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HISTORIA

Los restos fósiles del lugar sugieren que el hombre primitivo se estableció en Ayacucho hace más de 20.000 años. Quizá los Pocras constituyeron la nación más importante que existió en Huamanga desde tiempos antiguos. La cultura Wari se desarrolló en la provincia de Huanta, hasta que fueron asimilados por la expansión de los Incario. Wiracocha conquistó la región, encontrando una oposición obstinada por parte de los Pocras que fueron degollados en un rincón del asiento Pocora por lo que luego se le llamó toponímicamente Ayahuarcuna. Fue tal la mortandad que causaron los combates entre los Incas y los naturales que estos hechos dieron lugar al nombre quechua de Ayacucho, que literalmente significa "Rincón de Muertos" y que actualmente por simbolismo se quiere dar a conocer que en realidad siginificaría "Morada del Alma". Los españoles encontraron pueblos muy organizados y laboriosos, difíciles de vencer. Por orden de Pizarro se fundó la ciudad de Ayacucho en 1539. En 1677 se fundó la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. En esta ciudad nació María Parado de Bellido, quien fue fusilada por luchar contra el sistema virreinal. Fue con la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) que se consolidó la Independencia del Perú y de América. Uno de los ayacuchanos más célebres es el mariscal Andrés Avelino Cáceres. Ayacucho Colonial La región ayacuchana ingresa a los anales de la conquista con motivo de la rebelión de Manco Inca, iniciada en el Cusco en 1536, que se extendió hasta dar lugar al sitio de Lima en septiembre de ese año. Según Juan José Vega (1992), el caudillo insurgente Quizu Yupanqui logró llegar hasta la Plaza de Armas de Lima, donde fue ultimado de un pistoletazo en medio del combate cuerpo a cuerpo. Forzados a retroceder ante la llegada de Alonso de Alvarado y 150 españoles, apoyados por cientos de guerreros chachapoyas y huaylas, los partidarios de Manco Inca se refugiaron en la sierra central. En noviembre de 1536, Alvarado fue enviado al frente de una expedición encargada de perseguir y ultimar a los rebeldes. En enero de 1537, fue vencido un importante foco de resistencia en Andahuaylas, cuyos sobrevivientes se dirigieron hacia tierras huancavelicanas y ayacuchanas. El informe rendido por Alvarado a Pizarro mencionó la necesiad de establecer un puesto de vigilancia o acaso una villa en esa última zona, con el fin de asegurar la comunicación por la ruta de la sierra entre Cajamarca y el Cusco. El rebelde Méndez y la monja alférez Al arribar al Perú el primer virrey Blasco Núñez de Vela (1544), desconoció su autoridad Gonzalo Pizarro, quien alzó en armas a numerosos encomenderos temerosos de perder sus privilegios ante las nuevas ordenanzas reales. Un fugitivo almagrista, Diego Méndez, logró reunir en Huamanga una gavilla de aventureros conjurada para actuar como quintacolumna contra Gonzalo Pizarro y así obtener el perdón del representante del rey. Al no lograr su propósito, creyó posible ganar indulgencias participando del asesinato de Manco Inca, quien lo consideraba su aliado. San Juan de la Frontera de Huamanga fue escenario del primer y único caso de ajusticiamiento de un corregidos. García de Solís Portocarrero fue degollado en la plaza mayor de la villa el 14 de septiembre de 1601, hallado culpable de crímenes diversos y dolo. En 1623, el primer obispo ayacuchano, fray Agustín de Carvajal, atendió en Huamanga la confesión de un soldado pendenciero que temía morir por su numerosas heridas. Era el alférez Alonso Díaz Ramírez de Guzmán, individuo alto y fornido, diestro con las armas, que obtuvo su rango en la guerra de Arauco, en Chile, en 1619. El alférez confesó ser una mujer, Catalina de Erauzo (nacida en San Sebastián, Guipúzcoa, en 1592), monja fugitiva que deseaba dejar el oficio viril y volver a la vida conventual. El obispo Carvajal le impuso sus bendiciones y gestionó su traslado a Lima y luego a España. Volvió en 1630 a América, como religiosa. Murió en 1650 en Guitlaxtla, Puebla, en México. La sorprendente historia de la monja alférez adquirió en el siglo XVII ribetes de leyenda, atribuyéndosele portentosas hazañas de espadachín, incluyendo haber vencido y muerto a su propio hermano en un duelo.




SANDIDANAY HUARCAYA CARRILLO

IBEROTEC