02-- 917Año XyVIII 2l/mayo/l998                                                                  Manuel C. Martínez M.

SADELAS

Sociedad Amigos de la Salud

Blas Chinas en pleno desarrollo.

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 Las ALIENANTES y CRIOLLAS PUERILES PIÑATAS

 Ud. fue uno de los primerísimos invitaditos de aquellas infantiles fiestas, y también a Ud. le tocó ser un anfitrioncito en las que le hicieron en uno que otro de sus cumpleañitos. Recordará que el encanto de dichas fiestas lo ponía la tradicional y católica PIÑATA, aquella que, luego de hacerse con pesadas ollas de arcilla -causantes de algunos casos de niños contusionados con los guijarros que aterrizaban en la cabezas de los bailadores-, fueron hechas de cartón, a partir de las cuales los variados tipos de piñatas comenzaron a ser moldeados zoomorfa y antropológicamente, y representativos de los animalitos más INDUCIDAMENTE queridos: ratoncitos, perritos, pollitos; pajaritos, muñecas y muñequitos.

Pues bien, con esas prácticas, promovidas y dirigidas por los papás y mamás, de lo más entusiastas, se ha venido prefabricando,. de la manera más irresponsable e inconsciente, una conducta sui géneris de adultos predispuestos o chapados para el maltrato de animales y de personas, ya que no se esperaría otra respuesta de unos adultos a quienes, como niños, se les enseñó a caerle a palos a sus coloridas piñatas.

 Verdaderamente espeluznante resulta, p. ejem.: Una hermosa figura de rubia niña vestida antañonamente, que es realmente guindada por su cuello y sometida a torturantes templones de subida y bajada; es furiosamente apaleada repetidas veces por todos los niños invitados, y finalmente destripada con profuso derrame de sus acarameladas vísceras, mismas que salpican a los propios victimarios y protagonistas de tan macabro espectáculo (sólo para adultos).

 Por supuesto, que esos niños son instantáneamente inocentes, pero en su adultez, muy probablemente se verán impulsados a responder con los estereotipos subliminalmente incubados, como ese de la muerte por apaleamiento aplicado a los muñecos usados en esas alienantes y pueriles fiestas venezolanas. Si a esto se suma ( hoy, dentro de la V república venezolana) el empleo de piñatas alusivas a la cabeza de determinados personajes de la vida pública, la subliminalidad morbosa estaría traduciéndose en futuros sicarios para la Política Contemporánea por venir.

         

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