Quedarse quieta y callar deliciosa, esperando que al haberse sumergido en la misoginea Algun extrano remedio-medecina le saque del cuero la soleda espantosa Y le arrancaron la piel En la desesperacion amarga de su vulva paranoica Olvido que su cono no era suyo Y que la boca no esta ahi para ofrecer Una linea, una sola linea vertical la diferencia Linea, maldicion de un dios castrante. Y todo por hablar de teologia. Hay que aprender a callar y ofrecer sacrificios. Su muerte viva...al marido. Su suerte, al mayor de sus decendientes. Su matriz disecada y exterminada previo al tiempo: A Papa Munoz, por aquello de la Patria. Y las rodillas rojas de esperanza sobre el mueble viejo de la angustia. Las promesas de otros tiempos mas sublimes le arrebatan el destino a la vela. En la pared: Munoz, El marido perdido El hijo muerto (por la patria americana) El Dios castrante, y una gloriosa madre soltera con siete cuchillos en el pecho entre flores de colores destenidos plasticas. |
Poema a la codependencia A ella ya le aburre el tiempo. Caminando mientras canta por unas calles desiertas.. De pinturas va pintando, a lo lejos una queja. De poemas, escribiendo Rimas torpes...a lo Buesa. La queja codependiente, la queja de la pendeja, que espera que otros sabores le quiten el que le aterra... que le espanta y que le aturde sobre una carcel de niebla. Por que el lo era todo, no habia Dios, Patria ni tierra. Solo un amor en el aire que mas que amor era lepra. Una carne ya podrida en pedazos sobre hielo que no ablanda pero quema. Y volvio a darle vida, al fantasma, a la quimera. A una rueda que no gira, pero por rueda es eterna. Y otra vez volvio callada, a esconderse entre sus piernas. Suplicando: dame vida dame algo, lo que quieras. Y si me cagas, no me importa. dejame ser el papel donde te limpies la mierda. |
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