ausencia de rasgos por encima o por debajo de las líneas interiores de la escritura y por señalar con su forma, por ejemplo, las alturas relativas de sus frecuencias sonoras características o, y, la apertura y forma de los labios.
       Junto a los rasgos que representan sonidos, un tipo diferente de rasgos que debe considerarse en las letras son los rasgos necesarios para que el grafema sea visible, es decir, para que se pueda distinguir. Digamos que un grafema no podría consistir en un simple trazo horizontal, o en un trazo ligeramente más largo que otro, porque estos se confundiría con facilidad. Un ejemplo de rasgo necesario para la visualización de otro son los trazos verticales de los grafemas de nasales <m>, <n> y el del vocal <u>.
       Por ultimo están los trazos adicionales de unión entre grafemas al escribir palabras.

        Del alfabeto español podemos decir que en los grafemas no ambiguos se cumplen con gran claridad las características señaladas. Los grafemas sin ambigüedad son:

  de sordos redondeados de sonoros
barra de oclusivo/explosivo <t> <p> <k> <d> <b>
ondulados de fricativos <s> <z> <f> <j>
redondeados de nasales <m> <n>
ambivalentes de líquidos <l> <r>
redondeados de vocálicos <i> <e> <a> <o> <u>

Como se puede apreciar, la introducción del grafema <j> en lugar del <x> para representar el fricativo -lo cuál fue el único éxito de la reforma chilena de la ortografía- fue un gran acierto, dado que el <j> posee un trazo ondulado análogo a los de los otros grafemas de fricativos, que no posee <x>. Nótese, quien sepa de las propuestas de reforma del alfabeto español que en más de una de ellas se cometería error al proponer volver al <x>, si lo afirmado aquí es tan cierto como se argumenta.

      Los grafemas con ambigüedad son:

<g> de oclusivo/explosivo y de fricativo
<c> de oclusivo/explosivo y de fricativo
<y> de fricativo y vocálico

De estos grafemas se puede decir que:
a) <g> tiene los rasgos gráficos pertinentes para acomodarse como representante de /g/ oclusivo/explosivo-sonoro, no obstante, hay que decir que <q> parece ajustarse aún mejor a este fonema.
b) <c> carece de rasgos gráficos que con claridad se puedan asignar a fonema consonántico alguno. Añadamos que semeja más representar un fonema vocálico.
c) <y> tiene rásgos gráficos que se pueden relacionar con un fonema consonántico y no con uno vocálico.
      El resto son los grafemas <ñ> y <h> y los dígrafos <qu> <gu> <ch> <ll>.

       Si al autor se le propusiera hacer un alfabeto con mayor plenitud de simbolización gráfica propondría el siguiente:

<a>, <b>, <d>, <e>, <f>, <g> ó <q>, <i>, <j>, <k>, <l>, <ll>, <m>, <n>, <ñ>, <o>, <p>, <r>, <s>, <t>, <u>, <x>, <y>, <z>

      El dígrafo <ch> se sustituiría por <ts> que, de hecho, representa mejor la africación. El uso del <y> se debe reorganizar para que no represente el /i/. La representación de la vibrante múltiple se haría como hasta ahora, no sería conveniente generalizar un uso del dígrafo <rr> ya que la duplicación en español parece relacionarse, también, con los fonemas palatales.
      Nótese que queda como problema el que el fricativo <z> para la mayoría de hispanohablantes sería redundante del <s>, pero, cabe considerar, que inclusive con relación a este asunto resultaría de mayor simbolismo gráfico <z> que <c>. Un problema más, es la decisión de si sería mejor el grafema <g> o el <q> para la representación del la oclusión/explosión mas sonoridad del fonema /g/.
Tal alfabeto representaría los fonemas de acuerdo a los siguientes cuadros:

  

grafemas consonantes
  de sordos de sonoros
 de oclusivos
p t k
b d g (q)
 de fricativos
f z s j y
 
 de africado
ts
 
 de palatales
ll ñ
 
 de nasales  
m n
 de líquidos  
l r r/rr


grafemas vocales
  de anteriores de central de posteriores
 de altos
i
     
u
 de medios  
e
 
o
 
 de bajo    
a
   

En estos cuadros no se ha pretendido dar cuenta de los fonemas, sino de los grafemas que se sugieren de acuerdo a las característica fonéticas con que se definen los fonemas que parecen estar representadas en sus rasgos gráficos.

   Esta es una sugerencia, considero que sería interesante profundizar en la comprensión psicofísica (ciencia de la percepción) de la relación entre grafemas y los sonidos con que se asocian. Lo expuesto puede tomarse como un primer paso, pues es posible, además, de precisar mejor, que se puedan apreciar otras relaciones no consideradas.

Referencias
David Crystal (1987): Enciclopedia del Lenguaje. Versión de Juan Carlos Moreno Cabrera. Taurus 1994. Madrid. (página 174)
Gregorio Salvador Caja y Juan Ramón Lodares Marrodán: Historia de las Letras. Espasa 1996. Madrid.
Kang Shin-hang: «La Creación del Alfabeto Coreano.» Koreana. El Arte y la Cultura de Corea. tomo 8, nº3, otoño 1997.
Mariano de Vierna y Carles-Tolrá.
Las letras se conforman según los fonémas. Páginas personales del autor. marzo de 2000.

 

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