PÁGINAS SOBRE EL LENGUAJE |
LAS LETRAS SE CONFORMAN SEGÚN LOS FONEMAS, sobre el simbolismo gráfico
en los grafemas
Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
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No
me resisto a comentar algo que encuentro muy curioso e inclusive
increible, además de -por qué no- demostrable y significativo,
que quizás tiene una explicación sencilla.
Para entender lo que quiero
explicar conviene haber observado o estudiado los sonogramas de cada
clase fonémica del español. De manera alternativa o inclusiva,
vale tener alguna idea o ser consciente de cómo articulamos y
"suenan" los sonidos del lenguaje. Además, dentro de esta alternativa
sería interesante creerse, o ser capaz, de distinguir los armónicos
de la voz a oído. Y, en adición, es muy necesaria alguna
capacidad de abstracción visual de rasgos gráficos.
Doy por supuesto el conocimiento
del alfabeto español -al que tomo de muestra, sin entrar,
por el momento, en si en otros idiomas ocurren o no hechos asemejables-
y de las lecturas que corresponden a cada letra o grafema.
Como nota particular he de concretar que me refiero sobretodo a
los grafos considerados prototípicos de la letra minúscula
escrita a mano, también, llamada quirográfica. Los
grafos de la letra minúscula de imprenta más habitual son
solo un poco diferentes; tienen peculiaridades que quizás se deban
a la permanencia en tipografía de rasgos antiguos propios del
tipo de letra humanística*. Tampoco trato de la letra mayúscula.
Y no, trato, claro está, de las innumerables variedades de letra
producto de la sicología y gustos individuales, ni trato de las
varieades resultado de la creatividad tipográfica.
Véamos las letras por
grupos según las clases de fonemas a que nos refieren y las características
de sus trazos más regulares y diferenciadores:
Explosivos: los fonemas explosivos, o interruptos, en
los sonogramas suelen presentar una barra de frecuencias vertical en
el lugar de la explosión. Estos fonemas son los que se representan
con las letras:
t p k
qu c
d b
v g(u)
figura 1: letras que
representan fonemas explosivos
¿No se nota un rasgo común
a todos ellos? Creo que debe de resultar evidente que estas letras tienen
como rasgo más frecuente y diferenciador una "barra vertical",
es decir, un trazo vertical.
Es más, en las letras
en que no hay tal barra como <c> y <g> se da el hecho de
que no representan de manera exclusiva a un fonema explosivo. La letra
<c> representa a los fonemas /k/(explosivo) y /z/(fricativo), y
la letra <g> representa a los fonemas /g/(explosivo) y /j/(fricativo);
con lo cual se puede explicar la divergencia de estas letras por la ambigüedad
de representar dos clases de fonemas a la vez. Y con la letra <v>
ocurre que es una grafía con cierta polémica; pues en
tiempo pasado se confundía con la <u> y, además,
por mucho tiempo hay quienes han creído que representaba un
sonido fricativo; en la actualidad, aún, parece necesario afirmar
la identidad del fonema representado por <v> con el representado
por <b>.
Se puede criticar en contra de lo dicho
que la letra <b> no presenta una barra sino un lazo (en la versión
manuscrita) -como, a veces, ocurre también con la letra <k>-.
Pero, por un lado cabe que represente otros rasgos fonológicos
distintivos que pudieren ser relevantes, y por otro, cabe que el simbolismo
gráfico de que estoy tratando sea una tendencia evolutiva que
no ha llegado a su límite; no puede considerarse que tal trazo
sea un contraejemplo. Por otro lado, se puede afirmar, a favor, que
la letra <g> manuscrita no tenida en cuenta en la discusión
anterior, presenta un lazo largo vertical, que se podría interpretar
como una barra si no fuera por la letra <q>. Quizás sea
un poco difícil de entender, pero esta similitud explicaría
tanto que <g> sea una letra con unos trazos tan caprichosos en
tipografía, como que la <g> manuscrita no presente una clara
barra vertical; ya que obliga la necesidad de distinguirlas.
Creo que se puede afirmar que estas desviaciones pueden soportarse
sin invalidar la abstracción de que el rasgo oclusivo,
o si se prefiere la interrupción del sonido, se representa
con un palote vertical, es decir, un trazo largo y vertical. En resumen,
la idea es que hay una representación de lo explosivo o interrupto
del sonido de los fonemas, como un trazo largo y vertical cuyo simbolismo
visual podría ser ese mismo: un obstáculo que cierra el
camino.
Más sobre los explosivos:
Los
sonogramas de los fonemas explosivos sonoros /d/ y /b/ presentan
una franja baja sólida de frecuencias debida a la sonoridad; mientras
que los sonogramas de los fonemas explosivos sordos /t/, /p/, /k/ no
la presentan. Y se puede apreciar que los explosivos sonoros presentan
en las grafías que los representan un trazo redondo cerrado <d>,
<b> mientras que los sordos no lo presentan <t>, <p>,
<k>. En el caso de <p> que refiere a un fonema sordo, nótese
que su grafía manuscrita es abierta por debajo:
figura 2: la letra <p>
La letra <q> en apariencia
no cumple este punto, porque representa una explosivo sordo y posee
un trazo redondo. Pero en español esta letra se presenta como
un dígrafo; tan solo esto podría ser suficiente para que
la evolución a un trazo abierto no se hubiera producido. Respecto
de la <g> cabe recordar que es un grafema ambíguo y en competencia
con <q>, pero posee este rasgo redondo y cerrado que es asociable
a la representación de la sonoridad el cual, por tanto, apoyaría
la hipótesis.
Nasales: los fonemas nasales son contínuos.
En los sonogramas suelen presentar una franja muy baja sólida
debida a su sonoridad. No presentan barras verticales. Estos fonemas
son a los que refieren las letras:
m n
figura 3: letras que
representan fonemas nasales
Estas letras no presentan el
trazo vertical de las anteriores, sino pequeños trazos verticales
y una barra horizontal. Claro que para un mayor parecido al sonograma
la barra quizás debiera estar en la parte baja; digamos que como
cuando, a veces, las curvas de la eme y la ene quedan hacia abajo. Sus
formas que no rebasan la zona media de la escritura ni por arriba ni
por debajo coinciden con las de los otros grafemas que representan el
rasgo de la sonoridad. Los trazos verticales carecerían de significado
fonológico, dado que es la barra baja y horizontal la que lo tiene,
pero serían necesarios para visualizar o señalar
la existencia de tal trazo horizontal.
Fricativos: los fonemas fricativos en los sonogramas no
presentan barras verticales, ni franja de sonoridad, sino frecuencias
distribuidas de manera más o menos irregular; se ven como trazos
verticales ondulados. Se representan por las grafías:
s z
c f j
g
figura
4: letras que representan fonemas fricativos
Creo
que se puede decir que de manera abstracta todos ellos presentan
un rasgo sinusoidal, zigzageante, ondulante o serpenteante. En el caso
de <f> y <j> es preferible recordar sus formas manuscritas,
pero nótese que en su forma tipográfica quedan esos ganchitos
curvados no presentes en ninguna de las letras que representan explosivas
y sí en estas dos fricativas. Respecto de este rasgo en <c>,
yo diría que no lo tiene, aunque se puede dudar; ya se ha comentado
que esta letra es ambigua en su referencia sonora, representando ya el
sonido explosivo /k/, ya el sonido fricativo de la zeta y esto puede
explicar que no se haya adaptado bien a ninguno de estos dos fonemas.
Lo mismo ocurre con <g>, que corresponde ya al fonema /g/ ya al
fonema /x/ y compite con <q> en cuanto a su forma; no se puede
comentar mucho más. La irregularidad del punto similar al de <i>
en la <j>, que sería innecesario, se puede explicar como
una arbitrariedad que permanece porque el momento de entrada de esta
letra en el alfabeto es reciente; pero nótese que lo hizo sustituyendo
a los trazos en aspa de la <x> como representación del sonido
fricativo /x/, lo cual es favorable a esta hipótesis de que
la fricación se representa con trazos ondulates; ya que quizás
sea más difícil interpretar la letra <x> como un
trazo ondulante o en zig-zag.
Líquidos: los fonemas líquidos en los sonogramas
presentan rasgos vocálicos y consonánticos; esto es, presentan
cierto grado de interrupción o una interrupción completa
y, a la vez, presentan franjas de sonoridad. El movimiento articulatorio
yo lo describiría como un bucle. En el caso del fonema /l/ la
interrupción del sonido no se da y el aire fluye por los laterales.
Su representación gráfica es:
l
figura 5: letra que
representa el fonema líquido lateral
Cuando es manuscrita suele hacerse
un lazo alargado hacia arriba; que se me antoja es fundamental. Por esto,
en esta ocasión, pienso que no se debe de interpretar ni como
una barra cerrada, ni como una grafía sinusoidal, sino como un
bucle amplio cerrado, propio para una consonante y abierto como una vocal.
El fonema /r/ presenta en el sonograma una zona de silencio que
puede ser ya precedida, ya seguida de un sonido vocálico. La grafía
que lo referencia es:
r
figura 6: letra que representa
el fonema líquido vibrante
Interpreto el pequeño
gancho tipográfico como un pequeño bucle que sí
se aprecia en la grafía manuscrita. Se puede presumir que estas
dos letras representan en sus rasgos la dualidad de ser vocálicas
y consonánticas a la vez, mendiante un trazo que forma un bucle.
Vocales: los sonidos de las vocales en el sonograma
aparecen como franjas sólidas horizontales de frecuencias; llamadas
formantes. De estas franjas sonoras o formantes las dos primeras son
las mas relevantes para distinguir los sonidos de las vocales. Si se
representaran en un diagrama en el orden dado: i, e, a, o, u, se vería
una figura regular semejante a una trompa tumbada y con la parte estrecha
hacia la derecha y hacia abajo.
figura 7: sonograma de la
vocales españolas en el orden /i/, /e/, /a/, /o/, /u/ con recuadros
marcando la posición aproximada de sus dos primeros formantes
La altura absoluta de cada franja de
frecuencias o formantes y la resultante posición relativa
entre ellas es específica de cada vocal. El fonema /i/ presenta
la franja I baja y la II muy alta; el fonema /e/ presenta la franja
I algo menos baja y la II algo menos alta que el /i/; el fonema /a/
presenta la franja I algo menos baja aún y la II algo menos
álta aún que el /e/; el fonema /o/ presenta la franja
I algo más baja que la I y la franja II algo más baja
que la II respecto del /a/ y, por último, el fonema /u/ presenta
la franja I más baja que la I y la franja II algo más
baja que la II respecto del fonema /o/.
Las grafías de los fonemas
vocales, más uno semivocal, en español son:
i y e a o
u
figura 8: letras que
representan los fonemas vocálicos
Y, el caso es que <i> presenta un rasgo
horizontal bajo y una escisión en su grafía por la separación
hacia arriba del punto que recuerda la posición separada de sus
formantes y la apertura estrecha y alargada de la boca; compárese
la figura alta y separada de la letra <i> con la figura de sus
formantes en la fotografía, asimismo, uno está muy alto
muy separado de otro bajo.
La grafía <e>, en especial manuscrita es la más
semejante a la de <i> y el fonema /i/ es el más próximo
al fonema /e/ en el sonograma, pero <e> es más abierta como
lo es la posición de los labios al pronunciar.
La grafía <a> ocupa una posición central, véase
la <a> manuscrita, que podemos considerar representa, a la vez,
rasgos de altura y proximidad de los formantes, su máxima apertura
gráfica se corresponde con la máxima apertura de la boca
en un sonido vocálico.
La grafía <o> podemos pensar que representa los formantes
bajos y próximos del /o/, y la menor apertura bucal y el redondeo
del trazo se corresponde con el de los labios en su pronunciación.
Y <u> representaría en su trazo horizontal y bajo los formantes
muy bajos y unidos o casi unidos del /u/. El hecho de que no presente
una grafía redonda como las anteriores se puede explicar porque
el empequeñecimiento que se requeriría de la figura vendría
a hacer imposible representarlo de manera adecuada; como la forma que
adoptan los labios el trazo hubiera debido ser un círculo
diminuto, pero, en su lugar se produce un colapso del trazo redondo.
En cuanto a los dos trazos verticales de <u> que ocupan todo el
ancho del espacio medio de la escritura estos serían precisados
por razón de visibilidad; esto es, para dar suficiente cuerpo
a la letra.
Se ha apuntado al tratar de las letras que representan los fonemas
explosivos sonoros, que un trazo redondo y cerrado refiere a la sonoridad,
y esto se corresponde con lo que estoy sosteniendo para las vocales.
Pues, lo que importa no es que el trazo sea circular de manera obvia,
sino la conservación topográfica del trazo según
se deforma para representar cada fonema vocal. Se puede apreciar en que
ninguna letra vocal rebasa la zona media de la escritura, y ninguna presenta
ángulos; esto es, se conserva el tamaño y la redondez del
círculo, aunque no se conserve el círculo. En la letra
<i> podemos considerar que el trazo redondo está aplanado
o que es el punto, en la <e> que está parcialmente aplanado,
en la <a> manuscrita que es pleno, en la <o> que es menor
y en la <u> que queda colapsado, se mete hacia dentro.
La letra <y> se explica por la ambigüedad de su lectura
que va de un sonido consonántico fricativo puro a un vocálico
puro según su posición; nótese sus semejanzas
con la grafías que representan fonemas fricativos (ya tratados
más arriba).
Rasgos extra: Cosa común a todo código es
cierto grado de redundancia que asegure tanto la posibilidad de la arbitrariedad
de la representación como la exactitud de la recepción
de la información a pesar de posibles fallos en la comunicación.
Así, en adición, para explicar la grafía completa
de los grafemas hay que considerar que hay rasgos extra que corresponden
a A. trazos de conexión -o ligadura- entre trazos, por ejemplo,
el trazo inferior de la <t> tipográfica se curva hacia la
derecha, y B. trazos con función de marca visualizadora, por ejemplo,
los trazos verticales de <m><n> y <u> tendrían
como función dar más cuerpo a la forma de la letra.
Discusión: Quizás la razón por la cual
no suele plantearse el estudio de la cuestión que tratamos se
debe a que no parece posible ubicarlo ni en la fonética o la fonología,
ni en la grafética o la grafemática. Quizás se puede
afirmar que el ámbito de estudio del problema tiene que ver con
la psicofísica, que es la ciencia de la percepción. Se
trata del asunto de simbolismo gráfico de los grafemas en relación
con los fonemas, cuestión, por tanto, que podría ser
interdisciplinar entre varias ciencias. Pero, por tratarse de relaciones
entre signos, cabe hablar de que estamos en el ámbito de la semiótica.
Y siendo signos perteneciéntes a un código, cabe restringir
su estudio a la semiología. Y por tratarse del alfabeto y de los
fonemas que son parte del sistema semiótico del lenguaje cabría
creer que forma parte de la lingüística, no obstante, más
bien se trata de grafémica. Si consideramos que la semiología
no se ocupa en realidad de las relaciones entre sistemas de signos
sino solo entre los usos resultantes, el resultado es que en realidad
tratamos de semiótica, es decir, de la naturaleza del signo en
sentido literal.
La grafología, en principio, se dedicada
a relacionar los rasgos gráficos de las letras con los sentimientos
y psicología del individuo que los ha escrito. Esto significa
que se reconoce en ella una relación entre los rasgos graféticos
y psicología. Aunque el riesgo de caer en falacias por causa
de la subjetividad sea grande, creo que es admisible conceder cierto
grado de confianza a la hipótesis básica de que los rasgos
gráficos aunque son arbitrarios en sentido informativo no son
por completo arbitrarios en sentido psicológico. Podemos decir
que en morfología el equivalente a esta clase de estudio sería
el de las exclamaciones y en fonología el estudio de la
características no lingüísticas de la voz. El
interés que han despertado los estudios grafológicos,
tiene su paralelo en la grafética o ciencia de los rasgos
de la escritura y en la "grafología" lingüística
que es la grafemática ciencia de los rasgos significativos
u oposiciones lingüísticas en la escritura. En la grafética
el estudio de los grafos incluye el estudio de las numerosas y diferentes
clases de letra, es decir, de las escrituras a mano y las tipografías.
Mientras que en la grafemática el estudio de los grafemas
es el de las oposiciones significativas de los grafos, es decir,
de los alfabetos de las diferentes lenguas. Pero en este escrito
no se trata de grafología, ni de grafética, sino más
bien de una cuestión que puede ser de interés en grafemática
que es un mecanismo significativo de los trazos de los grafemas.
A
falta de unos pocas letras o grafemas, los de sonidos palatales,
el insonoro <h> y el <w>, he examinado la mayoría
de los grafemas del español y los fonemas a que refieren. Como
ya he afirmado, resulta curioso que la grafía pueda estar determinada
por el fonema que representa el grafema o letra -al menos en el caso
del español, sin entrar en cuestiones más generales-, pero
son tantas las coincidencias que no creo que pueda negarse que existe
una relación general entre la letra española y el fonema
a que refiere. Además, es posible que en un estudio más
detallado se puedan explicar otras correspondencias entre rasgos definitorios
de fonemas y rasgos grafémicos no tenidas en cuenta. Creo, asimismo,
que se debe descartar la hipótesis de que esta relación
sea casual, y por tanto que es una relación determinada. Pero,
no se trata de que existiera desde el principio, no sería artificial,
pues nadie se ha ocupado de que se de, sino que sería natural
y por evolución. Digamos que, así como la sintaxis del
idioma se desarrolla de manera colectiva y de acuerdo a una capacidad
psicobiológica, también, se daría para las menores
unidades del lenguaje y para su representación abstracta en mucho
mayor grado de lo que se piensa, sin ser consciente de ello, por ejemplo,
dotando a las letras de simbolismo gráfico.
Como los hablantes no
estudian sonogramas, la relación o asociación mental entre
fonema y grafía no se funda claro está en esta posibilidad.
Lo que puede ocurrir es lo siguiente:
que por un lado estaría, el valor simbólico que se
atribuya de manera inconsciente ya sea a la percepción de la articulación
del fonema, oclusivo, fricativo, bilabial, dental, ... ya sea a la percepción
acústica del fonema, interrupto, ruidoso, sordo, sonoro, ... o
ya a ambas. Por otro estaría el valor simbólico desde
un punto de vista asimismo sicológico -inconsciente- que se conceda
a trazos gráficos con características de verticales,
horizontales, ondulados o zigzageantes, en bucle, redondos cerrados,
... . Y, por último, la asociación entre rasgos articulatorios,
sonoros y visuales sería producto de un trasfondo simbólico
debido a razones psicobiológicas que ha actuado sobre la evolución
de los fonemas y de las letras a partir de una formas más arbitrarias.
Nótese que cualquier innovación no espontánea
en el alfabeto es probable que conllevara un aumento de la arbitrariedad,
porque el simbolismo gráfico no resulta ser algo demasiado
obvio o trivial y lo reformadores no lo han tenido en cuenta de manera
explícita; si lo han tenido en consideración de manera
ocasional y sin expresarlo no resulta tan fácil de afirmar.
Esto se apoyaría,
además, en que sea en un tipo genérico de letra
manuscrita donde con mayor claridad se distingue una relación
entre rasgos fonológicos y rasgos gráficos. A diferencia
de la letra impresa, la manuscrita debido al uso de millares o millones
de individuos puede considerarse susceptible de haber sido adaptada y
evolucionar de un modo natural. Es decir, la hipótesis es que
la relación entre fonemas y grafemas se establecería por
efectos psicobiológicos sobre la evolución de la grafía
la cual se propaga, sin embargo, de manera cultural.
Digamos
que la observación de que los rasgos de las letras simbolicen
fonemas, es afín al resultado final de lo que ocurre en el
nivel léxico cuando un ruido relevante se representa de manera
gráfica, por ejemplo:
a) ¡boom!
b) ¡crash!
c) blablablá
y, se suma a esto, el
hecho de que tales representaciones llegan a adquirir valor de significante,
como cabe entender, por ejemplo, en:
a') bomba
b') crash (en inglés)
c') hablar, fabular
Merece
la pena insistir en que a), b) y c) aunque se pueden considerar significantes
no son palabras en puridad, como sí lo son a') b') y c') y que
el fenómeno que se apunta como semejante al del simbolismo gráfico
de las letras es el hecho de que a'), b') y c') aun en cuanto palabras
ocurre que contienen la representación simbólica de lo
que significan, los sonidos de: explosión, rotura y habla. La
diferencia entre este caso y el del simbolismo gráfico no es tanto
en la existencia o no de simbolismo. Sino en que mientras que en
este caso ciertos sonidos se abstraen en ciertos sonidos, en el simbolismo
gráfico de las letras ciertos sonidos se abstraerían de
manera cruzada en ciertos trazos, visuales. Es, más bien, como
si consideraramos que el sonido de "rutilar" hace una metáfora
sonora de la sensación de ver una estrella rutilando, o de que
"tropezar" o "chocar" hacen una metáfora sonora de los accidentes
que significan.
El camino por el que se
llegaría al simbolismo gráfico en el nivel grafémico/fonémico
podría darse de manera similar en todos los niveles. Para
las letras se habría partido de unos grafemas con grafías
más o menos arbitrarias, sin mayor simbolismo gráfico;
en parte porque el simbolismo original que poseían era ideográfico.
Tales eran parte de los jeroglifos que entraron a formar parte
del alfabeto semítico, a su vez, origen del alfabeto griego, de
este el romano y, de ahí, al español. Que, a través
de un evolución, habrían llegado a dar unas grafías
que tienen simbolismo gráfico. Así que el que las letras
representaran en sus rasgos grafémicos los rasgos articulatorio-
acústicos de los fonemas sería una muestra de simbolismo
gráfico generalizado al nivel de los segmentos del lenguaje. Cuando
se trata de las unidades del nivel del significado léxico,
se puede reconocer simbolismo fónico directo y simbolismo fónico
cruzado solo en unos cuantos casos concretos; pero, quizás sea
posible encontrar una mayor alcance del simbolismo. Ya que el hecho de
que la representación aunque arbitraria no se puede desligar del
medio de representación hace incongruente que la posibilidad de
la economía que supone el simbolismo se desaproveche.
Como una pequeña
prueba adicional, voy a mencionar un experimento que puede leerse en
la página 174 de la Enciclopedia del Lenguaje citada abajo
en la bibliografía. Se menciona un experimento de W. Köeler
1947, consistente en que a dos figuras cerradas similares a las siguientes:
se sugiere relacionarlas con las siguientes dos pseudopalabras:
maluma y takete. Citando de tal enciclopedia: «Lo
sorprendente es que la mayor parte de los entrevistados, entre los
que había hablantes de lenguas muy diversas, asignaron la pseudopalabra
maluma a la figura de las formas redondeadas, y la pseudopalabra
takete a la figura de formas angulares.»
Por
último, uno se puede preguntar -aunque ya se he aludido a
esto- hasta que punto el hecho del simbolismo afecta a la teoría
que afirma que el signo es arbitrario. Mi respuesta es que no es problema
considerar que el signo es arbitrario en cuanto que lo representado y
la representación puede realizarse de tantas maneras que la relación
de causalidad resulta desconocida, y de manera simultánea considerar
que el signo es modelado de acuerdo a la psicobiología humana
como algo necesario porque la representación no puede separarse
del medio de representación en el que se encuentra -o del que
es parte-, también, lo representado. Tenemos el caso del ADN
cuya representación de la herencia es arbitraria, no podría
ser de otra manera porque todo código, toda representación
es arbitraria, pero que está modelado según los atomos
y moléculas que lo componen de una manera natural y de los cuales
aunque es causa inmediata no se puede separar para reproducirse, por
lo que no es su causa original; una molécula de ADN aislada no
resulta en un ser vivo.
Un resumen de esta discusión:
La relación entre rasgos graficos y rasgos articulatorio-
acústicos, no se halla determinada de manera del todo consciente
o intencional, normalmente cuando se ha partido de cero para hacer un
alfabeto o cuando se han adaptado alfabetos inclusive aunque se haya
tratado de dotarlos de simbolismo el grado arbitrariedad simbólica
es mayor o menor. Lo que hipotetizo es que un proceso complejo psicobiológico
modela el proceso cultural dando lugar a sorprendentes relaciones de
simbolismo entre los rasgos gráficos y los rasgos articulatorio-
acústicos. No es difícil reconocer, además,
en los grafos otros elementos arbitrarios desde el punto de vista de
este simbolismo pero que se pueden explicar de otras maneras. Y no es
problemático pensar que inclusive haya rasgos producto del azar,
si consideramos que en la evolución las mutaciones sean biológicas
o culturales son, en efecto, al azar. Cabe considerar la preexistencia
de algunos rasgos arbitrarios en los grafemas, explicables, por ejemplo,
por que el momento de introducción del grafema haya sido reciente
y el tiempo transcurrido no haya sido suficiente para que se de la evolución
hacia el simbolismo fónico; o por otras razones. Y cabe considerar,
que aunque hay numerosos factores individuales como la psicología
individual, las costumbres de escritura, el desarrollo de un estilo caligráfico
personal, la salud, la tradición, la creación en tipográfica,
la creación artística, en cualquier caso es un ser
humano quien lo hace y por tanto se puede esperar que el lenguaje y la
escritura en particular se acabe por conformar a cómo es el ser
humano. Y que para este es posible y hasta conveniente por requerir menos
esfuerzo de memoria que los rasgos característicos de los trazos
de las letras se conformen según los rasgos característicos
de los sonidos de los fonemas.
*La letra humanística, también, llamada antiqua,
creada en Italia por Poggio (1380-1459).
Referencias:
David Crystal (1987): Enciclopedia del Lenguaje. Versión
de Juan Carlos Moreno Cabrera. Taurus 1994. Madrid. (página
174)
Antonio Quilis (1981): Fonética Acústica
de la Lengua Española. Editorial Gredos 1988. Madrid.
Summer Institut of Lingüistics
1998: Speech Analyzer v.1.06a.
última modificación 2 de
mayo de 2003
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