PÁGINAS SOBRE EL LENGUAJE





LAS LETRAS SE CONFORMAN SEGÚN LOS FONEMAS,
sobre el simbolismo gráfico en los grafemas

Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
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      No me resisto a comentar algo que encuentro muy curioso e inclusive increible, además de -por qué no- demostrable y significativo, que quizás tiene una explicación sencilla.
      Para entender lo que quiero explicar conviene haber observado o estudiado los sonogramas de cada clase fonémica del español. De manera alternativa o inclusiva, vale tener alguna idea o ser consciente de cómo articulamos y "suenan" los sonidos del lenguaje. Además, dentro de esta alternativa sería interesante creerse, o ser capaz, de distinguir los armónicos de la voz a oído. Y, en adición, es muy necesaria alguna capacidad de abstracción visual de rasgos gráficos.
      Doy por supuesto el conocimiento del alfabeto español -al que tomo de muestra, sin entrar, por el momento, en si en otros idiomas ocurren o no hechos asemejables- y de las lecturas que corresponden a cada letra o grafema.
Como nota particular he de concretar que me refiero sobretodo a los grafos considerados prototípicos de la letra minúscula escrita a mano, también, llamada quirográfica. Los grafos de la letra minúscula de imprenta más habitual son solo un poco diferentes; tienen peculiaridades que quizás se deban a la permanencia en tipografía de rasgos antiguos propios del tipo de letra humanística*. Tampoco trato de la letra mayúscula. Y no, trato, claro está, de las innumerables variedades de letra producto de la sicología y gustos individuales, ni trato de las varieades resultado de la creatividad tipográfica.

Véamos las letras por grupos según las clases de fonemas a que nos refieren y las características de sus trazos más regulares y diferenciadores:

Explosivos: los fonemas explosivos, o interruptos, en los sonogramas suelen presentar una barra de frecuencias vertical en el lugar de la explosión. Estos fonemas son los que se representan con las letras:

t   p   k   qu   c

d   b   v   g(u)

letras que representan sonidos explosivoes

figura 1: letras que representan fonemas explosivos

¿No se nota un rasgo común a todos ellos? Creo que debe de resultar evidente que estas letras tienen como rasgo más frecuente y diferenciador una "barra vertical", es decir, un trazo vertical.
      Es más, en las letras en que no hay tal barra como <c> y <g> se da el hecho de que no representan de manera exclusiva a un fonema explosivo. La letra <c> representa a los fonemas /k/(explosivo) y /z/(fricativo), y la letra <g> representa a los fonemas /g/(explosivo) y /j/(fricativo); con lo cual se puede explicar la divergencia de estas letras por la ambigüedad de representar dos clases de fonemas a la vez. Y con la letra <v> ocurre que es una grafía con cierta polémica; pues en tiempo pasado se confundía con la <u> y, además, por mucho tiempo hay quienes han creído que representaba un sonido fricativo; en la actualidad, aún, parece necesario afirmar la identidad del fonema representado por <v> con el representado por <b>.
    Se puede criticar en contra de lo dicho que la letra <b> no presenta una barra sino un lazo (en la versión manuscrita) -como, a veces, ocurre también con la letra <k>-. Pero, por un lado cabe que represente otros rasgos fonológicos distintivos que pudieren ser relevantes, y por otro, cabe que el simbolismo gráfico de que estoy tratando sea una tendencia evolutiva que no ha llegado a su límite; no puede considerarse que tal trazo sea un contraejemplo. Por otro lado, se puede afirmar, a favor, que la letra <g> manuscrita no tenida en cuenta en la discusión anterior, presenta un lazo largo vertical, que se podría interpretar como una barra si no fuera por la letra <q>. Quizás sea un poco difícil de entender, pero esta similitud explicaría tanto que <g> sea una letra con unos trazos tan caprichosos en tipografía, como que la <g> manuscrita no presente una clara barra vertical; ya que obliga la necesidad de distinguirlas.
Creo que se puede afirmar que estas desviaciones pueden soportarse sin invalidar la abstracción de que el rasgo oclusivo, o si se prefiere la interrupción del sonido, se representa con un palote vertical, es decir, un trazo largo y vertical. En resumen, la idea es que hay una representación de lo explosivo o interrupto del sonido de los fonemas, como un trazo largo y vertical cuyo simbolismo visual podría ser ese mismo: un obstáculo que cierra el camino.

Más sobre los explosivos:

       Los sonogramas de los fonemas explosivos sonoros /d/ y /b/ presentan una franja baja sólida de frecuencias debida a la sonoridad; mientras que los sonogramas de los fonemas explosivos sordos /t/, /p/, /k/ no la presentan. Y se puede apreciar que los explosivos sonoros presentan en las grafías que los representan un trazo redondo cerrado <d>, <b> mientras que los sordos no lo presentan <t>, <p>, <k>. En el caso de <p> que refiere a un fonema sordo, nótese que su grafía manuscrita es abierta por debajo:

figura 2: la letra <p>

La letra <q> en apariencia no cumple este punto, porque representa una explosivo sordo y posee un trazo redondo. Pero en español esta letra se presenta como un dígrafo; tan solo esto podría ser suficiente para que la evolución a un trazo abierto no se hubiera producido. Respecto de la <g> cabe recordar que es un grafema ambíguo y en competencia con <q>, pero posee este rasgo redondo y cerrado que es asociable a la representación de la sonoridad el cual, por tanto, apoyaría la hipótesis.

Nasales: los fonemas nasales son contínuos. En los sonogramas suelen presentar una franja muy baja sólida debida a su sonoridad. No presentan barras verticales. Estos fonemas son a los que refieren las letras:

m   n

figura 3: letras que representan fonemas nasales

Estas letras no presentan el trazo vertical de las anteriores, sino pequeños trazos verticales y una barra horizontal. Claro que para un mayor parecido al sonograma la barra quizás debiera estar en la parte baja; digamos que como cuando, a veces, las curvas de la eme y la ene quedan hacia abajo. Sus formas que no rebasan la zona media de la escritura ni por arriba ni por debajo coinciden con las de los otros grafemas que representan el rasgo de la sonoridad. Los trazos verticales carecerían de significado fonológico, dado que es la barra baja y horizontal la que lo tiene, pero serían necesarios para visualizar o señalar la existencia de tal trazo horizontal.

Fricativos: los fonemas fricativos en los sonogramas no presentan barras verticales, ni franja de sonoridad, sino frecuencias distribuidas de manera más o menos irregular; se ven como trazos verticales ondulados. Se representan por las grafías:

s   z   c   f   j   g

figura 4: letras que representan fonemas fricativos

      Creo que se puede decir que de manera abstracta todos ellos presentan un rasgo sinusoidal, zigzageante, ondulante o serpenteante. En el caso de <f> y <j> es preferible recordar sus formas manuscritas, pero nótese que en su forma tipográfica quedan esos ganchitos curvados no presentes en ninguna de las letras que representan explosivas y sí en estas dos fricativas. Respecto de este rasgo en <c>, yo diría que no lo tiene, aunque se puede dudar; ya se ha comentado que esta letra es ambigua en su referencia sonora, representando ya el sonido explosivo /k/, ya el sonido fricativo de la zeta y esto puede explicar que no se haya adaptado bien a ninguno de estos dos fonemas. Lo mismo ocurre con <g>, que corresponde ya al fonema /g/ ya al fonema /x/ y compite con <q> en cuanto a su forma; no se puede comentar mucho más. La irregularidad del punto similar al de <i> en la <j>, que sería innecesario, se puede explicar como una arbitrariedad que permanece porque el momento de entrada de esta letra en el alfabeto es reciente; pero nótese que lo hizo sustituyendo a los trazos en aspa de la <x> como representación del sonido fricativo /x/, lo cual es favorable a esta hipótesis de que la fricación se representa con trazos ondulates; ya que quizás sea más difícil interpretar la letra <x> como un trazo ondulante o en zig-zag.

Líquidos: los fonemas líquidos en los sonogramas presentan rasgos vocálicos y consonánticos; esto es, presentan cierto grado de interrupción o una interrupción completa y, a la vez, presentan franjas de sonoridad. El movimiento articulatorio yo lo describiría como un bucle. En el caso del fonema /l/ la interrupción del sonido no se da y el aire fluye por los laterales. Su representación gráfica es:

l

figura 5: letra que representa el fonema líquido lateral

Cuando es manuscrita suele hacerse un lazo alargado hacia arriba; que se me antoja es fundamental. Por esto, en esta ocasión, pienso que no se debe de interpretar ni como una barra cerrada, ni como una grafía sinusoidal, sino como un bucle amplio cerrado, propio para una consonante y abierto como una vocal.
El fonema /r/ presenta en el sonograma una zona de silencio que puede ser ya precedida, ya seguida de un sonido vocálico. La grafía que lo referencia es:

            r


figura 6: letra que representa el fonema líquido vibrante

Interpreto el pequeño gancho tipográfico como un pequeño bucle que sí se aprecia en la grafía manuscrita. Se puede presumir que estas dos letras representan en sus rasgos la dualidad de ser vocálicas y consonánticas a la vez, mendiante un trazo que forma un bucle.

Vocales: los sonidos de las vocales en el sonograma aparecen como franjas sólidas horizontales de frecuencias; llamadas formantes. De estas franjas sonoras o formantes las dos primeras son las mas relevantes para distinguir los sonidos de las vocales. Si se representaran en un diagrama en el orden dado: i, e, a, o, u, se vería una figura regular semejante a una trompa tumbada y con la parte estrecha hacia la derecha y hacia abajo.

figura 7: sonograma de la vocales españolas en el orden /i/, /e/, /a/, /o/, /u/ con recuadros marcando la posición aproximada de sus dos primeros formantes

La altura absoluta de cada franja de frecuencias o formantes y la resultante posición relativa entre ellas es específica de cada vocal. El fonema /i/ presenta la franja I baja y la II muy alta; el fonema /e/ presenta la franja I algo menos baja y la II algo menos alta que el /i/; el fonema /a/ presenta la franja I algo menos baja aún y la II algo menos álta aún que el /e/; el fonema /o/ presenta la franja I algo más baja que la I y la franja II algo más baja que la II respecto del /a/ y, por último, el fonema /u/ presenta la franja I más baja que la I y la franja II algo más baja que la II respecto del fonema /o/.

Las grafías de los fonemas vocales, más uno semivocal, en español son:

i   y   e   a   o   u

figura 8: letras que representan los fonemas vocálicos


   Y, el caso es que <i> presenta un rasgo horizontal bajo y una escisión en su grafía por la separación hacia arriba del punto que recuerda la posición separada de sus formantes y la apertura estrecha y alargada de la boca; compárese la figura alta y separada de la letra <i> con la figura de sus formantes en la fotografía, asimismo, uno está muy alto muy separado de otro bajo.
La grafía <e>, en especial manuscrita es la más semejante a la de <i> y el fonema /i/ es el más próximo al fonema /e/ en el sonograma, pero <e> es más abierta como lo es la posición de los labios al pronunciar.
La grafía <a> ocupa una posición central, véase la <a> manuscrita, que podemos considerar representa, a la vez, rasgos de altura y proximidad de los formantes, su máxima apertura gráfica se corresponde con la máxima apertura de la boca en un sonido vocálico.
La grafía <o> podemos pensar que representa los formantes bajos y próximos del /o/, y la menor apertura bucal y el redondeo del trazo se corresponde con el de los labios en su pronunciación. Y <u> representaría en su trazo horizontal y bajo los formantes muy bajos y unidos o casi unidos del /u/. El hecho de que no presente una grafía redonda como las anteriores se puede explicar porque el empequeñecimiento que se requeriría de la figura vendría a hacer imposible representarlo de manera adecuada; como la forma que adoptan los labios el trazo hubiera debido ser un círculo diminuto, pero, en su lugar se produce un colapso del trazo redondo. En cuanto a los dos trazos verticales de <u> que ocupan todo el ancho del espacio medio de la escritura estos serían precisados por razón de visibilidad; esto es, para dar suficiente cuerpo a la letra.
Se ha apuntado al tratar de las letras que representan los fonemas explosivos sonoros, que un trazo redondo y cerrado refiere a la sonoridad, y esto se corresponde con lo que estoy sosteniendo para las vocales. Pues, lo que importa no es que el trazo sea circular de manera obvia, sino la conservación topográfica del trazo según se deforma para representar cada fonema vocal. Se puede apreciar en que ninguna letra vocal rebasa la zona media de la escritura, y ninguna presenta ángulos; esto es, se conserva el tamaño y la redondez del círculo, aunque no se conserve el círculo. En la letra <i> podemos considerar que el trazo redondo está aplanado o que es el punto, en la <e> que está parcialmente aplanado, en la <a> manuscrita que es pleno, en la <o> que es menor y en la <u> que queda colapsado, se mete hacia dentro.
La letra <y> se explica por la ambigüedad de su lectura que va de un sonido consonántico fricativo puro a un vocálico puro según su posición; nótese sus semejanzas con la grafías que representan fonemas fricativos (ya tratados más arriba).

Rasgos extra: Cosa común a todo código es cierto grado de redundancia que asegure tanto la posibilidad de la arbitrariedad de la representación como la exactitud de la recepción de la información a pesar de posibles fallos en la comunicación.
Así, en adición, para explicar la grafía completa de los grafemas hay que considerar que hay rasgos extra que corresponden a A. trazos de conexión -o ligadura- entre trazos, por ejemplo, el trazo inferior de la <t> tipográfica se curva hacia la derecha, y B. trazos con función de marca visualizadora, por ejemplo, los trazos verticales de <m><n> y <u> tendrían como función dar más cuerpo a la forma de la letra.

Discusión: Quizás la razón por la cual no suele plantearse el estudio de la cuestión que tratamos se debe a que no parece posible ubicarlo ni en la fonética o la fonología, ni en la grafética o la grafemática. Quizás se puede afirmar que el ámbito de estudio del problema tiene que ver con la psicofísica, que es la ciencia de la percepción. Se trata del asunto de simbolismo gráfico de los grafemas en relación con los fonemas, cuestión, por tanto, que podría ser interdisciplinar entre varias ciencias. Pero, por tratarse de relaciones entre signos, cabe hablar de que estamos en el ámbito de la semiótica. Y siendo signos perteneciéntes a un código, cabe restringir su estudio a la semiología. Y por tratarse del alfabeto y de los fonemas que son parte del sistema semiótico del lenguaje cabría creer que forma parte de la lingüística, no obstante, más bien se trata de grafémica. Si consideramos que la semiología no se ocupa en realidad de las relaciones entre sistemas de signos sino solo entre los usos resultantes, el resultado es que en realidad tratamos de semiótica, es decir, de la naturaleza del signo en sentido literal.

        La grafología, en principio, se dedicada a relacionar los rasgos gráficos de las letras con los sentimientos y psicología del individuo que los ha escrito. Esto significa que se reconoce en ella una relación entre los rasgos graféticos y psicología. Aunque el riesgo de caer en falacias por causa de la subjetividad sea grande, creo que es admisible conceder cierto grado de confianza a la hipótesis básica de que los rasgos gráficos aunque son arbitrarios en sentido informativo no son por completo arbitrarios en sentido psicológico. Podemos decir que en morfología el equivalente a esta clase de estudio sería el de las exclamaciones y en fonología el estudio de la características no lingüísticas de la voz. El interés que han despertado los estudios grafológicos, tiene su paralelo en la grafética o ciencia de los rasgos de la escritura y en la "grafología" lingüística que es la grafemática ciencia de los rasgos significativos u oposiciones lingüísticas en la escritura. En la grafética el estudio de los grafos incluye el estudio de las numerosas y diferentes clases de letra, es decir, de las escrituras a mano y las tipografías. Mientras que en la grafemática el estudio de los grafemas es el de las oposiciones significativas de los grafos, es decir, de los alfabetos de las diferentes lenguas. Pero en este escrito no se trata de grafología, ni de grafética, sino más bien de una cuestión que puede ser de interés en grafemática que es un mecanismo significativo de los trazos de los grafemas.

      A falta de unos pocas letras o grafemas, los de sonidos palatales, el insonoro <h> y el <w>, he examinado la mayoría de los grafemas del español y los fonemas a que refieren. Como ya he afirmado, resulta curioso que la grafía pueda estar determinada por el fonema que representa el grafema o letra -al menos en el caso del español, sin entrar en cuestiones más generales-, pero son tantas las coincidencias que no creo que pueda negarse que existe una relación general entre la letra española y el fonema a que refiere. Además, es posible que en un estudio más detallado se puedan explicar otras correspondencias entre rasgos definitorios de fonemas y rasgos grafémicos no tenidas en cuenta. Creo, asimismo, que se debe descartar la hipótesis de que esta relación sea casual, y por tanto que es una relación determinada. Pero, no se trata de que existiera desde el principio, no sería artificial, pues nadie se ha ocupado de que se de, sino que sería natural y por evolución. Digamos que, así como la sintaxis del idioma se desarrolla de manera colectiva y de acuerdo a una capacidad psicobiológica, también, se daría para las menores unidades del lenguaje y para su representación abstracta en mucho mayor grado de lo que se piensa, sin ser consciente de ello, por ejemplo, dotando a las letras de simbolismo gráfico.


       Como los hablantes no estudian sonogramas, la relación o asociación mental entre fonema y grafía no se funda claro está en esta posibilidad. Lo que puede ocurrir es lo siguiente:
que por un lado estaría, el valor simbólico que se atribuya de manera inconsciente ya sea a la percepción de la articulación del fonema, oclusivo, fricativo, bilabial, dental, ... ya sea a la percepción acústica del fonema, interrupto, ruidoso, sordo, sonoro, ... o ya a ambas. Por otro estaría el valor simbólico desde un punto de vista asimismo sicológico -inconsciente- que se conceda a trazos gráficos con características de verticales, horizontales, ondulados o zigzageantes, en bucle, redondos cerrados, ... . Y, por último, la asociación entre rasgos articulatorios, sonoros y visuales sería producto de un trasfondo simbólico debido a razones psicobiológicas que ha actuado sobre la evolución de los fonemas y de las letras a partir de una formas más arbitrarias.
Nótese que cualquier innovación no espontánea en el alfabeto es probable que conllevara un aumento de la arbitrariedad, porque el simbolismo gráfico no resulta ser algo demasiado obvio o trivial y lo reformadores no lo han tenido en cuenta de manera explícita; si lo han tenido en consideración de manera ocasional y sin expresarlo no resulta tan fácil de afirmar.


        Esto se apoyaría, además, en que sea en un tipo genérico de letra manuscrita donde con mayor claridad se distingue una relación entre rasgos fonológicos y rasgos gráficos. A diferencia de la letra impresa, la manuscrita debido al uso de millares o millones de individuos puede considerarse susceptible de haber sido adaptada y evolucionar de un modo natural. Es decir, la hipótesis es que la relación entre fonemas y grafemas se establecería por efectos psicobiológicos sobre la evolución de la grafía la cual se propaga, sin embargo, de manera cultural.      

      Digamos que la observación de que los rasgos de las letras simbolicen fonemas, es afín al resultado final de lo que ocurre en el nivel léxico cuando un ruido relevante se representa de manera gráfica, por ejemplo:

a) ¡boom!
b) ¡crash!
c) blablablá

y, se suma a esto, el hecho de que tales representaciones llegan a adquirir valor de significante, como cabe entender, por ejemplo, en:

a') bomba
b') crash (en inglés)
c') hablar, fabular

      Merece la pena insistir en que a), b) y c) aunque se pueden considerar significantes no son palabras en puridad, como sí lo son a') b') y c') y que el fenómeno que se apunta como semejante al del simbolismo gráfico de las letras es el hecho de que a'), b') y c') aun en cuanto palabras ocurre que contienen la representación simbólica de lo que significan, los sonidos de: explosión, rotura y habla. La diferencia entre este caso y el del simbolismo gráfico no es tanto en la existencia o no de simbolismo. Sino en que mientras que en este caso ciertos sonidos se abstraen en ciertos sonidos, en el simbolismo gráfico de las letras ciertos sonidos se abstraerían de manera cruzada en ciertos trazos, visuales. Es, más bien, como si consideraramos que el sonido de "rutilar" hace una metáfora sonora de la sensación de ver una estrella rutilando, o de que "tropezar" o "chocar" hacen una metáfora sonora de los accidentes que significan.
       El camino por el que se llegaría al simbolismo gráfico en el nivel grafémico/fonémico podría darse de manera similar en todos los niveles. Para las letras se habría partido de unos grafemas con grafías más o menos arbitrarias, sin mayor simbolismo gráfico; en parte porque el simbolismo original que poseían era ideográfico. Tales eran parte de los jeroglifos que entraron a formar parte del alfabeto semítico, a su vez, origen del alfabeto griego, de este el romano y, de ahí, al español. Que, a través de un evolución, habrían llegado a dar unas grafías que tienen simbolismo gráfico. Así que el que las letras representaran en sus rasgos grafémicos los rasgos articulatorio- acústicos de los fonemas sería una muestra de simbolismo gráfico generalizado al nivel de los segmentos del lenguaje. Cuando se trata de las unidades del nivel del significado léxico, se puede reconocer simbolismo fónico directo y simbolismo fónico cruzado solo en unos cuantos casos concretos; pero, quizás sea posible encontrar una mayor alcance del simbolismo. Ya que el hecho de que la representación aunque arbitraria no se puede desligar del medio de representación hace incongruente que la posibilidad de la economía que supone el simbolismo se desaproveche.
       Como una pequeña prueba adicional, voy a mencionar un experimento que puede leerse en la página 174 de la Enciclopedia del Lenguaje citada abajo en la bibliografía. Se menciona un experimento de W. Köeler 1947, consistente en que a dos figuras cerradas similares a las siguientes:

    


se sugiere relacionarlas con las siguientes dos pseudopalabras: maluma y takete. Citando de tal enciclopedia: «Lo sorprendente es que la mayor parte de los entrevistados, entre los que había hablantes de lenguas muy diversas, asignaron la pseudopalabra maluma a la figura de las formas redondeadas, y la pseudopalabra takete a la figura de formas angulares.»      

        Por último, uno se puede preguntar -aunque ya se he aludido a esto- hasta que punto el hecho del simbolismo afecta a la teoría que afirma que el signo es arbitrario. Mi respuesta es que no es problema considerar que el signo es arbitrario en cuanto que lo representado y la representación puede realizarse de tantas maneras que la relación de causalidad resulta desconocida, y de manera simultánea considerar que el signo es modelado de acuerdo a la psicobiología humana como algo necesario porque la representación no puede separarse del medio de representación en el que se encuentra -o del que es parte-, también, lo representado. Tenemos el caso del ADN cuya representación de la herencia es arbitraria, no podría ser de otra manera porque todo código, toda representación es arbitraria, pero que está modelado según los atomos y moléculas que lo componen de una manera natural y de los cuales aunque es causa inmediata no se puede separar para reproducirse, por lo que no es su causa original; una molécula de ADN aislada no resulta en un ser vivo.

Un resumen de esta discusión: La relación entre rasgos graficos y rasgos articulatorio- acústicos, no se halla determinada de manera del todo consciente o intencional, normalmente cuando se ha partido de cero para hacer un alfabeto o cuando se han adaptado alfabetos inclusive aunque se haya tratado de dotarlos de simbolismo el grado arbitrariedad simbólica es mayor o menor. Lo que hipotetizo es que un proceso complejo psicobiológico modela el proceso cultural dando lugar a sorprendentes relaciones de simbolismo entre los rasgos gráficos y los rasgos articulatorio- acústicos. No es difícil reconocer, además, en los grafos otros elementos arbitrarios desde el punto de vista de este simbolismo pero que se pueden explicar de otras maneras. Y no es problemático pensar que inclusive haya rasgos producto del azar, si consideramos que en la evolución las mutaciones sean biológicas o culturales son, en efecto, al azar. Cabe considerar la preexistencia de algunos rasgos arbitrarios en los grafemas, explicables, por ejemplo, por que el momento de introducción del grafema haya sido reciente y el tiempo transcurrido no haya sido suficiente para que se de la evolución hacia el simbolismo fónico; o por otras razones. Y cabe considerar, que aunque hay numerosos factores individuales como la psicología individual, las costumbres de escritura, el desarrollo de un estilo caligráfico personal, la salud, la tradición, la creación en tipográfica, la creación artística, en cualquier caso es un ser humano quien lo hace y por tanto se puede esperar que el lenguaje y la escritura en particular se acabe por conformar a cómo es el ser humano. Y que para este es posible y hasta conveniente por requerir menos esfuerzo de memoria que los rasgos característicos de los trazos de las letras se conformen según los rasgos característicos de los sonidos de los fonemas.

*La letra humanística, también, llamada antiqua, creada en Italia por Poggio (1380-1459).

Referencias:
David Crystal (1987): Enciclopedia del Lenguaje. Versión de Juan Carlos Moreno Cabrera. Taurus 1994. Madrid. (página 174)
Antonio Quilis (1981): Fonética Acústica de la Lengua Española. Editorial Gredos 1988. Madrid.
Summer Institut of Lingüistics 1998: Speech Analyzer v.1.06a.

última modificación 2 de mayo de 2003

 

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