Sadelas
(Sociedad Amigos de la Salud)
Manuel C. Martínez M.
VIDAS PARALELAS
Esta vez la tomamos por emparangonar dos vidas oficiosamente diferentes; hablamos de los OBREROS, tanto rasos como especializados, y de los PROFESIONALES, vale decir, de los TRABAJADORES TITULARES UNIVERSITARIOS, por ejemplo.
Como venimos observando, en Venezuela la diferencia sustancial entre ambos tipos de trabajadores suele limitarse al salario y al aspecto técnico involucrado: unos son zapateros, y otros, médicos cirujanos; algunos, chicheros, y otros, enfermeros.
El asunto llama a reflexión por cuanto, en principio, la vida doméstica ordinaria de los profesionales universitarios no puede parecerse en casi nada a la de un común obrero (sin ánimo de ofenderlo), ya que por ejemplo, un médico que haya intervenido quirúrgicamente (operado) a su paciente, pongamos por caso, un viernes por la tarde no puede desentenderse de aquel y dedicarse en cuerpo y alma a la ordinariedad de la vida doméstica durante el correspondiente fin de semana: hijos, divertimento, visitas a su madrecita,... y no puede hacer esto último sencillamente porque ningún trabajo de su especialidad le puede permitir practicar discontinuidades laborales como sí puede hacerlo un obrero cualquiera que, terminada su jornada del viernes se va para su botiquín (expendio de licores) favorito, p. su casa, su patio de inmundas bolas criollas, y termina olvidándose por completo del mundo laboral ya que en esa conducta suya no le va la pérdida de vida a nadie.
Pero, observamos que ese médico, e. abogado, e. docente, esa enfermara y esos egresados universitarios en Venezuela la han cogido por llevar una vida tan paralela y obreril como la del más despreocupado peón.
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198_31_12_KK4(# 833-año X y VIII_07-12-1997)