177_228_09_KK4 Manuel C. Martínez M.
Sadelas
REALES IMPRECISIONES ACADÉMICAS
Ya, desde largo plazo para acá, la Real Academia de la Lengua Española denomina *dígrafos* las combinaciones duales de algunas letras monolíteras(?); tal es el caso de las ch y ll.
Sobre esa base, luego de un desventajoso debate entre académicos de alto abolengo y crónica estabilidad institucional con sus correspondientes afines del resto de los países satélites, y quienes defendían la autonomía de las ch y la ll, la RAE terminó por reubicar ambas *bilíteras*, y el articulado del DRAE sufrió a partir de entonces una transmutación que dejó desorientados a los consuetudinarios consultores de cualquier diccionario de habla hispana.
Pero, si bien tal reforma pareciera no tener efectos trascendentales en nuestro alfabeto, más allá de su inobjetable adecuación a la Informática controlada por la lengua de Shakespeare, el simple expediente de la bigrafidad para las ch y ll ha traído una confusión por incoherencia consonántica. Explicamos: Si aceptamos la coexistencia de monodígrafos y dígrafos , entonces el acervo de los últimos iría más allá de las dos anteriores. Tendríamos, así: bl, br , cl, cr, dl, dr, fl, fr, gl, gr, jl, jr, kl, kr, pl, pr, tl, tr, vl, vr, zl, y zr, digrafías que pueden perfectamente reclamar su carácter de *dígrafos*, en plano de igualdad con los ya connotados por la Academia, y a todos los que habría que reservarles espacios independientes, dentro de cada letra que las encabeza, de la misma manera que la ch y la ll aparecen actualmente en el DRAE.
Entonces, el nuevo DRAE traería un contenido como este.: ..., bizquear, bizquera; BL (con todos sus correspondientes subartículos); boa, boalaje, etc.. Y así para el resto de semejantes *neodígrafos*.