| Sede Otras columnas 030609 Carpe Diem La infamia del IGSS Luis Figueroa [email protected] Es perturbador y decepcionante que cuando se les consultó acerca del futuro del IGSS, ninguno de 9 candidatos presidenciales tomó en consideración la opción de devolverles la propiedad de sus ahorros a las personas que contribuyen al Seguro Social. En el mejor de los casos hubo alusiones a que “el problema es cuando el gobierno mete sus narices”, o que “hay que reestructurarlo todo”; pero a ninguno se le ocurrió “tomar el toro por los cuernos” y restituirles, a los afiliados, el derecho de controlar sus propios fondos, los que deberían estar protegidos para cuando más se necesiten. A pocos parecen indignarles las colas de afiliados ancianos y enfermos que hacen fila durante 2 horas, para recibir pensiones miserables. El seguro social cumple una función clave, que es la de generar recursos para cuando las personas no pueden generarlos por sí mismas, ya sea por vejez, invalidez, o muerte. Sin embargo, los políticos han hecho del IGSS una piñata, aún antes de que se descubrieran los infames desfalcos que han cometido los funcionarios del FRG. Desde sus primeros años, allá por el segundo gobierno de “la revolución”, al IGSS le fue quitada su autonomía, el gobierno ha incumplido con sus cuotas patronales, los fondos han sido mal invertidos o utilizados con fines políticos, los que deberían ser recursos sagrados para los más necesitados, van y vienen al antojo de grupos de interés, políticos y funcionarios inescrupulosos. De poco ha servido que se elevara la edad de retiro de 60 a 65 años, ni que hayan subido las cuotas, o que se haya ampliado la base imponible; lo más seguro es que el IGSS colapse dentro de unos años. A fuerza de saqueos, y debido a que es un “cuchubal”, el chorro de salida terminará siendo más grande que el chorro de entrada, y el fracaso total es cuestión de tiempo. A pesar de los millones de quetzales que manejan personajes como Wholers y Sandoval. Allá por 1998 la administración del Seguro Social, el CACIF y la Unión Guatemalteca de Trabajadores firmaron un notable acuerdo. En él reconocían que la legislación que regula el Instituto no le permite cumplir con su importante misión y que es necesario desarrollar un nuevo modelo. Es una lástima que a partir de tan importantes consideraciones no se hubiera continuado en la dirección a la que apuntaba el acuerdo. Si entonces se hubiera procedido a devolverles a los afiliados la propiedad de sus ahorros, y si se hubiera eliminado el monopolio del IGSS, no peligraría el futuro de miles de afiliados. Lo importante es garantizar ¡hasta en la medida de lo imposible!, que el Seguro Social cumpla con sus propósitos humanitarios. Que a la hora de un accidente, de que falte el cónyuge, o cuando uno ya no pueda trabajar, se cuente con ahorros suficientes para llevar una vida tranquila y digna. Cuando la necesidad llegue, de nada servirán las consignas ideológicas en defensa del monopolio del IGSS; y de nada servirá el desprecio por personajes como Portillo, Ríos Montt, Wholers, Sandoval y Herrera. En esos momentos lo que el afiliado querrá es que los ahorros de toda su vida estén ahí, a su disposición. Como una advertencia importante, no hay que caer en la trampa simplista de creer que el problema del Seguro Social se arreglará poniéndolo en manos de funcionarios honestos, o sólo concediéndole “autonomía”. Porque a la larga, los funcionarios probos pueden ser sustituidos por mafiosos, y las autonomías como las del banco central, el IGSS y las municipalidades, aquellos mafiosos saben por dónde pasárselas. En cambio, si se elimina el monopolio del IGSS y se les devuelve a las personas la propiedad de sus ahorros, el sistema provisional no sólo podrá cumplir mucho mejor con su valioso cometido social, sino que puede contribuir sustancialmente a la recuperación económica que tanto necesitamos los guatemaltecos. Porque, parafraseando a José Piñera, arquitecto de la reforma provisional en Chile, yo confío más en el criterio de una ama de casa sensata, que en el de cualquier “experto” de la OIT. Un artículo anterior relacionado con el tema. Haga click aquí. Sede |