94_23-02_KK3                                                                                                                          Manuel C. Martínez M.

SADELAS

Sociedad Amigos de la Salud

Solución para las paradojas de Zenón 2

Los griegos eleáticos concibieron al mundo físico como una unidad indivisa, inmutable y llena. Consecuencialmente, cada uno de los entes materiales, simétricamente, respondía a tales características. Las paradojas de esta escuela pertenecen a Zenón y fueron presentadas para demostrar la imposibilidad del cambio (movimiento espacial, espacial cuantitativo y cualitativo, y el cambio sustancial o mutacional).

En la entrega anterior demostramos el aserto de dichas paradojas mediante la conclusión de que si en el enunciado de esas  paradojas se supone que el móvil va perdiendo velocidad, lógicamente, este tiende a su quietud, y por ello jamás podrá mover un pie, y, por supuesto, no podría alcanzar ni a la más lerda tortuga.

En esta entrega nos proponemos corroborar lo anterior y abundar sobre el marco teórico de dichas paradojas. Efectivamente, si el mundo es único, tiene necesariamente forma esférica de periferia indeterminada. Sus partes estarían dispuestas de manera radial, y cuando un ente se propone pasar de un radio a otro, en caso de lograrlo, seguiría en el mismo punto , habida cuenta que ambos radios se hallan anejos y sitos  en el mismo foco de irradiación. 

En concreto, para que  un móvil  recorra el segmento A¯B debe  pasa por su punto medio, C, y  para llegar hasta este, tendría que previamente cubrir su respectivo punto medio, D, más corto aún,  y así sucesivamente, todo lo cual nos lleva a la conclusión de que el pretendido movimiento se hace imposible por la inamovibilidad del ente  que tiende, como dijimos, a su quietud.

Es más, en el supuesto de que matemáticamente pudiera cubrirse la primera mitad de un microsegmento, perteneciente a la primera mitad del recorrido A¯B, de valor matemático = 1x2ˉn por considerar que, dada su pequeñez, sería cubrible, tal resultado conduce también a la quietud, y terminaría dándole la razón a Zenón. Es más, si el moviente decide cubrir la segunda mitad del mismo recorrido  inicial, entonces , se derivaría en la misma conclusión anterior. Con esto último estamos descartando esas alegres y académicas soluciones de tinte matemático a un problema trascendente que va más allá de la cuestión numérica.  

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