S A D E L A S

         Sociedad Amigos de la Salud

      LOS GLÚTEOS AMPULOSOS

                                Manuel C. Martínez M.                          
     

 Aquí no se trata de la parte erótica: Se  trata   de percibir la relación  directa, aunque no necesariamente lineal, entre el volumen y prominencia de las <<asentaderas>> y el grado de civilización alcanzado generacionalmente a lo largo de la existencia de la especie humana.

 Ocurrió  que en las primeras etapas , correspondientes a la infancia de las sociedades,  las asentaderas quedaron establecidas como órganos para sentarse; de aquí su nombre, y de allí la causa de su gran contenido de tejido adiposo, muy adecuado para que las personas (de ambos sexos) de entonces se posaran y descansaran o trabajaran. Y lo realizaban a cuero limpio, en contacto  directo con la Naturaleza, vale decir que echaban glúteos a cualquier rolo 'e palo, a una piedra o al suelo para sentarse con su mullido órgano.

 Con el correr de la civilización, fue diseñado un mueble conocido con el nombre de silla, la cual, primeramente, fue uno que otro taburete, tosco y duro, pero soportable gracias a la ampulosidad glútea. Pero la civilización continuó su proceso de desarrollo, y progresó más aún, como así lo hizo en una que otras regiones del globo terráqueo, aunque lo hizo de manera desigual y  combinada.

 De resultas, hubo civilizaciones que perfeccionaron aquella silla hasta convertirla en una  que, si bien  podríamos conocer de su existencia, muy probablemente no todos la usamos  por limitaciones económicoclasistas. Me refiero a que hoy hay sillas dónde apoltronarse , artificialmente mullidísimas, las mismas que , diseñadas por las sociedades más avanzadas   o más industriosas, hicieron que progresivamente la función original de los glúteos fuera desaplicándose hasta virtualmente extinguirse, hecho este que se manifestó en una progresiva reducción de su volumen  de adiposidad y de curvilinealidad. Todo ello, mientras en otras latitudes, donde sólo hubo rezagos civilizatorios , y por razones inoportunas de detalle,  la ampulosidad de los glúteos siguió vigente y se conserva casi sin alteración alguna, a manera de continuidad biosocial que sigue siendo muy útil hoy, como ayer, para que esos glúteos se presten para sentarse en cualquier orilla de acera  o en un tosco y duro pupitre escolariego, en la tangente del tubo más cercano y hasta para hacerlo en el suelo pela'o. De manera, pues, que cuando usted vea glúteos prominentes, haga por segundos abstracción de su eroticidad, y mire en ellos sólo visos de de un primitivismo atávico en sus propietarios o portadores. De allí la relación entre la ampulosidad glútea y  su origen primitivo.

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033_20_10_KK2(26/5/87  Año V No. 149)

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