Indice General

Colección Inéditos de Nahuel MorenoEl Frente Unico Revolucionario

1

 

La discusión sobre Colombia (1985 – 1986)

La discusión sobre México

 

Nahuel Moreno

 

Secretariado Centroamericano —SECA—

Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo —CITO—

http ://www.geocities.com/obreros.geo/

mail : [email protected]

Edición electrónica Diciembre 2001

(Tomado de Ediciones Crux, Buenos Aires, 1994)



   

Indice

PRESENTACION

PROLOGO

GLOSARIO

Comite Ejecutivo Internacional Mayo de 1985

Comite Ejecutivo Internacional Setiembre de 1985

Comite Ejecutivo Internacional Abril de 1986

Carta de Nahuel Moreno a Simón

Conversación entre Nahuel Moreno y Alberto Frank Noviembre de 1986

Carta abierta del Secretariado Internacional de la LIT-CI al partido

APÉNDICE LA DISCUSION SOBRE MEXICO

Comite Ejecutivo Internacional Abril de 1986


PRESENTACION

Con este libro la Colección Inéditos comienza a publicar las intervenciones de Nahuel Moreno en las reuniones del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (LIT-CI) de los años 1985-1986. Moreno preparaba cuidadosamente los puntos fundamentales de esas reuniones, por lo cual lo que aquí se publica no debe ser tomado como una improvisación sino como un desarrollo teórico y político profundamente elaborado.

Puesto que el Comité Ejecutivo Internacional era un organismo permanente de dirección de la LIT-CI, sus temarios incluían diversos temas, algunos de tipo general y otros dedicados al análisis coyuntural de la situación de la lucha de clases en diferentes países y a la elaboración de la respuesta a los problemas que surgían en la vida cotidiana de la LIT-CI y de sus secciones. Determinados temas, por ejemplo la situación y la política en Bolivia desde el comienzo del ascenso revolucionario que culminó en la gran huelga general de 1985 hasta la derrota de ésta y la situación reaccionaria que se abrió a partir de allí, fueron tratados en sucesivas reuniones. Lo mismo ocurrió con otras cuestiones, como es el caso de la discusión sobre el frente único revolucionario en Colombia, que presentamos en este libro.

Esto nos obliga a modificar el criterio que empleamos en los tres volúmenes anteriores, en los que publicamos las intervenciones de Moreno en los congresos de 1985 de la LIT-CI y del Movimiento al Socialismo (MAS) de Argentina, en la escuela de cuadros realizada en Venezuela en 1982 y en otra realizada en la Argentina en 1984. Al encarar la edición de las discusiones en el Comité Ejecutivo Internacional mantendremos ante todo la unidad temática, es decir, reuniremos las intervenciones de Moreno y los documentos escritos de los cuales fue autor o coautor sobre un mismo tema, en el orden cronológico en que se produjeron.

La discusión sobre la aplicación de la táctica de frente único revolucionario en Colombia en los años 1985-1986 tuvo dos caras, íntimamente ligadas: la política y la teórica. La primera tenía que ver con la política que debía mantener el Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia – PST (C) , sección de la LIT-CI en dicho país– frente a la organización A Luchar . El aspecto teórico se refería a las definiciones de clase y políticas de las organizaciones y movimientos pequeñoburgueses que coyunturalmente enfrentan con métodos revolucionarios al imperialismo y/o a los gobiernos y regímenes burgueses de sus países, así como a cuál debía ser la política trotskista frente a esas corrientes y a los gobiernos que constituían si triunfaban.

Optamos por dejar para un próximo libro la cuestión teórica y comenzar presentando en este volumen la discusión política. Los materiales que la contienen son:

1.         El debate en la reunión del CEI de la LIT-CI de mayo de 1985.

2.         El debate en la reunión del CEI de la LIT-CI de setiembre del mismo año.

3.         El debate en la reunión del CEI de la LIT-CI de abril de 1986.

4.         La carta de Nahuel Moreno a Simón del 30 de agosto de 1986.

5.         La conversación entre Nahuel Moreno y Alberto Frank de noviembre del mismo año, cuya grabación casi completa se ha conservado.

6.         La Carta Abierta del Secretariado Internacional de la LIT-CI al Partido, de enero de 1987.

7.         Como apéndice, la discusión sobre el frente único revolucionario en México del CEI de abril de 1986.

Algunos lectores nos han señalado que el título de esta colección, “Inéditos”, podía dar lugar a que se interpretara que se trata de trabajos que Moreno tenía la intención de publicar. Esto nos lleva a reiterar lo que ya hemos dicho respecto de los tres libros anteriores. Los textos escritos fueron, en su momento, cuidadosamente revisados por Moreno, y por ello deben ser tomados como la expresión más acabada de sus posiciones. Las intervenciones orales, en cambio, tienen las características que hacen a la forma de discutir de nuestro movimiento, que el propio Moreno alentaba, en donde quien hablaba exponía libremente su pensamiento para enriquecer la elaboración colectiva; contienen, por lo tanto, las unilateralidades y exageraciones que se producen inevitablemente en la polémica. Hecha esta aclaración, subrayamos que un estudio atento de las intervenciones de Moreno permitirá al lector corroborar la sólida unidad orgánica de su pensamiento teórico y político.

 

Junio de 1994

Mercedes Pepper

Eugenio Greco

PROLOGO

En los libros anteriores de la Colección Inéditos de Nahuel Moreno tratamos de resolver los vacíos de información que pudiera tener el lector a través de notas de los editores. En esta ocasión nos vemos obligados a hacer este prólogo para que el lector pueda ubicarse en algunos elementos de la realidad de Colombia en los años 1985-1986, así como en las diferentes etapas que tuvo la discusión sobre la aplicación de la táctica del frente único revolucionario.

La situación política

El proceso revolucionario en Colombia fue en el pasado esencialmente campesino. Su máxima expresión fue la guerra civil conocida como La Violencia (1948-1957). A su finalización, se estableció un pacto para gobernar alternadamente el país entre el Partido Liberal y el Partido Conservador . Estos dos partidos burgueses, a pesar de que el pacto dejó de tener vigencia, siguen siendo las herramientas políticas fundamentales de la burguesía colombiana.

El 14 de setiembre de 1977 estalló en Colombia el Paro Cívico Nacional, que fue una combinación de huelga general obrera con elementos de insurrección popular urbana. Esta fecha marcó la apertura de una situación revolucionaria y señaló un cambio en la lucha de clases: aunque combinándose con la tradicional lucha en el campo, la revolución colombiana se hacía obrera y urbana.

Sin embargo, desde entonces hasta hoy el movimiento obrero, pese a que tuvo períodos de grandes luchas, no logró repetir la gesta de 1977 debido al papel traidor de sus direcciones políticas y sindicales. Paralelamente se siguió desarrollando una permanente acción guerrillera. Por un lado, la tradicional en el campo, con algunas expresiones que localmente tenían cierta base de masas, y otras de tipo foquista. Por otro lado, surgió la guerrilla urbana.

Para la época de esta discusión (1985-1987), el gobierno burgués se había dado la política de negociar una tregua con la guerrilla, para que abandonara la lucha armada y se integrara a la democracia burguesa. Algunas organizaciones guerrilleras, entre ellas la más fuerte, las FARC, habían firmado la tregua; otras, como el ELN, estaban en contra, y otras, como el M-19, oscilaban entre las negociaciones de paz y seguir la lucha guerrillera, con acciones como la toma del Palacio de Justicia, que terminó en una masacre de guerrilleros y de magistrados a manos del ejército.

Políticamente, el movimiento obrero y de masas seguía a los dos partidos burgueses tradicionales, y existía también un importante sector cuyo atraso lo llevaba a desinteresarse de la política, lo cual se manifestaba en un elevado abstencionismo electoral. Sindicalmente, la clase obrera estaba dividida en diferentes centrales, que respondían a los conservadores y liberales y al Partido Comunista. Existía, además, el sindicalismo independiente, que agrupaba a un importante sector encabezado por una vanguardia muy combativa, sobre gran parte de la cual influían políticamente las diversas organizaciones guerrilleras.

La organización A Luchar surgió de la aplicación de la táctica de frente único revolucionario, que se plasmó en un acuerdo entre el PST (C), algunas corrientes sindicales políticamente influidas por las organizaciones guerrilleras que estaban en contra de la tregua y algunos grupos políticos de menor envergadura. Para ubicar el debate que se abrió al respecto, reseñaremos en qué consistía esa táctica y las etapas que tuvo la discusión.

El frente único revolucionario

La política de intentar construir frentes únicos revolucionarios fue propuesta por Moreno casi desde los comienzos mismos de su labor internacional, al comenzar la crisis del stalinismo, cuyas primeras manifestaciones fueron las rebeliones de Berlín oriental y Hungría en la década del 50. Su primera formulación aparece en las Tesis de Leeds. Moreno sostenía que se iban a dar tres procesos de ritmo desigual. El primero, y más rápido, sería la crisis de los aparatos contrarrevolucionarios del movimiento obrero. El segundo, producido por el anterior pero más lento, sería el surgimiento de sectores de vanguardia que avanzarían hacia posiciones cada vez más revolucionarias (los denominó “trotskizantes”). El tercero, más lento que los otros dos, dado que arrancaría de un situación de marginalidad, sería el fortalecimiento de los partidos trotskistas y de la Cuarta Internacional. Sobre la base de estos pronósticos, Moreno sostenía que la dirección revolucionaria, la Cuarta Internacional, no avanzaría hacia ganar influencia de masas en forma acumulativa, por su propio proceso de crecimiento, sino por la fusión de los trotskistas con esas corrientes revolucionarias. Citaba al respecto la definición de Trotsky –aparentemente contradictoria–de que la Cuarta Internacional se haría de masas cuando los trotskistas fueran minoría en su interior.

Para Moreno, lograr esa fusión debía ser una política consciente del trotskismo, consistente en proponer a las corrientes trotskizantes un programa y acuerdos organizativos (un frente) para la acción revolucionaria común en la lucha de clases. Y, a partir de allí, haciendo con esas corrientes todas las discusiones políticas y programáticas necesarias, avanzar hacia la constitución en conjunto de partidos obreros revolucionarios. A esa política la denominó “frente único revolucionario”.

No haremos la historia de las experiencias y las precisiones sobre esta política que van desde su formulación hasta la discusión que es objeto de este libro. Veamos directamente cómo se definía esta política en el Manifiesto de la LIT-CI, redactado por mandato del Primer Congreso Mundial de la LIT-CI, de marzo 1985, y publicado tres meses después:

La Cuarta Internacional se construirá a través de la fusión de nuestra corriente con organizaciones y grupos que rompan con las direcciones traidoras y reformistas y constituyan frentes revolucionarios a nivel nacional e internacional. La táctica de unir a los revolucionarios en todos los países donde sea posible, construyendo frentes revolucionarios, es una táctica muy importante en esta etapa para la construcción de la Cuarta Internacional de masas.

Nada tiene que ver esta política con el revisionismo mandelista. El frente único revolucionario debe ser la unidad de los luchadores revolucionarios, no de todos los que luchan bajo otras banderas, como la castrista o la sandinista. Es decir que un verdadero frente único revolucionario es aquél que se acuerda sobre la base de un claro programa revolucionario. Sin ese claro programa, se corre el peligro de que tal frente no sea revolucionario, sino una organización centrista, que no sea un paso hacia la construcción del partido obrero revolucionario, sino una barrera casi infranqueable para su construcción.

El frente único revolucionario es, pues, una táctica, importantísima en esta etapa de crisis de las direcciones tradicionales del movimiento de masas, pero nada más que una táctica, que se puede y debe aplicar en algunos momentos y países en la línea de construir la Cuarta Internacional. Más que nunca, la gran tarea a llevar a cabo en todos los países es desarrollar y fortificar la organización trotskista. Sin ella, lo más probable es que no se construyan frente revolucionarios o que, aun en el caso de que se construyan, degeneren rápidamente hacia el centrismo y el oportunismo capitulador. [1]

El debate sobre A Luchar

Dicho a trazo muy grueso, en ese debate se enfrentaron dos posiciones. Una, encabezada por Simón, uno de los dirigentes más importantes del PST (C), que planteaba que A Luchar debía convertirse en un frente único revolucionario y el PST (C) disolverse en su interior. La otra, encabezada por Moreno, que sostenía que A Luchar debía desarrollarse como una corriente sindical revolucionaria pero no como un frente político, dado que en las demás organizaciones que la integraban tenía influencia política la guerrilla. [2] Junto a Moreno se alinearon las direcciones de todos los partidos de la LIT-CI y el ala que terminó siendo absolutamente mayoritaria del PST (C).

Reseñaremos sintéticamente las etapas de esa lucha política.

• La Carta Abierta del Secretariado Internacional de la LIT-CI al Partido (que publicamos en este mismo volumen) señala cuál fue la posición inicial de la dirección internacional y, como parte de ella, de Moreno en el Congreso Mundial de la LIT-CI (marzo de 1985):

En el Congreso Mundial de marzo de 1985, habíamos discutido la posibilidad de que A Luchar se convirtiera, rápidamente, en un frente único revolucionario o, dicho en otros términos, que diera las bases para avanzar hacia un partido obrero revolucionario. [3]

Sin embargo, ya en el propio Congreso Mundial, Moreno alertaba que tal frente no podía constituirse sobre la base de puntos programáticos mínimos, como estar en contra de Contadora, de su diplomacia secreta y de sus acuerdos para frenar y derrotar a la revolución centroamericana, estar en contra de entregar luchadores a la policía, etcétera:

Me asusta que se crea que el frente único revolucionario es sólo contra Contadora, para nada [lo es]. Tiene que tener un programa claramente revolucionario, de revolución socialista. Y es una táctica, no más, dentro de nuestra estrategia principista y fundamental de hacer partidos marxistas revolucionarios de masas. Tiene ese objetivo. Es una táctica hoy en día privilegiada por la crisis de los aparatos [4]

Yo no creo que el programa mínimo revolucionario sea el programa del frente único revolucionario. Son indicaciones generales mínimas para comenzar a discutir un frente único revolucionario.

Por ejemplo, en Colombia el stalinismo ha entregado la lista de todos sus militantes y guerrilleros que no acataron la tregua. Si nosotros al entrar a A Luchar les preguntamos si eso les parece bien (...) y nos contestan que sí, no hablamos más, ni siquiera les damos el saludo. Pero eso no significa que [, si condenan al PC, A Luchar] sea un frente revolucionario (...) hasta un reformista medianamente honesto dice “no se le entrega nada a ningún policía” (...)

El programa mínimo sirve entonces para eso, para comenzar a discutir. [5]

• En el Comité Ejecutivo Internacional de mayo de 1985 comenzaron a clarificarse las diferencias que ya se venían esbozando. Moreno cambió de posición y sostuvo que A Luchar era un “fenómeno sindical revolucionario” o una “corriente sindical revolucionaria”; que había que desarrollarla como tal, y que no iba hacia un partido revolucionario. La dirección del PST (C) no estuvo de acuerdo con esta caracterización e insistió en que debía desarrollarse como frente único revolucionario, hacia un partido revolucionario común.

• En el CEI de setiembre de 1985 la dirección del PST (C) planteó que en Colombia había una guerra civil en curso. Moreno polemizó con esta caracterización y alertó que podía llevar a que el partido se sometiera políticamente al bando de la guerrilla, abandonando un análisis de clase. Se mantuvieron las diferencias sobre el carácter y evolución de A Luchar.

• En el Congreso del PST colombiano se impuso la caracterización y política de la dirección encabezada por Simón.

• En el CEI de abril de 1986 se discutió uno de los temas cruciales del Congreso del PST (C) (que presentaremos en el volumen que recogerá el aspecto teórico de este debate): la definición de clase de las direcciones y de los países independientes del imperialismo. Moreno señaló que, el M-19, el ELN, el FSLN de Nicaragua, el FMLN de El Salvador, Sendero Luminoso de Perú, etcétera, eran direcciones independientes del aparato stalinista, revolucionarias pero pequeñoburguesas, no obreras, y que por esas limitaciones de clase llevarían la revolución a un callejón sin salida. Señaló además que toda alianza o acuerdo con esas direcciones debía ser transitorio y sobre problemas coyunturales, ya que estaban en contra de profundizar la revolución nacional, de desarrollar la revolución socialista obrera mundial, de tener como tarea prioritaria la construcción de la Internacional, y de luchar por la democracia obrera antes y después de la toma del poder. E insistió en que los integrantes de A Luchar estaban abiertamente en contra de estas posiciones del trotskismo y, por lo tanto, no se podía construir con ellos un partido revolucionario común.

• Después del CEI de abril de 1986 el Secretariado Internacional (SI) de la LIT-CI y Moreno en particular comenzaron a preocuparse por el curso de la política del PST (C), que estaba cediendo a las presiones de los demás integrantes de A Luchar. Esto se expresaba en una política vanguardista y no hacia el conjunto del movimiento obrero, y en la posición frente a la huelga general del 20 de junio de 1985, a las elecciones, a la visita del Papa, a las acciones aisladas de la guerrilla, etcétera. Además, plantearon que el eje de actividad del partido debía ser la unidad sindical. La dirección del PST no estuvo de acuerdo. Viajó a Colombia el Negro E., miembro del CEI y de la dirección del Movimiento al Socialismo (MAS) de Argentina, para hacer esa discusión.

• A fines de agosto de 1986 Moreno envió una carta a Simón donde volvía a señalar las cuestiones antes mencionadas y concluía: “jamás de los jamases A Luchar se transformará en un partido obrero revolucionario”.

• Paralelamente comenzaron a enfrentarse dos posiciones en el Comité Central del PST (C): la encabezada por Simón y Miguel Angel, que tendía a disolver políticamente el partido en A Luchar, y otra que se oponía. La discusión comenzó a tomar un tono fraccional. Por esta razón, el SI de la LIT-CI propuso aplazar toda discusión en la base del partido hasta que se terminara el Congreso de la central obrera unitaria que se estaba fundando, la CUT; llamó a los compañeros que se oponían a disolverse políticamente en A Luchar a facilitar la aplicación de la línea partidaria, creando el mejor clima para facilitar la discusión de este problema, y propuso que, una vez terminado el Congreso de la CUT, se convocara el Congreso del PST (C).

• Para intervenir en ese debate, se escribieron dos importantes documentos: las Tesis sobre el guerrillerismo, de Moreno, Greco y Frank, y luego la Carta Abierta del Secretariado Internacional de la LIT-CI al Partido.

• La lucha fraccional dentro del PST (C) se siguió agudizando durante los últimos días de Moreno y después de su muerte, hasta culminar en la ruptura con el PST (C) de Simón y un reducido grupo de cuadros. En su transcurso, se publicaron varios materiales importantes, que fueron recogidos en la Circular Internacional de abril de 1987.

El ala opuesta a la disolución del PST en A Luchar ganó la mayoría de la dirección. El 26 de enero de 1987, la corriente minoritaria encabezada por Simón se constituyó en Tendencia Nacional. El Comité Ejecutivo del PST, para salvaguardar la unidad del partido propuso a la Tendencia Nacional que, “dentro de un acuerdo partidario en el Congreso, se pudiesen aplicar las dos líneas sometiéndolas a la práctica; o sea que Simón y Miguel Angel podrían hacer su experiencia en A Luchar con un grupo de compañeros que estuvieran de acuerdo”. [6]

• Esta propuesta no fue aceptada por la tendencia de Simón, que el 22 de febrero se conformó como “Corriente Internacionalista”, y anunció que había tomado la “decisión de conformarnos como organización independiente” y de no participar del Congreso del PST. [7] A pesar de que el Comité Ejecutivo del PST insistió en que participaran del Congreso con todas las garantías, el 19 de marzo la tendencia de Simón ratificó su decisión en un documento titulado ¿Por qué no vamos al Congreso? [8]

El número de militantes que rompieron con el PST fue pequeño, pero entre ellos se contaban Simón y Miguel Angel, dos importantísimos dirigentes partidarios. Ambos terminaron apartándose del trotskismo, lo cual significó una indudable pérdida, no sólo para la LIT-CI sino para la revolución obrera en Colombia. Más tarde, A Luchar desapareció. De allí la importancia de esta discusión, de la cual el lector podrá extraer varias enseñanzas. Quizás la más importante de ellas sea comprender cómo Moreno era capaz de combinar la iniciativa para aprovechar las oportunidades para construir el partido con la conciencia de que, cuanto más audaz es una táctica, más es necesario que el partido se aferre a ciertos principios básicos del marxismo: los análisis de clase como método, el programa revolucionario como fundamento, las políticas concretas ante los hechos de la lucha de clases como prueba definitiva del carácter de toda corriente u organización y, ante todo, una ubicación internacionalista orgánicamente plasmada en la pertenencia a una Internacional obrera y revolucionaria.

Buenos Aires, junio de 1994

Mercedes Pepper

Eugenio Greco

GLOSARIO

El movimiento obrero

Para la fecha de estas discusiones, el movimiento obrero colombiano estaba dividido básicamente en las siguientes corrientes sindicales:

•           La Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) : fue la central sindical mayoritaria hasta mediados de la década del 80; fundada por la Iglesia, era controlada por los partidos burgueses, especialmente el Conservador.

•           La Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC) , dirigida por el Partido Comunista.

•           La Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) , encabezada por Manuel Felipe Hurtado.

•           El sindicalismo independiente , que agrupaba a una serie de sindicatos independientes de estas dos centrales. Uno de los más importantes y luchadores era la Federación Colombiana de Educadores ( Fecode ) , que agrupaba a todos los sindicatos de maestros estatales de Colombia, y cuyo sindicato en Bogotá, la capital del país, era la Asociación Distrital de Educadores (ADE) . El sindicalismo independiente era el sector más combativo del movimiento obrero colombiano, y en su seno tenían influencia diferentes corrientes, entre ellas las guerrilleras. El Comité de Unidad del Sindicalismo Independiente (CUSI) constituyó un intento de centralizar las diferentes corrientes del sindicalismo independiente.

En 1986 se produjo un importante cambio en la organización del movimiento obrero colombiano. Un importante dirigente de la UTC, Jorge Carrillo, asumió el cargo de ministro de Trabajo del gobierno de Belisario Betancur. Desde allí, como maniobra al servicio de la burguesía pero adaptándose también a lo que era una necesidad imperiosa de la clase obrera colombiana, promovió la constitución de una central sindical única. Para ello, Carrillo impulsó la constitución del Frente Sindical Democrático (FSD) , una fórmula organizativa cuyo objetivo fue aglutinar a dirigentes sindicales alrededor de ese proyecto. La UTC sufrió una importante división, de la cual surgió la Unión de Trabajadores de Bogotá y Cundinamarca (Utrabog ) , liderada por Carrillo, que confluyó con la CSTC y el CUSI para constituir la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT) .

Los partidos políticos, las corrientes sindicales y las organizaciones guerrilleras

Dentro del movimiento obrero y de masas, además de los partidos burgueses, actuaban otros partidos políticos, organizaciones guerrilleras y corrientes sindicales:

•           El Partido Comunista (PC) : Además de su corriente sindical, el PC colombiano tiene influencia en sectores del campesinado, ganada cuando combatió aliado al Partido Liberal durante La Violencia. La organización guerrillera campesina políticamente afín al PC son las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) . Su máximo líder es el legendario Manuel Marulanda Vélez (“Tirofijo”) , cuyo verdadero nombre es Pedro Antonio Marín. Tirofijo se inició en la guerrilla liberal; luego se integró al Partido Comunista y se convirtió en jefe indiscutido de las FARC. Fue dado falsamente por muerto en repetidas oportunidades, y no se sabe a ciencia cierta si sigue vivo. Tomó su seudónimo de “Manuel Marulanda Vélez” a instancias del PC, en honor a un dirigente campesino muerto bajo la tortura policial.

•           El Movimiento 19 de Abril (M-19) . Era una guerrilla urbana que terminó firmando la tregua con el gobierno. Su máximo dirigente era Carlos Pizarro. Posteriormente se convirtió en la Alianza Democrática , un partido electoral integrado al régimen democrático burgués; su máxima figura es Antonio Navarro Wolf, quien fue ministro del presidente Gaviria.

•           El Movimiento Independiente y Revolucionario (MOIR) : Partido proveniente del maoísmo que llegó a ser, junto con el Partido Comunista, uno de los dos principales partidos de izquierda de Colombia, hasta que entró en crisis. Desde hace años su política está estrechamente vinculada con la de algunos sectores de la burguesía colombiana.

•           El Ejército de Liberación Nacional (ELN) : Organización guerrillera pro castrista fundada en 1965. Con esta organización simpatizaban los Comités de Trabajo Sindical (CTS) , una corriente sindical que hacía parte del sindicalismo independiente.

•           El Partido Comunista Marxista Leninista (PC-ML) : Organización de origen maoísta que, para la época de esta discusión se había hecho pro albanesa. Influía políticamente sobre la organización guerrillera Ejército Popular de Liberación (EPL) .

•           El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) : Organización guerrillera que en 1991 participó en la Asamblea Nacional Constituyente amañada por la burguesía y terminó integrándose al régimen democrático burgués junto con el M-19. La tendencia sindical que simpatizaba con el PRT era la Corriente de Integración Sindical (CIS) , que hacía parte del sindicalismo independiente.

•           La Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG) : que agrupaba a las FARC , el ELN , el EPL y otras organizaciones menores.

•           La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) : Organización de tipo gremial que agrupaba a campesinos pequeños y medianos, pero no al proletariado agrícola ni a los jornaleros. Para la época en que se desarrolla la discusión recogida en este libro, la ANUC estaba dividida. El ala influida por los sectores “democráticos” que simpatizaban con la guerrilla participaba como ANUC en A Luchar.

A Luchar

El proceso que condujo a la constitución a A Luchar comenzó a escala local a través de acuerdos sindicales muy progresivos de algunas corrientes del sindicalismo independiente con el PST (C). Luego fue tomado por el PST (C) como una política nacional. El punto más alto de este proceso fue la Primera Convención Nacional de A Luchar, realizada en Bogotá los días 28, 29 y 30 de junio de 1986, cuyas resoluciones fundamentales fueron recogidas en el folleto Documentos – Primera Convención Nacional – ¡A Luchar! – Por la unidad revolucionaria.

A esa Convención asistieron 850 delegados elegidos en las diferentes regiones del país, y en una barra que completaba poco más de 1.000 asistentes. Para ese entonces las organizaciones más importantes que integraban A Luchar eran los Colectivos de Trabajo Sindical (CTS), la Corriente de Integración Sindical (CIS) y el PST (C); estaban también agrupamientos menores: el Movimiento Pan y Libertad (MPL), la Coordinadora Obrera Revolucionaria (COR), el Comité de Activistas Creditarios (CAC) y Opinión Obrera. De conjunto, estaba representado un sector importante y combativo, aunque minoritario, de la vanguardia sindical colombiana, que hacía parte del sindicalismo independiente.

Comite Ejecutivo Internacional
Mayo de 1985

(La discusión sobre el punto referido a Colombia en este Comité Ejecutivo Internacional se inició con un informe presentado por Lucas, miembro del Secretariado Internacional y de la dirección del PST (C). Hemos transcripto los párrafos más importantes de dicho informe.)

Lucas: La situación dio un salto importantísimo en la lucha de clases. Se inició y se está desarrollando la crisis de la tregua. A tal punto es así que la guerrilla, en los hechos, en la práctica, se ha dividido entre las FARC por un lado, que actúan a fondo a favor de la tregua y del gobierno, y el M-19, que está prácticamente en combates permanentes. No logran asestarle una derrota militar al M-19, a pesar de los intentos.

Esto no es más que un reflejo del desarrollo muy importante del movimiento guerrillero a nivel nacional. El M-19 se empezó a meter en las ciudades, influenciando bastante en barrios y sectores marginales. Hay un fortalecimiento importante a nivel nacional del Frente Ricardo Franco [agrupación disidente de las FARC que se oponía a la tregua], que estaría ganándole sectores a las FARC. También se fortalece mucho la guerrilla indígena del Cauca, lo que lo hace casi una zona liberada. Pero el fenómeno entre el movimiento de masas, popular, marginal a la clase obrera, es el M-19. Lo que marca la situación nacional es el movimiento guerrillero.

Junto con eso, el movimiento de masas ha dado un salto muy importante. El movimiento sindical viene dando muchas luchas parciales, y hay un ascenso campesino importantísimo, que no es lucha guerrillera sino acciones de masas campesinas. Hay algunas acciones populares, como paros cívicos barriales.

Hace dos o tres meses que teóricamente empezó la campaña electoral, pero en la realidad no arranca. Algunos políticos dicen que se abre la guerra antes de las elecciones.

La estrategia económica de la burguesía es reducir el salario real en un 40% en aproximadamente un año y medio. (Es un cambio en relación al período 1982-84, en el que no sólo no se atacó el salario real sino que aumentó levemente. La estrategia de Betancur, a pesar de la crisis, fue no atacar el salario real para resolver el problema de la guerrilla.) Entonces es previsible que siga habiendo resistencia del movimiento de masas como por ejemplo la huelga del magisterio que se está preparando.

Como conclusión, lo que vemos es que el movimiento de masas avanza, pero dentro del movimiento de masas la clase obrera es evidentemente lo más retrasado. El movimiento campesino está en ascenso, y se fortalece la guerrilla, sobre todo el M-19. La mafia está en la oposición al gobierno y es aparentemente la que abastece de armas al M-19. Hacen campañas políticas: contra el imperialismo, contra la extradición.

“A Luchar” es un fenómeno político revolucionario que no lo controla nadie. Creemos que es un fenómeno de vanguardia con ciertos elementos de influencia de masas. Entre las direcciones que hacen parte de A Luchar hay acuerdo en el sentido de que hay que ir para adelante, que hay que hacer audacias políticas, etcétera, pero ha surgido un ala por la base –que no sabemos a qué obedece, si es un ala militarista o fomentada por la dirección de la guerrilla– que plantea que A Luchar es un fenómeno político-sindical para coordinar acciones, que tiene que coordinar con los sectores populares, campesinos y estudiantiles pero que dentro de A Luchar no tienen que existir esos sectores.

Esto ha conmocionado a todas las fuerzas, incluso a nosotros, que tenemos claro que hay que desarrollar A Luchar, que hay que sacar el periódico, volantes, que habría que golpear en acuerdos con algunas fuerzas. La mayoría de las fuerzas están de acuerdo en que hay que desarrollar A Luchar como una fuerza política que tienda a un movimiento político de masas. Nosotros decimos que A Luchar no es una alternativa de dirección revolucionaria, pero que hay que desarrollarla como una fuerza política que sea una componente de un proyecto revolucionario que también sea integrado con otras fuerzas que existen. Nuestro planteo es que con todas esas fuerzas habría que ir a un proyecto revolucionario, una alternativa de dirección revolucionaria que para nosotros es la construcción de un partido revolucionario.

En el Comité Central nosotros votamos actuar supeditados políticamente a A Luchar. Es decir, nosotros damos batallas al interior de A Luchar, pero en últimas se hace lo que dice A Luchar. A partir del surgimiento de este sector hemos empezado a cuestionar esa forma de actuar, pero no sabemos bien cómo continuar. Barajamos cambiar esta política de supeditación, y pensamos plantear un boletín interno de discusión mediante el que se conozcan ampliamente nuestras posiciones, o sacar la revista y aportar nuestras posiciones ahí.

Alberto Frank: ¿No tenemos caracterizaciones de las corrientes internas, de los cambios que ha habido en las posiciones de algunas de ellas?

Lucas: La única explicación es que es un fenómeno. Por ejemplo la fuerza de vanguardia eran los CTS, y los CIS eran de retaguardia, eran los que decían: “Esto es político-sindical”. Ahora dicen: “Vemos la realidad y nos jugamos por esto. Esto es un proyecto político, y aunque no sabemos bien a dónde lo llevamos, a un partido o qué, por aquí pasa la acción de los revolucionarios. Entonces desarrollémoslo sindical, popular, campesino, haciendo lucha política...”. Y todas las direcciones dicen eso.

Moreno: Una pregunta, que es la siguiente: ¿Cuál es el programa de A Luchar? ¿Por qué proyecto político vamos a empujar? Veo mal al partido ahora. Ahí hay elementos de empirismo que pueden ser fatales; es decir, de golpe [A Luchar] queda armada y el partido queda armado, [y se va a] una catástrofe pertidaria. ¿Nosotros hemos dicho que en A Luchar no puede haber nadie que no ataque todas las semanas al PC por oportunista y que si no [nos ponemos de acuerdo en eso] A Luchar se rompe? Porque a mí me da la impresión de que, con eso de que “somos los de A Luchar”, estamos entrando en el mandelismo. Es muy peligroso . Y a lo mejor es muy, muy positivo lo que dicen de que [A Luchar] es un frente político-sindical. Por eso las cuestiones teóricas [son importantes].

Cada vez [lo] veo más confuso. Y empiezo a tener miedo de que nos enterremos, porque ese empirismo [puede llevar] a que explote todo. Y, al explotar todo, nos quedamos sin nada: se van para todos lados. Es muy peligroso decir: “Yo no sé para dónde vamos”. Si se dice “No sé para dónde vamos”, cuando empecemos a avanzar de golpe uno va a decir: “No, para donde van yo no quiero ir; yo no quiero un partido unificado que ataque sistemáticamente al PC”. Otro dirá: “Quiero un partido maoísta”. Eso es a lo que yo le tengo miedo. No veo los puntos programáticos de A Luchar, o de un ala de A Luchar.

El solo problema [de] si A Luchar va a partido o no es muy peligroso, en la medida en que no tenemos claridad sobre a qué partido va y a qué programa va.

Por algo nosotros estamos contra la tregua. Tenemos ese punto [en común]: Contra la tregua. ¿Qué más? ¿Qué otros puntos decís? Porque, por ejemplo, “Por la revolución socialista” es implícito, pero no explícito. Eso es muy peligroso.

Lucas: Realmente, el punto que tenemos firme es el de la tregua y todo lo referido a ella.

Moreno: Entonces es un frente político-sindical.

Lucas: Y también el paro nacional y la lucha intransigente contra el gobierno.

Moreno: Sí, pero “intransigente contra el gobierno”, ¿qué significa? El M-19 [también está contra el gobierno]. Sí, estamos jodidos... ¿Qué pasa si ustedes presentan un programa y dicen: “Tres meses de discusión y listo, y si no se aprueba no seguimos. Sigue A Luchar pero como frente político-sindical”? ¿Qué pasa? ¿Lo van a aceptar ellos? Yo opino que no, que ellos van a decir: “No señor, a tres meses no aceptamos nada”. Nosotros estamos aceptando que [la política] sea: “Vaya p’adelante, vaya p’adelante”. Y entonces ahí nos derrotan.

Negro E.: Que vaya para adelante sin definir la propuesta. En la propuesta que ustedes hacen el énfasis es: “Ampliemos A Luchar, que vengan los guerrilleros, que venga todo el mundo”, sin definir dentro de qué límites programáticos ampliamos.

Moreno: Y eso es peligroso. Si nosotros apretamos, rompemos... A Luchar es una cosa grandiosa. Aunque parezca que no, [con] lo que digo lo estoy defendiendo. Es algo grandioso. Y a lo mejor los más lúcidos son los que dicen: “Es un acuerdo político-sindical”. [Aunque para mí] ni siquiera es político-sindical: [es sindical]. Esa es mi primera duda. Si apretamos el acelerador y el motor no da, a lo mejor nos distanciamos de mucha gente. ¿Y por qué? A Luchar ya ha demostrado que es una corriente altísimamente progresiva, inmensamente [progresiva] en el terreno sindical, para mí. Es una cosa que toda la LIT tiene que aprender.

Pero también ahora tenemos que aprender lo otro, Lucas: cómo la teoría sirve enormemente para la práctica. [Eso] quiere decir que es decisivo definir si [A Luchar] va para un partido político de verdad revolucionario o no. Porque si definimos que no, nuestros aliados son los del ala más retrógrada de los CTS, llegado el caso. Es decir, yo acá en frío no me animaría a decir: “Esta es el ala progresiva y ésta no”. Porque en el ala que dice “Vamos para adelante” a lo mejor está el sector guerrillero que quiere ese movimiento sin objetivo [porque] nos consideran “una fiera” y sobre todo por nuestra extraordinaria capacidad. [Porque] los guerrilleros piensan: “No tenemos ninguno como Lucas o como Simón; nada hay parecido a ese partido, ¡carajo!, esto nos viene bien”. Pero ¿para qué? Para un quilombito de dos o tres años. Y ellos [también] están dispuestos a entrar en otra tregua el día de mañana. Porque no está claro en el programa. Entonces puede ser fatal para el propio partido.

En cambio, bien precisadas estas cuestiones, no nos damos la línea de no captar a otra gente y sí la de seguir creciendo. Es decir, todo lo que tenemos que discutir estos días es muy delicado.

Frank: Como proyecto partidario, ¿no habría que tender a cerrar políticamente con los que hay? Es decir, ¿no sería mejor plantear que nos pongamos de acuerdo ya mismo en abrir la discusión política para ver si lo que hay da para un partido?

Moreno: Puede ser.

Frank: Si nosotros planteamos esto, ¿lo rechazan?

Moreno: Para mí, sí.

Mercedes Petit: A Luchar puede ser realmente un fenómeno de tipo sindical revolucionario, que nos da unas condiciones excepcionales para ir hacia el frente único revolucionario, el partido obrero y crecer. Pero si lo mezclamos nos vamos a quedar desnudos y sin partido.

Moreno: Eso es.

[?] [9] : ¿Qué hacés con los sectores no sindicales?

Moreno: Eso es extraordinario. ¿Por qué a un movimiento sindical no pueden venir artistas y estudiantes, campesinos y todos los que quieran? Ahí sí yo estaría a favor, una vez precisado. ¿Qué problema hay? Eso es secundario. El problema es ¿para qué vienen?, ¿vienen para el movimiento sindical? Entonces vienen artistas a apoyar nuestra actividad sindical, perfecto.

Lucas: En A Luchar, en el fondo, hay proyectos distintos sin explicitar. Nosotros queremos el partido revolucionario y hay algunas alas de A Luchar que están discutiendo eso mismo. Hay gente que lo ve como un frente político de masas de un sector guerrillero. Otros lo ven como un movimiento político de masas autónomo. El sector que reacciona y le pone frenos es el que defiende el proyecto del CTS, son los que plantean que el proyecto revolucionario es el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tiene que tener un frente sindical, un frente popular y un frente campesino.

Se está discutiendo el aspecto programático. Nosotros, Pan y Libertad y el CIS planteamos que hay que darle un encuadre programático a A Luchar.

Moreno: Pero a lo mejor nosotros somos los que tenemos que estar en contra aun de los que dicen que hay que ir a un partido. Lo primero es el programa. Ni siquiera [discutir sobre] partido. ¡La discusión es tan sencilla! [Pero creo] que lo están encarando todo mal. Ustedes tienen que decir: “A Luchar es lo más grande que hay, y es una corriente sindical revolucionaria”. Y eso ya tenemos que definirlo así, aunque haya oportunistas que estén por la unidad con la burguesía. Sindicalmentes es [eso:] ha surgido orgánicamente una tendencia sindical revolucionaria en Colombia. Y no es otra cosa. Es muy peligroso todo lo que hagamos empujando; [eso es] confundir los deseos con la realidad.

A [continuación de] eso tiene que ir una nota nuestra a todos ellos diciéndoles: “Con una tendencia sindical revolucionaria en Colombia no hacemos nada. Hacemos mucho pero no hacemos nada, porque no se soluciona el problema de la lucha campesina, etcétera. Y entonces nosotros queremos discutir este programa [con] A Luchar y con los que quieran, para ponernos de acuerdo en ir a un frente de tipo político revolucionario y no sindical revolucionario”. Yo creo que es así de sencillo, es sencillísimo. Y más que nunca, hacer un periódico precioso del partido –no este boletín– que plantee eso todas las semanas. Esa es una variante.

La otra variante es: ¿no querés hacer ese lío?, lo hacés con la dirección. “Bueno compañeros, nuestro partido va a empezar una campaña feroz por un frente político revolucionario; como nos llevamos tan bien queremos [hacer un] seminario o lo que sea para discutir quince días o un mes antes de salir con eso. Pero nosotros vamos a salir con eso, porque si no hay [un frente político revolucionario] esta revolución se hunde; nadie va a lograr agarrar al M-19; viene un despelote bárbaro con las FARC.”

Hay que delimitar [posiciones] para esta política, que [tiene que pasar] a la historia del movimiento revolucionario colombiano, aun cuando la rechacen y quedemos solos. Porque si no, la vía empírica va a ser fatal para todos. Yo opino que sí, que hay proyectos. Ellos mismos los están estudiando, pero [son proyectos] de ellos .

Entonces, primero, nosotros somos los campeones de mantener A Luchar como tendencia revolucionaria, y no queremos interferir. No vamos a plantear que A Luchar se transforme en partido ni nada [por el estilo], porque somos muy respetuosos de los que están a muerte por el paro, de los que están a muerte contra el gobierno y de los que están a muerte por la movilización, y no vamos a ser nosotros los ultimatistas o los que tratemos de manipular a A Luchar. Yo opino que eso les cae fantástico a ellos. Somos los campeones de que A Luchar sea lo que es actualmente. Si deja de serlo y es lo que nosotros queremos... bueno, es una fiesta, nos sacamos la lotería.

[Pero] el punto débil que yo le veo a A Luchar, [ya] desde el Congreso Mundial, es el problema del programa político para ir hacia allá.

Frank: ¿Sería inferior al Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (Focep) peruano en ese sentido?

Moreno: Totalmente. Es lo opuesto del Focep, por ahora es lo opuesto. El Focep era político . Por eso yo opino que es correcta tu definición de que [A Luchar] es de vanguardia con elementos de masas, pero hay que insistir mucho, mucho, en el problema de la influencia de masas. En sindical son muy fuertes, [aunque] no de masas, porque creo que ellos no tienen fuerza para hacer su [propia] central. Por eso estoy de acuerdo: no es de masas.

Entonces creo que estamos [muy bien], y que nos vamos a llevar bien, y [que] no [tenemos que] diluirnos ahora. Entonces [hay que] sacar A Luchar como un boletín sindical-político, pero fundamentalmente sindical. Sale y nuestra bomba atómica es esa batalla política para crear el partido revolucionario.

Porque para mí, y también para Lucas, nosotros tenemos problemas muy graves ahí: la presión del M-19, el problema de las FARC, el mismo [Frente Ricardo] Franco, eso que decís vos de que la guerrilla la dominan ellos. Nosotros tenemos que seguir preparándonos para una captación de vanguardia. Nosotros tenemos ahí una lacra, que son las FARC y el retraso de la clase obrera. Y nosotros, ¿dónde somos capos? Cuando viene el planteo obrero de fondo, ahí predominan todas nuestras mociones. [Eso] no es casual; el proceso de la lucha de clases se desplaza a la guerrilla y nosotros quedamos cada vez más marginados; viene el movimiento obrero y nosotros vamos al centro de la [escena]. Tenemos que discutir así. Por eso yo veo una impasse en ustedes. Ustedes ven que están muy bien ubicados, y al mismo tiempo no saben por dónde salir. Esa es la impresión que yo tengo. Y es debido a eso, a que estamos en un proyecto confuso , confuso por todos lados, Aun los que dicen “Vamos p’adelante” pueden ser el colmo de la confusión. Ellos mismos te lo dicen.

[Tenemos que hacerles] este mismo planteo. Son muy buena gente, vamos a captar a muchos. Para mantener bien la relación tenemos que empezar a estar de acuerdo en si hay acuerdo político o no. Sabiendo que A Luchar es inamovible, queda como está porque es algo grandioso. A Luchar es objetivo para nosotros, y es grandioso; no grande: grandioso.

¿Por qué no se da el Focep ? Yo creo que tiene que ver con causas objetivas: el proletariado colombiano también es bruto, como el argentino. Tenemos dos desgracias grandes. Y el proletariado peruano es extraordinario, tiene un nivel altísimo. Entonces es lógico que se dé A Luchar en Colombia y es lógico que se dé el Focep en Perú.

Lucas: En A Luchar nadie se juega a un proyecto claro.

Moreno: Y [no hay] nadie que se pueda jugar a un proyecto que sea disolver lo de ellos. Sólo nosotros que somos marxistas. Lo digo en serio, es verdad. Ellos cuidan su negocio, son pequeñoburgueses.

Lucas: Si se da el paro nacional nosotros quedamos bien ubicados para convencer sobre la necesidad de un partido revolucionario. Si no hay paro, si hay un reflujo muy grande, todo se va a canalizar por el movimiento guerrillero.

Moreno: Claro.

Lucas: Entonces nosotros vamos a quedar bastante jodidos en nuestra política, en nuestra perspectiva.

Moreno: Ah, no. Pueden perder [pero sólo] en el momento... ¡Dios me libre!, ustedes ya están [inmejorablemente] ubicados. Ellos están mal parados. Si, sí, [los guerrilleros] van a captar por miles y nosotros unidades, pero [al final], te quedás con el paquete. Veinte veces más que en Nicaragua. Te quedás con el paquete porque la clase obrera no va a desaparecer, la lucha no va a desaparecer. La continuidad de A Luchar... [Navarro Wolf], todos esos van a sonar a pesar de sus éxitos extraordinarios. Tenemos que seguir discutiendo. Ese es el punto fuerte de Lutte Ouvrière . ¿Vos sabías que Lutte Ouvrière dice que en el ’47 dirigió Renault? Cuarenta y cinco mil obreros en una fábrica toda junta en el borde de París. Para que vean: un grupito chiquito, de menos de cien [militantes], conmovió a Francia. Si hubieran tenido esa fuerza en el ’68 cambia la historia de Francia.

Lucas: Nuestra política de captación no es directamente al partido, sino que es organizar círculos de A Luchar dirigidos por nosotros. Esa es la forma de organizar gente que se daría el partido.

Moreno: Si tienen un buen periódico, esa táctica es buenísima.

Lucas: Nosotros pensamos suplir el periódico con un buen boletín político que vaya a todo el mundo, al partido, a su periferia e incluso a los círculos, para captar y armar políticamente al partido.

Moreno: Muy bien, también puede ser una revista, un mensuario. Pero ahí tienen un problema: el boletín de A Luchar es horrible en ese sentido. No tienen la respuesta semanal. Pero eso es táctico . Puede ser la revista una vez por mes, puede ser un boletín para no chocar, lo que sea. Lo importante es por qué vía damos la pelea [sistemática] por nuestro programa. Porque, para mí, [transformar a A Luchar en un partido revolucionario] no es consigna hoy en día. No hay suficientes elementos de juicio, ni conocimiento de ellos ni de la realidad. Tampoco por las características de Colombia podemos hacerlo ya. Desgraciadamente no se hizo el seminario. Es una perspectiva falsa creer que podremos transformar a A Luchar en un partido revolucionario.. Ya, categóricamente, no existe esa perspectiva . Imponerla significa la ruptura de A Luchar. Eso no quiere decir que con algunos sectores no lo logremos. Pero inclusive [puede ser que no lo logremos] con ninguno, porque nos vamos a encontrar con que tienen distintos proyectos de partido. A lo mejor el ochenta por cien está de acuerdo con el punto “Hagamos de A Luchar un partido”, pero cada cual piensa: “Mi partido”. Esa es otra cosa grave: “Mi partido”.

[?]: ¿No podemos ir a procesos más avanzados de discusión con alguno de esos sectores para ir hacia un partido?

Moreno: Sí, a muerte. Pero sólo lo podés saber una vez que les mandaste una nota y ellos te dicen: “Vea, en estos puntos estamos de acuerdo y en estos no”.

[?]: ¿E intentar una discusión a fondo con el ELN?

Moreno: Pero si yo le estoy proponiendo que antes de mandar la carta reúna a todo el mundo y le diga: “Bueno, quiero discutir con ustedes este proyecto; éstos son nuestros puntos”. Ver qué dicen y entonces discutir a fondo.

¿Para qué guiarnos por impresiones psicológicas? ¿Por qué no les damos una nota a cada uno y decimos si hay acuerdo o no? Y nos dicen: “Estamos de acuerdo en esto y en esto no”. Es [el] primer [paso]. O una discusión, un seminario, una charla a fondo, pero[que] ya [sea] preciso: “¿Está de acuerdo en esto, en esto, en esto?”. Yo digo [esto] para el proyecto político, [siempre] cuidando a A Luchar como a la niña de nuestros ojos, porque A Luchar ya es una conquista y lo otro son cien palomas volando. No sé si me comprenden. Entonces esa conquista hay que mantenerla cuidándola mucho, siendo conservadores en eso. No vaya a ser que por apretar el acelerador se nos divida. ¿Está claro o no?

Carmen Carrasco: En últimas, eso era lo que pensábamos.

Moreno: Esa línea estaba muy bien: íbamos al seminario, discutíamos a fondo. [Acá] barajábamos [la hipótesis de] que [A Luchar] se dividía. El verdadero plan acá era que, al hacer el planteo en el seminario, inevitablemente [iba a surgir] un ala. Nuestra gran alegría [hubiera sido que] la mayoría estuviera a favor nuestro.

Frank: Pero no para dividir a A Luchar sino para ver hasta dónde puede dar.

Moreno: No, dividirla no, pero a partir de ahí volvíamos a [insistir en la discusión de] partido, pero no para dividir . ¿Vos lo ves muy difícil así?

Lucas: Ahí hay una discusión sobre la perspectiva de hacer un partido, el encuadre programático, etcétera, que ya está abierta y atraviesa las organizaciones. No veo lo de la carta: no nos van a contestar.

Moreno: Bueno, pero entonces no les hacemos una carta. [Sacamos un] periódico semanal donde bombardearmos con eso todas las semanas. Nosotros tenemos que martillar todas las semanas : “En Colombia no se arregla nada si entre los revolucionarios no hacemos un partido basado en este programa mínimo”. Y eso tenés que decírselo, y no oralmente sino [llegar] a miles.

Entonces no hay que sacar ni revista ni boletín. Y [durante] toda la campaña sacan un periódico que diga esencialmente: “Ha habido una crisis, esencialmente del maoísmo. El maoísmo tuvo estos aspectos positivos para los que ingresaron en él: opinaba que había que destruir el aparato del Estado burgués, etcétera, etcétera. Por otro lado estamos los troscos. Entonces no se trata de [discutir] si los trotskistas o los maoístas teníamos razón, sino que se trata de ver, después de esta experiencia, si ex maoístas y actuales trotskistas estamos de acuerdo en el siguiente programa, mínimo, para hacer un partido revolucionario”.

Lucas: ¿Y si proponemos un boletín de discusión de A Luchar donde cada un presente sus posiciones?

Moreno: Ah, bueno, pero entonces eso significa la captación.

[?]: Claro, de hecho se producen alineamientos.

Moreno: No, de hecho no, porque no podés hacer discusión política por joder. Si vos abrís un boletín de discusión has abierto una alineación de gente. Para mí [A Luchar] se rompe a los quince días, no queda nada. Enterrás la organización sindical. [Por ejemplo,] vos vas a Barranquilla y hay una discusión; los de Pan y Libertad de Barranquilla están en contra, vos les das una paliza y siguen estando en contra. Entonces toman el teléfono y dicen: “Hay que romper A Luchar porque me sacan a todo el mundo”. Yo no creo que logrés un boletín así. Porque entonces llevás la lucha interna a la base de ellos. En cambio, lo que yo te digo es perfecto: “Esto es intocable y no hay boletín interno porque es sindical. Y al hijo de puta que quiere venir acá a traer una tesis política lo echamos a patadas de A Luchar”. “¿Quién lo propone?” “Nosotros: se lo echa. Nosotros somos democráticos.” Entonces nadie te puede decir nada. Y sacamos un periódico que da la línea [nuestra] todas las semanas.

Carrasco: O sea: manejar dos proyectos paralelos.

Moreno: Unidos pero paralelos.

Carrasco: Cuidamos A Luchar y discutimos con las otras corrientes desde el periódico.

Moreno: Y con enorme cuidado. A Luchar de Barranquilla está muy bien, hay una corriente muy a favor nuestro, y no la aceptamos [dentro del partido]. Sólo les vendemos el periódico y [hacemos] la reunión. Total eso va... la barca va. Y nadie te puede decir nada. Yo digo [que esto es mejor] porque lo del boletín interno significa la lucha fraccional dentro de A Luchar. Estoy en contra de [eso]. Justamente, A Luchar es tan grande que yo lo cuido. Ahí está la dialéctica: cómo cuidamos a A Luchar. Y además [hay] otra gente que no está en A Luchar que puede simpatizar [con nosotros], los podemos ganar.

Pensá. Ahora, si ellos se aguantan el boletín, fenómeno, yo estoy a favor del boletín. Pero sabé que va a provocar roces a fondo. Lo bueno del boletín [es] que los que están para el lado tuyo vienen rápidamente.

Lucas: ¿Y si se logra un acuerdo en la dirección?

Moreno: Ah, eso sería grande. Ustedes tienen que ir y quedarse aunque sea uno o dos meses sin sacar boletín, ni periódico, ni nada. Eso es grande como una casa. Pero hablando claro, sin maniobras: “Vean, A Luchar es grande [en el terreno] sindical, compañeros, entonces nosotros no queremos joder a nadie. Queremos tener buenas relaciones, unir, que siga A Luchar. Pero hay otro problema: tiene que haber un proyecto político. Nos estamos demorando y eso jode todo. Nos deja pagando con el M-19, nos deja pagando con el PC oficial, los que, según ustedes, son oportunistas. Bueno, entonces hay que empezar ya la discusión. Y esta discusión tiene que ir a la base, viendo cómo [se hace] para que no joda a nadie, porque no se trata de que alguien se joda sino de que ganemos todos. Aunque tengamos proyectos distintos tenemos una actitud fraternal, estamos militando en sindical que es el frente más importante para nosotros, para nuestro partido. No hicimos el seminario –y volvé a proponer el seminario–, proponemos hacerlo para llegar a acuerdos. Discutamos un mes seguido: todos los sábados las direcciones nos reunimos cuatro o cinco horas para discutir los problemas”. Nada que dé la impresión de que venís con un proyecto para reventarlos, [algo] nuevo o una locura.

Lucas: Eso parece factible, porque las direcciones funcionan.

Moreno: Bueno, entonces bárbaro. Y después les explicás: “Y si no hacemos así tenemos que seguir sacando el periódico A Luchar mensual, bien sindical, y todos los partidos que vayan sacando sus periódicos, hagan su campaña y traten de ganar sin [tocar a A Luchar]. Nuestro proyecto sigue siendo: no nuestro partido . No va a haber partido marxista revolucionario con influencia de masas en base a nuestro partido. No. Lo va a haber a través de uniones individuales y con grupos revolucionarios. Y nosotros creemos que todos ustedes son revolucionarios. Lo que más queremos es ver si logramos un proyecto común de partido”.

A lo mejor te encontrás con una sorpresa: que las direcciones son las que están más a favor.

Frank: Entonces se puede avanzar en un programa.

Moreno: Pero llevás el programa, el documento, y les decís: “¿Qué opinan de esto?”. No sé si me entendés: [hay que] empezar por lo político. Tengo mucho temor de que empecemos por el movimientismo y el optimismo y que después, al final, nos encontremos con las sorpresas.

Comite Ejecutivo Internacional
Setiembre de 1985

(En este Comité Ejecutivo Internacional, Simón presentó un extenso informe basado en las Tesis que había escrito sobre la situación de la lucha de clases en Colombia y la política que debía llevar adelante el PST (C). Lo que sigue es una síntesis de los párrafos fundamentales de ese informe, después de la cual se recoge lo esencial del debate y las intervenciones de Moreno.)

Informe de Simón

Simón: El 14 de setiembre de 1977 se produce en Colombia un paro nacional obrero y popular. Ese paro coloca al país al borde, como mínimo, de una crisis revolucionaria –que se cierra rápidamente–, y divide la historia reciente en dos partes: la etapa anterior, dominada por la estabilidad –aunque con existencia de guerrilla, etcétera–, y la actual, atravesada por los siguientes períodos:

El período de 1978-79, el de la subida de Turbay Ayala, es el período de la reacción; su esencia es la reacción contra el período de ascenso abierto en 1977.

Al período que va de 1980 a 1981 lo consideramos de transición. En este período le damos mucho peso a la resistencia interna y sobre todo al triunfo de la revolución centroamericana y su repercusión en Colombia.

De 1982 a 1985 hay dos períodos, o dos fases: una fase, la de la situación revolucionaria, que se extiende hasta mayo de 1984, año en que es derrotado el paro nacional y se firma la tregua, y la otra fase es la que se abre con la tregua.

El elemento unitario de estos períodos es la guerra civil, que arranca en 1977 y es el hilo conductor que se ha venido expresando durante siete años. Desde que arranca no tiene solución de continuidad hasta ahora. La tesis central que se propone en este documento es que hay una guerra civil desde hace siete años. Lo que nosotros queremos discutir es si lo que domina la crisis nacional es la guerra civil.

Ahora bien, releyendo varios textos yo había llegado a la conclusión de que siempre era la reacción quien iniciaba la guerra civil. No es la clase obrera, que no tiene esos métodos, ni otro sector; es la reacción, que no puede hacer concesiones: hay crisis económica, despelotes, tiene que detener la revolución y, en vez de hacer frente popular, declara el fascismo, la guerra a muerte. Yo creía que ese proceso siempre lo comenzaba el enemigo (está el ejemplo de la revolución española, el de Rusia en 1917), y lo que me quitó todas las dudas al respecto fue la revolución mexicana. En México quien declara la guerra civil es Francisco Madero, que saca una proclama en San Luis de Potosí llamando –así dice la proclama– al levantamiento en armas contra el porfirato, y llama a comenzar la guerra civil con fecha fija: 20 de noviembre.

Moreno: Había infinidad de guerrillas. ¿No era guerra civil lo anterior a Madero? Ya hundiste toda tu tesis. Todas las guerrillas fantásticas que había antes de Madero, ¿no eran guerra civil? ¿[La guerra civil] recién comienza cuando Madero hace la proclama?

Simón: En Colombia hubo guerrilla y acciones guerrilleras durante treinta años; pero había estabilidad y por eso sostuvimos que no era guerra civil.

Moreno: Para seguir avanzando: ¿[el proceso mexicano] antes de Madero no era más o menos cincuenta veces superior [al de] Colombia?

Simón: Puede ser, sí. No estoy haciendo una analogía, estoy dando un ejemplo histórico. Yo pensaba que la guerra civil siempre la declaraba la reacción y en este caso vi que no era así. En Colombia se abrió la guerra civil en el ’77 y todavía se mantiene, es un elemento de los últimos siete años.

Moreno: Para precisar: ¿entonces el ’77 [en Colombia] es igual al llamado de Madero en México? ¿Los dos inician una guerra civil?

Simón: No, no es igual. Yo pensé que guerra civil siempre era cuando la reacción iniciaba con métodos de guerra civil un período, y descubrí que estaba totalmente equivocado, que la guerra civil a veces se comienza del lado de la revolución.

Moreno: Permitíme. Yo quiero insistir [ahora], así después no te interrumpo más: ¿La tregua de Madero es parecida a la tregua de Colombia?

Simón: No.

Moreno: No te entendemos.

Simón: Estoy poniendo un ejemplo. Yo creía que siempre la guerra civil era comenzada por la contrarrevolución. Y ahora hemos visto, por medio de otro ejemplo, que también es comenzada directamente por la revolución.

Moreno: No entendemos nada, disculpáme. ¿En Colombia en el ’77 no fue por un paro cívico?

Simón: En el ’77 no se abre la guerra civil; estalla una insurrección obrera y popular.

Moreno: Acabás de decir que [la guerra civil] comenzó y no paró desde el ’77, y ahora nos decís que no. Y [acabás de] decir que es [guerra civil] cuando [la] comienza la reacción, que en Colombia la comienza la reacción, y antes nos dijiste que no la comenzó la reacción sino que la comenzó el paro cívico.

Simón: Me equivoqué. Perdón, compañeros. En el ’77 hay un levantamiento obrero y popular que no tenía por qué desencadenar una guerra civil, pero la desencadena Turbay con el Estatuto de Seguridad. Los métodos de guerra civil son los que abren la guerra civil en Colombia, no es el paro cívico de 1977. Ese proceso lo abre el enemigo.

Moreno: Entonces el [período] de Gil Robles [en España] fue la más grande guerra civil de la historia mundial, porque los decretos de Gil Robles fueron más o menos cincuenta veces más violentos que los de Turbay.

Simón: No conozco lo de Gil Robles. Quiero saber qué ocurrió después de Gil Robles. En Colombia el régimen se desgastó al año de utilizar esos métodos, porque estalló la revolución nicaragüense. La revolución nicaragüense empujó a miles a la guerrilla en Colombia contra los decretos de Turbay y estalló la guerra civil. Entonces la secuencia es: primero, el paro cívico del ’77. Segundo, Turbay abre la reacción con métodos de guerra civil. Tercero, la revolución centroamericana le cambia de signo al proceso (también la resistencia interna, es otro elemento). Cuarto, Belisario Betancur lo trata de desviar con una política de paz. Quinto, el proceso da un salto con el ascenso obrero y popular multitudinario. Sexto, el gobierno modifica otra vez la correlación, imponiendo una tregua, pero la situación revolucionaria se mantiene.

La otra interpretación que aquí se manejaba, que no es la que tenemos ahora porque creemos que no es correcta, es mucho más equilibrada. Está reflejada en un artículo de Solidaridad Socialista que se llama “Entre dos fuegos”. Esquemáticamente, esa interpretación dice que existe un proceso que es el de la guerrilla y otro que es el del movimiento obrero, y hay una combinación entre los dos procesos que es la que explica la historia de la lucha de clases reciente. También sostiene que el primer proceso refleja a Colombia como un país casi parte de Centroamérica, unido a ella por el proceso de la guerrilla, y que el otro proceso es el del movimiento obrero y sus métodos: Bolivia, Ecuador, Argentina, etcétera. Entonces hay una presión de Centroamérica y una presión del Sur. Esta visión tiene la ventaja de que nos permite ver el proceso de la guerrilla paralelo y contradictorio con el nuestro, y mantenernos en el nuestro: el proletariado. Y tiene una desventaja: no nos arma para una multitud de fenómenos que se están presentando. Nosotros ahora vemos que es un solo proceso y, más que decir que hay guerrilla por un lado y luchas directas del proletariado por el otro, decimos que la lucha de clases ha desembocado en este tipo de formas. No vemos dos procesos distintos entre la guerra y la lucha de clases. Más bien hay una lucha de clases en la que una expresión fundamental en determinados momentos, una forma propia de la lucha de clases, es la de la guerra civil.

(...) Siempre que se interpuso la burocracia, los aparatos contrarrevolucionarios, no sólo hubo reflujos, pérdidas, derrotas, sino que hubo algún proceso que indicaba un surgimiento de dirección revolucionaria, o de corrientes progresivas o prorrevolucionarias.

(...) Nosotros definimos A Luchar como un fenómeno político-sindical, no sindical, por el problema de las direcciones, que están ligadas a los grupos.

(...) Sobre el problema de la concepción del partido. Tenemos muchos ejemplos de zonas obreras, algunas de ellas muy importantes, en las que el partido desarrolló un trabajo muy importante. Hoy ya casi no tenemos partido en esas zonas. La descomposición social, la profunda crisis, el desempleo, han creado una situación muy difícil. Está lleno de organismos paramilitares, la represión patronal es brutal y los sindicatos más importantes son dirigidos por gente ligada a la guerrilla. Nosotros hemos estado sometidos, por un lado, a los paramilitares, y por otro, al acoso de la guerrilla. Ahí sí el partido está entre dos fuegos. Al que no tiene medidas mínimas de seguridad, una estructura especial partidaria para el trabajo dentro del movimiento obrero, le va muy mal.

Moreno: Los que tienen esa estructura mueren más, y vos decís: [“Como al que tiene] esa estructura lo matan como a un perro, la única salida es volverse a la guerrilla”.

Simón: Nosotros decimos que el gobierno continúa la guerra civil bajo otros métodos. Entonces requiere un partido con una mínima estructura de seguridad. No para concluir que más seguridad requiere una estructura de partido guerrillero, sino al revés. Creemos que por nuestra ubicación y por el carácter de nuestro partido, si tuviéramos más seguridad no sólo no arriesgaríamos tanto nuestra vida sino que perduraríamos más. Las mínimas formas de lucha de la franja que resiste muestran que hay acciones muy importantes para las que el partido tiene que estar preparado. El partido tiene que estudiar las formas de lucha de los levantamientos campesinos con bloqueos –que hay ahora y son más fuertes que en Bolivia aunque no tan generalizados–, no para ir al movimiento campesino o para reemplazarlos pero sí para saber que hay una franja que resiste de manera violenta y que tenemos que aprovechar. Donde se hace huelga, donde se lucha, se lucha y se gana por los métodos cada vez más radicales que tienen los trabajadores. Los conflictos que triunfan son los que utilizan métodos más beligerantes. En una franja amplia de la clase obrera, a nivel de la conciencia, no encontramos trabajadores que vean en esto métodos aislados sino al revés: lo ven con simpatía aunque no lo utilicen. Y nosotros estamos ubicados dentro de la franja de los luchadores obreros que están resistiendo con métodos bastante fuertes, no en una franja que está en reflujo. Para ganar hay que pelear muy duro, y queremos que el partido se construya y se temple dentro de esos luchadores. Eso es programático, es nuestra línea, pero no hace parte de toda una concepción. Lo que queremos discutir es la concepción partidaria.

Moreno: ¿No era [esa] nuestra metodología? Mientras yo estuve allá siempre planteamos [piquetes] armados, que era esencial... [Decíamos que Colombia] era un país muy violento, [que] nosotros teníamos que ser la vanguardia. Digo [esto] porque vos lo planteás como cosa nueva.

Simón: No, no es cosa nueva, pero todavía no lo hemos hecho parte de nuestra metodología.

Moreno: Bueno, pero [entonces] digámoslo así: “Desde hace siete años...”.

Simón: Si quieres lo digo así: Hace parte de lo que hemos definido como nuestra metodología y nuestro programa, pero no es nuestro todavía. Hay una concepción general de partido que hace al frente único revolucionario en Colombia. En Colombia, los diez mil trabajadores dirigidos por A Luchar están dirigidos en su mayoría por la guerrilla, y cuando uno plantea para A Luchar un frente único revolucionario tiene que tener en claro que el que se sienta con uno está con la guerrilla. Entonces se requiere de un partido con una concepción especial de que ése sea su medio, porque si no, ¿para qué se llama al frente único revolucionario con ellos? Nosotros creemos que en el partido debe haber una concepción que sea el sustento de las medidas de seguridad que estamos tomando, que no son sólo por la tregua, porque creamos que la revolución fue derrotada y viene el fascismo o por la represión. Las medidas de seguridad son porque nuestra franja está en ese medio, entonces el partido tiene que tener la concepción de ese medio. Esa línea que tenemos sobre esos sectores está atravesada, mediada por el problema de la guerra, y nuestro partido tiene que responder no sólo con un programa sino con una metodología. Queremos una concepción en el medio de la guerra.

Entonces yo propongo los siguientes puntos, para que sean votados casi como resoluciones sobre la concepción partidaria:

Uno: la clase obrera, a través de su vanguardia , participa de una u otra forma dentro de la guerra. Un sector mayoritario, de manera indirecta, lo hace en contra, a través de los aparatos. El aparato dice: “Estamos por la tregua, por la paz, por la apertura democrática”, y la base no se le rebela todavía. Por ejemplo, en el Congreso de Fecode doscientos delegados votaron a favor de la paz y la tregua y cien en contra.

Moreno: ¿Los que votaron por la paz y la tregua están por la contrarrevolución en la guerra civil?

Simón: Sí, claro. Están en el campo militar de la contrarrevolución.

Moreno: ¿La mayoría del Fecode está en la contrarrevolución?

Simón: La mayoría de la dirección. Nosotros somos el ala y la corriente que está en contra.

Dos: en el plano militar esto abre dos campos, y nosotros somos parte beligerante de uno contra el otro.

Moreno: Perfecto. Nuestra consigna es: “Matar a los doscientos que votaron la [tregua]”.

Simón: No. ¡Pero cómo vamos...! Estoy diciendo que es en el campo militar .

Moreno: ¡La [diferencia entre] el campo militar [y el político] es que no se discute sino se mata ! ¡Si están con la contrarrevolución hay que matarlos! Estamos en contra de todos los sectores paramilitares [que están] a favor del gobierno. ¡¡Y las FARC y el PC [hoy día son] paramilitar[es] del gobierno!! ¡¡Hay que pelear a tiros contra ellos!!

Simón: Ah, pero no contra los maestros de Fecode.

Moreno: ¡Si hay guerra civil, sí! ¡[Pero] yo no afirmo que haya guerra civil! ¡Porque, para mí, [para que haya] guerra civil tiene que estar la mayoría del proletariado a favor de la guerra civil, y de acuerdo a lo que vos decís la amplia mayoría está en contra!

Simón: ¡Pero estoy diciendo que la participación política es indirecta ! No es lo mismo que si hubiera maestros armados del lado del gobierno.

Carrasco: Pero entonces en el Congreso de Fecode no había guerra civil.

Simón: Claro que no.

Moreno: Vos acabás de decir lo contrario, Simón

Simón: No. Olvídense de la guerra civil. Se firmó una tregua. Las FARC están del lado de la tregua, por consiguiente, el que vote “Tregua”, indirectamente, políticamente , está de ese lado. Porque indirectamente sigue a la dirección del PC.

Frank: Las FARC, que se pasaron al lado de la contrarrevolución en la guerra civil, están matando guerrilleros de nuestro campo militar. Si nosotros estamos en el campo militar de la guerrilla que está contra la tregua, tenemos que echarle tiros al PC.

Simón: No. Quiere decir que cuando otro le echa tiros al PC yo no lo condeno; en cambio, cuando el del PC echa tiros, condeno al del PC. Es una posición política, pero no me mandes a mí a echarles tiros. Nosotros planteamos que la tregua es una línea divisoria de campos, y lo es aunque no haya guerra. La tregua no es sólo en el campo militar. Es tregua para que no haya conflictos, para que no haya luchas, para que el gobierno legisle en paz. Es político, no sólo militar. En el aspecto militar nosotros somos parte beligerante; estamos en contra de la tregua. En el choque entre la guerrilla y el ejército nosotros estamos del lado de la guerrilla, porque está golpeando al ejército. Decimos que en cada choque entre la guerrilla y el ejército no condenamos a la guerrilla, aunque nos diferenciamos de ella.

Tres: no digamos que no tenemos programa militar, porque el nuestro es el de la revolución socialista. Sí tenemos programa militar, que es el de la insurrección proletaria, la generalización de la milicia obrera, etcétera.

Cuatro: nuestra ubicación es excepcional, pero por eso mismo es también peligrosa. El partido tiene que tener una estructura organizativa como mínimo semiclandestina. El partido tiene que saber que eso es propio de su estructura.

Cinco: la imprenta y los mecanismos de distribución e impresión el periódico tienen que ser de nuestra propiedad.

Seis: nuestros partidos en Centroamérica y el Caribe tienen que funcionar con las mismas pautas.

Moreno: [¿Ilegalizar al partido?]

Simón: Ilegalizar no: clandestinizar. Ya se han tomado algunas medidas en ese sentido. Lo que proponemos es renunciar en un período a las facilidades legales para que el partido se asimile mucho más al medio en que vive y sea un partido más conspirativo. No ilegal, sino que el partido renuncie a esas ventajas aunque el gobierno le exija que sea legal y le dé su legalidad –que, de paso, puede ser que la conquiste–. Pero lo que yo digo es esconder su estructura organizativa, y recomendar lo mismo para el área de Centroamérica y el Caribe.

Intervención de Moreno

Moreno: Compañeros, les pido disculpas porque desgraciadamente no he tenido tiempo de preparar un informe exhaustivo. Ayer tuve un ligero traspié, [al que se suman] todas estas tremendas tareas electorales –cuando citamos para esta fecha creímos que el problema electoral iba a estar completamente arreglado–. Y hoy, cuando empecé a preparar el informe, me llamaron de Brasil [y tuve una conversación telefónica] muy larga, porque los bancarios están por salir a la huelga.

Así que la situación se me complicó por todos lados, entonces opté por cortar por lo sano. [De todas maneras,] ésta es una discusión bien fraternal, a nivel de un Comité Ejecutivo –no es un Congreso, no es informe y contrainforme–. [Aunque] tenía planeado traer las citas bien clasificadas, no he podido hacer nada de eso, entonces opté por tomar el documento, seguir sus capítulos y hacer una serie de observaciones y sacar algunas conclusiones generales. Me comprometo a mandar una carta exhaustiva a los compañeros colombianos, que tocará más o menos los mismos temas que pienso tocar ahora. Desde ya pido disculpas porque, debido a eso, mi exposición va a ser un poco aburrida, dando citas y comentando los capítulos del [documento del] compañero.

Nosotros opinamos, y era mi opinión personal, que el documento era muy valioso pero [al mismo tiempo] muy peligroso. Era muy valioso para comenzar la discusión, muy peligroso si se aprobaba. Queríamos discutir con el compañero Simón, que es el autor del documento, y [con] la dirección colombiana, pero no para imponer una línea ni [para] que el Ejecutivo vote una línea, sino sólo para discutir. Los compañeros tienen que aplicar su línea, inclusive esta línea que para nosotros es muy peligrosa; inclusive, para nosotros tiene elementos parecidos a [las posiciones de] Mandel. Insisto: elementos. No me tiro de los cabellos, es decir, no veo ninguna situación peligrosa en el documento sino al revés, un aporte, un esfuerzo, una descripción formidable de lo que ocurre. Todo lo que se dice ahí es así, no [está] exagerado. Todos los hechos que se señalan para demostrar que hay una guerra civil existen. No sólo eso, sino que nos alegra. Tenemos mucho material acá también, y para nosotros todo lo que el compañero informa se acerca a la realidad casi en un cien por ciento.

Colombia es un país muy complicado, muy difícil, entonces tenemos que ser modestos, sobre todo si estamos a la distancia, y muy cuidadosos con compañeros como el compañero Simón, que es un estudioso serio y que ha ayudado mucho a la elaboración teórica de nuestra Internacional.

Ahora, ¿por qué estábamos un poco preocupados? Primero estábamos preocupados porque, en un análisis tan exhaustivo, veíamos carencias grandes, muy grandes, aun desde el punto de vista objetivo. Por ejemplo, veíamos carencias respecto al rol del stalinismo. No es que no se tocaba el problema, pero al decir carencias opinábamos que se lo tocaba a la pasada, frases acá y allá, sin que fuera un capítulo especial. Nosotros creemos que el stalinismo tiene una política consciente, y eso es un factor objetivo, de tipo contrarrevolucionario. Es decir, no había un capítulo sobre el stalinismo, y mi opinión es que en Colombia el stalinismo es un factor casi tan importante como el ejército, como el Partido Liberal, etcétera, etcétera.

Y concretamente [hay que definir] qué significa la tregua entre las FARC y el gobierno, qué significado objetivo tiene detenerse, porque la etapa coyuntural que estamos viviendo es [la] de esa tregua. Le veíamos esa falla [al documento]: qué significa el hecho de que el stalinismo haya resuelto por esta etapa quemar sus naves para aplastar junto con el gobierno a la guerrilla. Y [definir] si estaba en [la línea de] aplastar a la guerrilla; a lo mejor no.

Otra falla muy grande que le veíamos [al documento], también de tipo objetivo, es el hecho de la huelga general. La huelga general fracasó. En Fecode hubo una derrota aplastante de los que están contra la tregua. ¿Están unidos estos dos fenómenos o no? Estoy señalando vacíos, pero vacíos muy graves. La compañera [Carrasco], por ejemplo, cuando dio una charla a su regreso de Colombia, si no estoy confundido, tuvo que empezar por decir: “Compañeros, antes de irme yo les dije que me iba a ver una huelga con paro de transportes, tiros, todo parado, algo extraordinario de acuerdo a las características nacionales... Tengo que empezar por decirles que nada de lo que yo les dije fue así”. Y ésa era la opinión del partido, era la opinión de nuestro partido allá; no la inventó la compañera, a no ser que ella reflejara una fracción o una tendencia del partido. En Colombia se citó a una huelga, nuestro partido empujó para eso y eso no se dio para nada, absolutamente para nada.

Y entonces vemos dos vacíos ahí: uno, ¿por qué no ocurrió nada de lo que nuestros compañeros esperaban?, y dos, una autocrítica . [Primero,] ¿por qué no vieron que iba a ser así?, y segundo, ¿por qué los compañeros no dicen que tuvieron una política criminal , un error de esos que se producen muy de vez en cuando en un partido revolucionario: llamar a una huelga general que no cumplió nadie? Es decir, algo falla en el análisis. ¿ Ni [siquiera] sospecharon que podía fracasar la huelga? Porque si la huelga iba a fracasar se debió haber dicho, se debió haber peleado esa línea, como actúan los marxistas.

Es decir, hay un problema metodológico: ¿por qué estamos tan alejados del pueblo y del proletariado colombiano que creemos que viene una huelga casi insurreccional y no viene ni una huelguita? Grave problema, es el más importante. No puede haber línea, análisis de la realidad colombiana sin explicar por qué el partido cometió el error teórico-político más colosal y fabuloso de toda su historia .

Esto tiene que ver con la discusión con A Luchar. Si A Luchar sigue insistiendo en que [esa línea] fue un triunfo estamos ante gente teóricamente criminal, y entonces se puede volver a repetir ese error. Estábamos preocupados por eso.

Pero también estábamos preocupados por una de las interpretaciones de la línea general del documento. Por ejemplo, sé que hay muchos compañeros que están en contra de eso de preparar al proletariado para la lucha armada, los piquetes y eso. Yo opino que ese es un punto muy importante del Programa de Transición y es un gran acierto del compañero [Simón]. Digo [esto] porque sé que hay otros [compañeros] que están en contra (sin atacar al partido; es un partido que viene de la propaganda).

Por eso digo que es un documento muy útil, muy bueno, a discutir. El compañero Simón desarrolla y nos ayuda en toda la LIT a replantear ese problema teórico-político que es lo único que permitirá que nuestro partido sea de verdad revolucionario, que es el problema del partido aguerrido. Es el primer documento [en el] que [este problema] se plantea así.

¿Qué significa aguerrido? Por ejemplo, Lutte Ouvrière. Hoy, charlando con la compañera, me he llevado una de las alegrías más grandes de mi vida al ver que Lutte Ouvrière es bastante parecido a nuestro partido. [Destinaron] muchos compañeros para el problema [del racismo, aunque] le dieron poca importancia en el diario, y son el sector más fuerte que peleó a muerte contra los racistas en [París]. Al revés que la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), que hizo una propaganda terrible y fue quien menos [militantes] mandó, o no mandó, o se quedó en el camino o con la propaganda; es decir, [en los hechos planteó]: “Defiéndanse ustedes”. Lutte Ouvrière no: ellos como partido, y partido pequeño, lo asumieron como una tarea muy importante, [aunque] no la decisiva.

Entonces podemos discutir, [pero] a mí me parece que esa parte del documento del compañero está bien puesta acá, porque es un documento, una tesis –y más bien de tipo histórico–, pero es punto esencial de la LIT, esencial , casi de principios. Y es verdad que, por el carácter muy propagandista de nuestros grupos, a veces si son muy pequeños ni [siquiera] hay que plantearlo, [o] hay que morigerarlo después. Pero a partir de ahí el compañero, en Colombia, comienza un programa. Inclusive para decir: “Somos muy chiquitos y no podemos hacer nada, pero a partir de ahí esto es lo que habría que hacer”. Y ellos ya no son tan chicos y algo pueden hacer.

Les aclaro compañeros que el partido argentino está hecho en esa tradición y en ese programa. El partido argentino tiene de todo, de todo. Lean todo lo que hace la guerrilla en el mundo entero y [van a ver que] el partido argentino lo ha hecho, pero acompañando al movimiento de masas. ¿Está claro? De todo . Piensen [en todas las cosas espectaculares] que se leen en los diarios, y el partido argentino lo ha hecho, pero acompañando a las luchas del movimiento obrero y de masas.

Bueno, entonces a ese punto yo lo veo el [punto] fuerte. Sé que otros compañeros lo ven [como] el punto débil y peligroso, como una abstracción. Para mí es una abstracción, pero fundamental. Es punto esencial de la LIT. Es muy bueno que lo discutamos, o inclusive separarlo, y hasta hacer una tesis general de la LIT.

¿Dónde está el punto que nos aterrorizó? (A mí; veo que a otros los aterrorizaron otras cosas. [Este documento] ha tenido la virtud de provocar sustos. Entonces vamos a precisar cada cual de qué cuestión está asustado.) Yo pegué un salto para atrás (no muy grande porque con Simón siempre hemos discutido fuerte y fraternalmente y hemos llegado a acuerdos, [entonces] es bueno que empecemos discrepando), con un razonamiento que es el siguiente: hay una guerra civil, y cuando hay una guerra civil nosotros nos sometemos a la disciplina de un bando; decimos qué bando es el progresivo y nos sometemos a su disciplina. Hay una guerra civil; hoy día esa guerra civil la dirige la guerrilla que a su vez controla a A Luchar , ergo –[el documento] no lo dice, pero puede salir como conclusión– nosotros vamos a la disciplina de las organizaciones guerrilleras que no han aceptado la tregua.

Y yo opino que entonces, si guerra civil significa para Simón esa conclusión política, hay que discutir el término bien, con cuidado, porque me parece una conclusión política aberrante. Aberrante y con elementos no marxistas en el análisis. Atención que no digo que ésa es la línea [del documento]; opino que es ecléctica; hay toda una tradición bien obrera, por eso no es casual que insista en el problema del proletariado, cómo armarlo, etcétera, etcétera. No sé si es consecuencia de pasarse de revoluciones para el otro lado, que también es positivo. Quiero señalar ese otro aspecto positivo cuando el compañero habla de tregua, de guerra civil, etcétera, etcétera.

Quiero historiar un poco esta discusión. (Después voy a tocar, si tengo tiempo, la trayectoria del partido colombiano, que para mí es mucho mejor de lo que se [cree], es decir, es casi un ejemplo, a pesar de errores grandes que hemos señalado.) El partido colombiano se negaba a aceptar que había situación revolucionaria aguda, compañeros. Lo ha dicho. Ni [siquiera] prerrevolucionaria. Y hemos sido nosotros los que hemos insistido en que sí, que había [situación revolucionaria]. No sé si [lo dijimos] con precisión, pero siempre hemos insistido en que [el partido] estaba muy confundido, que en Colombia no había esa situación de quietud que los compañeros decían sino todo lo contrario: ya era una crisis social, una situación que el compañero resume en muy pocas líneas en forma, para mí, perfecta. No sé si es situación revolucionaria muy avanzada; por ahora elimino las definiciones, [aunque] yo opino que es correcta. Lo importante es que la descripción y definición que el compañero hace en un momento son para mí perfectas: la descomposición, el abigeato, cómo se cae [todo], cómo todos los sectores sociales entran en lucha (el que menos lucha en este momento es la clase obrera). Es decir, para mí es un fenómeno muy superior al de la guerrilla. Ya me voy a detener en la situación objetiva, apoyando ese análisis del compañero.

Pero los compañeros no veían ni la magnitud de la crisis ni la magnitud del [ascenso del] movimiento de masas, y nosotros insistíamos [con esa situación]. Por eso, para tratar de que vieran que había procesos muy grandes, empezamos a usar esa expresión: “¿Tregua de qué?”. Si hay tregua, [es] entre gente que lucha. El compañero toma muy bien esa pregunta que hemos hecho desde la LIT y con la que estábamos completamente de acuerdo acá: tregua de una guerra civil, o de una guerra de guerrillas o algo por el estilo. Ahora hay que precisar bien de qué [es la] tregua. Pero lo de tregua es una categoría fundamental, en la que también estamos de acuerdo: el compañero dice “la coyuntura la caracteriza la tregua”, y también estamos de acuerdo.

Quiero aclarar también que cuando [surgió] el M-19 tuvimos una gran discusión con Camilo. Simón, junto conmigo y casi todos los compañeros que hoy día están en la LIT planteamos el problema y discutimos mucho con Camilo –las ironías de la historia, porque Camilo creo que hoy día es vocero, o algo por el estilo, del M-19–. Camilo decía que era un fenómeno sin ninguna importancia, unos loquitos que tiraban tiros, y nosotros [sosteníamos] que el M-19 tenía un porvenir muy grande debido a la crisis tremenda de Colombia y a la urbanización rápida que provocaba problemas urbanos muy, muy graves que iban a [favorecer al] M-19 . Quiero aclarar también esa discusión. Esto se dio en Colombia.

Es decir, hay un cierto contexto teórico-político en la LIT y también en el partido colombiano (en el partido colombiano la dirección se resistió más, pero en la LIT no) de que en verdad Colombia era una cuestión muy seria, [que] era parte del Caribe, que Nicaragua iba a fortificar a la guerrilla. Todas estas posiciones e ideas que el compañero Simón sistematiza y señala acá son un patrimonio común.

A mí me parece que justamente la resistencia a ver que la situación era prerrevolucionaria y después revolucionaria aguda ha hecho que los compañeros se fueran [al otro extremo]. Toda verdad, ni bien se la extiende, se vuelve una falsedad.

Vamos al problema de guerra civil que define el compañero. Hay distintas maneras de [definirlo]. Si quisiéramos hacer una polémica con el compañero veríamos que no hay guerra civil si tomamos el análisis numérico, porque el compañero dice que la guerra civil cubre el 25% del territorio. Y para mí hoy día las FARC no están en guerra civil, es decir, dentro de la definición del compañero las FARC son parte del campo contrarrevolucionario. Todos los documentos que me han facilitado los compañeros dicen que las FARC como mínimo tienen el 70% de la guerrilla, algunos dicen que el 80%. Y entonces, el compañero dice que son tres millones de personas las que están en guerra civil, es decir, que apoyan la guerrilla –controlados por la guerrilla, ni siquiera apoyan– y que la guerra civil cubre un 25% del territorio. Si nosotros le sacamos a eso lo del stalinismo –el 70%– quiere decir que queda menos de un millón de personas. ¿Se me va entendiendo o no? Hoy día es un millón en un país de casi treinta millones [de habitantes]. Acá el compañero dice [entonces] que para hablar de guerra civil en un país... [basta] un 10%. Es decir, de acuerdo a la definición del compañero, si las FARC no están en guerra civil , entonces en Colombia, hoy día , después de la tregua, ha cambiado cualitativamente la situación y no hay guerra civil.

Pero esta es una discusión “chicanera”, como decimos nosotros, porque puede ser un error, un apresuramiento, puede ser falso que sea el 70%, a lo mejor es el 50%. [Además,] no sumo el problema del M-19 , que en un momento estuvo en la tregua, y era más grave, etcétera, etcétera, porque concuerdo con el análisis objetivo del compañero.

Entonces me voy a detener en el problema de guerra civil: qué es guerra civil y por qué discrepo con expresiones muy graves del compañero. Es decir, el problema de la guerra civil, que tiene varios ángulos, ya empieza a abarcar todo desde el punto de vista teórico-político.

Vamos al primer ángulo de guerra civil, que es el de los teóricos de la guerrilla. Vamos a ver si, para la guerrilla, hay guerra civil no en la propaganda sino en el análisis teórico. La guerrilla define que toda guerra de guerrillas tiene tres fases –creo que Simón lo sabe tan bien como yo–. La primera fase [es la] de las guerrillas, que ellos opinan que no es una guerra [civil] sino una guerra de guerrillas. La segunda fase, que tampoco es guerra civil, es de columnas que ya se mueven: 100, 150, 200 personas. Y guerra civil es cuando se llega a [la] guerra de posiciones, teniendo un sector geográfico dominado y con ejércitos; es decir, se enfrentan 1.000, 2.000, 5.000 [combatientes], y está planteado el problema de la toma del gobierno, [es] cuando militarmente es posible tomar el gobierno.

Por ejemplo, opino que la definición del compañero de que la verdadera guerra civil comienza en México con el llamado de Madero es completamente correcta (a pesar de las interrupciones que yo hice ayer, pero lo hice para ver si nos poníamos de acuerdo), porque todas las fabulosas guerrillas que hubieron antes de Madero no eran guerra civil. Porque antes de Madero, México se estaba cayendo a pedazos, y esa guerra civil la comenzó Porfirio Díaz, que perseguía brutalmente al campesinado. El problema de Zapata empieza antes [de Madero], bajo Porfirio Díaz, por ejemplo.

Yo no [lo] definiría [como] guerra civil, o defino a todo [como] guerra civil, pero defino las etapas de la guerra civil. Toda guerrilla, veinte tipos que se juntan para tirar tiros, es guerra civil, pero es una “guerrillillita” civil dividida por diez, que no tiene nada que ver con las guerras civiles ya con verdaderos ejércitos como los que monta Madero. No sé, interrumpíme cuando quieras. Eso es lo que inicia Madero: la lucha por el poder basada en ejércitos.

Es decir, guerra civil es cuando ejércitos que reflejan a distintas clases [sociales] se enfrentan con posibilidades, unos u otros, de tomar el poder. [Esta es] la definición restrictiva de guerra civil, siguiendo el muy buen análisis oral de Simón ayer de que la guerra civil existe en potencia en la lucha de clases. Es decir, hay dos expresiones de guerra civil, como [ocurre con] la teoría de la relatividad. La que estamos discutiendo es la específica, es decir, la guerra civil que es geográfica y la lucha de clases que se transforma en geográfica. La definición estrecha de Trotsky de guerra civil: la geográfica.

Para mí la guerra de guerrillas no es guerra civil porque no está planteado el problema del poder. Es defensiva: pega y se esconde. La segunda fase tampoco es guerra civil, es un paso. La tercera fase, cuando surgen los ejércitos y está planteada la derrota del otro ejército, los enfrentamientos de ejército contra ejército, es guerra civil.

Ustedes saben que yo soy bastante maniático de Mao y de los teóricos de la guerrilla, así que discúlpenme por esta discusión teórica, cada cual tiene sus defectos. He dicho que son geniales y creo que sí, que el análisis de ellos es muy bueno. Creo que la revolución en Grecia se perdió porque Markos [10] transformó a su guerrilla –que estaba en su segunda fase, por pasar a la tercera–, y pasó a la tercera fase. Declaró la guerra civil ahí; eso sí fue guerra civil. Pero no se dio cuenta de que su ejército iba a ser débil, y perdió. Perdió y terminó todo: guerrilla, todo... el propio Markos desapareció de la faz de la tierra, posiblemente liquidado por la GPU.

Entonces este problema de guerra civil, visto desde el ángulo guerrillero, es muy interesante, muy correcto. Más que citar a Clausewitz, yo citaría a los teóricos de la guerrilla y las tres fases. Para bajar a tierra la discusión, en Colombia estamos entre la primera y la segunda fase, y no entre la segunda y la tercera. Y con la deserción de las FARC me da la impresión de que hemos retrocedido a la primera. Pero después podemos discutirlo, [ahora] quiero bajar la discusión. Entonces, si mi análisis es correcto, hay guerrillas en Colombia, no guerra civil. Insisto: de acuerdo a los teóricos de la guerrilla.

Pero hay mucho más que guerrilla. Porque en Colombia, de acuerdo a lo que dice el compañero [en su documento], hay una situación en la que el campesinado se levanta, los sectores desesperados de la clase media se levantan y luchan, hay abigeato... Sí, ésa es la base, para mí ésa es la clave , coincido al mil por cien. Eso es lo que hay: hay más que guerrilla .

Y la guerrilla empalma con un problema social. Tiene completa razón el compañero Simón Pero no es el factor dominante, es un elemento, una parte de este proceso. Colombia es eso que pinta el compañero, es un problema, una crisis social tremenda, masas urbanas desesperadas; no se señala ahí el problema del robo generalizado en las ciudades, que también creo que es una expresión... es un robo socializado, es decir, se roba por desesperación. Hay abigeato – es decir, robo de ganado en las zonas ganaderas– masivo. Hay movilizaciones campesinas cada vez más grandes. Todo, todo lo que dice el compañero en su Tesis es verdad. Y las guerrillas son parte de ese fenómeno. [Es] combinado: elementos de la ciudad que van al campo y encuentran ambiente [propicio].

(Y combinado con un hecho geográfico muy importante, casi único en Latinoamérica: tiene tres cordilleras de los Andes en vez de una. Es decir, cuando los teóricos de la guerrilla miran un mapa, dicen: “Esta”. No sé cómo el Che Guevara no fue allá. ¡Es de locos! Y con la tradición [que tiene Colombia], porque es un país que ha vivido en guerras civiles, guerrillas, bandolerismo, de todo, de todo... Esos fenómenos se dan.

Por ejemplo un compañero ex maestro, gran abogado laboralista al que le mataron a toda la familia en la famosa Violencia, me contaba unas cosas que me ponían los pelos de punta; cosas que yo creí que sólo las había vivido en Perú cuando tardé tres días en un taxi para ir de Lima al Cuzco. El me contaba que vivía en un pueblo en el Tolima y que, para ir al pueblito de su familia, que en el mapa está no sé si a viente o veinticinco kilómetros [de distancia en línea recta], tardaba más de medio día o un día. Así que imagínense: un lugar que en Argentina está a diez minutos o veinte, a lo sumo media hora de trayecto, en Colombia el tipo tarda de medio día a un día en llegar. Bueno, eso es Colombia : un lugar geográficamente excepcional [para hacer guerrillas].)

Entonces yo opino que ésa es la situación social, que es la más interesante . Hay guerrillas, dentro de un problema en el campo cada vez más agudo. Hay movilizaciones campesinas que no son directamente guerrilleras. Hay desesperación de sectores urbanos. Es decir, es una sociedad en crisis económica y social, totalmente en crisis, con sectores de masas que entran en luchas permanentemente y con una guerrilla minoritaria , ínfimamente minoritaria dentro del movimiento de masas. Es mucho más grande el movimiento de masas que las guerrillas. Las guerrillas no dominan al movimiento de masas; tienen influencia en un sector importante de la vanguardia, pero no mayoritario . Y sin que en esta coyuntura el proletariado sea el eje.

No es casual mi observación al compañero de por qué se contradecía entre las Tesis y su exposición oral, porque creo que el compañero tiene una contradicción. A mí me parece que es mucho más coherente el análisis del compañero en su exposición oral cuando dice que la guerra civil se abrió en el ’77 con el paro cívico y no cuando Turbay Ayala hace la ofensiva. Es decir, Turbay Ayala para mí hace la ofensiva porque en el ’77 la lucha de clases en Colombia pega un salto colosal. Por eso me pareció, discrepando con la categoría de guerra civil, que la periodización que hizo el compañero ayer en el informe oral es mejor que la caracterización que hizo en las Tesis . Es decir, para mí lo que divide Colombia es el gran paro cívico del ’77. De tan importante que es, casi diría que abre toda una época en Colombia. Y el fracaso del paro y el paso de las FARC [a la tregua] no han cambiado ese panorama para nada, no hay ninguna derrota histórica, no cerraron esa etapa ni nada por el estilo.

Ahora, donde me parece que discrepo –y esto es secundario, es un asunto a discutir con los compañeros colombianos que conocen la historia de Colombia mejor que nadie– es que el ’77 surge como un rayo en un cielo sereno. Discrepo. Yo opino que desde fines de los ’60 se abre un colosal ascenso en Colombia, que abarca sobre todo al estudiantado, origina varios fenómenos –el Bloque Socialista [11] y el MOIR como los dos fenómenos superestructurales más importantes–, que empalma con la crisis del stalinismo provocada por el maoísmo y crea poderosos partidos, movimientos, y [provoca] transformaciones en la superestructura y además en las luchas. Hay por ejemplo grandes luchas como la de Paila, si no me equivoco, en el [gremio del] azúcar, para señalar una. Y muchas otras. Se comienzan a desarrollar los sindicatos y adquieren una fuerza bárbara los independientes y los maoístas; el MOIR casi se transforma en un partido tan fuerte como el PC; la ANUC... bueno, todo.

Y mi opinión es que la culminación de ese proceso es el paro cívico que, para mí, fue una crisis revolucionaria. Habría que precisarlo. (Una crisis revolucionaria: es muy lindo eso, yo no lo había pensado.) [Y,] como toda crisis revolucionaria que no lleva al problema del poder, [se produce] una bajada. Pero [es] una bajada desde una cima, que ya no baja [hasta el período anterior]. Es decir, para mí son etapas del ascenso, y dentro de las etapas del ascenso [hay] flujos y reflujos.

Ustedes dirán que esta discusión es histórica y ¡qué aburrida! Es aburridísima. Sin embargo tiene su importancia porque, así como la gran Revolución Rusa se hizo en base al punto más alto del ascenso, que fue la Revolución de 1905 como ensayo general, me permito, con mi manía teórica, hacer otro enunciado: la revolución colombiana va a ser un paro cívico como el del ’77, [sólo] que mucho más amplio y apoyado por las guerrillas, si subsisten. Por lo menos, va a ser el proceso revolucionario más probable .

Existe el otro, el proceso revolucionario de guerrilla a la China, no a la nicaragüense. No lo veo para Colombia, empezando porque considero que Colombia es un país capitalista avanzado: dentro de los atrasados [está] entre los más avanzados, [es] bien capitalista. Y que lo máximo que puede ser [es] que repita lo de Nicaragua. Pero [Colombia está] en un plano muy, muy superior. Tampoco creo que repita lo de Nicaragua, porque Nicaragua triunfa también por los paros cívicos, no por la guerrilla. Lo que le da la guerrilla es dirección. Y vamos a ver qué tipo de dirección. Ese es el grave problema que hay en Colombia a diferencia de Nicaragua: que, para mí, no hay ningún partido con influencia de masas que quiere derrotar al gobierno, sacando los pequeños núcleos guerrilleros, a los que nosotros, con justa razón , miramos con gran simpatía a pesar de que apoyen [al sandinismo en] Nicaragua y todo. Pero no porque sea con justa razón podemos magnificarlos: son pequeños grupos guerrilleros.

Estoy tratando, como ustedes ven, de hacer una exposición para ver en qué discrepamos y en qué vamos acordando. Acá, después de tantos aspectos fuertes que yo he señalado, viene un punto débil de las Tesis del compañero, que es el rol del stalinismo. Si en Nicaragua el stalinismo hubiera dirigido a la guerrilla no hubiera caído Somoza, o hubiera caído Somoza de otra manera, casi seguro no por vía revolucionaria. Es uno de los motivos [por los] que se detiene tanto el triunfo en El Salvador, y posiblemente lleve a que El Salvador no triunfe.

Los dos grandes triunfos guerrilleros en Latinoamérica se hicieron por direcciones –en eso yo opino que el trotskismo tiene que cambiar su definición– revolucionarias, pequeñoburguesas y democráticas: Fidel Castro y el FSLN. En Colombia estamos muy jodidos. Tenemos que decirlo. Desgraciadamente el rol de stalinismo es muy fuerte en la guerrilla y bastante fuerte en el movimiento sindical.

El documento [del compañero] trata de agarrar los fenómenos nuevos y entonces por ahí se le va la mano. La gran definición es cómo están las clases: el campesinado comienza a movilizarse, el sector urbano está jodido, y no pone al proletariado y tiene razón. Por eso digo que es la definición clave. Bien, entonces, ¿qué punto metodológico débil veo en la expresión del compañero? Hay el peligro tremendo de los bloques , de eliminar el análisis marxista, de clase: qué clases pelean; si hubiera guerra civil –y para que hubiera, para mí, tendría que ser la tercera etapa de la guerrilla, pero no quiero discutir de nombres–, a qué clases responden los ejércitos, qué clase reflejan los ejércitos. Entonces ahí sí habría guerra civil y todo el razonamiento del compañero entraría perfecto. Es una guerra civil [en la] que hay que decir de qué lado estamos.

Pero en Colombia no hay una guerra civil, hay guerrillas pequeñas y otras guerrillas muy grandes. Entonces [existe] el peligro de reemplazar el análisis de clase, que el compañero hace tan bien en una de sus tesis, por otro análisis que es que la realidad fundamental de Colombia [es la guerra civil]. Ese es el peligro cuando se insiste: “Tenemos que ver todo a través de la guerra civil, todo pasa por la guerra civil”. Y para mí todo pasa por la lucha de clases, que todavía no se ha elevado hasta el nivel de que haya un ejército que refleje al proletariado y a las masas empobrecidas, no se ha elevado a ese punto.

Entonces [existe] el peligro de la famosa teoría de los bloques, de que nuestra actuación política es por bloques. Es decir, existe el bloque de los que tiran tiros y el bloque de los que no tiran tiros y están por la tregua, y los que están por la tregua son parte objetiva de la contrarrevolución.

Entonces la cuestión se vuelve confusa, se vuelve confusa como ubicación: ¿nosotros nos ubicamos en el bloque que está contra la tregua?, ¿o nosotros coincidimos [en estar] en contra de la tregua con la guerrilla que está contra la tregua? Pero “coincidimos” , porque nuestro trabajo no es allá, sino [con la clase obrera]. ¡Miren qué verdad casi imbécil para un marxista! Pero ésa ha sido la discusión con Mandel y con Lambert, en distintos planos: [con Mandel] por la guerrilla y con Lambert respecto de Mitterrand. Nosotros estamos con la clase obrera. Nuestro lugar de trabajo es la clase obrera . Y es convencer a toda la clase obrera y no a los que luchan. Esa es nuestra tarea exclusiva, fundamental.

Nosotros no tenemos como tarea convencer a los que hacen guerrillas. Digo [esto] para ver si tenemos diferencias. Nuestra gran tarea es convencer a la clase obrera, inclusive a los que votan por Turbay Ayala, inclusive los que están por la paz y la tregua. Porque al ser la guerrilla un fenómeno superestructural, que no ha empalmado todavía con el proceso social, para nosotros es un problema táctico, de acuerdo, de defensa, de acuerdo contra la tregua. Pero [es] un problema muy difícil porque hay que combinarlo con qué política tenemos para el conjunto de la clase obrera, inclusive [para] los sectores de la clase obrera que están por la tregua, que a mí me da la impresión de que son ampliamente mayoritarios.

Esto tiene importancia cardinal y nos lleva casi a agarrarnos a tiros con la guerrilla, ¡con la guerrilla! , y quizás a que se divida A Luchar. Porque, ¿cuál es nuestra verdadera posición? Una variante como ésta: Las FARC, todas las guerrillas y todas las organizaciones llaman a un gran congreso democrático del movimiento obrero y todos se comprometen a someterse a su disciplina, todos ellos. Entonces estamos dialogando con la mayoría obrera que no quiere [a] la guerrilla. Nosotros vamos a decir que sí, que es brillante la guerrilla en ese [congreso], pero ¡ sólo si la guerrilla que apoya A Luchar dice: “Nosotros acatamos la disciplina de nuestra clase”! Como en cualquier congreso obrero o lo que sea. Si no, [estamos ante] grupos ultraizquierdistas y de tipo elitista , muy respetables pero de tipo elitista .

Esa es una gran línea para nosotros, que nos va a aislar quizás de A Luchar, o no, pero que nosotros tenemos que pelear. Nosotros tenemos que decirles a los propios guerrilleros que la división de las FARC por medida unilateral de [ellas mismas] es un crimen, un debilitamiento de la propia lucha guerrillera. Pero junto con eso tenemos que seguir llamando a lograr un frente; [tenemos que] tratar de ver cómo arrancamos a los campesinos que siguen a las FARC, que son dos millones de campesinos , cómo los volvemos a ganar para que enfrenten al gobierno y no para que trabajen a favor del gobierno. Problema dificilísimo; de ahí la importancia de las Tesis del compañero.

Porque hay problemas tremendos. No creo que los solucionemos nosotros. Tenemos que ser todos muy modestos. Pero el problema de las FARC al servicio del gobierno es un grave problema. Los compañeros me han traído una documentación exhaustiva que demuestra que las FARC trabajan militarmente a favor del gobierno: entregan a los guerrilleros que no aceptan la tregua, etcétera, etcétera. Entonces puede haber consignas tan buenas como ésta: “Estamos contra la tregua pero queremos un gran congreso democrático guerrillero”. Otra, parecida a lo [que plantea] Simón: “Queremos un tribunal formado por todo el movimiento obrero, inclusive internacional”. No es mala, siempre que vaya acompañada de la disciplina al movimiento obrero. Por ejemplo, un tribunal internacional que diga si de verdad los stalinistas están matando [a los guerrilleros que no aceptan la tregua], o que presidan un congreso del movimiento obrero para repudiar eso y acatar todos lo que se resuelve, o mil variantes que después podemos discutir.

Lo que tenemos que discutir es si nosotros somos parte del movimiento obrero, trabajamos sobre todo el movimiento obrero, somos respetuosos del atraso del movimiento obrero y estamos totalmente en contra de acciones minoritarias, estamos por la democracia de todo el movimiento obrero .

Esa fue la gran discusión con Mandel respecto de la guerrilla, y así le fue a la guerrilla mandelista. Por eso estuvimos con la guerrilla nicaragüense. Nosotros sólo estuvimos a favor de ellos después de las manifestaciones [por el asesinato] de Chamorro, no antes. ¿Por qué? Por ejemplo, [en las elecciones de 1973] en la Argentina Perón sacó el 70% [de los votos] o un poco más, los radicales con los otros partidos el 24% o 25%. El 95%, 96% del pueblo argentino había votado en contra de la guerrilla, y el ERP [Ejército Revolucionario del Pueblo] hacía guerrilla. Nosotros dijimos: “No”. Por eso planteamos tribunales populares –algo parecido a la idea del compañero–, que fueran juzgados, que se comprometieran a acatar la disciplina. Porque dijimos: “Los van a destruir”.

El caso del compañero César [Robles, uno de los máximos dirigentes del por entonces PST argentino] es trágico. ¿Ustedes saben cómo y por qué murió? Fue un cúmulo de desgracias. El compañero César fue al aeropuerto y no había más pasajes. Como no sabía dónde ir a dormir, va a esperar que lleguen unos compañeros que le iban a prestar el departamento. En ese departamento –o en otro– habían dormido Montoneros. César no se dio cuenta de que a una cuadra había un coche –creo que un Falcon verde, cana (policía) seguro– estacionado con cuatro tipos adentro. Cuando la compañera que iba con él se da cuenta, se van rápido a Caballito (estaban a dos o tres cuadras de Caballito) y entran en un café. Toman café y pagan enseguida para irse. La policía entra y César se va tranquilamente: se había salvado. Pero la policía dice: “¿No vieron un hombre así –y describe a César–, que es Montonero?”. Y se levantó corriendo todo el café a ver cómo lo entregaban. ¿Se comprende? Cayó así, cayó entregado por la gente.

Era lógico. Nosotros les decíamos a los Montoneros: “¿Pero cómo van a combatir contra el 95% del proletariado que está en contra de que se haga guerrilla?”. Es distinto al problema de la Violencia.

Entonces, compañeros, yo no veo que la gran mayoría del proletariado, ni siquiera del pueblo colombiano, apoye a la guerrilla. Por eso, para mí, fracasó la huelga general y perdimos el Congreso de Fecode. Para mí, puede ser que no sea así, pero es digno, amerita [ser discutido]. Fecode es uno de los dos hechos más importantes del movimiento obrero que ha habido, y también esa huelga preciosa poniendo bombas que han contado ustedes, que me entusiasma, me entusiasma, me parece brillante. Ojalá la logremos, popularicemos eso y hagamos piquetes. Todo lo que ustedes dijeron con respecto a eso es otra de las partes brillantísimas de tu informe. Tiene que ver con lo que yo dije. Es extraordinario que plantees un programa de armamento del proletariado, de piquetes, de todo eso. Eso no me asusta.

Pero, para mí, en este momento no está ganada la mayoría del pueblo colombiano, y muchísimo menos el proletariado para voltear al gobierno. Lamento decírtelo. Inclusive dudo que todos los campesinos que se movilizan estén por hacer una revolución.

Y, cáiganse de espaldas, yo no voy a criticar lo que parece una traición monstruosa del ELN, monstruosa. Yo no, con mi concepción, no. Con la concepción que aparentemente tienen ustedes, tendrían que decir que son canallas. Porque, si no me equivoco, y los hechos parecieran demostrar que es verdad, han pactado con una empresa imperialista, [la Manesman,] que los ha comprado dándoles la distribución de productos.

Les voy a detallar un poco más. La zona donde es fuerte el ELN es la zona petrolífera. El gerente de [la] empresa –no sé si es correcto, vos corregímelo, [pero como] hay lío con el gobierno, algo de verdad debe haber– informa lo siguiente: que no quiere que entre la policía ni el ejército del gobierno; que está muy tranquilo respecto de la otra guerrilla y de los obreros porque quien le organiza todo es el ELN, [que] les salvaguarda de otra guerrilla; [que] no quieren el ejército ni la policía –y hay lío con el ejército y la policía, que quieren entrar–; que no molesten, porque ellos le han dado dinero [al ELN], y además de dinero [les ha dado] trabajo , y dándoles trabajo se terminó todo el problema.

Eso indica que [el problema] es social y [de] falta de conciencia. A mí no me parece mal, no me parece un error. Me parece mal que creamos que el ELN es revolucionario, aunque haga sesenta y cinco programas revolucionarios, porque una organización que hace eso, pactar por un plato de lentejas la defensa de una empresa capitalista... para quien cree que es revolucionario es un despelote bárbaro.

Yo no sé si ustedes en A Luchar van a pedir un pronunciamiento diciendo que se eche al ELN de todos lados. Porque no creo, me niego a creer que una dirección stalinista haga una cosa semejante, me niego a creerlo. Y ésa es la principal zona de ellos . Es todo un problema a discutir. Yo no le haría un gran ataque, cáiganse [de espaldas], porque creo que es una mezcla de guerrilla del campo desesperada por conseguir trabajo y que, en última instancia, ése es su verdadero punto programático. ¿Está claro? Igual les pegaría duro [planteando que no son revolucionarios]. Vería una unidad en eso y en el apoyo a ellos desde Nicaragua. Yo no sé si [lo que les conté] es así, a lo mejor son mentiras, pero les aclaro que hay un lío bárbaro. Y el ELN no ha desmentido este problema.

Y [el ELN] es, políticamente , desde el punto de vista de la lucha de clases, la fracción más ultraderechista que hay en Colombia en este [aspecto] , a pesar de que está contra la tregua. Es decir, la línea es que si un patrón paga dinero y da empleo, se pelea por ese patrón. Eso, ni la burocracia de la UTC se anima a decirlo o hacerlo.

A mí no me asusta porque creo que es un fenómeno contradictorio y sigo creyendo que el negarse a la tregua es muy positivo. Pero refleja un problema de falta de trabajo y de falta de conciencia revolucionaria de ellos, etcétera, etcétera. No me voy al extremo por eso, pero señalo que ahí hay una contradicción muy, muy grave. Y para mí no es casual que el compañero no lo haya tocado en su material.

Pero también es una guerra civil rara porque el sector principal [las FARC] está –eso hay que precisarlo– totalmente al lado del gobierno que hace la guerra civil: es la contrarrevolución. Y ganan sindicatos como el Fecode. Yo sospecho –puede ser que me equivoque– que también el 80% o 90% del proletariado colombiano está dirigido por esta gente; por eso fracasó la huelga general. Es mi explicación, pero hay que discutirlo.

Esas son las cosas que hay que discutir. Porque, si es así, nuestra primera tarea... Nuestra política siempre es de clase. Entonces tenemos que decir: nuestra clase es muy atrasada. Y tenemos que hacer lo mismo que hemos hecho nosotros con el peronismo: ver con qué lenguaje, con qué método, cómo logramos la unidad de la clase obrera. Nuestra política empieza por ser de clase, no de bloque. Nosotros no estamos con el bloque guerrillero contra el bloque antiguerrillero o contra el bloque que, siendo del movimiento de masas, lucha contra la guerrilla, aunque sí defendemos a la guerrilla. Nuestro principio es que estamos con nuestra clase, tratando de ganar a nuestra clase, para que a su vez nuestra clase dirija a sus eventuales aliados políticos y sociales. Hay que ganar al marginal de la ciudad, hay que ganar al campesinado...

Entonces, este problema de la ubicación de las FARC es muy importante. Pero muy importante a dos puntas . [Una] es cómo ganamos a los campesinos que las FARC influencian. Ese es el verdadero planteo marxista. No hay ninguna tesis dedicada a eso ni al rol contrarrevolucionario del stalinismo. [En el documento] se señala pero con una frase muy peligrosa, como queriendo decir que las FARC o el PC son un dique, una frase que quiere decir “dique”, que paraliza. No, es más activo el asunto, por eso amerita un capítulo. Ellos piensan cómo hunden la revolución, cómo la reprimen. Es mucho más grave. Pero que sea mucho más grave no nos hace perder nuestro criterio de clase. Queremos ganar a los campesinos que ellos dirigen, y no va a haber revolución en Colombia mientras no ganemos a los campesinos que ellos dirigen.

Pero [la otra punta es que,] antes que nada, nosotros queremos ganar al proletariado. Esto es dificilísimo, terriblemente difícil. ¿Por qué? Porque el proletariado no ha llegado a levantarse al nivel del paro cívico del ’77. No es casual que [en esos años] nuestro partido haya hecho un acto de 3.000, 3.500 personas y despertara un gran entusiasmo, y que nuestras movilizaciones tuvieran de 1.000 a 1.500 personas –que era espectacular en Colombia–, y que nuestra columna fuera tercera [en importancia] en los actos del 1º de Mayo, y la segunda cuando no venía el MOIR, y que [fuera] impactante y casi el centro de la política, y ahora no. Porque, como en mayo del ’68 en Francia, ha bajado en relación a ese punto que logró.

Para mí, al igual que para Simón, cualitativamente no cambió nada. Al revés: el proletariado bajó pero el campesinado entra cada vez más, el sector urbano entra cada vez más y más. Pero en mi perspectiva entra más [un proceso como el de] Guatemala. Creo en Guatemala. Miren lo que está pasando. Va a volver, va a volver. Fue el ensayo general.

Y, para mí –ahí discrepo [con el compañero]–, nuestro partido tiene una actuación extraordinaria. Es un gran partido proletario, una maravilla. Lo gravísimo sería que perdiera la cabeza porque se perdió la huelga general. Es normal que el partido esté mal si se perdió la huelga general, es normal. Era normal que estuviéramos bien en el ’77. Es normal, acompaña a nuestra clase. Y nada de empezar a enloquecernos: [con eso de que] “estos son luchadores y entonces los vamos a ganar”. No los vamos a ganar para nuestra política. Para nuestra política [hay que] ganar al conjunto de la clase obrera. No vamos a ganar a la guerrilla.

Entonces para nosotros lo esencial es el análisis de clase y la política de clase : hoy día cómo logramos en Colombia que el proletariado se levante y vuelva a un ’77 superior , porque empalma con el campesinado, empalma con la guerrilla que no quiere luchar, empalmaría con la guerrilla de las FARC que quiere estar con el gobierno, pero empalmaría, [porque] la vería muy mal a esa guerrilla, muy mal, vería muy mal al stalinismo. Es decir, ésa tiene que ser la orientación.

Y con un agregado: a mí me parece que la guerrilla cumple un rol de distorsión. Hace años que yo tengo una actitud de reconocimiento al olfato del compañero. El compañero tuvo el acierto colosal [de plantear] que no se iba a dar una gran corriente socialista en Colombia. El nunca dio una explicación teórica de ese acierto y yo nunca di la explicación teórica, porque no la encontraba, de mi error. Creo que ahora sí la he dado.

Ustedes conocen esa vieja discusión en el partido colombiano. Con Simón casi siempre hemos estado de acuerdo, casi siempre, pero esa vez no estuvimos de acuerdo (siempre en una discusión ultrafraternal) sobre si venía una corriente socialista fuerte en Colombia o no. Mi opinión era que [esa corriente] era inevitable y que se iba a expresar por vía electoral. Y el compañero decía: “No la veo, no la veo”. No hizo una gran explicación teórica, sino que dijo: “No viene”. Y yo decía “Viene”, porque decía: “Se dio en Venezuela, se dio en Ecuador, se dio en Perú, se dio con el PS-1 [Partido Socialista-1] en Bolivia, existía en Chile y existía en Uruguay. No se había dado en Argentina y en Colombia, y yo dije: “Se da en todos lados, ¿por qué no se va a dar?”.

Hay un chiste en el Caribe, que dice que el petróleo que vino de Venezuela pasó por debajo de Colombia y volvió a salir en Perú. Porque Colombia no tenía petróleo, era un milagro. Venezuela tenía petróleo por todos lados: pesado, medio pesado, liviano, medio liviano, de todo. Maracaibo tiene petróleo liviano del mejor del mundo, y el mejor petróleo pesado del mundo lo tienen por allá, por la Guayana. Entonces era de verdad un milagro [que Colombia no tuviera] –ahora se está descubriendo– [porque] era toda una zona evidentemente petrolífera.

Bueno, yo opinaba que el movimiento socialista no iba a repetir lo del petróleo, que de Venezuela iba a venir a Colombia e iba a empalmar con Ecuador. No se dio así; fue un fracaso total. La prensa nos dio mucha importancia. Atención: muy buenos teóricos burgueses opinaron [que se podría dar], nos veían con simpatía, venían a nuestros cócteles [para la prensa] opinando que estaban discutiendo con futuros grandes políticos. Fue un engaño muy general.

Y Simón acertó que no [se daba, aunque] no se entendió bien [por qué]. Como no me daba un razonamiento, yo siempre decía: “Mira la bola de cristal”. Y lo atacaba duro. Pero él, imparable, duro como una piedra: “No se da, no se da”. Y no se dio.

¿Por qué les cuento todo esto? Porque creo que esta discusión es tan rica que da la clave, me parece a mí. La guerrilla cumple un rol de descompresión de la verdadera lucha de clases, de válvula de seguridad, lamento decirles. Para las FARC, el stalinismo les viene extraordinario, porque, ¿a dónde va a parar todo muchacho muy combativo, muy peleador del movimiento obrero y que jode con una línea clasista y de huelga? A la guerrilla. Estoy casi seguro de eso.

Estoy convencidísimo de que Colombia sería como El Salvador o como Perú y Ecuador si no existiera la guerrilla, pero puede ser que esté equivocado. Y, si no hubiera existido la guerrilla, lo que empezó como un movimiento colosal en el ’68, ’69, el movimiento socialista, hubiera agarrado. No ya dirigido por nosotros, sino antes [de que apareciéramos]. Nosotros hubiéramos sido una fracción de eso. Estoy casi convencido. Creo que la guerrilla cumple ese rol. Cumple un rol nefasto respecto a A Luchar. Y ahora me voy a tocar el problema superestructural. ¿Por qué nefasto? Y acá viene la discusión de A Luchar y de la superestructura del movimiento obrero y de masas colombiano.

Bueno, el PC, las FARC primero. Las FARC y el PC no son exactamente el mismo fenómeno aunque las FARC están orientadas por el PC. ¿Por qué? Porque para mí las FARC son un punto de poder dual, aunque hoy día luchen contra la guerrilla. Es decir, para mí guerrilla no es sinónimo de poder dual, no es sinónimo. Ni poder dual es sinónimo de revolución, aunque da las condiciones de la revolución. ¿Qué quiero decir con esto? En Alemania hubo soviets contrarrevolucionarios, dirigidos por los socialistas independientes o hasta por la socialdemocracia. Y eran soviets, era un poder dual. Está el famoso análisis de Trotsky de cómo se trató de incorporar el poder dual a las constituciones de algunas regiones de Alemania. Es decir, sirve a la contrarrevolución. Este es un problema muy grave para la burguesía y para el imperialismo y para los gobiernos burgueses. Es un problema muy grande, muy grande , que tarde o temprano va a reventar por algún lado. Hoy día desgraciadamente ese poder dual sirve a la contrarrevolución, pero hay una contradicción: como fenómeno es insostenible.

¿Por qué digo que es poder dual? Es poder dual por lo que dice el documento perfectamente bien. Nada más que el documento lo define como guerra civil y para mí eso no es guerra civil todavía, porque quienes dirigen eso no están por derrotar al régimen. Pero es poder dual. Hay sectores de poder dual. En Colombia está lleno de sectores donde la burguesía no puede entrar –ni el ejército ni la policía–, o si entra tiene que salir. Es un hecho de la realidad, de la extraordinaria situación revolucionaria. Por eso es aguda: hay elementos de poder dual. Creo que mucho más débiles o casi inexistentes [en las ciudades], y los van a reventar porque Colombia es un país moderno, [con eje] en las ciudades. Lo [que dicen] de Cali lo considero circunstancial y no fundamental.

Si no estoy confundido –los compañeros de Europa sabrán mucho mejor si es así o no–, durante los veintitantos años de Mussolini en Italia, en Milán hubo varios barrios obreros donde no pudo entrar el fascismo. El fascismo más bien contemporizó. Es decir, un tipo podía ser comunista pero no lo metían preso porque los fachos del barrio sonaban. Eso lo leí en un comentario crítico de cine, muy, muy profundo, de una película de Marcello Mastroiani, que pinta al capo comunista del barrio con la señora que lo seguía y que vivió durante todo el fascismo. El comentario de cine decía que era un famoso barrio que el fascismo no tocó, nunca encanó (encarceló) a nadie porque todos los fascistas sabían que ni bien se metiera preso a alguien mataban a todos los fascistas del barrio.

Yo opino que hay algunos elementos de eso en la ciudades, [pero] el fenómeno no es generalizado. En cambio en el campo sí, [abarca] un 20%, y de zonas muy importantes del campo. Todo lo que el compañero dice acá de guerra civil yo lo digo de poder dual, éste es el poder dual.

El gobierno, con mucha habilidad, ha tratado de evitar el gravísimo problema que [significa] que el 70% de ese poder dual patee para el lado de la guerra civil, y ha tratado por todos los lados de que patee para su lado. Pero igual hay una contradicción como la hubo en Alemania: es poder dual. Tarde o temprano el gobierno va a decir: “Se terminó”. Las FARC están condenadas, o a hacer una traición incalculable, entregar las armas, dejar que entre el ejército, o a que en un punto del camino de la contrarrevolución [la represión vaya] contra ellos, porque la burguesía – es de principios [para ella]– no puede permitir el poder dual.

Para definir la situación, yo veo el análisis así, no de guerra civil sino de poder dual con un sector que hace guerra de guerrillas. Entonces, con respecto a las FARC y al PC, hoy día desgraciadamente la parte más sustanciosa del poder dual facilita la represión de los que no han aceptado la tregua. Pero el poder dual subsiste. La burguesía, para hacer esa maniobra, ha tenido que aceptar que exista y que se muestre ante todo el país. Es un ejemplo tenebroso. El PC, compañeros, está jugado a hacer cualquier trapisonda para hundir la revolución. No es que sea un factor que está ahí y que la frena. Es decir, es un factor activo, peligrosísimo. Todos están a favor de eso.

Por eso, fíjense la contradicción: cuando nosotros criticábamos el periódico de los compañeros colombianos, la crítica más grande que le hacíamos no era por la tregua, porque nos parecía brillante la política de los compañeros [de] criticar la tregua, sino porque nosotros opinábamos que lo que más había que destacar era cómo se vivía en las zonas donde dominaban las FARC. ¿No se acuerdan? Porque nosotros opinábamos que a todo el movimiento campesino había que decirle: “Hay que hacer lo que hacen las FARC, que copan un sector y no dejan que entre un policía ni un [militar]”, que es poder dual. Fíjense cómo esta cuestión teórica tiene sus implicancias propagandistas de primer orden.

Después sigue el M-19. El M-19, aun si aceptáramos lo de guerra civil, está sentado en dos sillas, que es muy incómodo. Es casi imposible estar sentado en dos sillas, pero el M-19 ha logrado ese milagro: hay que reconocer que está en dos sillas. No se sabe para qué lado va a caer, porque todo el que se sienta sobre dos sillas se cae seguro. La consigna de ellos es “Por un nuevo gobierno”, pero gobierno burgués .

Este es otro motivo para que no podamos llamar guerra civil ni aun a la etapa anterior, con las FARC [combatiendo]. Y Simón, defendiendo su posición, me hizo una observación muy buena a la pasada, no acá sino en una discusión que tuvimos. Dijo, si no recuerdo mal: “Hugo, ¿pero peleaban las FARC, en el sentido de pelear contra el gobierno?”. Yo opino que no. Yo opino que las FARC permanentemente han tenido la política de no ser un movimiento guerrillero de liquidación ni de los terratenientes ni del gobierno. [Han] sido una maniobra de diversión del PC ante una situación explosiva.

[Esto] me recuerda mucho el análisis de Pierre Broué sobre Madrid [en la época de la guerra civil] –que entre otras cosas no sé si es correcto, pero por lo menos si non e vero e ben trovato –, que mostró que ni siquiera poder dual hubo en Madrid. En Madrid hubo una comuna, como en París, por [la fuerza de] las circunstancias, es decir, hecha por el stalinismo contrarrevolucionario como maniobra de diversión y obligado por la situación. En Madrid no había ningún burgués, había un hambre terrible, si no se expropiaba todo y se lo distribuía con bonos no había forma de comer, etcétera, etcétera. Entonces Broué dice que surgió la Comuna de Madrid, tan desarrollada o más que la de París. Más que poder dual: ya directamente el poder obrero. ¿Al servicio de qué? De la contrarrevolución: lo dirigían los stalinistas al servicio de lograr un acuerdo con la burguesía y el gobierno.

¿En qué medida el PC, sabiendo que hay una situación campesina explosiva, ha logrado llevarla hacia las FARC, que a su vez son un camino sin salida porque no se plantean el problema de la caída del gobierno sino que se plantean un gobierno de unidad nacional? Total diferencia con el FSLN de Nicaragua, total diferencia con esa guerrillita chiquitita, que no era nada [en relación a] las FARC, pero [que se hizo grande por] el solo hecho de ser consecuentemente antisomocista; es decir, “Abajo el gobierno” era de verdad el centro de su política. Igual que Castro: el centro de su política era “Abajo Batista”. Me da la impresión –ustedes tienen que precisarlo mejor que yo– [de que la guerrilla] cumple también un rol de válvula de seguridad del ascenso del movimiento campesino.

Simón: Manuel Marulanda dice que lo que el gobierno hizo fue desatar una represión a todo el campesinado, y que si en vez de eso les hubieran dado tierra y un poco de dinero se habría hecho un acuerdo de convivencia como pedían ellos. No me atreví antes a plantearlo abiertamente porque no tenemos pruebas, pero vamos a conseguirlas.

Moreno: Bueno, entonces ya está probado. Disculpáme. Marulanda... No, y yo opino que es un problema, y respetable . Si somos buenos marxistas, tenemos que tomar esa consigna; si no, caemos al sectarismo y a la ultraizquierda. Por eso yo defiendo al ELN. Hasta me apasiona que lo que hayan pedido sea trabajo. Pero estoy en contra [de] que magnifiquemos... Yo no les diría traidores; están de verdad muertos de hambre. Pero tampoco les diría partido revolucionario. No sé si me comprendés. A Marulanda, tampoco. Como [militante del] PC, sí: “Váyanse a la puta que los parió”. Pero a él, como dirigente campesino... Es típico de la estrechez del movimiento campesino, por eso necesitan la conducción del proletariado. Yo tampoco le daría [muy duro] a Marulanda, [más bien] lo defendería, diría: “Fíjese qué canalla que es este régimen capitalista colombiano que no les dieron eso que pedían, y nosotros queremos que se lo den, y que el proletariado pelee por que se les dé”.

Bueno, vamos al problema de A Luchar, a la discusión de si es [un frente] político o sindical. Esta también es una discusión viciosa, parecida a la de guerra civil. No nos vamos a poner de acuerdo nunca. Y [sin embargo] es muy fácil que nos pongamos de acuerdo si bajamos a tierra [la discusión]. Primero, porque toda organización sindical que perdura en el tiempo es política. Eso es seguro. Es decir, si cuando decimos que es sindical eso se toma en sentido estrecho, en eso los compañeros nos dan una paliza bárbara: es política. Creo que A Luchar tiene un acuerdo político básico , que es que está contra la tregua. Y eso es político. Y de eso derivan una serie de consecuencias.

No sólo es político, es más que político. Y acá viene la habilidad nuestra. Es esencialmente la corriente sindical de la guerrilla –para mí–, donde nosotros nos hemos infiltrado. Es una de las mejores obras de arte del trotskismo, pero que puede ser fatal, porque podemos quedar abrazados al oso.

Frank: Nos pueden infiltrar ellos a nosotros.

Moreno: Ellos no nos infiltran ni les preocupa. Consideran que somos elementos brillantísimos para su política. Es planeado por ellos, lamento decirles. Entonces, todas las declaraciones ultra-súper-troscas que nos aceptan también entran en sus planes de tener una superestructura sindical. Por eso no dejan entrar estudiantes. Porque, de acuerdo al esquema guerrillero –lo dicen en sus cursos–, hay que tener un aparato público campesino, un aparato público sindical y un aparato público estudiantil –lo que llaman “organizaciones de superficie”–. Y A Luchar se niega a que entren campesinos o estudiantes, y se niega porque la guerrilla, la dirección de la guerrilla ha resuelto de acuerdo a sus principios y a lo que les enseñan.

Lo otro que les enseñan en la guerrilla es que el programa no tiene ninguna importancia. Lo que [sí la] tiene, la esencia del programa, son los tiros. Por eso pactan con programas distintos. El punto central del programa de ellos es: “El movimiento de masas es secundario; es muy bueno pero como ayuda; siempre el centro es el militar”. Por eso yo creo que es casi imposible el acuerdo programático con ellos. Porque ellos no están por la disciplina de clase. Ellos están por que el movimiento obrero apoye lo de ellos. Por ejemplo, si todo el movimiento obrero colombiano se reúne, hace un gran congreso, casi tiene los soviets, y [les] dice “Tienen que supeditarse a nosotros”, tengo dudas [de que lo acepten]. Si el movimiento obrero llega a ser fuertísimo, puede ser que sí.

Para plantearte problemas y bajar a tierra lo que vos discutís, yo tengo dudas, por ejemplo, de si ellos pondrían bombas en [luchas de] sindicatos que ellos no dirigen. No es un principio de ellos como [sí lo] era de Durruti. Por ejemplo, ellos serían extraordinarios [si hicieran lo que hacía Durruti.] Durruti sacudía bombas en [luchas de] cuanto sindicato había y mataba todo tipo de patrones, aunque no fueran [patrones de gremios dirigidos] directamente [por su corriente.] Era de verdad una corriente terrorista obrera . ¿Está claro o no? Bien disciplinada y democrática también, de su fracción.

Una vez le dijeron: “Hay huelga de la construcción en Madrid” –esto es parte de la historia del movimiento obrero mundial–. La huelga se iba a perder inevitablemente. Los anarcos no podían entrar en Madrid, y entonces le dijeron a Durruti, que por donde pasaba ni el césped crecía: “Por favor, váyase a Madrid”. Y él solo ganó la huelga: empezó a reventar patrones que da miedo. Y [el sindicato de la] construcción de Madrid fue un baluarte del anarquismo, el único baluarte del anarquismo , y el gremio más heroico en la defensa de Madrid. Perdió la mitad de sus afiliados , que murieron construyendo los parapetos [para la defensa de Madrid]. Murieron la mitad. Cada vez que uno asomaba la cabeza, pum, Franco le pegaba un tiro; [caía y] otro [tomaba su puesto]. Y eso lo hizo Durruti.

No me da la impresión [de que A Luchar] sea eso. Por eso le doy tanta importancia a lo de Manesman, porque en última instancia es lo mismo que planteó Marulanda. No sé si me entienden. ¿Qué dijo Marulanda? “Queríamos que nos dieran un poco de tierra y un poco de dinero para arreglar todo. Nadie quería voltear a nadie”. El ELN dice que quiere voltear a todo el mundo, pero [cuando] viene alguien, le dice: “Dame un poco de dinero y trabajo”. Y [si se lo dan] terminó el problema: dejaron de luchar en esa región. Puede ser que sea falso, pero yo lo comparo [porque] es el mismo problema social. ¿Me comprenden? No se elevaron a un verdadero programa general de apoyo a las luchas. Para mí, de ahí [viene] el grave error de la huelga general.

Entonces A Luchar es el aparato de superficie esencialmente sindical [de la guerrilla], donde se han dado cuenta de que políticamente nosotros estamos contra la tregua, estamos por la denuncia de todos los traidores que están a favor de la tregua... Ellos también están por esa denuncia, y entonces coinciden coyunturalmente con nosotros en eso y en una serie de posiciones sindicales muy progresivas. Por eso para nosotros es sindical. Porque todo intento de transformarlo en político... [La de] sindical, como toda definición marxista, es operativa . Nosotros en A Luchar no debemos plantear que lo del ELN es una monstruosidad; nada. Nosotros no tenemos que plantear que lo [del sandinismo en] Nicaragua es terrible; nada. Tenemos que plantearlo, para mí, desde un periódico dentro de una política global.

Bien, compañeros, como conclusión entonces: una cosa es corregir errores de apreciación, periodísticos, ubicarnos; una cosa es saber quiénes son nuestros aliados o a quiénes defendemos nosotros, y otra cuestión es cambiar la orientación de nuestro partido. Nuestro partido en Colombia ha tenido una orientación extraordinaria. Ha tenido [también] el error de no ver que la situación era revolucionaria avanzada. Pero sería gravísimo cambiar la orientación del partido, aun [la] de la etapa sectaria. De lo que se trata es de superar los puntos débiles sectarios. A mí me parece que el partido estuvo también extraordinariamente bien en la etapa sectaria. Al fin y al cabo lo que no vio fueron procesos que no eran típicos del movimiento obrero. Sí vio lo de magisterio; el trabajo en magisterio es extraordinario.

Porque la tarea de ustedes es muy difícil. En cada uno de los partidos de la LIT tienen que convencerse del problema del partido argentino: no hay posibilidad de pegar un gran salto mientras el movimiento de masas no quiebre a los aparatos contrarrevolucionarios y sobre todo al stalinismo. [Mientras eso no se dé] no hay posibilidad de gran crecimiento masivo. Nosotros trabajamos sobre el proletariado –aun siendo poco–, a veces aumentando por unidades, esperando el estallido de nuestra clase. Y [lo hacemos] estando convencidos de que no hay atajos, no hay maniobra que supere nuestra situación de debilidad mientras el proletariado esté débil. No hay maniobra. Toda maniobra nos lleva fuera del proletariado y a desaparecer. [Fue] la discusión con los compañeros chilenos: [podían llegar,] quizás, a ocupar puestos importantes en la guerrilla, etcétera, etcétera, pero no [iban] a avanzar.

El partido colombiano, para mí, tiene que seguir su trayectoria, agregándole al programa el problema del armamento. No sólo para el partido colombiano, hay que agregarlo para toda la LIT.

[Hay que] explicar cuál es la situación. En el Manifiesto [de la LIT-CI] , para mí, “insurreccional” [12] no significa que hay insurrecciones; [decimos] insurreccional en el sentido de “levantamiento”. (Si quieren cambiamos la frase, [aunque] igual sigo creyendo que insurreccional es más lindo, y todos sabemos que las palabras son ambiguas y tienen distintos significados.) Nosotros tenemos que prepararnos para eso. Guatemala lo confirma, es grande. Y ustedes están muy bien, con un enorme prestigio. Si quiebran a la guerrilla que domina a los independientes se quedan no con un vagón sino con un ferrocarril entero. Y si no es por esa vía, por otra.

Pero [ustedes] están jodidos, por eso son más grandes de lo que creen. Todo tipo, todo activista que rompa con la burguesía [en Colombia va a] una ruleta rusa. Está el PC; está el MOIR; como éramos pocos, parió la abuela: del MOIR salió el PTC; [13] está el M-19. También éramos pocos, parió la abuela: están los albaneses –el PC M-L–; están todas estas corrientes sindicales; está el PSR [14] que algo nos jode, sobre todo en la costa; [está el ELN con tres guerrillas más...]. Compañeros, hay que ser buenos marxistas: ¡estamos jodidísimos! La verdad, son una maravilla, un partido de cuadros. Y en la etapa anterior se venían haciendo muy bien. Prefiero la etapa anterior a esta porque era bien de clase, y una etapa sectaria no es mala. Pero salirse de madre, salirse del movimiento obrero...

Y yo opino que tienen que pensar cómo vuelven a la independencia [del partido], al periódico. [Tienen que] adoptar medidas de clandestinidad –pelear contra la tregua es muy jodido–. Pero [sobre todo] cómo volvemos a rompernos la cabeza como antes, la gran etapa de nuestro partido. Porque nuestro partido, siendo un partido chico, ha estado en el centro de la política colombiana, aun con todos esos competidores mil veces más fuertes que nosotros, gracias a creer en la clase obrera. Cuando sacamos [la orientación del] partido socialista también, aunque fue un error. El problema del programa de la UTC es un hecho histórico; no sé si la clase obrera va a pasar por allá. ¡Uf! ¡El partido ha elaborado [tanto]! No perdamos la cabeza, compañeros, por una realidad que, [si bien] es tal cual ustedes dicen, justamente he visto desastres por querer abarcar toda la realidad. ¿Se comprende?

Entonces ésa es nuestra tarea: esperar que el proletariado levante cabeza. Que va a levantar, va a levantar, va a venir una [situación] más grande que la del ’77 y nuestro partido volverá rápidamente a ser la posiblidad de un partido de mil [compañeros] como tuvimos en determinado momento, y de mil [a] tres mil. Es decir, en el partido colombiano, prácticamente, quizás más que en el de Brasil. En Brasil toda la circunstancia es al revés, a favor; en Venezuela hoy día también, y en Colombia todo en contra porque ninguno de los aparatos se quebró. Se quebraron hace diez, quince años, pero el ascenso ha servido para que todos se consoliden. Yo opino que nosotros también [nos consolidamos] pero menos, porque nosotros no somos populistas. ¿Está claro? También obedece a una razón profunda.

Entonces, ¿cuál es mi posición? Seguir con la línea anterior pero haciendo estas modificaciones fundamentales, por ejemplo el problema de la violencia en las huelgas, por ejemplo las medidas de clandestinidad, por ejemplo aprender a hacer molotovs y bombas, por ejemplo jugársela y a veces ponerlas, meter la consigna de que no debe haber huelga sin piquete... bueno, todo lo que dice el Programa de Transición respecto a esto, actualizado.

Con A Luchar específicamente, opino que hay que pelear a muerte por que siga subsistiendo como tendencia sindical. Y [también] que nos acepten las críticas. Todas las críticas [que hagamos tienen que ser] dulcísimas, pero [tenemos que] hacerlas. Si quieren [las hacemos] en la revista y no en el periódico, pero [hay que] hacerlas. Y en un tono respetuosísimo .

A Luchar es una cosa grandiosa, inmensa. Dónde va a ir depende del proceso de la lucha de clases, no de nuestras maniobras. No hay maniobra que valga. No hay maniobra que [haga que] vayamos a la guerrilla y volvamos y [en ese proceso] ganemos gente. No se puede ir contra el proceso histórico. ¿Está claro o no? Grandes acontecimientos nos van a permitir de golpe ganar por centenares o por miles. Pero todo eso de que A Luchar es el sector donde vamos a ganar, yo creo que no [es así]; mientras sigan siendo pro guerrilleros, no; mientras sigan siendo un aparato de la guerrilla, no. Ahí se van a plantear problemas. Y nosotros tenemos que seguir pacientemente el camino del peregrino: dos pasos adelante, uno atrás, y a veces, si el proletariado está mal, dos atrás y uno adelante. Pero ése es nuestro camino.

Bueno, nada más, compañeros. Ah, no sé si se entiende: ni pelear porque A Luchar sea partido político; ni pelear . Mantenerlo ahí como [algo] extraordinario. Ya [es muy bueno] si logramos que se voten cuestiones sindicales. Y cuando alguien plantea [transformarlo en] político, nosotros [tenemos que ser] los primeros en decir: “Discutamos política, pero acá no se vota nada porque tenemos posiciones distintas”, etcétera. Eso es lo que me parece a mí.

Y, para mí, el frente único revolucionario se hace ahí... No se puede hacer con los de A Luchar. Yo discrepo con lo que dijo Simón en su informe de que el problema de la lucha armada y eso de las bombas era típico del frente único revolucionario. Para mí tenemos que convencer a los activistas stalinistas desesperados y [a los] huelguistas de una fábrica [dirigida por el stalinismo] de lo mismo. Inclusive enseñarles nosotros a tirar bombas o a reventar a los carneros. Es decir, estoy en contra de que el frente único revolucionario pasa, no por la clase obrera sino por un sector, y de que es [algo] extraño, un poco de la clase obrera y otro poco extraño a la clase obrera. El frente único revolucionario pasa por A Luchar . Allá no hay más frente único revolucionario posible hoy día que esa tendencia sindical revolucionaria, porque coincide en la lucha contra el gobierno, coincide en la lucha contra la burguesía, coincide en la necesidad de democracia obrera y coincide en contra de la tregua del gobierno. ¿Está claro?

Pero opino que políticamente tenemos que tener iniciativas propias. Por ejemplo, nosotros podemos aceptar un gran congreso del movimiento obrero, pero de todo el movimiento obrero, aun de la CSTC, y pelear para que resuelva el problema de si nos abstenemos [en las elecciones] o no, y nosotros acatamos la disciplina. Pero la línea de la abstención por la abstención [en sí misma] es muy peligrosa, porque para mí es el temor de esta guerrilla minoritaria de quedar [expuesta] como ultraminoritaria si se presenta a elecciones. Nosotros no tenemos [que ceder] a ese temor. Nosotros, al revés, querríamos tomar el pulso a través de la elección, que es un pulso muy relativo, pero es un elemento. Yo opino que la polémica sobre presentarse a elecciones con los independientes –por eso digo que la línea general del partido es para enorgullecerse–, para mí también es correcta. Entonces, hay que empezar a convencer a A Luchar de ir a los congresos, a la disciplina de clase. [Hay que hacerlo] sin pelear, por la vía sindical: “Tenemos que acostumbrarnos a esto, a resolver todo...”.

Por ejemplo, para mí, cuando vimos que la CSTC no quería la huelga, nosotros debimos haber dicho en A Luchar: “No peleemos más la huelga porque estos hijos de puta van a sabotearla”. Y debimos haber sacado en nuestro periódico: “La huelga no se puede hacer porque la CSTC trabaja para el gobierno como infiltrados”. Y si A Luchar nos ganaba, mala suerte, pero quedaba claro. Hubiera sido un gran triunfo nuestro.

Pero no podemos discutir todas las cuestiones tácticas. El problema es de ubicación. ¿Nos ubicamos con una política para toda la clase obrera, inclusive los sectores más atrasados, o para una pequeña minoría de la clase obrera que, a su vez, es un sector de una guerrilla populista que, a su vez, es minoría en la guerrilla? Esa es la alternativa de hierro. Siempre nos ubicamos [con toda la clase obrera]. En la huelga general del ’77 fuimos el único partido que dijo que podía haber unidad de las centrales obreras. [Eso fue] antes de fundarnos, [todavía] como Bloque Socialista. Tenemos que seguir con esa política, no renegar...

Frank: A Luchar es el 80 o 90% de los trabajadores de cuello blanco.

Moreno: Eso a mí no me asusta. Es una discusión grande en el trotskismo.

Frank: ¿Por qué esa franja es la más suceptible a la guerrilla?

Moreno: Pero, bueno, eso a mí no me asusta. Yo estoy pensando a fondo que, si es verdad que los servicios avanzan, van a ser un sector de la revolución.

Frank: Ese es el sector que entra más en efervescencia por la huelga y no el proletariado industrial. ¿El partido no tenía el pulso de la situación del proletariado industrial como para saber que ahí no paraba nadie?

Moreno: Sí, el partido sí. El partido tiene pulso y muy bueno, ha acertado infinidad de veces, tiene una dirección firme. Yo opino que si se desvió es por este enfoque, tiene que ver con esto de los bloques. A Luchar estaba [obsesionada] con que lograba hacer una huelga general y [en realidad] estaba en el aire, estaba haciendo una utopía parecida a cuando Fidel Castro largó aquella famosa huelga general en la que no paró nadie. Fue su más grande fracaso. Se le volvió todo en contra y casi pierde la guerra. Llamó desde Sierra Maestra a la huelga general y le mataron gente, hicieron un desastre y [encima] trabajó toda Cuba. Fidel Castro erró, tuvo un error de cálculo: tenía la parte de la burguesía más fuerte, tenía toda la pequeñoburguesía, pero no tenía al proletariado.

Comite Ejecutivo Internacional
Abril de 1986

(El grueso de las intervenciones de Moreno en el Comité Ejecutivo Internacional de abril de 1986 será incluido en el libro que presentará los aspectos teóricos de esta discusión. Aquí sólo reproducimos una de sus intervenciones en la discusión del punto Situación Mundial: la que tiene que ver más directamente con la política de frente único revolucionario.)

Moreno: Creo que es un error muy peligroso poner prioridades en cuestiones que son distintas, por ejemplo, el problema del Estado obrero con el problema del frente único revolucionario. Esto tiene que ver con el carácter improvisado del punto por parte de todos nosotros, los miembros del Secretariado.

Por ejemplo, el punto más importante a discutir es qué es el frente único revolucionario, porque es lo que votamos como nuestra gran línea. Entonces, en [el punto] Actividades habrá que discutir si hemos avanzado, y hoy tenemos que discutir qué avances teórico-políticos hay.

Bueno, yo opino que sí, que se ha avanzado una enormidad y que se han hecho experiencias extraordinarias. Con un agregado: creo que ese viejo análisis mundial nuestro, de que hoy día la principal actividad de la case obrera no pasa por ningún partido sino que pasa por el movimiento sindical, se ha reflejado también en nuestra línea general de frente único revolucionario. No hemos logrado en ningún lugar [un acuerdo político para construir un frente único revolucionario]. Ese es el punto débil de la resolución de un año atrás, pero punto débil inevitable porque sólo la experiencia es lo que nos permite superar, enriquecer una línea. Para mí, [la táctica del] frente único revolucionario fue aun acierto colosal, con un punto débil: que no dijimos que lo que se daba así en Colombia era lo que en principio se iba a dar en casi todos lados: [el frente único revolucionario] se iba a dar en el terreno sindical, y a muy bajo nivel político en la estructuración del partido.

Visto así, lo que se ha dado en Brasil es un frente único revolucionario, y lo que se comienza a esbozar en la Argentina es el comienzo de A Luchar. Es decir, es la etapa anterior [a la actual de A Luchar, pero] con elementos peligrosos como son los del PC, [que sin embargo han] venido a nuestra política de frente único, un frente único revolucionario espúreo, pero también en el terreno sindical. Son tres procesos, para mí, idénticos.

La vieja clase obrera de antes del ’40, o de antes del ’50, vivía en los comités, en los locales de los partidos. Por ejemplo, Mandel me ha contado –y yo lo he visto en Argentina cuando era joven– que, por la miseria, [por] la crisis del año ’30, en un local se compraba un solo periódico socialista, o dos, o tres. Y todos los días a la tarde –en Argentina también– llegaban ochenta, cien, doscientos militantes y leían el diario socialista entre todos. Todos los días iban , y se leía. Era el hecho social más importante para todo obrero, después del trabajo y de su diversión del domingo: ir todos los días al local de su partido obrero.

Mi opinión es que eso se ha perdido completamente. Ahora no es así. La televisión, las traiciones de las direcciones, etcétera, etcétera, han liquidado eso. Pero donde más van la vanguardia y la clase obrera hoy día es a los sindicatos, no a los partidos; a los partidos los vota. Nadie puede desconocer ese hecho fundamental [que ha provocado que los sindicatos sean] el lugar privilegiado de nuestro trabajo a escala mundial.

Hoy día, para mí, ningún trabajo de entrismo daría resultado. (También el propio PC sufre de eso.) Por eso hemos insistido tanto en que nuestro gran trabajo [en Brasil] es en la CUT, no en el PT. Es un fenómeno mundial: hoy día las masas se organizan en forma activa –y no siempre, es decir, a veces son sólo activas en el momento que se discute un convenio o algo por el estilo– en el movimiento sindical o en otras formas de organización de lucha, fundamentalmente económica. [Esto es así] por culpa de las traiciones de las direcciones políticas del movimiento obrero.

Eso siempre lo dijimos y lo practicamos. Hemos dicho: “Trabajen sobre la CUT y no sobre el PT”. Pero no lo unimos a la discusión con los compañeros de A Luchar , [sobre] si eran un frente único revolucionario político o sindical –yo sigo creyendo que es sindical por voluntad de ellos–. No habíamos sacado la conclusión. Yo opino que, después de haber votado el frente único revolucionario, tenemos que hacer ese agregado: [el terreno sindical es] el lugar más factible para hacer un frente único revolucionario. Y, si tiene un programa parecido al de A Luchar, tenemos que considerarlo como extraordinariamente positivo. Por eso digo que en Argentina estamos tres, cuatro años atrasados en relación a Colombia, pero también lo estamos practicando. Y los compañeros brasileños están geográficamente atrasados, porque han hecho algo que, para mí, ya rápidamente [va a ser] parecido a lo de Colombia, pero sólo en [uno de los Estados del] Brasil y no en todo Brasil. Es muy difícil, por el carácter federativo que tiene Brasil, lograr que sea para todo [el país]. [Sería] como lograr un fenómeno así, de masas, para todo Estados Unidos.

Pero a mí me parece que no es casual que los tres partidos más fuertes –el colombiano, el brasileño y el argentino– sean quienes lo hayan hecho. Y me da la impresión de que, si bien el proceso en Colombia está muy, muy avanzado, Brasil y Argentina son parte del mismo proceso.

Es muy importante decir eso, porque creo que se va a dar en casi todos lados. Se va a dar en las Comisiones Obreras [de España]. Las tendencias autónomas, los activistas autónomos, todos los sectores centristas de izquierda –como tendencia, como sector o como lo querramos definir– se dan esencialmente por el momento en el terreno sindical . No se dan en el terreno político.

Por ejemplo, yo opino que hay una contradicción aguda, aunque ellos no se den cuenta y crean que están unidos, entre la guerrilla y los miembros de A Luchar que al mismo tiempo apoyan a la guerrilla. [La guerrilla] es otra tendencia, es la tendencia de un movimiento, pero que va en contra [del] movimiento.

Entonces, [si me preguntan:] “¿En Colombia hay tendencias centristas de izquierda que van hacia la revolución y hacia el trotskismo?”. “Sí.” “¿Y hemos hecho el frente único revolucionario con ellos?” “Sí, y no sólo lo hemos hecho sino que hemos avanzado una enormidad.” “¿Y [existen] esas corrientes en Brasil?” “Yo opino que sí, a fondo. Y hemos avanzado una enormidad con esos individuos en la tendencia sindical de Belo Horizonte.”

Yo nunca vi tantas posibilidades para el trotskismo. El compañero nos pidió anécdotas. ¿Puedo contar una anécdota? Nosotros llegamos últimos a Uruguay. En Uruguay, después de haber estado en la dirección y la legalidad, nos habíamos quedado en bolas, sin nada de nada . [Esto nos pasó cuando] Juan le hizo esa famosa maniobra a Carlos. Carlos estaba legalmente en Uruguay y Juan le dijo: “Salí, fugáte”. El compañero mordió el anzuelo y se fugó. Por fugarse no pudo volver nunca más, y entonces nos dejó sin dirección. Juan sí mandó gente y nos dejó sin partido. Nos robaron, nos expropiaron el partido, porque todo el grupo de Juan debería ser nuestro.

[Entonces] todos los otros grupos trotskistas llegaron antes que nosotros. Nosotros llegamos últimos, con el compañero Andrés y un pequeño grupito sin mayor fuerza ni nada. Y en [el gremio de los] maestros hemos hecho nuestra fracción y la unidad con ciertos elementos independientes. Entonces hemos planteado un paro de 72 horas y un frente único de todos los gremios en lucha. [Nosotros, en la LIT,] hemos dado una batalla muy grande. Les dijimos: “Peguen duro en maestros”. Pegaron duro en maestros, plantearon [el paro de] 72 horas y perdieron la [votación]. Pero fue una sorpresa, [porque] perdieron por cien o doscientos votos en una asamblea de 700 u 800 [maestros]. Pero fíjense los adversarios de ellos: el Frente Amplio, el PC, el PS... todos, fueron todos los partidos del movimiento obrero, de masas, los adversarios de ellos. Sobre todo el PC, que es fuertísimo: arrastra casi al 50% del proletariado uruguayo en el terreno sindical, no político.

Bueno, los compañeros han vuelto a insistir e insistir en la línea, y han ganado la [votación]: se hizo la huelga de 72 horas, fue un triunfo extraordinario. En la siguiente asamblea el PC tomó oficialmente la palabra para decir que había sido un grave error suyo no haber votado las 72 horas. Es decir, lo derrotamos. Y ahí comienza a surgir evidentemente una tendencia [gracias a que hubo] un triunfo espectacular, una paliza a la dirección oficial del movimiento obrero.

Yo opino que eso es el extremo, el ejemplo, el espejo de todas las posibilidades que tenemos en todos lados. En Uruguay hay otros éxitos espectaculares como éste. (Parece que vamos a ganar la primera huelga de este año.) Y es un grupo de treintaitantos compañeros, no hay más. El sindicato de maestros –en eso es parecido a Colombia– es el más importante del Uruguay.

Yo creo también que allí el frente único revolucionario se da esencialmente como tendencia sindical que tenemos que hacer un esfuerzo para elevarla a política, pero se da por allá. No es casual: es debido al atraso de nuestro proletariado. En Colombia es atraso del proletariado combinado con guerrilla, es un fenómeno específico. En Brasil y Argentina tenemos la suerte, o la desgracia –yo opino que la suerte–, de que no hay guerrilla.

Entonces, para mí [la línea] sigue siendo el frente único revolucionario con ese agregado importante, que ya lo teníamos de antes pero que no lo habíamos sintetizado, no [tuvimos] esa claridad. Y es muy importante, por ejemplo, por Comisiones Obreras en España. El objetivo es la lucha a muerte contra la dirección, y tendiendo a construir una tendencia bien revolucionaria, de clase, por la democracia obrera, contra el capitalismo... Todo lo que plantea A Luchar, que ya es el proceso máximo.

Entonces [el eje] siguen siendo las tendencias sindicales, las listas sindicales que estamos haciendo en todos lados para disputarle [la dirección] a la burocracia en base a un programa de hecho revolucionario: democracia, asamblea obrera, lucha contra el capitalismo, en muchos lugares no pago de la deuda, etcétera. Ya dije que [en Argentina y Brasil llevamos] varios años de retraso en relación a Colombia. En Argentina es un proceso; todavía no ha cristalizado nacionalmente pero lo estamos aplicando en gran forma.

No es unidad de acción, no es de unidad de acción para nada. Son cuestiones orgánicas. Nosotros somos lo que peleamos por que las listas subsistan. Porque viene la presión del peronismo para que se rompan las listas, lo que indica que de verdad es un fenómeno nuevo. Y [está] muy bien [que nosotros defendamos] las listas y el color [que las identifica] también. A pesar de las impurezas, [porque] a veces las listas hacen que el programa esté por debajo, pero todo lleva a que termine imponiéndose nuestro programa si la lista se mantiene, por [la existencia de] esta vanguardia independiente y de [estos] sectores. Los sindicalistas del Partido Intransigente [15] están divididos en dos alas, una antiburocrática y otra no, entonces nosotros hacemos [una lista] con el ala antiburocrática.

Frank: Lo que hemos logrado en Argentina hasta ahora, o lo que podemos lograr en Uruguay, son tendencias sindicales clasistas.

Moreno: Clasista no, porque clasista también es el PT y la CUT. Ya voy a tocar el problema de lo que dijiste, que en el PT nosotros tenemos unidad de acción. En el PT nosotros estamos haciendo un entrismo sui generis . Entrismo sui generis, sí, ¿por qué nos vamos a asustar? Pero no “sui generis” en el sentido de Pablo, de veinte años, sino trotskista, de un año o dos. Sui generis en el sentido de que para nosotros es mucho más importante la [CUT que el PT]. Opinamos que el PT es una inmundicia, no vemos corrientes, etcétera, etcétera. Pero no me voy a detener en ese fenómeno. Decimos sui generis porque no creemos en nada de lo que Trotsky creía –y que Trotsky tenía razón en creer– de que en los partidos socialistas surgía una corriente de izquierda. No vemos en el PT, dentro del propio PT, una corriente de izquierda. Pero a lo mejor estoy confundido.

Edu: No estamos en los organismos del PT. Utilizamos el nombre del PT para dialogar con la vanguardia.

Moreno: Eso es lo que llamamos sui generis. Es decir, nosotros tenemos el sello del PT y publicamos nuestro periódico, atacamos sistemáticamente a la dirección, etcétera, porque lo consideramos un fenómeno objetivo, por ahora relativamente positivo. Una de las cosas positivas que tiene es esa: que hacemos lo que queremos.

[?]: Quiere decir que es “un poco” de entrismo.

Moreno: Y por eso le llamamos sui generis, en ese sentido. Claro, estuviste perfecto. Es sui generis en ese sentido, no en el sentido de Trotsky sino justo lo opuesto. Por eso es tan sui generis, pero es entrismo, porque nosotros, ¿dónde estamos? En el PT. Bueno, entonces es un hecho.

Carrasco: Es como estar en el laborismo inglés.

Moreno: No, porque los que están en el laborismo inglés trabajan sobre el laborismo inglés, entre otras cosas porque en Inglaterra no hay nada más: o trabajan en la TUC [16] o en el laborismo inglés.

Igual en Brasil lo consideramos tan sui géneris que estamos permanentemente pensando cuándo nos transformamos en partido independiente. La dirección está nerviosa, como un caballo [en las gateras]. En cambio en la CUT no. Ese ya es nuestro ambiente. En ese lugar somos patriotas incondicionales. Si pudiéramos, todas nuestras camisetas llevarían [la inscripción] “CUT”, no “PT”.

Yo opino que este es un fenómeno general, mundial, y que tiene su expresión en Latinoamérica, y que va para tendencias sindicales revolucionarias que tenemos que elevar a partido. Y [lo que indica] que algo de razón debemos tener es que dimos la línea hace muy poquito tiempo en Brasil y fructificó enseguida y en forma extraordinaria: es una bomba.

Frank: Nosotros estábamos enredados en esa discusión sobre si A Luchar era político-sindical o sindical-revolucionario. A Luchar no es, como pensábamos, una unidad política de partidos políticos en Colombia para construir un partido.

Moreno: Claro, no.

Frank: Ahora resultó que, pegados a la clase como una corriente revolucionaria autónoma...

Moreno: No, no, no... “Pegados a la clase” es una abstracción. “Pegados al movimiento sindical” es más preciso.

Frank: Entonces dio una organización sindical revolucionaria que puede llegar a partido revolucionario.

Moreno: O [tal vez] los podamos captar. ¿Por qué vamos a jugarnos la vida [a que se transforme en partido]? Porque al ser sindical ese fenómeno, vamos a ver cómo logramos que se exprese en el terreno político.

Frank: Lo que vos descartás es que el fenómeno se haya dado como lo previmos, es decir, por organizaciones centristas políticas.

Moreno: Es que opino que la realidad ha superado la perspectiva que dábamos, que era la de A Luchar también, pero de acuerdo con otros partidos. Después nosotros mismos discutimos y dijimos: “No, es sindical, pero es revolucionario, frente único revolucionario”. ¿Y ahora qué decimos? [Como] está el movimiento de masas en el mundo, las organizaciones más importantes, de lejos, que tienen las masas en el mundo entero, clasistas, son los sindicatos . En algunos países surgirán otras formas de organización, pero en el Cono Sur, por ejemplo, hoy día, concretamente, es así en Perú, es así en Bolivia, es así en Chile, es así en la Argentina y es así en Brasil y Uruguay. Y creemos que este fenómeno es mundial.

Frank: Entonces Lambert tiene un gran acierto en Perú, puesto que está reuniendo a todos estos líderes sindicales para ver si logra una forma de organización parecida a la CUT.

Moreno: Pero con los que nosotros sabemos que está unido no puede ser nunca frente único revolucionario porque son burócratas. Y para hacer frente único revolucionario el primer punto es “¡Abajo la burocracia sindical!”. Porque la tendencia que se reúne en Belo Horizonte es para ir contra la burocracia de la propia CUT . Si no, no es revolucionaria. Esa es la diferencia entre clasista y revolucionaria. Si el primer punto no es “¡Abajo la burocracia sindical!”, [no es revolucionario]. Por eso en Argentina [también] es un embrión de frente [único], porque nosotros tratamos de que las listas sindicales sigan existiendo, es decir, que se transformen en un organismo: por eso es “frente” único. ¿Y revolucionario, por qué? Porque el primer punto es “¡Abajo la burocracia sindical! Por una nueva dirección revolucionaria”, o “clasista”, o “que dé libertad”. En Argentina es más embrionario, pero va para allá, va para allá.

Sabemos de buena fuente que la dirección del PC está discutiendo, y [que está] totalmente dividida (por eso al 1º de Mayo no le dan ninguna importancia). El periódico anterior del PC no citó al 1º de Mayo, y en el número de esta semana puso una notita así chiquita, nada más. Y sabemos por qué, nos han contado por qué. Hay una discusión infernal en el Comité Central [sobre] si ya rompen o no, [porque dicen] que nosotros nos quedamos con todo el paquete. Y [creemos] que hicieron el acto para evitar que nosotros lo hiciéramos solos, porque entonces le podíamos arrastrar una enormidad de gente. Entonces por eso ellos aceptaron [hacer el acto], y están haciendo todas estas maniobras para lograr que salga mal. Y [tratan de] que no sea nuestro, que no cerremos, que no sean tres o cuatro oradores. Tienen razón. Si nosotros hacíamos el acto solos y lo citábamos como partido y ellos no hacían acto, nosotros llevábamos al acto una enorme cantidad de gente del PC, yo calculo que unas tres o cuatro mil. Es decir, los tipos, como burócratas, tienen un olfato de la gran puta. Ellos están muy contentos con la fiesta que hicieron y no pensaban hacer nada el lº de Mayo, y se asustaron mucho cuando se enteraron [de que nosotros llamábamos a un acto].

¿Se entiende este problema? Esa es la estrategia decisiva nuestra. Nuestro lugar de trabajo fundamental [son] los sindicatos, y dentro de los sindicatos tender a hacer tendencias revolucionarias, revolucionarias...

Ricardo Napuri: En Perú, las masas pequeñoburguesas pauperizadas se dan grandes organizaciones, como las de los pueblos jóvenes, por ejemplo. Y como el ascenso de masas a veces es muy radical, hasta el extremo de convertirse a veces en oleadas revolucionarias como en el ’77, los sindicatos y el PC aparecían aplastados por ese movimiento. Por eso se crearon las asambleas populares y los frentes de defensa. Sin embargo eso después se ha tamizado, porque es la expresión de momentos de coyuntura de ascenso de las masas. Y lo que ha quedado en firme es la CGT y las organizaciones sindicales, porque lo otro ni siquiera ha quedado en forma de estructuras.

Eso es bueno decirlo porque hay países en los que se puede dar esa variante, y puede haber una desviación movimientista y populista en el sentido de que ésas pueden ser las formas de organización, porque se dan en grandes alzas del movimiento. Pero al final quedó el movimiento obrero y la CGT, que es el único que puede convocar y el único que puede organizar. Tanto es es así que el conjunto de las organizaciones centristas, que son muy poderosas, le capitulan al PC, siendo minoritario en relación al resto, por tener el control del movimiento obrero.

Moreno: Claro, sí, así es. Bueno, yo opino eso. Junto con eso hemos avanzado mucho con el problema de los acuerdos. Nosotros queremos también que nuestros partidos aprendan a hacer acuerdos. Eso es casi una discusión de principios. Estamos muy asustados de que los compañeros no se acostumbren a que hacer política es hacer acuerdos –lo que decían Marx, Engels y Lenin–, acuerdos de todo tipo. Hubo acuerdos [como] el voto a los liberales a principios de siglo o fin del siglo pasado. En el ’90, Engels aconsejó el voto por un burgués, en Inglaterra. En Alemania [eso] era permanente porque había dos vueltas, y en la segunda vuelta se votaba a los liberales contra la reacción, contra el partido monárquico. Es decir, lo señalo sólo [como un ejemplo], no creo que hoy día tenga que ser nuestra política, para nada. Lo único que quiero decir [es] que en la historia del marxismo ha habido acuerdos de todo tipo. Y nosotros queremos enseñarle eso a los compañeros, que tienen que aprender a hacer acuerdos electorales, acuerdos para actos, [acuerdos] para la aplicación de nuestro programa, buscar los más amplios acuerdos para los puntos [de nuestro programa]. Por ejemplo, si hoy día la defensa de Nicaragua y de la revolución centroamericana es punto esencial de la Internacional, alrededor de ese punto [tenemos que] unirnos con Dios y con el diablo. Nosotros estamos a favor de hacer cualquier tipo de comité, de unidad de acción [con] todo el que [se oponga a] los contras nicaragüenses y por la ayuda a Nicaragua.

Esto es una cuestión más bien pedagógica, porque consideramos que no vamos a avanzar si no nos abrimos. Hemos descubierto una fuerte tendencia sectaria: nosotros tenemos razón y miramos por arriba del hombro al resto del movimiento obrero y de los distintos sectores. Estamos en contra de actuar de esa manera. Opinamos que hay que actuar como actuaba Trotsky, que opinaba que los militantes stalinistas eran revolucionarios y que había que tratarlos como tales. En última instancia, tratamos de demostrarle a nuestros compañeros que hay que tener una gran confianza en la clase, y que todo miembro de la clase es un futuro candidato a ser dirigido por los trotskistas o a ser trotskista, y tenemos que tratarlo con esa perspectiva de futuro.

Y lo mismo respecto a todo el proceso revolucionario donde interviene el pueblo. Porque toda revolución es popular, salvo algunos países excepcionales donde la mayoría de la población es obrera, pero en general, y mucho más en los países del Tercer Mundo, toda revolución socialista es una revolución popular, donde intervienen todos los segmentos de la población explotada.

Carta de Nahuel Moreno a Simón

Buenos Aires, 30 de agosto de 1986

Mi querido Simón:

Aprovecho el pedido que me hiciste de que te criticara el trabajo militar para hacerte una carta más extensa en la que tocaré de pasada el tema que te interesa.

Estoy francamente asustado de que surja entre nosotros algún roce o malentendido. Y en el “nosotros” entran vos y Alberto. Tengo miedo de que la escueta carta de Carmen [Carrasco] que fue escrita sin mi conocimiento, sumada a los posibles roces provocados por la discusión sobre la situación colombiana, provoquen un cierto extrañamiento (en el sentido hegeliano). Para mí esto sería una desgracia personal, dejo de lado lo político, incalculable. Significaría ni más ni menos que un alejamiento con uno de mis más entrañables camaradas y amigos. No tengo la perspicacia de nuestro ex amigo Camilo, esa intuición a flor de piel que le permitía captar como un sismógrafo los menores estados de ánimo de sus interlocutores, pero me pareció que nuestra conversación telefónica no tuvo el grado de calidez con que acostumbramos tratarnos. Casi seguro manías de viejo, ya que me he enterado por vía médica que los viejos a medida que pasan los años nos vamos poniendo mucho más sensibles.

Por eso me pasé dos semanas haciendo todo tipo de esfuerzos por localizarte para poder hablar con vos, cuando me enteré de la carta de Carmen por ella misma. Hay que darle el mérito que tiene, porque fue ella, después de mandada la carta, la que consideró que era muy abrupta y demasiado sintética para que se la entendiera. No me extiendo más sobre este tema, porque Carmen te dará y les dará las explicaciones y las razones que tuvo para mandar esa carta.

El informe del Negro E. ratificó lo que repetidas veces nos dijo por teléfono, que la actitud de ustedes, principalmente de Alberto y tuya, era ultra fraternal hacia él y de extraordinario respeto, disciplina y fraternal actitud hacia la LIT y su dirección. Esto lo sabíamos nosotros de sobra, jamás habíamos tenido alguna duda sobre ello, pero fue reconfortante que nos lo ratificara oficialmente. En ese sentido un pequeño sector de la dirección mexicana tiene una actitud diametralmente opuesta.

Le está haciendo mucho bien a la LIT la forma seria y responsable con la que estamos encarando la discusión. Que haya discusión, en sí mismo, ya es un gran progreso para la LIT, y si ésta se lleva a cabo en un ambiente fraternal y sin el menor peligro de ruptura, estamos en el paraíso político-organizativo. Los suecos han comenzado otra discusión teórica con nosotros, que creo sale en el próximo número de la revista. Si entran los ingleses, de lo cual hay muchas posibilidades, habrá muchas más discusiones, sobre todo sobre el rol de la burguesía nacional, según corroborarán también en el próximo número de la revista.

Este salto en la LIT de que se haya comenzado una discusión generalizada sobre distintos temas y problemas, se está reflejando también en el CE [Comité Ejecutivo] y el CC [Comité Central] del MAS, principalmente en el CE. Lo contento que hubiera salido Alberto de la última reunión del CE donde discutieron en forma bien fuerte en contra mío nada menos que en tres puntos del orden de día.

Sin ser exactamente una discusión, pero como parte del mismo proceso, se le informó al Secretariado de la LIT y al CC del partido argentino que el compañero Alberto [Frank] había tenido razón en su tesis de la imposibilidad de la guerra de las galaxias encarada por Reagan durante dos o tres decenios como mínimo. Se señaló también la documentación exhaustiva que el compañero manejó en su informe. Algo parecido ocurrió con vos: se informó en los mismos organismos que a pesar de la poca documentación que aportaste, tu interpretación de la situación centroamericana y de la importancia de Nicaragua estaba más cerca de la verdad que la nuestra, según nuestros últimos exhaustivos análisis. Ya tendrán oportunidad de leer en la próxima revista cómo nosotros creemos que el centro de la revolución centroamericana vuelven a ser las masas nicaragüenses y que hay un colosal ascenso revolucionario de masas contra el sandinismo, muy parecido al que se abrió después de la derrota de Kornilov en Rusia (en este caso como consecuencia de la derrota de la Contra). Si hubiera un serio partido revolucionario con cierta influencia en el movimiento de masas, debería plantearse cómo dirige a las masas en la insurrección contra el gobierno sandinista, proceso insurreccional que ya ha comenzado y al que sólo le falta una dirección.

Te cuento todo esto por varias razones, pero por una que es decisiva: como parte del desarrollo de nuestra organización internacional ha empezado a derrumbarse la falsa y nefasta ideología de mi infalibilidad. Se ha comenzado a comprender que una cosa es experiencia y respeto y otra apoyo incondicional. Ustedes, vos, mi fraternal amigo, están haciendo mucho para lograr que esta lucha salga victoriosa. En este sentido pido humildemente un puesto de combate en primera fila en “vuestra tendencia”.

Aclaradas todas estas cuestiones, muy a la disparada, para cumplir el acuerdo de esperar tres meses antes de hacer una discusión para tener resultados tangibles que nos permitan facilitar aquélla, pasaré a Colombia.

Respecto a tu trabajo sobre la estrategia militar, te diré que lo considero confuso y contradictorio; mezcla dos líneas: guerrilla urbana con armamento científico de toda la clase obrera. Por eso considero que su punto fuerte es la teoría y el débil el aspecto práctico coyuntural. Concretamente, un pequeño partido debe tener una sola tarea decisiva y fundamental. Que las otras tareas se hagan o no, es secundario, y a veces es muy bueno no hacerlas. Un partidito como el de ustedes, de 200 o 300 militantes, tiene que resolver en qué concentra su actividad y no en cuántos objetivos plantea la realidad histórica y cómo hacemos para encararlos a todos ellos. Cuando pasen los tres meses ya me detendré más extensamente en ése y los otros documentos de ustedes.

En última instancia esta discusión militar, como todas las otras que tenemos que llevar a cabo, es subsidiaria de una discusión bien profunda que posiblemente tendremos que llevar adelante sobre la línea estratégica y los aspectos más importantes de vuestra política. Es probable que no se dé así porque vemos importantes elementos de superación en la últimas semanas, como la publicación de vuestro periódico; igual seguimos teniendo dudas grandes que en principio creemos se deben a que tenemos dos líneas antagónicas. Concretamente, todavía no hemos sido convencidos de que no capitulan a la vanguardia y a la guerrilla pequeñoburguesa.

Por eso nos pareció muy sabio de parte de ustedes y del Negro E. el postergar tres meses la discusión.

El objetivo de postergar la discusión para nosotros tiene un significado y una enunciación que, nos da la impresión, es la opuesta a la de ustedes. Para nosotros la existencia condiciona la conciencia. Por eso, todas nuestras opiniones surgen de una conciencia condicionada por los siguientes elementos existenciales: vivimos fuera de Colombia; aunque la conocemos bastante, aunque fuimos los campeones del trabajo sobre los independientes, hace ya varios años que no estamos allá, y nuestra experiencia es infinitamente menor a la de ustedes en el trabajo con ellos. De todas estas premisas marxistas de fondo nosotros estamos total y absolutamente convencidos de que como mínimo tenemos algunos graves errores tácticos o de análisis concreto y que es muy probable que estemos equivocados.

No nos da la impresión de que ustedes posterguen por tres meses partiendo de premisas metodológicas y profundamente marxistas como las nuestras. Esas premisas, para nosotros, deberían ser justo las opuestas a las nuestras: “Como vivimos en Colombia, y estamos todos los días con colaterales, amigos, relaciones de las organizaciones guerrilleras, es decir, ésa es nuestra vida, en Colombia y con esas organizaciones, estamos absolutamente seguros de que algunos sectores importantes de nuestro partido tienen una mentalidad provinciana, empírica (concreta en el peor sentido de la palabra) y pro guerrillera. Queremos pasar tres meses para descubrir cuáles son esas corrientes”.

Hay otro razonamiento que creemos implícito en ustedes, no explícito, con la mejor buena voluntad, y con una alta cuota de modestia pero no por ello menos nefasto: “Nuestro partido no sufre en su conciencia ningún impacto negativo del país donde vive ni de los lugares donde trabaja”. Es decir, han logrado el milagro, tan perseguido por los idealistas contra el marxismo, de que la existencia no condicione la conciencia.

Este hecho metodológico de suma gravedad me predispone en contra de ustedes y va contra toda la tradición de nuestra tendencia internacional. Nos hemos cansado de relatar a nivel de la tendencia internacional que cuando nosotros trabajábamos íntimamente con las 62 Organizaciones [Gremiales Peronistas] solicitamos a todo el movimiento trotskista mundial que por favor siguiera de cerca nuestras publicaciones porque inevitablemente, dada la juventud de nuestra organización y de nuestra dirección, íbamos a capitular repetidas y sistemáticas veces a las 62 Organizaciones.

Hasta ahora no hemos leído un solo documento de ustedes en donde se haga este alerta y se señalen las sistemáticas, continuas e inevitables capitulaciones al medio en el cual militan. Esto nos hace temer que estén haciendo una cuestión de prestigio, ya que para nosotros esas capitulaciones a veces son verdaderamente exageradas, lindando con palabras muy feas que no quiero utilizar para no ofenderlos. Un ejemplo de ello es vuestra actuación en la Convención de A Luchar, que nos parece de mala para abajo, si es cierto que ustedes votaron o que no hicieron un escándalo por la resolución sobre la visita del Papa. Ustedes mismos dicen en el periódico que el Papa es un enviado de Reagan. Creemos que es una caracterización equivocada: el Papa es Reagan con sotana, es mucho más que un enviado. ¿Qué opinarían ustedes de organizaciones que se reclaman del movimiento obrero y popular y que si viene Reagan a Colombia digan y hagan lo que la Coordinadora [Nacional Guerrillera] hizo?

La discusión sobre este problema, si ustedes consideran a A Luchar un frente único revolucionario y un proyecto de partido revolucionario, debió haber llevado a la ruptura alrededor de este tema, y no a una resolución centrista, edulcorada, para manetener unido lo que no debe estar unido. ¿Ustedes creen que si el PC hubiera hecho la declaración de la Coordinadora [Nacional Guerrillera] y hubiera asaltado iglesias para hacer misas ustedes hubieran firmado la misma resolución o la hubieran combatido con tanta diplomacia?

Hagan una prueba: tomen la resolución de A Luchar sobre el Papa y el final de vuestro artículo sobre el mismo tema y pongan la palabra Reagan, o Barco, o Alfonsín, o Stroessner, a ver cómo les suena a los oídos y a ver qué política ustedes creen tenían que tener frente a esa declaración.

Otra contradicción que nos resulta casi cómica es la siguiente: si no estamos mal informados, ustedes dicen que A Luchar es un frente único revolucionario, una organización política, y que una o varias de las organizaciones más fuertes de A Luchar están totalmente en contra de hacer un partido político obrero revolucionario de A Luchar. Pero el frente único revolucionario es el paso previo al partido único revolucionario. ¿Cómo puede haber un frente único revolucionario, proyecto y proceso hacia un único partido revolucionario, antesala de este último, con quienes no quieren hacerlo? Nosotros creemos categóricamente que jamás de los jamases A Luchar se transformará en un partido obrero revolucionario. Es posible que con algunas rupturas de A Luchar recorramos ese camino pero jamás con la mayoría, y tenemos dudas de las minorías.

Por eso es muy interesante la discusión que tenemos pendiente de si lo más importante es El Socialista [el periódico del PST colombiano] o A Luchar [el periódico de A Luchar]. Será para nosotros una prueba decisiva en estos tres meses.

Para que A Luchar sea una prueba en favor de vuestra política tiene que haber cumplido tres condiciones dentro de tres meses, para ser un frente obrero revolucionario o un esbozo de tal. Esas tres condiciones son:

1.         Que A Luchar se venda por parte de casi todos los militantes que se reivindican del mismo y no que se regale y después vienen las organizaciones guerrilleras y nos pagan su cuota por métodos ajenos a la venta. Estamos en contra de métodos de robo injusto para la publicación del periódico. Para que sea un organizador colectivo debe ser vendido colectivamente y comprado en forma masiva.

2.         Tienen que surgir numerosísimas organizaciones o grupos organizados comunes a todas las tendencias y organizaciones que forman A Luchar para, como mínimo, organizar la venta del órgano, tendiendo a discutir semanalmente también los problemas políticos y sindicales.

3.         Una lucha sin cuartel número a número contra la nefasta política, no sólo frente al Papa, de la Coordinadora [Nacional Guerrillera]. Nos conformaríamos acá con una polémica, pero muy amplia, en donde nuestro ataque sería implacable. A propósito, ¿por qué todavía no han iniciado una campaña feroz contra el ELN porque una de las grandes transnacionales de Colombia le ha planteado al gobierno de Betancur que quien mejor defendía sus intereses frente a los obreros, cumpliendo un magnífico rol de policía dentro de la empresa, era esta organización y que por lo tanto se negaba a que entraran la policía y el ejército a defenderla?

¿Harán una denuncia sistemática de esta incalificable traición en A Luchar? Porque lo del Papa no es casual, tiene mucho que ver con esta política de años quizás en relación a esta política con la transnacional.

Podría detenerme en la huelga general, en vuestros textos y lo que sabemos de las discusiones en vuestro Congreso, pero vuelvo a insistirte que el objetivo de esta carta no es polemizar, sino más bien explicarte por qué no quiero polemizar hasta que pasen estos tres o cuatro meses de gracia que muy posiblemente los lleven a ajustar vuestra política en un sentido próximo al nuestro, como en cierta medida ya han comenzado a hacer no sólo con la publicación del periódico.

Bueno, Simón, te envío la Lógica que me pediste y que tanto agrado me produjo cuando me la regalaste. Como siempre te doy el más fraternal de los saludos, que quiero hagas extenso al compañero Alberto.

Hugo


[1] “Manifiesto de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional”, Correo Internacional, Año II, Nº 10, julio de 1985, pág. 42. En una de sus intervenciones en ese Congreso Mundial, Moreno desarrollaba así esta definición:

Para nosotros el frente único revolucionario no es una táctica más, entre varias otras coyunturales, para construir partidos revolucionarios de masas. Para nosotros es la táctica privilegiada en esta etapa, que nosotros definimos como [revolucionaria] cada vez más aguda, más grave, y que se combina con una crisis de los aparatos contrarrevolucionarios. Vemos un ascenso revolucionario de masas cada vez más grande, con una crisis de los aparatos contrarrevolucionarios también cada vez más grande. Ante esta situación, que se combina con nuestra extrema debilidad, nosotros creemos que el frente único revolucionario es la táctica privilegiada, porque inevitablemente se darán y surgirán distintos grupos, corrientes de luchadores, que plantearán posiciones revolucionarias.

¿Qué quiero decir con “posiciones revolucionarias”? Que sus planteos contra el Estado burgués y contra toda la política burguesa serán categóricos.

Decimos que es una táctica privilegiada porque no vemos la menor posibilidad de que nuestros partidos por sí solos se desarrollen, se desarrollen, se desarrollen, y lleguen a dirigir la revolución. (...)

Algunos compañeros ven esta táctica parecida a la de la unidad de los luchadores, o nombres raros, [como] la “nueva vanguardia de masas” que buscaba Mandel (...) ¿Qué era la nueva vanguardia de masas? Era la vanguardia de 1968 que se había hecho maoísta o guevarista, es decir, que había adoptado un programa no revolucionario . (...) Era una vanguardia fuerte, de prestigio, que luchaba, pero que luchaba a nivel de sus fábricas (...); pero para una política contrarrevolucionaria de unidad con sectores de la burguesía.

Nosotros combatimos duramente esta posición del compañero Mandel, diciendo que una vanguardia es revolucionaria cuando tiene un programa revolucionario, es decir [un programa] de destrucción de la burguesía en todos sus aspectos, y no de unidad con un sector burgués. Lo que nosotros planteamos es lo opuesto de lo de Mandel. (...)

El frente único revolucionario es la unidad con todos aquellos que plantean la revolución contra el régimen capitalista. (Nahuel Moreno, Informes e intervenciones: I Congreso Mundial de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, II Congreso del Movimiento al Socialismo de la Argentina, págs. 23-24).

[2] El lector notará que Moreno suele referirse a ciertas corrientes sindicales y políticas como “organizaciones de superficie” de grupos guerrilleros o como “dirigidas” por éstos. Esto tiene que ver con el carácter interno de la discusión, y jamás hubiera empleado estos términos en un escrito público. Esto es así porque la burguesía colombiana, sus fuerzas armadas y policiales y las bandas paramilitares y parapoliciales no sólo reprimen brutalmente a la guerrilla sino que asesinan a miles de activistas sindicales y de militantes políticos. Corresponde aclarar, entonces, que los términos que emplea Moreno no implican relaciones orgánicas entre las corrientes sindicales y políticas y las organizaciones guerrilleras, sino afinidades políticas.

[3] Carta Abierta del Secretariado Internacional de la LIT-CI al partido, véase pág.|

[4] Nahuel Moreno, Informes e intervenciones..., pág. 76.

[5] Idem, págs. 78-79.

[6] “Resolución del Congreso”, Circular Internacional de abril de 1987, pág. 62.

[7] “La Corriente Internacionalista (LIT-CI)”, idem., pág. 52.

[8] Idem., págs. 56-60.

[9] [?] significa que no hemos logrado individualizar a quien habla.

[10] Markos fue el gran dirigente de la guerrilla griega. Formada en la resistencia a la invasión hitlerista durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo un curso similar a la de Tito en Yugoslavia, pero terminó derrotada militarmente por la burguesía y el imperialismo.

[11] El Bloque Socialista fue una organización centrista muy progresiva, que Moreno ganó para el trotskismo ortodoxo y luego se convirtió en el PST colombiano.

[12] El primer capítulo del Manifiesto de la LIT se titula “Una insurrección de masas conmueve al mundo”.

[13] Partido del Trabajo de Colombia: organización efímera originada en una escisión del MOIR.

[14] Partido Socialista Revolucionario: sección colombiana del Secretariado Unificado.

[15] Partido burgués de “izquierda” de la Argentina.

[16] Trade Union Congress, la central obrera británica.

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